Especial Halloween.
Nota: Extrañaba a estos personajes, así que... ¡Acá tienen! Espero que lo disfruten tanto como yo escribirlos.
AVISO: Lo que pasa en este especial son momentos mucho más antes del final. Primero cuando tienen 14 años y después cuando Quinn tiene 16 y Liam tiene 17, que sería por la mitad de The New Heartbreaker.
Narra Aggie.
Edad: 14
—Esto es ridículo —bufa Tyler apoyado en el marco de la puerta. Está esperándome para que vayamos a la fiesta de Riley. Todos los años hace una fiesta por Halloween—. Te ves bien, Monroe. Eres la Tinkerbell más creíble del universo. Por un momento, pensé en pedirte un autógrafo porque pensé que eras la de la película.
Volteo en su dirección y entrecierro mis ojos. Si las miradas pudieran matar, Tyler Aiken y su tonto disfraz de pirata estarían seis metros bajo el suelo.
—Solo... —empiezo volviendo a mirarme en el reflejo del espejo. ¿Falta algo más? Tengo el vestido del mismo tono que Tinkerbell, mismo corte, mismo escote en forma de corazón que muestra un poco de lo que "creció" en el verano. ¿Honestamente? Si no comienzan a crecer más rápido, voy a contactar al cirujano de mamá. Mi cabello está atado en un moño perfecto. Mi cabello rubio ayuda a que sea más creíble. Incluso tengo brillos por el cuerpo y los zapatos verdes con el pompón blanco.
Sin embargo, estoy nerviosa. Quiero lucir perfecta.
—Ya sabes que no hablo chica cursi con fluidez, pero... ¿Estás... Bien? —me pregunta como si las palabras tuvieran ácido.
Amo a mis amigos, pero con catorce años, son unos imbéciles el 90 por ciento del tiempo.
—Sí, Tyler —bufo—. Estoy bien.
Entrecierra sus ojos.
—Nick me dijo que una chica le dijo que cuando dicen que están bien, no lo están —resalta. Mi corazón inmediatamente empieza a latir con fuerzas.
Me siento un poco ridícula querer lucir perfecta para esta fiesta porque quiero impresionar a Nick.
—¿Qué chica? —pregunto sin poder evitarlo.
Tyler empieza a reírse.
—Caíste directo en la trampa. No existe ninguna chica. Mi hermana Ali me lo dijo —bufa y sacude su cabeza. Observo la ridícula espada de plástico que tiene enganchado en su cinturón. Para mi es ridículo, pero para el resto de las chicas de Everdeen, es atractivo. Son como moscas en la comida cuando se trata de Tyler. Ni hablar cuando es sobre Liam.
—No caí en ninguna trampa —respondo tal vez demasiado rápido.
Decido que no me falta nada más porque las acusaciones de Tyler me están empezando a poner nerviosa. Desconecto mi celular de su cargador.
—Monroe, no tienes que preocuparte. Podrías aparecer con una bolsa de basura puesta y Nick te va a perseguir como siempre —dice.
—No le gusto de esa manera —espeto mientras caminamos por el pasillo. Estamos en mi casa. Los chicos están esperando abajo, en el auto del chofer de los Aikens. Tyler subió a buscarme porque aparentemente, estaba demorando demasiado.
Empieza a reírse.
—¿Qué no le gustas? Dios. Que chiste —empieza negando con la cabeza—. Nick está hasta el cuello y un poco más. Estoy seguro de que si le pides que salte de un puente, te va a preguntar qué tan alto tiene que saltar.
Pongo mis ojos en blanco, pero no puedo evitar el cosquilleo familiar en mi estómago cada vez que se trata de Nick.
Siempre fuimos amigos. Todavía recuerdo el día que nos conocimos cuando tenía seis. Estaba en una cena de beneficencia. Acababa de llegar a la ciudad, no conocía a nadie y nunca me gustó que mamá me haga poner un vestido feo y grande, ni hablar de hacerme pasar horas y horas sentada en el mismo lugar como si fuera una muñeca.
Fue cuando tres chicos con la mayor energía del mundo pasaron corriendo por mi lado. No sé por qué, pero me tomó solo un segundo pararme y correr detrás de ellos. Primero estaba Liam, con su cabello oscuro, ojos del mismo tono. No voy a mentir, al principio me daba miedo. Lucía como uno de esos niños que probablemente, tirarían de mi cabello y me harían pasarla mal en la escuela que empezaba el lunes. Estaba equivocada, fue todo lo contrario. Él alejaba a los chicos que querían intentar eso conmigo. Luego estaba Tyler, con sus brillantes ojos verdes. Recuerdo que tenía un montón de Push Pops en el bolsillo de su traje. Me dio uno color rosa porque dijo que era del mismo color que mi vestido.
Y por último, Nick, el niño que más me llamó la atención con sus increíbles ojos azules. Nunca había visto ojos tan llamativos. Mi ingenua cabeza de seis años, se preguntó si esos ojos escondían el cielo detrás de ellos. Fue el primero que me sonrío y se acercó a preguntarme si quería jugar con ellos. Todavía me acuerdo cuando me tomó la mano y Tyler empezó a hacer ruidos de arcadas mientras Liam se burlaba de que las niñas tienen piojos y que Nick se iba a contagiar.
