𝔼𝕝 𝕙𝕠𝕥𝕖𝕝
Caí al agua al momento de volver del trance en el que estaba, sin poder reaccionar claro, por lo que terminé completamente empapadx, Joel se lanzó para ayudarme pero estaba bien, nada grave, revisamos que fuera seguro para la niña.
- Despejado Ellie, -dijo Joel enfundado su revólver.- Ya puedes bajar.
- Wow... -exclamó la castaña viendo todo a su alrededor,- este lugar debió ser lujoso, ¿alguna vez estuviste en un sitio así? -le preguntó a mi pareja.- digo, antes que todo se fuera a la mierda.
- Nah, demasiado lujo para mi especie... -respondió mientras iba a la parte de atrás.
- ¿y tú Tn? -preguntó mientras íbamos a un mostrador.
- Nop, -respondí saqueando uno de los muebles de la oficina tras el mostrador.- por lo general odiaba dormir en lugares que no eran mi casa... -guardaba las cosas en mi mochila cuando escuché hablar a la pequeña.
- Sí, quiero la mejor habitación... -fingió una voz mayor, la vi con una sonrisa.- oh, claro el botones puede tomar mi equipaje...
- ¿Que hacen? -preguntó Joel llegando, Ellie estaba apoyada sobre el que alguna vez fue el escritorio de recepción.
Me acerqué a mi pequeña y me puse una gorra de botones que estaba en el suelo, algo mohosa pero era para seguirle el juego.
- Claro, señorita, -hablé tomando sh mochila con total delicadeza.- ¿desea la suite o la habitación presidencial?
- La que sea más costosa... -respondió con una última sonrisa fingida antes que estalláramos en risas, Joel simplemente negaba con una diminuta sonrisa.
En cuanto logramos avanzar al siguiente piso pudimos encontrar a los demás saqueadores de la ciudad, nos deshicimos de todos con sigilo, no tuvimos mayor inconveniente hasta que llegamos a un elevador, o mejor dicho a la parte superior del elevador.
- ¿En serio pasaremos por ahí? -preguntó Ellie asustada mientras Joel y yo bajábamos.
- Tranquila, aguantará lo suficiente. -aseguré mientras pasaba al otro lago del ducto.
La pequeña bajó y siguió mis pasos junto a mi moreno, al abrir la puerta del otro lado, él me ayudó a subir para luego impulsar a la castaña, una vez arriba la cabina empezó a sacudirse. Intenté tomar la mano de Joel pero no pude alcanzarlo.
- ¡JOEL! -grité al verlo caer varios pisos y estrellarse en el agua- ¿Joel...?
Realmente consideré saltar al agua por no verlo pero pronto volvió a la superficie para respirar.
- ¿Están bien? -preguntó mientras buscaba una forma de subir.
- ¡No! -se quejó la menor- ¡nos diste un susto de muerte!
- ¿Necesitas que baje contigo? -pregunté mientras me quitaba la mochila.
- ¡NO! -gritó mi pareja desde abajo- quédate con Ellie, yo lxs alcanzaré.
Sin más se fue, la castaña y yo nos dimos unos segundos para descansar, luego de recobrar el aliento me puse de pie para buscar una máquina expendedora que habíamos visto antes, resulta que algunos dulces empacados dentro de ella aún eran comestibles.
- Eh... -disparé a la chapa de la máquina mientras la pequeña me veía extrañada- ¿Qué carajo haces?
- Ayúdame, que los chocolates que te comes no los trae el Ratón Pérez, -me quejé tirar de la puerta oxidada, escuché un bufido para luego sentir como me ayudaba a abrir la máquina- ¡Maldición, esto si es suerte!
Entre los oxidados resortes de la máquina habían galletas en mal estado, gomitas cuyo empaque estaba roto, pero había una sola hilera de caramelos intactos, regaliz rojo.
- ¿Qué es eso? -preguntó curiosa al verme tomarlos todos, abrí mi mochila para acomodarlos, también le extendí un par de paquetes a ella.
- Regaliz de cereza, -imitó mi acción de guardarlos en la mochila para luego abrir una bolsa- no te los acabes todos, esto es difícil de encontrar.
A la distancia escuchamos como había una pelea, seguramente Joel estaba involucrado, al acercarnos pudimos ver como lo mantenía bajo el agua, intentando ahogarlo, quise moverme pero estaba congeladx.
Ellie disparó.
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