32. El veredicto de Key.
Buenas tardees! tanto tiempo.
La canción, obviamente, me la mandaron ustedes. Gracias! Yyyy siempre recuerden seguirme en Instagram. Contesto mucho más rápido por ahí:) y voy a estar subiendo mucho de TLH ahí. tenganme paciencia.
disfruten este cap:) me gusto escribirlo.
—¿Estás seguro de que podemos entrar? —le pregunto a Jason con un poco de inseguridad en mi voz.
Voltea a mirarme una vez. No responde, pero la sonrisa traviesa que me devuelve me hace pensar que mucho permiso no tenemos.
Empuja una puerta pesada y estamos caminando por el pasillo que dirige hacia las escaleras. Solo estuve aquí una vez, cuando Emily Murph me trajo. La curiosidad sacó lo peor de mi y decidí seguirla.
El estadio Sun Life tiene unos cuantos reflectores encendidos para que no se pierda en la oscuridad. Está completamente vacío. Un contraste muy grande a lo usual, a los gritos, la multitud y la gran marea naranja y verde que canturrea nombres y están tan emocionados por ver a sus jugadores en la cancha.
Es como ver una discoteca de día.
—Uno de los que trabaja en mantenimiento me hizo el favor. Tuve que prometerle tickets para un partido de los Dolphins, pero me dijo que no habría problema que estemos un rato —me explica. Subimos los escalones a una de las plateas. Lo sigo, demasiada intrigada porqué decidió traerme aquí.
Nos detenemos en una de las filas más altas y caminamos hasta sentarnos en el medio. Veo que estamos en una de las esquinas del estadio, dándome una muy buena vista panorámica de su inmensidad.
—Es increíble —murmuro observando.
—Lo es —asiente. Voltea a mirarme y eso hago también, porque tengo demasiada curiosidad. Honestamente, pensé que la próxima parada seria una heladería o algo así.
—¿Por qué estamos aquí? —inquiero.
Ladea su cabeza luciendo inseguro.
—Siendo honesto, no lo sé. Supongo que es porque quiero que me conozcas más, y este lugar significa mucho para mi. En este campo me di cuenta que verdaderamente me gustaba el fútbol.
Asiento, pero rápidamente frunzo el ceño. ¿Qué dijo?
—¿Te diste cuenta recién en Miami? Pensé que jugaste toda la vida —digo. Me reclino hacia atrás en mi asiento para poder verlo mejor. Veo que está un poco inseguro sobre qué responderme.
Finalmente, resopla y asiente con la cabeza.
—Sí, juego desde que aprendí a caminar pero... Siempre sentí estar viviendo el sueño de alguien más. Mis hermanos mayores siempre estaban los equipos de la escuela y eran buenos. Caleb, mi hermano mayor me lleva diez años y Thomas seis. Cuando era chico, sentía la necesidad de poder rellenar sus zapatos. Y el fútbol era bueno para compararme. A mi papá siempre le gustó, y se hizo cargo de llevarme a todas las prácticas y partidos. No me gustaba en ese entonces el deporte. Me gustaba recibir la atención de mi papá. Era algo que nos unía. Terminé siendo muy bueno. Era casi un talento natural.
—¿Por qué nunca dejaste si no te gustaba?
Jason se está abriendo conmigo y siento que esto supera a cualquier contacto físico que podemos tener. Se siente más importante. De repente, quiero saber todo sobre él.
—Es... complicado —responde finalmente—. Se me daba muy bien y mucha gente lo empezó a notar. Era mejor que mis hermanos en algo, al fin. Cuando entré a la secundaria, me convertí en la súper estrella del equipo muy rápido. Entonces, tenía otro motivo para no dejar de jugar. Amigos, popularidad y todo eso. Era absurdo, pero se había vuelto una gran parte de mi. Y después, fue mi ticket para la universidad. Mis notas no eran los suficientemente buenas para que una universidad se interesara por mi. Me querían por mis habilidades en el campo. Entonces fui a la Universidad de Portland.
—Pero...—titubeo y frunzo el ceño—. ¿Cómo pudiste soportarlo toda tu vida si no te gustaba?