Después jugamos fútbol y les gané.
El resto es historia.
—No te preocupes, Monroe. Tengo un buen presentimiento sobre esta noche. Presentimiento que involucra a ti y a Nicholas —responde mientras estamos en el ascensor. Sus dedos tamborilean el costado de su espada.
Abro mis ojos como platos cuando leo entre líneas.
—¿A qué te refieres? —le pregunto.
Tyler ladea su cabeza en mi dirección.
—Nick nos dijo que esta noche va a... ¿Cómo decirlo suavemente? Oh. Ya sé. Lo vi en una película hace unos días. Va a declararse.
—¿Qué? —pregunto casi sin aliento.
—Spoiler, tú vas a decirle que también sientes lo mismo, van a besarse y felices para siempre —continúa alzándose de hombros. Las puertas metálicas se abren.
—¿Qué? No, no, no —empiezo con nerviosismo. Sigo a Tyler antes de que el ascensor vuelva a cerrarse.
—¿Por qué no? —inquiere.
—Yo... —empiezo y me quedo callada.
Si le digo esto, Tyler va a molestarme durante el resto de mi vida.
—¿Tú qué?
Necesito hablarlo con Riley. Y... Luego recuerdo que seguro está ocupada finalizando los detalles de su fiesta. No va a responder el teléfono.
—Nunca besé a nadie —respondo finalmente.
Espero la risa de Tyler, pero no llega.
—¿Y Jackson? ¿Esa vez que los retaron a besarse el año pasado?
¿De verdad esa es su pregunta?
—Por Dios, Aiken. No besaría a Jackson ni si me ofrecieron la nueva colección de Marc Jacobs.
—¿Marc... Quién? —frunce el ceño pero rápidamente sacude su cabeza—. No importa —se detiene antes de que podamos salir. Se gira para enfrentarme y se quita el parche negro de su ojo, entonces sé que es serio—. ¿Por qué no besaste a Jackson?
—Porque iugh —contesto.
Pone sus ojos en blanco.
—¿Por qué no besaste a alguien en general?
Porque estúpidamente esperaba a que Nick me besara primero. Sigo esperando.
Sin embargo, le doy otra respuesta.
—No lo sé —respondo—. No quise darle mi primer beso a cualquier persona. Como hiciste tú.
—Disculpa, Miss Perfección. No todos estamos esperando al jodido príncipe azul —contesta sarcásticamente—. Pero de verdad, Aggie. No importa. Nick va a estar tirando fuegos artificiales cuando se entere de esto. Piensa que besaste a Jackson. Varias veces.
Abro mis ojos como platos.
—¿Por qué piensa eso?
—Porque se encerraron en ese closet. Y porque Jackson le cuenta a cualquier persona con oídos que te besó.
Imbécil.
—¿Crees... Crees que deba decirle?
—Nah, eso solo vuelve las cosas incómodas. Si después de besar a Nick le dices que Jackson besa mejor, te doy 500 dólares.
—No voy a hacer eso —espeto y lo empujo por los hombros. Tyler se ríe.
—Está bien, está bien. ¿Quieres mi consejo?
—No, pero estoy segura de que voy a escucharlo de todas formas.
Estira más su sonrisa. Le encanta que lo conozca tan bien. Según él, lo hace "sentir especial".
—No lo pienses demasiado, deja que fluya. Y otra cosa, trata de no usar tanta lengua. Eres una persona, no un perro. Es asqueroso.
Suspiro y asiento.
Cuando salimos hacia donde el auto nos espera, Liam y Nick están afuera charlando. Interrumpen su conversación cuando nos ven llegar.
Trato de que mi mandíbula no caiga al suelo al ver que Nick está disfrazado de Peter Pan. ¿Cómo sabía...? Mantuve en secreto mi disfraz para que las chicas de mi clase no me copien. Dios sabe que ellas van a copiar absolutamente todo lo que haga.
—Cierra la boca, Ackerman. Van a entrar moscas —Tyler palmea el hombro de Nick cuando pasa.
Mi mirada rápidamente se dirige a Liam para disimular. Está vestido completamente de negro, y tiene dos líneas de sangre falsa goteando de los costados de sus labios. Sonríe y me enseña sus colmillos de vampiro. Es el disfraz más improvisado de la historia, pero nadie puede quejarse realmente. Liam perdió a su madre y hermana hace unos cuantos meses. Básicamente está cuidando solo de Olive, su hermana menor.
Es sorprendente que haya decidido venir esta noche.
Me guiña un ojo como si supiera algo que yo no antes de meterse al auto con Tyler.
Trago saliva, volviendo a Nick.
—Te ves preciosa —responde. Mis mejillas se calientan y estoy segura de que con el rubor que me puse, lucen como dos tomates gigantes.
—¿Cómo...? —empiezo señalando su disfraz.
—Tengo mis formas —contesta extendiendo una mano. La tomo sin dudar y trato de que mis piernas no tiemblen cuando hace que de una vuelta para enseñar mi disfraz en el que estuve trabajando por una semana.
Me molesta que cada vez que se trata de Nick, me convierto en esta persona nerviosa e incómoda y puedo sentir el corazón intentando salirse de mi pecho.
La ventanilla del auto se baja. Tyler nos mira aburrido con su único ojo.
