30. Los hermanos van primero.
capítulo 30! wow! me está encantando el paseo con ustedes :)
la canción que les dejé es me dijo una de ustedes❤️ que le recuerda a Liam y a Quinn. me encanta que los tengan en cuenta así😍❤️
—¿De verdad? —inquiero sin poder evitar sentir la incredulidad tomar el control.
Zack arquea sus cejas y me devuelve una mirada confundida. Como si yo hubiese tomado a chiste su "Voy a contarte todo", y ahora está ofendido.
—Sí, de verdad —resopla frustrado—. ¿No es eso lo que quieres saber? Bueno, tienes razón. Te debo la explicación.
—No pensé que sería fácil lograr que hablaras —espeto. Me cruzo de brazos y empiezo a ponerme cómoda sobre el sofá para oírlo. Tengo un presentimiento que es largo.
Niega con la cabeza.
—Siendo honesto, siempre quise contartelo pero... no encontraba cómo. Últimamente nos estamos llevando muy bien y no quería que nada lo arruinara.
Trago saliva, sintiendo una oleada de nervios recorrerme el cuerpo y quedarse conmigo.
—¿Quieres decir que esto va a arruinar nuestra relación?
—No lo sé —contesta.
¿Cómo que "no lo sé"? Respiro profundo.
—Empieza a hablar, porque ya estoy poniéndome intranquila, Zachary.
Sabe que es serio porque le dije Zachary. Nunca lo llamo por su nombre completo.
Asiente obediente y se acomoda en el sofá. Por unos segundos mira el suelo, como si estuviera intentando descrifrar por dónde comenzar. Le doy tiempo. Sea lo que sea, sé que es difícil para él. Finalmente, toma una profunda respiración. Niega con la cabeza resignado y empieza a hablar.
—Como sabes, mi mamá y papá nunca se llevaron bien. Se pelean desde el día que nací pero aún así seguían juntos. Era agotador. De vez en cuando, papá se iba de viaje por mucho tiempo con tal de no estar en la misma casa. Honestamente, a mi nunca mi importó mucho. Toda mi vida el cuento fue el mismo, ya estaba acostumbrado. Intentaba concentrarme en mis amigos, salir y la universidad. No es como si pudiese haber solucionado su matrimonio.
Asiento. Cuando conocí a Zack, una de las cosas que nos unía era que nuestros padres seguían juntos cuando todo el mundo sabía que les iría mejor por separado.
—Hubo un tiempo, hace tres años, en el que las peleas aumentaron. Por alguna razón, papá estaba pasando más tiempo en casa y eso solo ponía de los nervios a mi mamá. No quiero apuntar culpables, porque ambos fueron bastante malos en la relación, pero no soportaba la manera en la que él le echaba a ella todo en cara y como le gritaba. Entonces, un día decidí que era suficiente. Una cosa llevó a la otra y terminé discutiendo con papá. Fue feo. Ambos estábamos muy enojados. Él no tuvo mejor idea que culparme por todas las peleas. No recuerdo mucho de esa noche, estaba borracho porque venía de salir con Jason. Eso sin duda empeoró todo. Como castigo por esa pelea y por volver borracho a casa cuando ambos sabíamos que había hecho eso un centenar de veces, me castigó diciéndome a partir de ese momento, solo me pagaría la universidad. Me cortó todas las tarjetas de crédito, absolutamente todo. Obviamente, lo hizo para demostrar quien tenía más poder, porque todo lo que yo le estaba diciendo era verdad.
Frunzo el ceño.
—¿Te cortó? Pero...—me quedo callada, intentando conectar esa historia con lo que yo viví durante la relación.
—Pero, ¿por qué seguía teniendo dinero? —inquiere casi en un tono de diversión. Sin embargo, noto que es agridulce, hay un poco de dolor y arrepentimiento detrás de esa pregunta.
Asiento.