—En realidad, si me gustaba. Pero no sentía que fuera lo suficiente como para volverlo mi vida entera. Luego Portland se volvió demasiado y tuve que irme para poner orden a mi vida. Miami U me se interesó en mi y no pude rechazarlos. Dejé todo para mudarme aquí. De nuevo, el fútbol me salvó. Hice muchos amigos, saqué mi título y lo más importante, descubrí que realmente me apasiona. Vivo para esto y no me molestaría que sea para toda la vida. Jugando en este estadio, me di cuenta de que lo hacía por mi y por nadie más. No para demostrarle algo a mi papá o superar a mis hermanos, pero porque vivo por la adrenalina de estar en la cancha, me encanta la sensación de tener el balón en mis manos y correr hasta que las piernas me ardan mientras que el corazón me bombea tan rápido que se me va a salir del pecho en cualquier momento. Me encanta la sensación que tengo cuando el partido termina y sé que ganamos. Me gustan hasta los entrenamientos a la mañana —bufa y me sonríe. Me quedo fascinada con la forma en la que sus ojos se iluminan cuando habla de lo que más le gusta hacer. No puedo evitar sonreirle de vuelta. Este es el lado de Jason que disfruto ver—. En este estadio me enamoré de jugar.
Busco su mano que descansa sobre una de sus piernas. Entrelazo mis dedos con los suyos. No sé exactamente qué busco con esto. Necesito que sepa que lo entiendo y que lo apoyo.
—Gracias por decirme todo esto. De verdad me importa y me gusta escucharte. Quiero conocerte más porque Jason, siendo honesta, me estás sorprendiendo. No eres el chico que pensé que eras y me está gustando que me pruebes que cuán equivocada estaba —subo la vista para encontrar sus ojos verdes sonriéndome—. Es increíble que hayas encontrado algo que te llene tanto como el fútbol. Ojalá algún día pueda encontrar algo así.
Aprieta mi mano.
—Lo harás. Todo sucede a su tiempo y es cuestión de buscarse a uno mismo. La universidad te ayudará a descubrir eso. Yo me pasé toda la vida pensando que estaba viviendo la vida de otro hasta que me di cuenta.
—A veces siento que no soy buena para nada. Todo lo que hago es arruinar las cosas —confieso con un poco de miedo.
Jason me atrae a su cuerpo, logrando que apoye mi cabeza en su pecho. Pasa un brazo y me abraza. Me sorprende un poco con la naturalidad que nos sale todo.
—No intentes sabotearte sin siquiera darte una chance, Queens. Vas a descubrirlo, porque tienes mucho potencial para lo que tú decidas usarlo. Mi mamá me dijo algo que nunca voy a olvidarme antes de que empezara la universidad, "la vida no se trata de encontrarse, sino de construirse". Tienes el poder y el tiempo.
—Sabes que decirle a una chica para que se sienta bien, Heyward —murmuro algo bromeando, pero mi cabeza está memorizando sus palabras.
—La práctica hace al maestro —responde y lo pellizco en las costillas, logrando que se ría.
Nos quedamos un rato en silencio. No soy capaz de decir nada más, porque en mi cabeza, estoy pensando en lo que Jason acaba de decirme. Hubo un punto en mi vida en el que me sentía tan segura de quien era y lo que quería en mi vida. Luego todo se derrumbó y nunca supe como recoger las piezas. Siento que las alzo y al mismo tiempo voy tirando otras. Apliqué para la universidad de Miami porque sabía que tenía muchas chances de entrar y quiero quedarme en la ciudad, no porque tenga alguna carrera que quiera seguir o me apasione algo más.
La secundaria se terminó y todo se está volviendo demasiado real.
Jason parece darse cuenta de que estoy teniendo una pequeña batalla con mi cabeza. Él ya pasó la peor parte, ya pasó por esta crisis existencial. Me abraza mientras su pulgar traza pequeños círculos en la piel descubierta de mi brazo.
—Queens.
—¿Sí? —inquiero obligándome a despejar la cabeza. Me acurruco más sobre Jason. Él no me suelta en ningún segundo.
—No quiero que pienses que estoy presionándote —habla y sé que ya no hablamos sobre nuestras pasiones. Trago saliva con nerviosismo—. Acabas de salir de una relación intensa por lo que me contaron y siento que no te diste tiempo para procesarlo. Lo estuve pensando mucho y creo que realmente tenemos que ir lento. Si tu quieres, estaba pensando en... En empezar como amigos.
