Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

8. La fiesta de graduación.


Fury se pasea por mis piernas. Su suave pelaje me pide a gritos que lo acaricie. Ahora que pasamos más tiempo juntos, entiendo las señales. En este caso quiere que le preste atención. Así que eso hago, palmeo mi cama dos veces y Fury se sube de un salto. En estos últimos meses creció una barbaridad, ya no es para nada el cachorrito enfermo y débil que traje a casa hace un tiempo. Nadie me advirtió que los Golden Retriever crecían tan rápido, pero acá estamos.

Paso mis manos por sus orejas y echo un suspiro al aire.

Fury busca más atención e intenta pasar su lengua por mi rostro pero me aparto a tiempo con una risa. Generalmente me presto para todos sus juegos pero hoy me siento particularmente extraña.

Esta noche es mi fiesta de graduación y Liam no me ha dicho si podrá asistir. Le dije sobre la fiesta hace mucho tiempo, e incluso le compré su invitación. Le recordé la semana pasada cuando estaba de visita con Fury en su casa y ayer le envié un mensaje porque no lo vi. Su respuesta fue... fría: "Te confirmo más tarde". ¿Confirmar más tarde? Me gustaría avisarle que más tarde ya ha pasado. Y que yo tendría que estar preparándome para esta noche, porque al fin me gradúo, no echada en mi cama pensando en Liam.

Entiendo que la vida no le esté jugando las mejores cartas últimamente, pero desde ese encuentro con Malcolm y posterior a eso, nuestro encuentro en su oficina, las cosas han estado raras. Liam no me ha querido contar lo que ha pasado, cosa que respeto porque cada uno necesita su tiempo para poder hablar pero ya ha pasado un mes y ha comenzado a afectar nuestra relación. Siento que no es lo mismo de antes, que hemos cambiado tanto que se siente... diferente.

Una lágrima se desliza por mi mejilla cuando menos me lo espero. Amo a Liam como nunca quise a nadie en mi vida. Ni siquiera quise a Zack un cuarto de lo que quiero a Liam. Me parecía ridículo y difícil de admitir al principio. ¿Cómo puede un chico alterarte tanto? ¿Cambiarte la forma de verlo todo? Hemos pasado por tanto... Me merezco mi final feliz, nos merecemos algo bueno.

Los golpes a mi puerta me sobresaltan. Rápidamente me limpio las lágrimas y me acomodo sobre la cama.

—Pase —digo en voz alta. Aclaro mi garganta al notar que ha salido rara, como si estuviese rota.

La puerta se abre lentamente y Zack aparece tras ella. Arqueo mis cejas. Zack nunca viene a mi habitación, apenas nos hablamos últimamente.

—¿Pasa algo?

—¿Te escuche llorar? —inquiere recargándose sobre la pared al lado de la puerta. Sus intensos ojos azules escudriñan mi rostro buscando alguna prueba.

Oh, por poco había olvidado que es mi patrulla anti tristeza personal.

—No, oíste mal —respondo. Me bajo de la cama y me dirijo a mi closet sin decir una palabra, me pone incómoda que se me quede viendo tanto tiempo.

—Ajá —murmura y me sigue. Perfecto.

Mi closet es una habitación aparte, por lo que tengo espacio de sobra para caminar. Y desgraciadamente, para que Zack camine como mi sombra.

—¿Liam te pasará a buscar para la fiesta? —inquiere echándole un vistazo a toda la habitación. Debe ser la primera vez que está aquí. Seguro le resulta raro que todo esto haya sido comprado con el dinero de su padre... Que antes era mi suegro y ahora es mi padrastro. Son cambios que los dos seguimos asimilando.

Ignoro la pregunta para no llorar otra vez. Saco de uno de los armarios el vestido que compré para hoy. Sigo sin creer que le haya puesto esfuerzo a elegirlo, pero lo hice. Con ayuda de mamá y todo que se sentó horas y horas a verme modelar vestidos y elegir el indicado. Las ventajas de no tener amigas y de que Key odie las compras.