—Mi primera opción, fue hablarlo con mamá. Mala idea, porque no me escuchó. Insistía que si papá lo había decidido entonces era para mi bien. Todo era una bola de mierda. Sé que ella no quería meterse en la pelea, ya estaba cansada. Hizo sus valijas y se fue a Nueva York. Matthew me dijo que tendría que conseguir un trabajo porque él no iba a contratarme, pero siendo honestos, ¿quién demonios iba a tomarme? Tenía veinte años, nunca había trabajado en mi vida y no sabía hacer nada. Además tendría que trabajar por un salario de mierda. Mi estilo de vida era caro, siempre había sido así. No conocía otra cosa.
—¿Y para qué demonios necesitabas el dinero de todos modos? Tenías la universidad cubierta, comida y un techo sobre tu cabeza.
Zack ladea su cabeza con incomodidad. Lo mismo hago cuando alguien quiere hablar sobre algo vergonzoso que hice en el pasado.
—Era un imbécil cuando me conociste, Quinn. ¿Para que pensabas que iba a necesitar el dinero? Para salir, viajar con mis amigos, invitar a chicas, apostar, la lista de estupideces es interminable.
Alzo mis cejas pero no luzco sorprendida. Sí, Zack Gallagher era un imbécil cuando lo conocí. Su actividad favorita era quemar dinero de las maneras más tontas.
—¿Qué tiene que ver qué pasó con que no tengas dinero?
—Todo. Quinn, hoy en día, el dinero lo es todo. Quieras admitirlo o no. Nos lleva a hacer las cosas más estúpidas.
—¿Hablas por experiencia?
—Por supuesto —bufa—. Me imagino que recuerdas a Grant. Era amigo de amigos. De vez en cuando salía a fiestas con los de mi fraternidad por más que no iba a la universidad con nosotros. Era más grande. Nunca pregunté su edad, pero asumo que tenía veintiséis, por ahí. Un poco después de esto, Jason me dijo de salir a una discoteca. Él pagaba todo, por lo que le dije sí. Ahí estaba Grant. Seguro recuerdas que Jason en el pasado era un fiestero de pies a cabeza. Vivía por las fiestas.
—Sí, lo recuerdo —carraspeo.
—Entonces también recuerdas que le gustaba volver todo más interesante con pastillas y porros —dice—. Se volvió experto en evadir los controles para el equipo de fútbol de la universidad. Nunca lo reté por eso. Los porros podía entenderlo, pero me enojaban las pastillas. Era un imbécil. No parecía entender que tenía un futuro enorme adelante suyo. Ya qué, esto no tiene mucho que ver.
—Ya no hace esas cosas, ¿verdad? —pregunto antes de que cambiemos el tema. Siempre estuve curiosa. Parte de mi sabe que ya no, pero tengo que confirmar.
—No, ya no. Lo dejó cuando se mudó a Miami —suspira. Asiento—. ¿En qué estaba? Ah, sí. Descubrí esa noche que Grant era el que le vendía a Jason. Me lo dijo cuando le conté que mi padre me había cortado de dinero y él me ofreció una forma más fácil de solucionarlo.
—Dios, Zack —consigo decir empezando a frustrarme—. Dime que no fuiste un estúpido y le dijiste que no.
—Le dije que sí. El trabajo era fácil y el dinero era mucho. Solo tenía que venderle a mis conocidos. Grant sabía que era alguien importante y muy popular en la ciudad, que conocía mucha gente. Y sabía quién era mi papá y lo fácil que podría salirme con la mía si me descubrían. Todo sonaba muy bien. Un par de semanas haciendo eso y te conocí en esa fiesta.
—¿Estabas en esa fiesta vendiendo?
Lo recuerdo bien. Scarlett, unas amigas y yo queríamos saber lo que eran las fiestas de fraternidad. Una noche, mentimos que ibamos a estar en una pijamada y nos escapamos a la fraternidad de Zack porque era la más famosa. Pensabamos que no lograríamos entrar, pero lo hicimos.