Creo que puedo sentir mi corazón saltearse un latido. En definitiva no me esperaba esto. Me separo un poco de Jason porque quiero mirarle a los ojos. Noto que no hay ningún rastro de broma.
Me deja sin palabras.
—¿Como amigos?
—Sí, como amigos. No voy a mentirte, estar contigo, besarte y poder tocarte me vuelve loco pero... No quiero que esto termine mal. Me importas demasiado y por eso me estoy obligando a no ser tan egoísta y darte tiempo.
—Yo... —titubeo y caigo en el silencio. Me muerdo la lengua. ¿Qué se supone que debo decir? "Oh, sí, Jason. Estaba esperando que me lo digas" Porque no, no estaba esperando para nada esto.
—Así que... Quieres que seamos amigos —sentencio aunque termina sonando como una pregunta.
Él asiente.
—Siento que es lo mejor. No es porque no me gustes. En ningún momento estuve mintiéndote sobre eso. Me gustas y mucho, hace demasiado tiempo que no me pasa esto con alguien y... No quiero echarlo a perder.
—Está bien —respondo para que no comience a sentirse incómodo con mi silencio.
Mis conversaciones con Reese, Key y Zack se me vienen a la cabeza. ¿Jason pensará que estoy usándolo? ¿Qué no me importan sus sentimientos? Está en la punta de la lengua decírselo, pero no sé como. No puedo soltarle un "Jason, definitivamente no te estoy usando". Es... raro. Decido que es mejor quedarme en silencio.
—¿No estás enojada? —me pregunta.
Mierda. ¿Luzco enojada? Me apuro y niego con la cabeza.
— No, no. Por supuesto que no. Solo... me tomaste por sorpresa.
—A mi también me tomó por sorpresa —responde. Aprieta mi mano ligeramente—. No sé si es la mejor decisión, es lo que se siente correcto.
—Capaz que lo es —asiento. Sin embargo, en mi cabeza, no estoy tan segura. ¿Qué clase de amigos seremos? ¿Cómo puedo ser su amiga si de vez en cuando, quiero besarlo? Dios. ¿Cómo voy a ser su amiga si ya sé como se sienten sus labios con los míos?
No me animo a preguntarle. No quiero que piense que solo lo busco por eso.
***
Días más tarde, estoy estacionando en la casa de los Michaels. Key y Max llegaron ayer a la noche de su viaje a Europa. Veinte días sin mi mejor amigo fueron duros. No soporto más.
Observo que el auto de Reese ya está aquí. Le di una ventaja de unas horas para que se reencuentren porque Dios sabe que no quiero encontrármelos en el medio de algo. Reese estuvo intentando mantenerse ocupado durante estas semanas (con mucho éxito) porque realmente extrañó mucho a Key. Me preocupa. Fueron solo veinte días. ¿Cómo sobrevivirán la distancia cuando Reese se mude a California?
Abro la puerta trasera y Fury baja de un salto. Ni siquiera parece necesitar mis indicaciones mientras corre por la entrada hasta llegar al porche de los Michaels. Este lugar es su segunda casa, no me sorprende. Tiene varios juguetes y hasta una casa con su nombre en el patio.
En este último tiempo, estuve sacando a pasear a Fury sin correa. Al principio, tenía el corazón en la garganta del miedo. Pensaba que en cualquier momento, saldría corriendo y nunca lo volvería a ver. Me sorprendió cuando se quedó cerca. Fuimos hasta un parque donde hay muchos juegos para perros y conoció a otros de su especie. Le hace bien, porque generalmente, no está cerca de otros. Creo que hasta hizo un amigo, pero cuando el dueño —probablemente en sus veinte, con una sonrisa linda— me preguntó si quería quedar para que jueguen, tuve que negarme. Lo siento, Fury, no voy a quedar con un desconocido para que juegues con ese pastor alemán.
Toco el timbre. Me sorprende que sea Max quien me abra.
—Quinnie —saluda y extiende sus brazos para rodearme con fuerzas.
Su cabello está más rubio que de costumbre y su piel más tostada. Síp, el verano definitivamente le está pegando bien. Max tiene ese aspecto de príncipe azul que funciona para muchas chicas. Le devuelvo el abrazo.