—¿Ese es tu vestido? —me pregunta cuando lo dejo sobre la mesa que hay en el centro. Asiento. Bajo el cierre de la funda que lo envuelve y dentro se rebela el destello de los brillos. Es color champaña, largo hasta mis talones, con escote en V y lleno de brillitos que lo hacen resplandecer. Mi plan fue bastante meticuloso y me tomó varias tardes de bronceado para que el contraste de mi piel y el vestido fuese perfecto.

—¿Comerás antes de irte? Estoy por ordenar una pizza —dice mientras vuelvo a cerrar el cierre de la funda.

—Zack, ¿qué es lo que realmente haces aquí? —le pregunto con muy poco humor. Apoyo las palmas de mis manos sobre la mesa y clavo mis ojos en los suyos. Se pasa una mano por su cabello oscuro y niega rendido.

—Como Natalie está de viaje, pensé que... Necesitarías ayuda. En algo. No lo sé.

Me doy cuenta de que se ahorra el comentario "y por que no tienes amigas". Lo aprecio.

Sonrío sin poder evitarlo y una pequeña risa se escapa de mis labios.

—Gracias, pero creo que lo tengo controlado. Y sí, una pizza antes de irme estaría bien —contesto.

Zack me devuelve la sonrisa de hermano mayor que anda portando hace ya un tiempo y asiente.

—Te llamo cuando esté —es lo último que dice antes de voltear e irse.

Quizás me vaya al infierno por pensar esto pero con Rick y Nate lejos, tener a Zack jugando este extraño rol de hermano mayor es aliviador y me gusta, me hace sentir un poco más segura en toda esta locura.





Decido empezar los preparativos para esta noche porque después de todo, es hora y necesito distraerme. Aunque, antes de entrar a bañarme, le envío un mensaje a Liam preguntándole si irá está noche. Ni siquiera hace falta que me pase a buscar, ni que me traiga un ramo de flores y un bouquette costoso. Solo quiero tenerlo a mi lado. Está tonta fiesta de graduación es importante para mi y sería un detalle lindo que estuviese ahí... Un detalle, ¿qué demonios digo? Lo sería todo.

Me desvisto y como siempre, miro directamente a mi cicatriz a un costado de mi estómago en el reflejo del espejo. Siempre hago lo mismo, es como si fuese un imán. Y es tonto, porque ya han pasado meses. Debería haberme despabilado de lo que pasó. Lo estoy haciendo, solo que esa cicatriz horrible que mide casi cinco centímetros me acompañará para toda la vida. La primera vez que la vi detenidamente, semanas después de haber despertado cuando el vendaje ya no era necesario, me eché a llorar. Estaba con Liam, en este mismo baño. Todavía no comprendo el por qué de mis lágrimas, solo que lo sentí necesario para desahogarme. Fue entonces cuando Liam se puso de cuclillas en el suelo y dejo un beso sobre mi cicatriz. El tacto me estremeció por completo y me sentí como si mi vida encajara después de un largo tiempo. Ese acto tonto pero cargado de intenciones fue lo que me hizo sentir viva después de haber estado dormida por tanto tiempo.

Mientras me ducho estoy constantemente echándole un ojo a la pantalla de mi celular a través de la mampara de cristal. Espero a que la pantalla se ilumine y sea un mensaje de Liam, pero no sucede. Aun así, lo primero que hago luego de envolverme en una toalla es revisar mi celular. Nada. Esto parece un chiste.

Aún así, pongo música alta porque nadie me va a arruinar este día. Ni siquiera Liam. Una canción de Ariana Grande suena por los parlantes y yo me siento en mi tocador para maquillarme.

Demoro una hora en peinarme, secarme el pelo, alisarlo y maquillarme. Estoy utilizando sombras sutiles y suaves para que el vestido sea lo que más resalte. Dejo mi cabello suelto. A pesar de no tener todo un equipo de maquillaje y peinado como sé seguramente esta teniendo Emily Murph, logró arreglármelas sola.