—Sí. Era una fiesta en mi fraternidad, ¿qué esperabas? Acababa de venderle a una chica en el baño cuando tú abriste la puerta y nos encontraste. Tenía que buscarte porque tenía miedo de que hayas visto lo que verdaderamente estaba pasando. Era nuevo en todo eso y un poco ingenuo.
—Me hiciste pensar que estabas besándote con ella en el baño.
—Sí.
—O sea que, si nunca hubieses empezado a pasar droga, probablemente nunca te hubiese conocido —hablo lento y claro mientras dejo que mi cabeza asimile mis propias palabras.
—Todo pasa por algo, ¿no?
Pongo mis ojos en blanco y le pido que continue.
—Uno de mis tantos errores fue involucrar a Jason en esto. No debería haberlo hecho pero él tenía más campo en el asunto. Sabía quienes eran los que me iban a comprar y los que no. Jason no necesitaba el dinero, lo hacía por diversión.
Frunzo el ceño—. No creo que alguien se arriesgue a vender por diversión.
Se alza de hombros.
—Llevaba tres meses en esto, y todo comenzó a volverse demasiado grande. Salía a fiestas innecesarias con tal de vender, a veces te traía conmigo y lo usaba como excusa para verte.
—Mhm, creo que me usabas a mi como excusa para vender —interrumpo.
Ladea su cabeza inseguro pero termina por asentir.
—Un poco de ambas. Se estaba volviendo demasiado, y yo ya había juntado el dinero suficiente. Me quise bajar. Grant no me dejó, porque le estaba yendo muy bien con nosotros. Nadie sospechaba del niño rico de papá y del famoso receptor del equipo de futbol de la universidad. Hubieron muchas peleas. Una de ellas, lo que pasó en esa bodega. Supe que todo se me había ido a la mierda cuando Grant empezó a golpearte. Había dejado que crezca demasiado —infla su pecho de aire y lo suelta. Veo el dolor y el arrepentimiento muy claro en sus ojos—. Y sé que esto es lo de menos, pero Grant inventó que estaba con otras chicas al mismo tiempo que estaba contigo. Nunca estuve con nadie más. Dije que sí porque lo conocía y no iba a soltarte hasta que lo diga.
Trago saliva y asiento un poco temblorosa.
—Poco después de eso, desapareciste de mi vida. Debí haberte pedido perdón y fijarme en cómo estabas. No pude hacerlo, porque todo se volvió más complicado después de eso. Estaba agradecido de que te hubieras ido, porque así Grant no podía volver a tocarte.
Mi nariz pica un poco y sé que estoy llorando cuando comienzo a sentir mis mejillas húmedas. ¿Podré pasar siquiera un día sin romper y llorar como una tonta?
Zack no dice nada y sigue con la historia.
—Grant trabajaba para alguien más. El tipo estaba loco. Inventó que le debía dinero cuando yo le devolvía todo el dinero que le debía. Se volvió mucho más peligroso de lo que esperaba. Me amenazó con contrarle a mi padre y a todo el mundo. No podía permitir que eso pase. Primero, porque mi relación con él ya estaba bastante jodida y esto haría que explote. Segundo, porque podía ir preso y quién sabe lo que eso le haría a la reputación de mi padre. Nada bueno, te aseguro —resopla frustrado—. Jason se ofreció a pagar la deuda inventada. Le dije que no. Era mucho dinero y no quería que él pague por mis estúpidas decisiones. Entonces, hice lo que tenía que hacer para pagarle. Dejé la universidad e hice que el contador de papá pasara todo ese fondo a una cuenta desvinculada a él. Entonces cada vez que se tenía que efectuar un pago a Reeds, en realidad iba a parar a mi cuenta. Tomó sobornos y muchas extorsiones, pero logré que lo hiciera. Usé un poco de ese dinero para pagarle a Grant y con eso logré sacarlo de mi vida. Realmente nunca quise dejar la universidad. Me gustaba —resopla—. En fin, Jason se mudó a Miami poco después porque no quería que lo vincularan a todo esto. Fue importante para él. Logró despabilarlo y que ponga los pies sobre el suelo. Dejó las drogas, se transfirió de universidad y ahora está por jugar con los Dolphins. Todo le salió bien.