—Rápido, rápido. No queremos que el carruaje se convierta en calabaza —empieza.
Nick se ríe y me sorprende cuando tira de su mano y me acerca lo suficiente para besar mi mejilla. Mi cara debe ser interesante, porque Tyler me ve y empieza a reírse.
—Liam, saca una foto. La cara de Aggie es épica —habla.
A su lado, Liam gruñe sobre dejarnos en paz y hace que Tyler vuelva a meter la cabeza dentro del auto y cierra la ventanilla.
Estoy lista para morir enamorada cuando Nick me abre la puerta para que entre.
***
Un poco más de veinte minutos, el auto se detiene en frente de la casa de Riley. Es una mansión enorme, mucho de lo que ya estamos acostumbrados. El exterior está decorado sobre la temática de Halloween. Sonrío al ver que me hizo caso sobre poner esqueletos en las ventanas.
Nos bajamos. No somos los primeros en llegar, dado a que me demoré un poco más de la cuenta cuando los chicos fueron a buscarme.
Entramos y pongo el código en la puerta para evitar tocar. Riley y yo somos mejores amigas.
—¿Esas son las gemelas Weston? —pregunta Tyler con la boca abierta cuando entramos, su vista claramente puesta en las gemelas Weston o como a mi me gusta llamarlas, Garrapata Uno y Garrapata Dos.
Estudian en un internado lejos de Miami, por suerte, pero deben estar de visita por el fin de semana. Ambas lucen muy bien con sus disfraces de ángeles que apenas le cubren el cuerpo. Estoy segura que no son las únicas con disfraces de ángeles, pero son las únicas que llaman la atención.
Por un segundo mi disfraz de Tinkerbell me hace sentir tonta y ridícula porque no tengo medias red o estoy enseñando más piel.
Las gemelas voltean sus cabezas en nuestra dirección. Es un tanto asqueroso como le sonríen a Liam y a Tyler, pero por supuestos, ellos están viviendo por la atención.
—Liam, vamos a saludar —anuncia Tyler y arrastra a Liam con él.
Nick se queda a mi lado.
—Liam me preocupa —hablo cuando están saludando a las gemelas con besos en la mejilla que duran más de lo que deberían. Por poco pongo mis ojos en blanco.
—A mi también —confiesa—. Está pasando por mucho, hay que tener paciencia. Perdió a la mitad de su familia en una sola noche, y por más que haya sido hace meses, no lo hace menos doloroso.
Respiro hondo.
—¿Nuestro Liam se fue, verdad? —pregunto observando cómo le sonríe a una de las gemelas. Parece una sonrisa genuina pero lo conozco demasiado. La supuesta felicidad no llega a sus ojos. Sus ojos cuentan otra historia. Están cansados, están derrotados.
—¿La versión que conocíamos antes del accidente? Sí. Pero este es nuestro Liam también y tenemos que estar para él —habla. Asiento con mi cabeza.
Cuando nos enteramos de la muerte de Blair y Cait, nos golpeó fuerte a todos. Ninguno lo esperaba, ninguno sabía cómo reaccionar, ni qué pensar. Solo sabíamos que estábamos jugando Monopoly una noche en casa de Nick y de repente, recibimos una llamada del tío de Tyler diciendo que un auto nos pasaría a buscar porque Liam nos necesitaba.
Tyler nos dijo a todos sobre el accidente. Hasta entonces, sabíamos que Blair murió en el impacto pero Cait consiguió llegar al hospital con vida y está en cirugía.
Durante el camino al hospital, recuerdo haber llorado como nunca en el hombro de Nick. Todos llorábamos. Mi cabeza solo repetía sin fin momentos en los que Blair se comportó como una hermana mayor para mi. Me enseñó a trenzar mi pelo y a ponerme labial. Incluso me prestó su uniforme de porristas de cuando estaba en Everdeen y me enseñó lo básico. Recuerdo haberle dicho cuanto quería entrar al equipo. Poco de lo que ella sabía, era porque quería impresionarla.
Y luego Cait, que siempre nos recibía con una sonrisa en su cara y sabía preparar mi pastel favorito de chocolate con glaseado de limón. Todavía recuerdo como si fuera ayer las veces que se puso a mi lado porque los chicos decidían que sus juegos eran "de chicos" y yo no podía estar. Cait fruncía el ceño, miraba a Liam con sus ojos entrecerrados y dos segundos después, Liam estaba bufando y tironeando de mi mano para que vaya a jugar con ellos.
Siempre fue un bebé de mamá.
Hasta que dejó de serlo.
Sacudo ligeramente mi cabeza, queriendo ahuyentar esos pensamientos por esta noche. Liam y Olive van a estar bien y nosotros estamos para asegurarnos de eso.
—¡Al fin! —exclama Riley. No me di cuenta que estaba acercándose. Observo su disfraz con una sonrisa. Está inspirado en los años 20. Su vestido negro llega hasta la mitad de sus muslos y tiene algunos flecos que bailan en el aire cada vez que gira, tiene medias de red negras y zapatos del mismo color. Incluso tiene una peluca y una cinta alrededor de su cabeza que tiene una pluma. Por supuesto, no falta la bufanda de plumas negras sobre sus brazos y el cigarrillo largo.