De repente la pantalla de mi celular se ilumina y al mismo tiempo lo hacen mis ojos de la emoción pero pronto descubro que el mensaje es de Zack, avisándome que la pizza ya ha llegado. Bufo. Con la bata puesta, salgo de mi habitación, recorro el pasillo y bajo las escaleras, con mi celular en mano, por supuesto. Tengo que estar atenta.

Antes de entrar a la cocina, donde seguramente está Zack, me freno y decido terminar con esto de una vez por todas y llamarlo. Presiono su numero y espero paciente a que me atiende. Se toma su tiempo, pero después de cuatro tonos, me atiende.

—¿Hola? —inquiere.

—Eh, hola —saludo y aclaro mi garganta. ¿Por qué me siento tan nerviosa de la misma nada? —. ¿Cómo estás?

—Bien, bien. Perdón por no haber leído tus mensajes... Pasó algo en casa y...

—No te preocupes. Sabes que lo entiendo —respondo interrumpiendo su silencio de duda. Aunque realmente, no lo entiendo. Ya no. Me gustaría entenderlo y que me cuente lo que le está pasando pero no tiene caso. Noto en nuestro silencio que Liam lo entiende también.

—Quinn... Sobre la fiesta, no creas que me he olvidado —dice. Y mi corazón da un vuelco enorme y tengo ganas de saltar de la felicidad. Sin embargo, me callo—. Solo que... No creo poder ir.

Retiro lo dicho, mi corazón acaba de partirse. No digo nada, por lo que Liam continúa.

—Intenté, de verdad pero la cosa está jodida con Malcolm. Tendré que quedarme en casa esta noche. Lo siento tanto, gatita. De verdad quería ir. Sé que esto es importante para ti e intentaré recompensartelo, te lo prometo.

Ahora me siento como una tonta porque los ojos comienzan a picarme y tengo ganas de echarme a llorar como una niña pequeña.

—Liam, ¿seguro de que puedes manejarlo solo? ¿quieres... quieres que vaya? —inquiero y pestañeo varias veces para luchar contra las lágrimas.

—No, Quinn. No podría hacerte eso. Es tu graduación, tu fiesta, tu noche. No tienes por qué pasarla conmigo... Puedo solo, todo va a estar bien por aquí o eso espero —lo oigo suspirar. Noto lo cansado que esta, así que me ahorro la escenita.

—Está bien. Eh... Cualquier cosa, me avisas.

—Lo sé. Disfruta esta noche Quinn, diviértete mucho. Yo recuerdo la mía, fue uno de los mejores momentos que viví con mis amigos. Haz lo mismo, verás que todo va salirte genial. Y envíame fotos, estoy seguro de que irás preciosa porque siempre estás deslumbrante.

Su palabrerio me aburre. Lo aprecio, y quiero entenderlo pero la parte más egoísta de mi quiere mandar a Liam al jodido demonio. ¿Qué me divierta mucho? ¿Qué mierda habla? Si sabe que no tengo amigos en Everdeen porque todos siempre me han mirado y me miran como si fuese el bicho raro del circo. Es fácil decirlo cuando en tu fiesta de graduación estabas a la par de Nick, Tyler y Aggie, y todos te consideraban como el rey.

—Adiós, Liam —murmuro y corto la llamada.

Tomo una profunda bocada de aire y me quito las lágrimas antes de que empiecen a arruinarme el maquillaje. Acorto el trecho que me separa de la cocina y entro.

—Espero que no te moleste mi invitado —suelta Zack y me sorprendo al ver a Jason. Él también se sorprende al verme maquillada y en una bata de seda.

Carraspeo. No lo veo hace lo que se me hacen siglos.

—Eh, no —murmuro.

Veo las cajas de pizza a un costado y me siento al lado de Zack en la mesa. Saco una porción.