Demonios. Lo que se tenían guardado.
—¿Dónde está Grant ahora?
—Preso —contesta alzándose de hombros ligeramente—. Lo atraparon hace unos meses.
—Yo...—murmuro y me quedo en silencio al darme cuenta de que no tengo nada para decir. Pocas cosas logran dejarme sin palabras y esto sin dudas lo hizo—. Mierda —consigo decir.
—Sí, mierda —concluye abatido y recuesta su cabeza en el respaldo del sofá—. Me odio por todo lo que pasó. Pude recuperar mi relación con papá, algo así. Pero nunca voy a poder cambiar lo que te hicieron por mi culpa.
—No fue tu culpa —digo. Zack voltea a mirarme con el ceño fruncido—. Bueno, sí fue tu culpa, pero no tenías las intenciones de hacerme daño.
—No. Fui egoísta. Sabía que no debía meterme en una relación estando envuelto en todo esto y lo hice de todas maneras.
—Cuando nos mudamos, te escuché hablar con Jason. Él te preguntó por qué estabas haciendo todo esto por mi y tú le dijiste que era porque te sentías culpable —digo en voz baja. Arquea sus cejas sorprendido, apuesto a que no recuerda de qué conversación le estoy hablando.
—Sí. Sabía que me odiabas después de esa noche en Portland y sentía que me merecía ese odio y más, por eso nunca dije nada. Cuando me enteré que serías mi hermanastra, tenía claro que iba a aprovechar para redimirme y poder pedir disculpas a mi manera. Al principio fue difícil. Me odiabas y me decías cosas todo el tiempo para enojarme. Mi naturaleza era ser un imbécil así que obviamente te devolví todo eso.
Recuerdo que estuvo con Addelaide, la mejor amiga de Scarlett solo para hacerme enojar.
—Con el tiempo cambié —continua—. Me ayudaste a cambiar y te debo mucho por eso. No te lo dije, pero estar viviendo contigo y comportándome como tu hermanastro, me hizo cambiar. Como podrás apreciar, ya no soy el mismo imbécil de siempre.
Me río y quito las lágrimas de mis ojos. Tuve muchas charlas sinceras con Zack, de todas las veces que tuvo que consolarme. Sin embargo, ninguna como esta. El tema que venimos evadiendo hace casi un año, sin estar listos para enfrentar la realidad de nuestro pasado. Se siente aliviador poder por fin quitarme ese peso que pensé que no tenía pero venía cargando en silencio todo este tiempo.
—Somos familia, Quinn. Voy a protegerte y cuidarte. No solo porque me sienta culpable, sino porque te quiero y eres gran parte de mi vida.
—¿Quién diría que realmente tienes un corazón, Zack? —bromeo con lágrimas en el rostro. Esta vez, son de felicidad. No imaginé que pensaría así en millones de años, pero estoy agradecida de tener a Zack en mi vida. Fue una roca durante mis peores momentos.
—Lo tengo.
Extiende sus brazos y me rodea con ellos. Apoyo mi cabeza en su hombro. Cierro mis ojos disfrutando la sensación.
—Es por eso que tengo que protegerte de todo. Jason incluido —murmura.
¿Qué? Consigo deshacer el abrazo, se sentía bien y correcto. Como abrazar a un osito de felpa que te da seguridad. Ahora ya no tanto.
—Zack... —empiezo. Planeaba empujar esta conversación lo más que pudiera. Veo que no.
—No estoy diciendo que te hará daño, porque no lo hará. Lo conozco mejor que a nadie. Tiene un corazón gigante y estoy seguro de que si alguien va a quererte de la manera que te mereces, será Jason. Tengo miedo de que no sea el tiempo indicado, de que lo lastimes. Nunca vi a Jason estar detrás de alguien tanto como lo está contigo. El chico te quiere y no hizo ningun movimiento antes porque sabía respetar que estabas con alguien más.