—Te ves increíble —casi chillo cuando nos abrazamos.
—Tú también. Me encanta —dice observando mi disfraz con una sonrisa y luego me guiña un ojo—. Veo que trajiste a Peter Pan.
Me río, pero no puedo evitar que mis mejillas se pongan rojas.
Nick saluda a Riley.
—Gracias por el dato —le dice él.
Abro mi boca pretendiendo estar ofendida cuando en realidad estoy por las nubes. Riley es la única que sabía sobre mi disfraz, es obvio que ella le dijo.
Seguimos a Riley por la gente hasta el patio trasero donde hay más de nuestros amigos. Stefan se para al vernos, en un disfraz de Superman. Nos unimos a ellos que están en un círculo cerca de la piscina.
Nick apenas me está mirando y me pone nerviosa. ¿Y si ya se arrepintió?
Me siento junto a Riley. Me pasa un vaso rojo. Lo huelo primero antes de beberlo y detecto el ligero olor a vodka. Arqueo una ceja antes de beber un poco. Arrugo mi nariz. Es jugo mezclado con vodka. No soy fan. Definitivamente.
No planeo que esta noche sea la primera vez que me emborrache así que le devuelvo el vaso a Riley.
Paseo mi mirada no muy discretamente a Nick. Está charlando con Stefan a unos metros. La conversación que tuve con Tyler no se va de mi cabeza. ¿Nick va a besarme? ¿Y por qué quiero que pase?
Miro a Riley.
—Levántate, tenemos que hablar —siseo agarrando su brazo. Riley frunce el ceño pero me sigue de todas maneras.
Su patio es enorme. Esquivo el jacuzzi y me detengo debajo de la enredadera de flores que Anne, la madre de Riley tanto cuida. Me siento sobre una de las bancas.
—¿Qué pasa? ¿Es sobre Nick? —me pregunta sentándose—. ¿Por qué tienes esa cara? Vinieron en un disfraz de parejas, Monroe. Si eso no es oficializar una relación, no sé qué es.
—¡No estamos oficializando una relación! —exclamo—. Tiene que haber una jodida relación para empezar.
Riley bufa.
—¿Siguen con esto de "nos gustamos, todo el mundo se da cuenta pero nosotros no" ? —me pregunta en un tono divertido.
Abro mis ojos como platos.
—¿Todo el mundo se da cuenta? —musito, mirando a Nick y lo bien que luce en su disfraz de Peter Pan. Dios. ¿Cómo me puede gustar alguien tanto? Siento mi corazón latir aceleradamente con tan solo pensar en ello.
—Por supuesto —responde poniendo sus ojos en blanco—. Es tan obvio. Como se miran y se ponen nerviosos cuando están juntos. Es ridículamente tierno.
—Tyler me dijo que Nick va a besarme esta noche —respondo y trago saliva.
—¿De verdad? —pregunta casi en un chillido y tengo que golpear su hombro para que no grite tan alto y llame la atención de toda la fiesta. Asiento—. ¡Al fin!
Comienza a buscar algo en el bolsillo de su vestido que no sabía que existía. Saca una caja diminuta de lo que parecen ser pastillas de mentas. Frunzo el ceño. Pone la caja en mi mano.
—Por precaución —dice.
—Esto va a ser un desastre. ¿Y si no le gusta como beso? —le pregunto, sintiendo el nudo en mi estómago.
Riley bufa.
—Es un chico. Por supuesto que va a gustarle —responde—. Además, es Nick. No es un desconocido.
—Y eso lo vuelve peor. ¡Es Nick! —por poco chillo.
—Estás pensándolo demasiado —me dice jugueteando con su cigarrillo largo como si fuera una varita—. Se gustan hace siglos. Imagina todo lo que puede pasar después del beso.
—No estás ayudando —espeto.
Riley se ríe.
—Hablaba sobre su relación. El beso va a marcar un antes y un después. Y eso es bueno. Porque se gustan y es lo que tú quieres —me dice, a lo que asiento, por fin escuchando algo de lógica en sus palabras—. Ahora, vamos a ir a bailar.
—¿Por qué?
—Porque no vas a estar cerca de él, mirándolo como si fueras un perrito perdido. Eres Agustine Monroe, no otra chica en el club de fans de Nick —me recuerda a lo que vuelvo asentir decidida.
Las dos nos levantamos y entrelazamos nuestros brazos para entrar a la casa a bailar. No le doy ni una mirada a Nick pero sé que tengo sus ojos en mi espalda, siguiendo todos mis movimientos. Sonrío.
***
Lo que se siente como horas más tarde, Riley y yo decidimos dejar de reinar en la pista de baile (porque honestamente, eso es lo que hicimos). Tan solo llevamos unos meses en Everdeen pero es evidente quienes dominan sobre quien. Nuestro grupo va por buen camino.
—Necesito beber algo —le digo a Riley mientras nos movemos por su casa. Es casi gracioso como no tenemos que pedir permiso para pasar entre la gente, ellos se mueven solos.
Riley voltea a mirarme con sus cejas alzadas.
Pongo mis ojos en blanco.
—Me refería a beber agua —respondo riéndome.