—Así que, fiesta de graduación —murmura Zack con la boca llena. Pongo una mueca—. Me gustaría recordar la mía, pero no puedo. Estaba demasiado borracho. ¿Tú te acuerdas algo? —le dirige una mirada a Jason.

Conocí a Zack mucho después de que se graduara de la secundaria y nunca antes habíamos hablado sobre esto.

—Eh, poco. Me acuerdo que la pasé muy bien y que terminamos todos en el lago de los Campbell.

—Ah, sí. Eso sí. Fue divertido.

Creo que me echaré a llorar ahora.

—Aunque lo más divertido fue sin dudas decidir ir sin pareja. El sexo es divertido y todo pero esa noche fue mejor pasarla entre amigos, ¿no?

Zack asiente dándole la razón totalmente. Yo solo pienso en que podría llorar en cualquier momento y en que la pizza está buena.

—Quinn va con Liam, pff. No lo digo solo porque me cae mal, pero va a joderte la noche.

—No te preocupes —murmuro entre dientes—. No me joderá la noche porque no irá.

Zack tose, al parecer se atragantó con un pedazo de pizza. Alza sus cejas asombrado. Me preparo internamente para el interrogatorio.

—¿No irás con Liam? ¿Por qué?

—Me ha cancelado.

Jason pone una mueca como si acabase de haber metido la pata. Sí, ahora doy pena.

—Irás igual, ¿no es así? —me pregunta. Asiento. No planeaba perderme esto. Lo más probable es que este ahí un par de horas y luego vuelva a casa a ver una película.

Me levanto a buscar una lata de Coca Cola. Los chicos están bebiendo una Corona, así que no les pregunto si quieren algo. En el trayecto que hay desde el refrigerador hacia la mesa, noto que han hecho algo porque intercambian una última mirada cómplice antes de que me siente.

—Quinn, ¿y si vamos contigo? —pregunta Jason.

Me deja descolocada y tengo que toser. Zack tose también como si no hubiese esperado que Jason suelte eso.

—Por favor. Es estúpido. No quiero que ustedes la pasen mal por mi. Es viernes a la noche, ¿no deberían estar haciendo algo más? —inquiero.

—No, la verdad es que no —responde Jason y se alza ligeramente de hombros. Sus ojos color miel tienen un cierto brillo, como si de verdad estuviese emocionado—. Hablo por mi, y me gustaría acompañarte a esa fiesta. Para que la pases bien. Todo el mundo debería tener la noche de sus vidas en su fiesta de graduación.

Me muerdo la lengua y lo debato mentalmente.

—Zack, ¿tú irás? —interrogo mientras en mi cabeza peso los pros y las contras.

—Si eso es lo que quieres, entonces sí —contesta.

Ir con Zack y Jason al baile o ir sola... No es que ir con ellos sea el fin del mundo, pero Jason ya ha dejado sus sentimientos algo así como aclarados por mi. Ha pasado tiempo, un mes. Quizás ya no sienta lo mismo, pero no quiero confundirlo. Zack haría un buen tercio, por más horrible que suene.

Asiento. Entonces una sonrisa se traza en el rostro de Jason.





***


Cuando llegamos al salón gigantesco que tiene Everdeen destinado para este tipo de cosas, el sol ya se está poniendo. Somos unos de los últimos en llegar, al juzgar por las pocas personas afuera. Zack y Jason demoraron en vestirse. Más que nada, porque debían encontrar un traje que le quede bien a Jason porque por más que tengan cuerpos parecidos, Jason tiene mucha más masa muscular debido al fútbol y Zack es unos cuantos centímetros más alto. Además, vestir de etiqueta es obligatorio. Así es como he terminado con Zack usando un traje color azul oscuro y una corbata rosa, y Jason uno completamente negro.