—¿Qué tal el viaje? —le pregunto cuando nos separamos.
Me hace pasar y cierra la puerta tras el.
—Excelente. Me hizo bien pasar tiempo con Key —contesta. Nota quien entró conmigo y se pone de rodillas para saludarlo—. Tanto tiempo, Nick Fury. Te extrañé.
—Espero que hayas disfrutado ese tiempo. Lo tuviste veinte días. Es mi turno ahora —contesto.
—Vas a tener que pelear con Reese —se ríe luego de sacudir las orejas de Fury. Resoplo. Reese no tiene chance contra mi. Se pone de pie y me mira—. ¿Cómo has estado? Oí que Liam y tú rompieron. Hablé con él hace un tiempo. Lo siento.
Aprieto mis labios. De alguna manera, las mayoría de mis conversaciones terminan en él.
Asiento—. Hace mucho. Estoy bien, de verdad.
Max asiente comprensivo. No sabe los detalles, pero estoy segura de que se enteró gracias a su hermano lo emocionalmente inestable que soy.
—¿Key está arriba? —le pregunto mientras me dirijo hacia la sala de estar, donde están las escaleras.
—Está con Reese... Yo golpearía antes de entrar —dice desde la entrada. Elevo mi pulgar al aire. Llamo a Fury con un silbido y rápidamente me sigue. Sube las escaleras más rápido que yo y parece ya saber a donde vamos porque va directo a la habitación de Key.
Mierda.
Me olvidé de que hace poco aprendió a abrir puertas. Empiezo a correr, pensando que voy a poder detenerlo pero yo no soy el Golden Retriever de 30 kilos. Prácticamente se tira encima de la puerta. Salta sobre la manija y tira hacia abajo. Por favor, que tenga seguro.
No, no tiene seguro.
Fury entra a la habitación como si fuera suya.
—¿¡Qué mierda?! —escucho el grito aterrorizado de Reese. Me tapo los ojos con las manos y entro corriendo para alcanzar a Fury.
—¿¡Quinn!? —vocifera Key. Puedo oír como se levantan de la cama. Escucho metales de cinturones abrochándose y agradezco haberme tapado los ojos. No estoy lista para conocer las partes intimas de mis mejores amigos. Nunca estaré lista.
—Lo siento, lo siento. Fury aprendió a abrir puertas. ¿Ya puedo abrir mis ojos?
—¡No! —exclama Reese casi sin aire. Bastante impresionante para Mister Futbol Americano.
Los escucho apurados. Ahora me odio un poquito por haberlos interrumpido, pero... Les di como cuatro horas para que estén solos. ¿No es suficiente?
Finalmente, uno de ellos aclara su garganta.
—Ya, abre los ojos, Quinn —ordena Key y eso hago. Lentamente, me quito mis manos del rostro. Estiro una sonrisa al ver a mi bronceado amigo parado en medio de su habitación. Corro a abrazarlo y él recibe en sus brazos. Me da unas cuantas vueltas en el aire.
—Te extrañé, Michaels. No vuelvas a irte tanto tiempo nunca más. No sin mi —suelto un suspiro.
Key se ríe y cuando por fin, nos dejamos ir, saludo a Reese quien ya subió a Fury a la cama. No lo veo hace dos días. Key acaricia a Fury y juro que lo saluda con muchas más ganas que a mi. Si tenía dudas sobre a quien había extrañado más, ya se resolvieron.
—Fury mata pasiones —suspira Reese jugando con sus orejas.
—¿Ordenamos algo para cenar? Quiero que me cuentes todo sobre tu viaje.
—Uh, sí —festeja Reese levantándose de la cama de un solo salto—. Tengo hambre.
No puedo evitar reírme.
—Y con razón. ¿Le hicieron un buen uso a las cuatro horas? —inquiero divertida. Paso mi mirada por ambos. Lucen igual de culpables. Tienen el cabello desordenado y sus mejillas siguen teniendo un tono rojizo.
Key niega con la cabeza poniéndose más rojo. Veo que está batallando una sonrisa. Me gusta verlo feliz. Sonrío porque es contagioso. Reese suelta una carcajada.
—Quinnie, ya sabes la respuesta —responde. Cuando pasa a mi lado, palmea mi espalda—. Mejor vamos a comer algo. Tenemos mucho con qué ponerte al tanto, Key. Mucho.