Cuando llegamos a la cocina, me sorprende encontrar a Liam de espaldas. Una de las gemelas rubias, —no puedo saber quien— está apoyada contra la mesada y Liam está casi encima de ella encerrándola con sus manos en los costados del cuerpo de Garrapata Uno o Dos. No lo sé, pero iré con la Uno. No están besándose, pero están asquerosamente cerca. Liam es más alto por lo que tiene que inclinarse hacia ella, sus narices tocándose mientras se susurran cosas.
Entrecierro mis ojos.
—Dios, cada día se pone más atractivo —murmura Riley a mi lado.
Pretendo no escucharla. No soy tonta, sé que Riley tiene algo por Liam, solo que nunca presioné sobre el tema. Simplemente le dejé en claro que Liam está fuera de límites. No necesita más drama y problemas con todo lo que está pasando en su vida y Riley solo significa drama y problemas. Liam no puede manejar los sentimientos de Riley, no ahora.
Me acerco a ellos.
—¡¿Qué estás haciendo?! —sisea Riley horrorizada. No la estoy escuchando. Tengo que deshacerme de una plaga.
Carraspeo y ambos voltean a verme. Liam no luce sorprendido de verme, a diferencia de la gemela Weston que abre sus ojos como platos. Aunque le doy puntos porque intenta disimularlo rápidamente.
—¡Aggie! —exclama con una sonrisa falsa como si fuéramos amigas de toda la vida. Se acerca a mí con sus brazos abiertos. Rápidamente doy un paso hacia atrás, dándole a entender que no pretendo abrazarla—. Siento que pasaron años. Te ves... Adorable en tu disfraz.
Su mirada me juzga de pies a cabeza. En otra ocasión, me hubiera hecho sentir menos por tener un disfraz que no muestra tanta piel y no se siente como si mi pecho fuera a estallar por el escote.
—Tu también te ves adorable —le respondo sonriendo sarcásticamente—. Ahora, piérdete.
Alza sus cejas como si acabara de golpearla en el rostro.
—Aggie... —empieza Liam. Muevo mi cabeza hacia él y lo miro con ojos desafiantes. Sé que es un golpe bajo manipularlo porque entre la plaga y yo, siempre voy a ganar yo. No lo hago porque quiero arruinar su diversión, pero porque esta chica es malas noticias. Liam es uno de mis mejores amigos y se merece mas.
—Estoy esperando —le digo a la gemela. Ella suelta un resoplido exasperado y mira a Liam en busca de ayuda. No, cariño, no vas a encontrarla.
—Liam dile algo —pide.
Él suspira y yo sonrío porque sé que gane.
—Lo siento, Mads. Tengo que hablar con Aggie ahora —le dice finalmente. "Mads" abre su boca indignada. Sin embargo, Liam es rápido. Con una mano rodeando su cintura, se inclina hacia abajo para besar su mejilla y ella se vuelve sopa en sus brazos. Él la suelta y ella se aleja de nosotros a regañadientes.
—¡Adiós, Mads! —grito sobre mi hombro.
Giro para ver si Riley sigue conmigo. No encuentro nadie a mi lado. Raro. ¿En qué momento se habrá ido?
Estamos solos en la cocina. Camino hacia el refrigerador y saco la primera botella de agua que veo. La destapo y bebo un sorbo.
—¿Qué mierda fue eso, Agustine? —me pregunta Liam.
Ah, sí. Estaba esperando esta reacción. Desde el accidente, Liam tiene dos modos: No me importa nada y estoy enojado, voy a destrozarte. No hay punto medio.
Suerte para mi, me acostumbré rápido.
—Estaba salvándote, dah —respondo en un tono obvio. Pienso en apoyarme a su lado en la mesada pero decido que no. Mads estuvo ahí. Iugh.
—Créeme, no necesitaba una salvación —me dice en un tono de voz sugestivo.
Arrugo mi nariz.
—Liam, no quiero detalles. Qué asco —contesto.
—Aggie, entraste y por poco te faltaba que hagas pis sobre mi —repone sin mucho humor—. Me parece que te mereces tener detalles.
—De nuevo, qué asco.
Liam suspira. Se cruza de brazos. Noto que la sangre falsa está un poco corrida de lugar, dándome a saber que realmente no previne mucho con Garrapata Uno. Incluso su cabello oscuro está desordenado, muy diferente a cómo estaba cuando llegamos.
—¿Qué pasa? ¿Necesitas hablar de algo? —me pregunta.
Niego con la cabeza.
—Solo quería que Mads se vaya. No es buena para ti. Esa chica es... Problemas que no quieres tener —le explico, dejando mi botella a la mitad sobre la mesa—. Estoy protegiéndote.
Eso parece suavizar un poco.
Liam detesta sentir que la gente está mirándolo con pena porque es el chico que perdió a la mitad de su familia en una noche. Así que construye paredes de concreto a su alrededor. Pero por alguna razón, sabe que mis acciones no son basadas porque me siento mal por él, sino porque lo quiero y no me gusta verlo mal.
—No tienes que protegerme, Aggs—dice.
Frunzo el ceño. Si no estoy yo para hacerlo, ¿quién más lo hará?
—Sí, tengo que —espeto con obviedad. Liam sonríe. Lo observo como si quisiera fotografía el momento. Siento que Liam no sonríe hace una eternidad. Por poco olvidaba los hoyuelos que se forman a los costados de su rostro.