—Tienes miedo de que lo esté usando para olvidarme de Liam —sentencio. Reese me dijo lo mismo. Zack asiente—. No lo tengas. No lo estoy usando. Sé lo que es usar a gente y esto no es lo que está pasando. Estoy al tanto de que no voy a hacer paz con mis sentimientos por Liam al usar a alguien más, que esa no es la manera. Creéme. Lo sé.
—No lo sé, Quinn... Me parece demasiado apresurado. Jason es paciente pero no tanto. Tengo el presentimiento de que van a terminar haciendose daño.
Bufo.
—Estás hablando como si nos fuesemos a casar. Estamos... pasando el tiempo. Solo estamos... Ehm—
—¿Solo están teniendo sexo? —inquiere con una ceja alzada—. ¿Qué te piensas, qué nací ayer? Se los oía perfectamente de noche en la casa del lago.
Suficiente por haber sido discretos.
—Estamos yendo lento.
—Dile a Jason —bufa. ¿Cómo puede ser que hace dos segundos estaba llorando por las palabras tiernas que salían de su boca y ahora estoy empezando a enfadarme?
—Le dije hoy. Ya sabes, cuando lo mandaste al hospital. Sé que fuiste tú quien le dio el empujón, Zack. Se supone que debes ser mi cómplice, porque eres mi hermano. No venderme así —suelto rápido y enojada. De repente el rostro serio de Zack desaparece. Si su mandibula pudiese tocar el piso, allí estaría ahora mismo. Abre sus ojos bien grandes y es cuando repaso mentalmente lo que dije.
Mi cara de sorpresa no demora en aparecer cuando me doy cuenta.
—¿Tu hermano? —inquiere. Noto un pequeño brillo aparecer en sus ojos—. ¿Acabas de decir que soy tu hermano?
Mi labio inferior tiembla un poco.
—Eh... ¿sí? ¿acaso está mal? —pregunto con voz temblorosa.
Dios, Quinn. Una cosa es pensar a Zack como un hermano, otra mucho más grande es decírselo.
—No, no está mal. Es solo que me agarraste por sorpresa. No esperaba que me llames así.
—Bueno, lo hago. ¿Quieres ser mi hermano? —inquiero en modo de broma, aunque un poco de verdad hay en la pregunta.
Zack suelta una carcajada.
—Sí, quiero ser tu hermano, Quinnie —responde en tono burlón y vuelve a estrecharme en sus brazos—. Nunca tuve una hermana antes.
—Bueno ahora tienes una. Buena suerte —murmuro contra sus brazos. Revuelve mi cabello—. Es raro. Fuimos novios, nos vimos desnudos por el amor a Dios y ahora somos hermanos.
—No vuelvas a decir eso —dice entre risas que llenan la sala—. Eso es mejor dejarlo atrás. Muy atrás.
Me río junto a él.
Zack no vuelve a presionar sobre Jason y se lo agradezco.
***
Pasan cuatro días. Los primeros tres, los usé para estar emocionalmente agotada. Reese vino a visitarme una vez para asegurarse de que no esté muerta. Encontró tiempo de pasar entre sus actividades importantes como persona popular. Puedo notar que está mucho más bronceado. Me puso al tanto sobre la fogata en la playa que hay planeada para la semana que viene. Me cuenta que estuvo surfeando y yendo a fiestas con Mark y el resto. Le dije que sí a lo de la fogata. No creo estar lista para hacer surf con Mark por más que suene divertido.
Pasamos el rato en la piscina. Le conté sobre Elle y Stefan, al principio se molestó porque dijo que él podría haber estado conmigo. Le dije la verdad, que no quería a mas personas allí porque todo se entorpecería. Además, no era solo yo. Era Elle y al llevar a Reese estaría violando su privacidad. Él lo superó rápido y pasamos al siguiente tema. No le dije sobre mi conversación con Liam en el estacionamiento porque no quiero revivirla. Suficiente tengo con pensar en cada palabra que me dijo una vez por hora. Me despierto y me voy a dormir con esa conversación repitiendose en bucle en mi cabeza. Además, sé exactamente lo que Reese me dirá.