Entramos y entiendo en ese mismo instante todo el dinero que maneja Everdeen y sus estudiantes. El lugar es gigantesco, el techo alto y la decoración tan elegante y sutil que me sorprende. De la fiesta de graduación no se encarga el consejo estudiantil, sino que las mismas autoridades porque más que una fiesta para los alumnos, es para que los padres vean a donde va a caer su dinero. Es por eso que esta fiesta también está plagada de padres. Lo divertido se viene después, en la fiesta en casa de Emily Murph.

—Me olvidé de enviarle una foto a papá —mascullo apenas entramos. Estando en el hall de entrada, no vemos a nadie. Es el lugar perfecto.

—Venga, deja que la tome yo —se ofrece Jason. Asiento y le entrego mi celular. Me siento incómoda, porque antes de apuntar me recorre de pies a cabeza como si no pudiese creer lo que esta viendo. Y me esta viendo a mi. Aclaro mi garganta y Jason se pone a sacarme las fotos. Sonrío en todas, porque no quiero que papá empiece a preguntarme y molestarme con "¿dónde está esa bonita sonrisa que tienes?".

Segundos después, Zack salta de su lugar y posa conmigo.

—Ahora te saco con Jason —dice él. Intento no lucir sorprendida y sigo sonriendo como si me siguieran sacando fotos. Jason también se encuentra extrañado, pero le pasa el celular a Zack y posa conmigo. A diferencia de mi hermanastro, se acerca a mi y pasa una mano por mi cintura. Un escalofrío me recorre el cuerpo y me ahogo las ganas de toser. Sonrío al igual que él, sin poder creerme que su cercanía me ponga un poco nerviosa.

Zack me devuelve el teléfono y hace un ademan para que entremos. Eso hacemos. La música de fondo me gusta, es casi inaudible pero le da un aspecto divertido a la fiesta. Intento buscar con la mirada a Key, nos pusimos en las mesas juntos. Junto a Emily y un par más que son amigos.

Key me ve primero y agita su mano en el aire. Camino hacia él con Jason y Zack pisándome los talones. Nos tocó una mesa a un costado, al lado de un gigantesco ventanal desde el cual podemos ver el campus.

Frunce el ceño cuando le echa una mirada a mis acompañantes. Lo abrazo. Lleva puesto un traje color beige y un moño verde agua que resalta sus ojos.

—¿Y Liam? —murmura a mi oído.

—Después de explico —es lo único que respondo.

Jason se acerca a saludar a su prima, Emily. Luce perfecta, como de costumbre. Su cabello rojo cae en tirabuzones a la altura de sus pechos contrastando con su vestido blanco largo. Al lado de ella está Preston, su cita. Está en el equipo de fútbol, lo reconozco porque su cabello rubio casi blanco siempre resalta entre todos, también porque es el mejor amigo de Reese. Así que no es ninguna sorpresa encontrarlo a su lado. No lleva pareja, al menos no abiertamente pero resulta una coincidencia muy grande que Key esté sentado a su lado.

Hay cuatro personas más en la mesa, dos de esas "amigas no tan amigas" de Emily y sus parejas. Sobran tres sillas, así que me apuro a sentarme al lado de Key. Jason se sienta a mi lado y Zack no tiene problemas en sentarse al lado de la amiga morena de Emily.

Reese me sonríe. Creo que no sabe que yo sé lo que no debería saber.

Como hemos llegado tarde, nos traen la entrada que ya a todos le han servido. Todo es acompañado de refrescos, obvio. No es como si Everdeen nos fuese a dar bebidas con alcohol y manchar su reputación.

Empiezo a hablar con Key para aligerar la tensión entre Jason y yo. La verdad es que no sé qué decirle. No después del "¿sabes que me gustas?" que soltó en el hospital. Me dejó en claro que no se acercaría a mi con otras intenciones, porque (lo recuerdo como si lo tuviera tatuado) "no soy esa clase de tipo". Voy a creer en él.