Y como si fuera poco, se ríe.
Parpadeo con sorprendida. Sin embargo, actúo casual.
—¿Qué es tan gracioso? —interrogo.
—Que quieras protegerme —responde a lo que estiro mi mano y lo golpeo en el hombro—. No lo digo porque es ridículo, Aggs, cálmate. Lo digo porque literalmente tienes el tamaño de un llavero y que estés vestida de Tinkerbell no ayuda tu caso.
Ruedo mis ojos.
—La próxima me disfrazo de ninja —contesto.
Liam sigue sonriendo. Abre sus brazos y da un paso hacia adelante para envolverme en sus brazos. Apoya su cabeza sobre la mía. No me gusta que haya parpadeado un verano y de repente, Nick, Tyler y Liam hayan cambiado desde su altura hasta sus voces. Yo sigo igual.
—Gracias, Aggie —dice en voz baja. Su tono es sincero. Me pregunto si es solo gracias por alejar a la plaga o por todo. Le devuelvo el abrazo—. Entiendo que quieras protegerme y no voy a ponerme en tu camino, pero no tienes que protegerme de Mads. No es como si fuera a dejarla entrar a mi vida, solo necesitaba una diversión para sobrevivir esta fiesta.
Resoplo.
—Está bien —contesto a regañadientes. Sigue sin gustarme la idea de que Mads esté cerca de Liam, pero ya qué. Confío en Liam.
—Sé que no fui exactamente fácil este último tiempo, pero estoy agradecido de que estés en mi vida, Monroe —me dice y tengo que hacer un esfuerzo inhumano para no llorar—. Y sé que extrañas ese pastel que te hacía mi mamá, así que, ¿qué te parece si aprendo a hacerlo y hacemos una tarde de películas mañana?
—¿Aprenderás a hacerlo? —le pregunto asombrada.
—¿Por qué no? —contesta—. Dejó un libro con sus recetas, estoy seguro de que está ahí.
—Eso sería... Sí. ¿Puedo ayudarte a hacerlo?
Liam se ríe.
—¿Pensabas que no voy a necesitar ayuda? Aggie, no sé ni siquiera como prender un horno.
Suelto una carcajada y lo abrazo con más fuerzas. Liam Hamilton es el mejor amigo que una chica puede pedir.
—Está bien —le digo, emocionada por la idea.
—Aggie, no te gires pero Romeo me está mirando como si quisiera matarme —habla en voz baja. Mi corazón da un salto. Sé a quién se refiere. Intento girar pero Liam me aprieta con más fuerzas—. Déjalo. Que le sirva como incentivo. Está dando vueltas desde hace demasiado tiempo.
Amén.
—Deberías haberlo visto recorriendo todas las tiendas de Miami buscando ese disfraz de Peter Pan. Todos tenían el disfraz pero para niños —me dice. Suelto una risa nerviosa—. ¿Quieres que haga lo mismo que me hiciste y espante a Romeo?
Me alejo de él rápidamente y abro mis ojos como platos. Niego con la cabeza.
—¡No! —siseo. Lo último que quiero es que Nick se aleje—. No hagas eso.
Liam me mira divertido.
—De verdad lo quieres, ¿huh?
—Sí —respondo y finalmente volteo. Nick está intentando actuar casualmente en la puerta de la cocina. Sus manos juguetean con su celular pero estoy segura de que no está haciendo nada en la pantalla.
—Tu Romeo te espera, Monroe —me dice—. Que no lo arruine porque no me gustaría tener que golpear a mi amigo pero lo tendré que hacer.
No respondo. Sé que no es ningún chiste y que también es una de las razones por las que Nick y yo no tomamos el paso de la amistad a una relación antes. Ninguno de los dos lo dice pero es el miedo de que involucrarnos así pueda llegar a arruinar nuestra amistad y nuestro grupo.
Liam se va de la cocina. Palmea el hombro de Nick al pasar.
Me quedo quieta en mi lugar. Nick rompe la distancia y se acerca a mi.
—Hola —digo, cayendo en la realidad de que estamos solos por primera vez en la noche.
—¿Te gusta Liam? —interroga sin rodeos.
Si mi mandíbula pudiera tocar el suelo, ahí estaría ahora.
—¿Qué? —musito.
—Si te gusta Liam. ¿Es por eso que me ignoras? —pregunta. Sacudo mi cabeza. Esto debe ser una broma—. Aggie, dime si estoy perdiendo mi tiempo.
—No me gusta Liam, imbécil —espeto.
—¿No? Porque parece. De hecho, pasas más tiempo con Tyler y con él que conmigo. Pensé que estábamos... Bien —habla.
—No paso más tiempo con ellos.
Nick bufa. Se quita el gorro que viene con el disfraz y pasa una mano por su cabello castaño.
—¿No? —inquiere sarcástico—. Siempre estas con ellos y cuando entro yo o quiero hablarte, te callas y parece como si quisieras que me vaya.
—¡Porque me pones nerviosa! —digo sin darme cuenta de que prácticamente estoy gritando. Me tapo la boca con mis manos. No puedo creer que dije eso—. Olvídalo.
Intento irme pero Nick me detiene al encerrar su mano en mi muñeca.
—No vas a escaparte ahora, Monroe —declara—. Y no pienso olvidar eso que me dijiste. Ahora explícame.