Mi sonrisa se evapora en un chasquido de dedos. Me muerdo la lengua. No quise contarle a Key todo, todo. Primero, porque era difícil encontrar un buen momento para hablar. Siempre estaba de lugar en lugar y nuestros horarios no coincidían. No sabe mucho sobre Jason. Fui reacia con los detalles. Me interesaba saber qué lugares estaba recorriendo. No quería frustrarlo con información sobre mi vida que Key iba a encontrar totalmente frustrante.
Carraspeo.
Key arquea sus cejas.
—Rixi está exagerando —le aclaro. Todavía no sabe sobre mi última conversación con Jason. No tuve la chance de contarle.
—Dudo que esté exagerando —responde mi mejor amigo—. Me fui tres semanas, Quinn. ¿Qué tanto pasó?
Key se fue unos días antes de que yo viajase a Portland con Zack. Así que sí, pasó mucho.
—Voy a contarte todo, pero primero... Bajemos. El aire aquí apesta a sexo.
Reese no se aguanta y larga una carcajada. Key niega con la cabeza malhumorado. Son tal para cual.
Salimos de la habitación, Fury nos sigue. Decidimos llevar esto al patio, porque la noche está cayendo y no hace tanto calor como el resto de los días. Nos sentamos en una mesa cerca de la piscina.
—¿Pizza? —nos pregunta Reese mientras empieza a ordenar desde su celular. Me recuerda a la cita con Jason de hace unos días. Asiento sin prestarle mucha atención. Key también está de acuerdo.
Una vez que Reese hace el pedido, deja su celular sobre la mesa y suspira.
—Bueno Quinn, ¿vas a contarle a Key sobre Jason? —inquiere. Está seguro de que Key se pondrá en su lado con este tema. No dudo que lo hará. De todas formas, ya no tiene mucho sentido. No después de que hayamos quedado en ser amigos.
—¿Jason? —inquiere Key luciendo algo confundido. Sin embargo, no parece sorprenderle— . ¿Qué hay con él? Me dijiste que se volvieron cercanos después de ese viaje.
Reese tose y yo tengo que patearle la pierna por debajo de la mesa.
—Eh... Bueno él y yo... —resoplo sin siquiera saber como explicarlo. Me vuelvo a acomodar sobre mi lugar y juego con mis dedos. Noto que Key ya sabe a dónde ira esto. Me conoce demasiado. Igualmente, espera atento a mi respuesta—. No sé.
—¿No sabes? —inquiere Key. Creo que ya lo estoy hartando con mi drama. Detesto sentirme así.
Me muerdo el labio.
—Nos enrollamos en el viaje —explico largando un suspiro—. Jason siente cosas por mi y yo también. Empezamos a hablarnos, y no sé que estaba pasando, pero sea lo que sea... Era algo, ¿sabes?
Entrecierra sus ojos y ladea un poco la cabeza.
—¿Te gusta Jason?
Trago saliva con nerviosismo.
—Uhm, supongo que sí. Me gusta estar con él. Es divertido, es atento... La paso bien.
Key y Reese se miran. El segundo, abre sus ojos bien grandes y niega la cabeza como si estuviera intentando decirle "Ya traté de hablar con ella, es inútil".
—¿No crees que es algo apresurado? —pregunta Key.
—No lo sé. Estoy confundida. De todas formas, ya no importa. Jason me dijo que quiere que seamos amigos, nada más que eso y voy a respetar su decisión.
—¿De verdad? —inquiere Reese sorprendido—. El tipo tiene unas bolas gigantes para haberte dicho eso... Espera, ¿por qué luces triste? Es lo mejor. Tienes que darte un poquito de tiempo para sanar.
Todo el mundo parece empeñado a decirme que tengo que sanar y quieren indicarme exactamente como hacerlo. Genial.
—Me gustaba lo que tenía con Jason.
Ambos se quedan en silencio, solo que luce por razones distintas. Reese parece totalmente indignado, mientras que Key se queda mirándome pensativo. Supongo que son noticias volver de Europa y que tu amiga haya hecho todo lo que me dijo que no haga.
—¿Se acostaron? —me pregunta Key.
—Eh... Sí. Varias veces —carraspeo. Todas en la casa del lago, ninguna después porque las cosas se complicaron.
—¿Y? —presiona Key como si estuviera buscando más información.
Frunzo el ceño. ¿Quiere los detalles sucios? ¿Que le cuente cuanto le mide?
—¿Qué quieres que te diga, Michaels? Nos acostamos unas cuantas veces, siempre nos cuidamos, ambos estamos limpios.
—No eso. ¿Cómo fue? —interroga.
Miro a Reese, pensando que acaba de perder la cabeza. Luce tan confundido como yo. Ninguno dice nada, así que me veo obligada a responder.
—Fue... —me hundo en el cojín de mi silla mientras busco las palabras indicadas—. Fue bueno. Diferente. Hace esta cosa con su lengua que... —creo que me agarró un escalofrío con tan solo recordarlo. Aclaro mi garganta—. Jason tiene mucha experiencia... En muchas cosas. No sé qué mas decirte.
—¿Diferente a Liam?
Entrecierro mis ojos. Tiene pinta de que quiere probarme algo, solo que no entiendo qué. Me muerdo el labio antes de responder.
—Sí, diferente a Liam. Con él todo era más... Intenso —contesto y resoplo con tan solo recordarlo—. La energía que sentía vibrar entre nosotros parecía de otro mundo. Es como... Como si con tan solo mirarnos supiéramos que queríamos arrancarnos la ropa con los dientes. Pero era diferente, porque Liam y yo nos amábamos. La conexión era distinta. Dicen que hay una diferencia entre tener sexo y hacer el amor. Pensaba que era mentira, hasta que conocí a Liam. No digo que lo que tenga con Jason sea malo, porque no lo es. Simplemente, no puedo compararlos.
Los dos me escuchan atentos. Finalmente, Key golpea la mesa suavemente con la palma de su mano y gira para mirarme como si tuviera un veredicto.
—Jason te gusta físicamente. Pueden haber cosas que te gusten de su personalidad, pero al final del día, solo quieres sacarle la ropa. ¿Liam? Pff, ese chico te gusta con alma y cuerpo.
—No —lo interrumpo antes de que siga hablando como si supiera todo—. Jason no me gusta solo físicamente. Incluso antes de acostarme con él sentía una atracción. Me fascina su personalidad y su forma de ser. Además, quedamos en ser amigos para no volver las cosas más complicadas.
—¿Y por qué luces tan triste de ser solo su amiga? —inquiere Key casi luciendo divertido con la situación—. ¿Por qué ya no puedes acostarte con él?
Bufo.
—¿Por qué piensas que solo quiero acostarme con él?
—Tú me estás haciendo pensar eso. Extrañas estar con Liam físicamente y Jason es un reemplazo apto. Muy apto.
—¿Cómo que muy apto? —interviene Reese con una mirada celosa. Key pone una mano encima de su pierna.
Niego con la cabeza.
—No es un reemplazo. ¿De verdad piensan que lo estoy usando? Ya aprendí mi lección a las malas sobre usar a gente. ¿Creen que después de todo, voy a hacerlo? ¿Sabiendo el daño que puedo causarle a Jason? —espeto con indignación. ¿Tan poca confianza me tienen?
Key abre su boca para discutirme. Sin embargo, segundos después, no dice nada y parece replantearse las cosas.
—Solo quiero que tengas cuidado.
—No tienes por qué preocuparte. Jason y yo somos solo amigos. Y yo estoy bien. No hace falta que me traten con guantes.
Reese y Key se miran. Lucen como si tuvieran un mundo de cosas para decirme. Sin embargo, no lo hacen.
—¿Podemos hablar de otra cosa? —inquiero en un hilo de voz—. Quiero saber sobre tu viaje.
Key asiente en un suspiro.
Nota:
Antes que nada, se acuerdan que dije que Jason y Zack iban a Reeds en portland? hm bueno ya no. me di cuenta que tiene mucho más sentido que vayan a otra. lo voy a solucionar en la edición jajaja
bueno, hola! espero que estén muy bien.
Ya declaré por twitter que Fury es mi personaje favorito de la trilogía. Me imagino que el suyo también!!!!!
Extrañaba a Key. solo eso.
y solo para que sepan, el próximo capítulo lo narra Liam:) sé que lo extrañan
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