No le lleva mucho tiempo a Jason averiguar que Reese es el mariscal de campo de Everdeen. Intercambio miradas con Key cuando Jason le cuenta que el año que viene jugará para los Dolphins de Miami, los ojos de Reese se encienden como si fuese navidad. Es así como Key y yo perdemos nuestros acompañantes. Incluso Zack parece estar divirtiéndose con esta chica cuyo nombre no puedo recordar.

Terminamos de comer al cabo de una hora y los meseros retiran nuestros platos de postre. No voy a mentir y decir que no me sentí un poco incómoda cuando con las miradas de Zack para comprobar que esté comiendo. Ha desarrollado un hábito, una respuesta automática a chequear mi plato con la mirada cada vez que comemos.

—Iré a apurar el DJ, necesito que esto empiece ya o podría morirme —reclama Señorita Drama. Emily se levanta de su silla y arrastra a su pareja consigo.

—La fiesta luego es en casa de mi prima, ¿verdad? —me pregunta Jason.

—¿Tu prima es Emily? Qué pequeño es el mundo —exclama Reese.

Lo mismo digo.

—Sí, pero no planeo ir  —contesto.

Reese me dispara una mirada confundida, antes que cualquiera pueda decir algo, habla:

—¿Tú? ¿No irás a la fiesta? ¿Qué te ha sucedido?

Debe ser la primera vez que nos dirigimos la palabra, y de repente me habla como si nos conociéramos de toda la vida. Key tose. Uno los puntos, seguro me conoce de más por todo lo que su novio le habla sobre mi.

—Eh, prefiero quedarme en casa.

—No, nadie se queda en casa esta noche. Nos estamos graduando, maldición. Irás y yo me encargaré de ti —declara.

Jason suelta una carcajada y termina por asentir, poniéndose del lado del mariscal de campo.

—Vamos, haré que la pases bien. Esa era la promesa, ¿no? —murmura cuando se inclina a mi para que solo yo pueda oírlo. Sin embargo, Key carraspea dándome a entender que también lo pudo escuchar.

—No quiero arrastrarlos a una fiesta de niños borrachos —respondo recordando que Jason y Zack casi cumplen veintitrés.

—No te preocupes. Yo tenía que ir de todas maneras para supervisar porque Emily no quiere que sus padres estén por ahí y soy su mejor opción. Y hablando de Zack... —murmura y le echa una mirada a su mejor amigo. Hago lo mismo. La morena se  ha olvidado por completo de su acompañante y está muy a gusto charlando con Zack. Le veo las intenciones en esos ojos azules que tiene.

—Está todo dicho entonces, irás —declara Reese.

Me alzo de hombros sin más remedio. Tal vez no esté tan mal después de todo.





Luego de que Emily haya hecho apurarlo todo, la música comienza a sonar tan fuerte que los padres ponen una mueca. Emily parece haberse aburrido monumentalmente de Preston porque lo primero que hace cuando vuelve a la mesa es tirarme de la mano para que me pare. Me arrastra hasta la pista de baile. Y vaya que es una. El suelo brilla a colores, las luces logran hasta cegarme y el contraste con la oscuridad es grandioso.

Como hemos logrado perder al resto, Emily revuelve su bolso hasta encontrar una cajita con pastillas de menta, aunque sé bastante bien que lo que hay allí dentro es todo menos mentas.

—¿Quieres una? —me pregunta cuando se acerca a mi oído para alzar su voz sobre la música.

Me muerdo el labio. ¿Qué pasa sí...? No. Ya sé lo que pasa, la pasé bastante mal la vez pasada. Pero era porque había mezclado la pastilla con alcohol. Emily le da una rápida mirada a su alrededor y vuelve a insistirme con la mirada.

Niego. No estoy para esas cosas. La pelirroja lo entiende, porque solo saca una para ella. La traga cuando nadie se da cuenta y vuelve a guardar el estuche de mentas en el bolso.