El calor sube a mis mejillas.
—¿De verdad tengo que explicarlo? —le pregunto, prefiriendo estar en un pozo. Nick asiente. Bufo—. ¿Es tan difícil de ver? Me gustas, Nick. Creo que me gustas desde que somos niños y últimamente, cada vez que te veo no sé ni siquiera como actuar. Me conviertes en esta persona nerviosa e incómoda y no puedo controlarlo. ¿Y tienes el nervio de preguntarme si me gusta Li—
No me da tiempo de terminar cuando siento sus labios sobre los míos. Al principio me cuesta entender lo que está pasando, pero cuando finalmente puedo reaccionar, Nick ya puso sus manos en mi cintura. Cualquier sentimiento de nervios se evapora. Solo existe Nick y supera mi imaginación.
—También me gustas, Monroe —pega su frente con la mía.
***
Narra Liam.
Edad: 17
—¿Viste a Quinn? —le pregunto a Nick. Se gira a verme. En vez de responderme como una persona normal, Nick decide estirar mi tortura. Bebe un trago largo de su cerveza. Me cruzo de brazos, perdiendo la poca paciencia con la que vine.
—¿Por qué quieres encontrarla? —me pregunta.
Porque ya puedo sentir mis manos temblar. No la veo desde ayer cuando la dejé en el departamento de su hermano. La hubiera visto antes si no fuera porque estuve siguiendo una pista sobre el caso de Olive que terminó en un callejón sin salida.
Sabía que Quinn estaría en esta fiesta, ella me lo dijo. También me dijo que ya quiere que vea su disfraz. No quiso darme pistas sobre lo que es y estoy curioso.
—No seas insoportable —bufo robándole la cerveza de la mano y bebiendo. Nick se ríe.
—No engañan a nadie con esto de "mejores amigos", Hamilton —me dice.
Soy consciente de que no somos... "Amigos" normales. Mejor dicho, somos de esos amigos que de vez en cuando se besan. También sé que no estamos engañando a mucha gente, menos a Nick que me está observando desde el primer día que conocí a Quinn hace unos cuantos meses.
Pero eso somos. Mejores amigos.
Ahora mismo, ser más no está en mis planes y no estoy seguro de que quiero más.
—Está arriba, Romeo —se burla con el nombre que yo le puse. Sabía que eso iba a volver de una o otra manera. Le devuelvo la cerveza ya vacía y voy a buscar a Quinn.
Al ser la casa de playa de Nick, no hay muchos lugares en los que pueda estar. Esquivo a las personas merodeando por los pasillos y voy directo a la habitación de invitados en la que siempre se queda cada vez que decidimos pasar la noche aquí.
Apoyo mi oreja contra la puerta. Escucho las risas de Quinn y de Aggie, sé que estoy en la puerta correcta. Toco dos veces antes de entrar. No creo que hayan escuchado, la música abajo está tan fuerte que apenas me escucho pensar.
Adentro, Aggie está tirada sobre la cama riendo, claramente demasiado borracha y Quinn no luce como si hubiera bebido tanto como Aggie, así que ella está cuidándola.
—Oh —dice Aggie mirándome. No hay mucha luz pero puedo ver su disfraz de Caperucita Roja. Ahora entiendo porque Nick se puso esos colmillos y las ridículas orejas de lobo—. Hola, Liam —se ríe.
Me cruzo de brazos y apoyo mi cuerpo contra el marco.
—Nick está buscándote —le digo a mi mejor amiga. Ella se incorpora sobre sus codos.
—¿De verdad? —me pregunta.
—Sí —respondo—. Deberías apurarte. Creo que vi otra Caperucita acercándose a tu lobo.
Eso hace que se pare de un salto. Tan solo hay mezclar que Nick está con otra chica —lo cual nunca es cierto, Nicholas tiene ojos solamente para Aggie—, y otra chica usando su mismo disfraz. Tampoco es cierto, todas las chicas de Everdeen saben mejor que aparecer en esta fiesta usando el mismo disfraz que Agustine Monroe.
—Sobre mi cadáver —espeta como si hubiera recuperado su sobriedad. Rápidamente, pasa por mi lado y se dirige hacia abajo, dejándome por fin a solas con Quinn.
Entro a la habitación, cerrando la puerta tras mi. Subo la mirada para ver por fin el disfraz de Quinn. La luces del patio entrando por la ventana es suficiente para distinguirlo.
No puede ser.
Parpadeo intentando no lucir como un estúpido. Mis labios se curvan en una sonrisa al ver que Quinn se disfrazó de gatita. Recorro su cuerpo de pies a cabeza, empezando por sus tacones rosados pastel, sus medias red que recorren toda su pierna haciéndola lucir más alta. Tiene un vestido blanco corto que se pega a su cuerpo como si fuera una segunda piel. La pintura negra en su rostro simulando una nariz y bigotes me tienen sonriendo de la ternura. Incluso se puso las orejas.
—¿Qué tal? —pregunta y da una vuelta para que pueda verla mejor.
Me muerdo el labio y le pongo seguro a la puerta, causando que Quinn se ría.
—¿Y tu disfraz? —inquiere con el ceño fruncido.
Este año como todos, no tuve tiempo de conseguir un disfraz. Para pasar más desapercibido, me vestí completamente de negro.
—¿De verdad pensabas que iba a disfrazarme? —le pregunto. Corto la distancia entre nosotros, luciendo como un desesperado que no puede pasar más de un segundo lejos.
Sí, Liam, son "mejores amigos".
—Tienes razón. No podemos permitir que seas divertido por una vez en tu vida —bufa ella.
Me río.
Extrañamente, Quinn Meyer es una de las pocas personas que puede hacerme sonreír genuinamente. No creo que se de cuenta el poder que tiene sobre mí. Es peligroso y sin embargo, muy adictivo.
Sin poder mantener mis manos lejos, las pongo sobre sus caderas. Tampoco sabe que acaba de volver una de mis fantasías reales.
—Entonces... ¿Esta es tu manera de decirme que te gusta el nombre que te puse? —le pregunto. Quinn hace su mejor esfuerzo para ocultarlo pero puedo ver sus ojos cargados de deseo. Me gusta ser yo quien causa eso. Me gusta que seamos tan explosivos juntos. Es como si ya supiera que vamos a explotar y todo va a terminar mal pero no puedo detenerme.
—Nop, sigo sin acostumbrarme —responde. Pone sus manos sobre mis hombros. Ella tampoco puede estar lejos de mí por mucho tiempo.
—Mhmhm —murmuro. Ama que le diga gatita.
Mis labios están rozando los suyos, pero todavía no la beso. Desde que nos besamos por primera vez hace un tiempo en mi casa, no soy capaz de dejar de besarla. Con el tiempo hicimos cosas, pero no todo. No siento que estamos ahí todavía. Es extraño que por primera vez quiera que sea el tiempo correcto con una chica.
—¿Vas a dejar de ser molesto y besarme? —me pregunta.
Sonrío.
—A tus ordenes, Gatita —contesto y le pego a mi cuerpo hasta que sus labios se unen con los míos. El beso empieza frenético y desesperado, representando todo lo que somos. Nuestras lenguas se encuentran. Camino hasta que su espalda se pega contra la primera pared que encuentro. Quinn gime y se ahoga en mi boca, causando solamente que aumente la intensidad del beso porque Dios, por esta chica pierdo mi cabeza.
Deslizo mis manos por su cuerpo hasta llegar a la parte de atrás de sus muslos y la levanto, haciendo que sus piernas automáticamente se enrollen en mi cuerpo. Dejo besos por su mandíbula hasta llegar a su cuello. La música de la fiesta ahoga a la perfección sus gemidos.
Sus manos tironean mi cabello. Nunca me gustó que me hicieran eso hasta que Quinn lo empezó hacer.
Giro, haciendo que Quinn se sorprenda con un chillido y se aferre a mi cuerpo por miedo a caerse. El chiste es que nunca la dejaría caer. Camino hasta la cama. Los dos caemos y Quinn empieza a reírse de que haya perdido el equilibrio.
La callo con un beso, porque sí, eso fue un poco vergonzoso.
Me separo apenas porque quiero empezar a quitarle ese disfraz. Sin embargo, apenas lo hago, Quinn me mira durante unos segundos y empieza a reírse. Pero no es una risita. Son carcajadas incontrolables.
Frunzo el ceño. Atrapo sus muñecas y las pongo a los costados de su cabeza.
—¿Qué pasa?
—Tienes... —empieza y no continua porque se ríe—. Tienes pintura negra en todo el rostro.
Parpadeo dos veces y bajo la mirada a su nariz y boca. Su pintura negra está corrida. Apenas me había dado cuenta. Suelto una de sus manos y paso mi pulgar por mi mejilla. Tal como Quinn dijo, veo que mi dedo tiene rastros de pintura negra.
Quinn sigue riendo como si fuera el mejor chiste del mundo. Su risa es contagiosa, así que en segundos también estoy riendo. Solo con Quinn puedo pasar de querer quitarnos la ropa con los dientes a reírnos de esta manera.
Mierda, creo que me estoy enamorando.
Espero no terminar con el corazón roto.
Nota:
Hola! Tanto tiempo! Es bueno volver aunque sea para un especial.
Espero que les haya gustado. Siempre quise narrar sobre la vida del grupo de amigos antes de Quinn y que mejor que mostrarles como empezó la relación de Aggie y Nick. Hizo bien acordarme de lo que era tener 14 y gustar de alguien AJJAJAJ qué tiempos tan simple. AHHH y la amistad de Liam y Aggie? GOALS. ahí ven donde empieza la tradición del pastel
Y cuando narra Liam, de heeecho, me inspiré porque me mandaron mensajes en Instagram cuando anuncié el especial diciendo "ojalá sea de cuando Liam y Quinn eran mejores amigos". Y acá esta. Eso pasa unos dos meses antes de navidad en Nueva York. Y termina con "espero no terminar con el corazón roto" JAJAJAJj bueno, igual sí al final de TNH.
Sin más que decirless, me voy:) no se olviden de leer La Conquista que se está poniendo intensa la cosa. Por escribir ESE capítulo casi me olvido que tenía que subir hoy el especial.
No se olviden de seguirme en mis redes sociales para noticias y ese tipo de cosas:)
love,
Cande.
pd: espero poder traerles más especiales en algún futuro:)
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