En el cuarto día, hice planes para comer con Aggie. Nos pusimos al tanto de la universidad y chismerio en general. Evitamos hablar sobre Nick y Liam, por el bien de nuestra amistad. Me pasa lo mismo que me pasa con Nick. Por más que sea mi amiga, sé que sus lealtades siempre van a estar del lado de Liam. La chica es su mejor amiga y él la necesita. Me alegra que así sea, que Liam no haya empujado de su vida a todos. Solo a mi.
Hoy, el quinto día, es cuando tengo señales de Jason. Después de nuestro encuentro en el hospital, las cosas quedaron tensas. Entendió a las malas que necesito mi espacio. No nos vemos ni intercambiamos mensajes desde entonces.
Los nervios se acumulan en mi estómago cuando veo su nombre en la pantalla de mi celular.
Jason: Puedo llamarte?
Me apresuro a escribir una respuesta.
Yo: Sí.
Me acomodo sobre mi cama, despertando a Fury de su siesta. No me presta atención y sigue durmiendo. Creo que sigue enojado conmigo por nuestro falso paseo a la playa de ayer. Sí, lo llevé a la playa pero también lo llevé a que lo vacunen.
Jason demora unos segundos en llamarme. Atiendo y llevo el celular a mi oreja.
—¿Hola?
—Hola, Queens —saluda en su tono usual. Esperaba oirlo enojado. Me alegra que no sea así—. ¿Qué estás haciendo?
—Uhm, estaba leyendo. ¿Tú? —digo echandole un vistazo al libro cerrado con un marcapaginas en el medio. Hoy decidí que es buen momento para retomar la lectura. Solía estar obsesionada con leer. Quería chequear si la obsesión sigue conmigo, y sí, sigue estando intacta como si el tiempo no hubiera pasado. Empecé el libro a hace unas horas y ya voy por la mitad. Aunque creo que descubrí que necesito gafas para leer. Me está costando.
—Acabo de salir de práctica —me cuenta—. La temporada empieza en septiembre, pero ya sabes como es.
—Me imagino, ahora juegas para la NFL. Es grande. Entiendo.
Se ríe. Es bueno oir su voz. Me hace sentir mejor saber que no estamos en malos términos.
—Te llamaba para preguntarte si quieres salir mañana.
—¿Películas y cena? —inquiero. Me recuesto sobre la cama.
—Nop, estaba pensando en otra cosa. Tal vez te guste.
—¿Qué es?
—Dime que sí y te diré qué es.
Estiro mis labios en una sonrisa y me río un poco.
—Sí, Jason. Voy a salir contigo. ¿Me dirás qué haremos?
—Claro. Te lo digo mañana cuando te pase a buscar. A las ocho.
No puedo evitar reírme.
—Eso no se vale.
—Dije que te diré, no que te diré ahora. Nos vemos mañana, Queens.
Dicho eso, corta la llamada. Dejo mi celular sobre mi estómago y entrecierro mis ojos mirando simplemente al techo. Tengo una cita con Jason mañana. Interesante. Vuelvo a agarrar mi celular para enviarle un mensaje a Marine, preguntandole qué demonios se supone que debo ponerme si ni siquiera me dijo a donde vamos. Sin embargo, Fury parece haber decido que nuestra pelea está terminada y se acurruca sobre mi estómago.
nota:
hola! salí de mi agujero existencial para traerles este capítulo y la explicación que vengo pateando desde el libro 1. espero que haya cumplido sus expectativas.
no quiero decirles mucho sobre el próximo capítulo, peeero van a conocer a Jason mucho más. decidan de qué "team" son despues de eso. obviamente yo ya soy parte de un team pero me llevo ese secreto a la tumba
no se olviden de votar! significa mucho para mi❤️
síganme en mis redes sociales para contendido que no decepciona:
pd: estoy amando la relación de hermanos de Zack y Quinn. Sin dudas la relación que más evolucionó en toda la trilogía.
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