Pasa una canción más cuando nos encontramos con el resto del grupo. Zack trae entre manos dos copas de champaña, me entrega una y le da otra a la morena. Que juro que es mi compañera en alguna clase pero no logro recordar. Jason le entrega una copa a Key y otra a Reese. Supongo que son las ventajas de venir con mayores de veintiuno a una fiesta de graduación.

No le entrega una Emily. Quizás ya sabe que su prima sigue metida en esas cosas. Aun así me mira a los ojos, como si estuviera intentando descifrar si he aceptado o no a la propuesta de Emily. Niego con la cabeza y él asiente como si estuviese aliviado. No voy a olvidarme que fue él quién me salvó en esa fiesta cuando mi cabeza no podía siquiera formular un pensamiento coherente.

La noche pasa bastante tranquila. Para eso de las once y media, cuando ya estamos "coronando" la situación y los estudiantes de último año de Everdeen comienzan a bailar con más fuerzas porque saben que se viene lo realmente bueno dentro de poco que es la fiesta en casa de Emily, el Dj cambia el rumbo de la fiesta con una canción lenta. Oigo que alguien dice por el micrófono que agarren a sus parejas.

Parece chiste.

Mi corazón tiene un gusto amargo porque no hay nada que quiera más en este momento que tener a Liam a mi lado, bailando junto a mi. Me giro dispuesta a volver a la mesa hasta que esta ñoñada acabe, cuando Jason se cruza en mi camino. Termina de beber lo que queda en su copa y la deja en la bandeja de uno de los meseros que justo camina a su frente.

—¿A dónde te crees que vas, Queens? Esta es la mejor parte.

Antes de que pueda protestar y continuar mi camino hacia la mesa, Jason tira de mi mano. Entrelaza nuestros dedos. Una corriente de nerviosismo me recorre el cuerpo, no quiero bailar con Jason. Eso solo nos volvería más incómodos. Ignora el tirón que le doy para que volvamos y me lleva hasta el jodido centro de la pista.

Capto varias miradas curiosas y aún más cuando Jason coloca sus manos en mi cintura. Estos rumores van a correr como autos de carrera formula uno.  Pongo mis manos en sus hombros. Reconozco la canción al instante. No le había prestado atención antes. Es "Stay With Me" de Sam Smith. Es tan típico que me dan ganas de reír.

Lo miro a los ojos, no sé que decir. Marca sus hoyuelos cuando sonríe.

—No quería que te pierdas nada, ni siquiera esta estupidez —dice.

Su sonrisa es contagiosa, termino esbozando una también.

—Gracias por esto, Jason. Podrías estar haciendo ciento de otras cosas pero aquí estas. Gracias —murmuro para llenar el vacío.

—Debería agradecerte yo a ti, la estoy pasando bien. Pensé que sería un martirio pero resulto estar bueno.

Me río. Lo mismo digo.

La canción continua y ambos nos movemos al ritmo de ella. Mi cabeza es un constante "ojalá Liam estuviese aquí". Jason no está mal, es una buena compañía y aprecio mucho lo que esta haciendo ahora por mi, pero no es el chico que me acelera el corazón con tan solo una mirada.

Aun así me pierdo en los ojos de Jason, son bastante lindos. Nunca les había prestado tanta atención. Rompe el contacto visual cuando me separa para darme una vuelta antes de volver a poner sus manos en mi cintura.

—Quinn... —murmura e intenta decirme algo, que a juzgar por su semblante parece serio pero nos interrumpen los estudiantes estallando en vítores. ¿Y ahora qué? Volteo y tengo una vista directa a lo que sucede a mis espaldas.

Reese está besando a Key como si mañana no existiera. Aquí, en medio de la fiesta, bajo la mirada de sus padres y las de toda nuestra clase.  Abro mis ojos grandes pero termino por reírme. Suficiente con Key queriendo mantenerlo en secreto, parece que Reese no quiere irse sin dejar el último rumor.

Silbo y comienzo a aplaudir con el resto de mis compañeros.

***

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro