Antes que nada... ¡feliz navidad! espero que la hayan pasado muy lindo con amigos y familia, y que hayan recibido de regalo lo que pidieron🥰❤️ (a diferencia de mi que no recibí nada lol).
Disfruten el capitulo, este es uno de esos que lo odian o lo aman.
—Conclusión, a Jess se le ha metido en la cabeza la idea de que Seth tiene algo por mi. Y ahora no me soporta.
Hannah alza sus cejas y asiente cuando he terminado mi historia. Ambas estamos acostadas en su cama, compartiendo un bote de helado. Porque después de esa cena fracaso que tuvimos en el departamento de Seth, necesitaba hablar con alguien sobre esto. Y comer todo lo que no comí durante, de nuevo, ese fracaso de cena.
—Y si tiene tantas dudas, ¿va a casarse de todas maneras? —pregunta. Me alzo de hombros. Cada quien es libre tomar sus decisiones, incluso si esas decisiones son una mierda—. ¿Y si Jess está embarazada?
Toso y por poco me atraganto con una chispa de chocolate.
—No, no puede ser.
—Uhm, tienes razón. No puede ser. Ahora que lo recuerdo, Jess estuvo bebiendo esta noche.
Resoplo y estiro mis brazos sobre la cama. Estas no son las vacaciones ni el tiempo libre que esperaba tener en Los Ángeles.
—Quiero volver a Miami —lloriqueo y me tapo los ojos.
—No, nadie se vuelve a ningún lado —empieza Hannah. Me obliga a quitarme las manos de la cara y verla directo a sus ojos azules—. Jess está insegura, y supongo que le debe pasar a todas antes de jurar estar con alguien para el resto de sus vidas. Tú, querida, eres una verdadera amenaza. Tan solo mírate al espejo, o la forma que tienes de hablarle a chicos. Yo estaría muriéndome si fuese Jess.
Me río. Esta chica es todo un caso, pero me alegra que me ayude con mi autoestima.
—Gracias. Pero todavía quiero volver. Estoy cansada del drama.
Ella resopla y me empuja con su hombro.
—Deja de ser tan quejosa, Meyer. Te pareces a tu hermano.
—Iugh no, ¿a Nate?
—No, a Rick —responde riéndose—. Nate nunca se queja de nada, siempre tiene una manera única para adaptarse a todo. Rick, por otro lado... Me pregunto cuando fue la última vez que folló con alguien.
Suelto un gruñido de asco e intento quitarme la horrible imagen que Hannah acaba de ponerme en la cabeza.
—¡No quiero saber eso! —chillo.
Hannah estalla a carcajadas al ver mi reacción y entiendo que lo hizo a propósito.
—Hablo en serio, se lo nota estresado. ¿No está saliendo con nadie?
—No desde Alison, que yo sepa —respondo—. Pero puede ser cualquier cosa a estas alturas, no es como si hablaramos todos los días y de citas, definitivamente no.
Continua hablando sobre lo gruñón que está mi hermano últimamente, lo cual no discuto porque también lo he notado así. Espero que en este viaje se de cuenta de que tiene que estar más relajado y mostrarse feliz, después de todo, su mejor amigo de está por casar.
Minutos más tarde, tocan la puerta. Hannah murmura algo inaudible en queja.
—Seguro son tus hermanos —masculla luego para que entienda—. Abre tu.
—No, abre tú. No voy a pararme.
Entrecierra sus ojos en mi dirección.
—Estás en mi cama, abre tú.
—No.
Vuelven a tocar.
—Hannah, tienes que abrir la puerta.
—Quinnie, tienes que abrir la puerta —repite casi sonriendo maliciosamente.
—No.
—Ya sé, no la abramos.
—Me parece bien.
Vuelven a tocar la puerta dos veces más, pero ninguna de las dos se levanta. En cambio, Hannah se encarga de terminar el helado que queda.
Mi teléfono suena y me inclino a ver, es un mensaje de Rick.
Rick: Me cansé de tocar. Mañana salimos con Seth a desayunar. Las dos en el lobby a las diez.
Le enseño el mensaje a Hannah.
—¿Ha venido hasta aquí para decir eso? —inquiere incrédula. Abre la cámara y le envía una foto de ella sacando la lengua—. Debe ser que Nate está volviéndolo loco.
***
Seth: Rick me dijo que estabas dudando de ir a mi despedida. Tienes que ir, lagarto. Y no acepto un no como respuesta.
Leo el mensaje y lanzo mi celular al otro extremo de la cama avergonzada. Me cago en mi hermano, ¿de verdad le ha dicho eso? ¡Pensé que era algo que debía quedar entre los dos! Hace dos días, luego del desayuno con Seth, le dije a mi hermano que no me sentía cómoda siendo la única chica que irá a la despedida. Rick y Nate la están organizando, por lo que sé, tienen reservado un VIP en una discoteca muy famosa en la ciudad. Nada muy "exagerado" me dijeron. Me da lo mismo, le dije a Rick, porque prefiero evitar que Jess me saqué los ojos. Suficiente tensión hay entre las dos cuando estamos juntas. Y es todo ella, porque es la que está creando este problema inexistente. Lo hubiese hablado, pero Hannah me dijo que mejor no hacerlo. Dejar que ella se frustre sola, según sus cálculos, hablarlo es como implicar que me importa y que de verdad hay algo.
Yo: ¿Jess sabe que estoy invitada?
Envío eso. Si no puedo convencerlo de que no iré, quizás pueda convencerlo de que es mejor que no vaya.
La despedida es hoy, jueves. El sábado es la boda, y el lunes estaríamos en un avión de vuelta a Miami. Al fin.
Los Ángeles es una ciudad caótica, calurosa y extraña. No digo que en Miami no haga calor, pero por lo menos no es un verdadero desastre.
Se toma su tiempo para responderme, pero al cabo, me envía una respuesta:
Seth: No, no lo sabe.
Yo: ¿Estás buscando que me mate?
Seth: Por favor. Va a ser divertido.
Sí, por supuesto. Una discoteca con mis hermanos mayores, Seth y un grupo de chicos que no conozco. Diversión asegurada. Aunque...
Yo: Iré con una condición. Hannah tiene que venir conmigo.
Seth: Hecho.
Sonrío victoriosa y dejo mi celular a un costado. Aun es temprano para empezar las preparaciones de esta noche, así que mato el rato viendo televisión. Hannah y Nate salieron a no sé donde honestamente, no estaba escuchándola cuando agarró su bolso y se fue. Rick debe estar en su habitación.
Una hora más tarde, a eso de las siete, Hannah entra a la habitación con una sonrisa en su rostro.
—Va a sonar tonto. Llevo más de dos años con tu hermano, pero me enamoro de él cada vez un poco más —suelta risueña y se tira de espaldas a su cama.
—Iugh.
—Di lo que quieras. Te lo advierto desde ya. Cuando nos casemos, tú serás una de mis damas de honor.
Sonrío y niego con mi cabeza. La idea de Nate casándose me emociona y más aún si es con alguien tan genial como Hannah.
Carraspeo y me siento sobre la cama. Coloco mis manos a los costados de mi cuerpo y miro a Hannah con detenimiento. Ella se da cuenta, porque voltea y alza sus cejas.
—¿Qué sucede?
—Seth me dijo que puedes venir esta noche —empiezo. Su cara se transforma y sé que está a punto de discutirme, por lo que interrumpo—. Por favor, tienes que venir conmigo. No quiero ser la única chica.
—Quinn —bufa—. No quiero ir a una despedida de soltero.
—¿Crees que yo sí? —suelto comenzando a frustrarme—. Por favor, Hannah. Ven conmigo.
Puede ver la evidente desesperación en mi rostro. Hasta yo la veo. Creo que eso es lo que la hace asentir.
—¡Gracias!
—Me debes una enorme.
***
Contrario a lo que pensé, Nate no se ve molesto porque Hannah vaya. Si algo se nota en él, es que está incluso emocionado. Eso me hace repensar mi plan, ¿qué acabo de hacer? Hannah me dejará toda la noche sola por estar con Nate.
Estamos en el lobby esperando a que Rick vuelva del bar. Está hablando con alguien por teléfono y al parecer es tan confidencial que nosotros no podemos escuchar.
Key me manda una selfie de Fury y él sonriendo. Me manda suerte para esta noche y me asegura que será una para el recuerdo. Me encanta la energía positiva que emana, pero de esto nadie me rescata. A veces sus intentos de que me sienta mejor son ridículos y en vano.
De todas maneras, le envío una foto tirándole un beso y le agradezco.
Jugueteó más con mi celular y mi costumbre de mierda hace que termine en el perfil de Instagram de Liam. Agradezco que no sepa todas las veces que lo reviso en las redes sociales, porque de seguro creería que soy una loca. No ha subido nada desde hace un mes, pero lo mismo bajo y encuentro la foto que tiene conmigo. Para mi sorpresa, aún no la ha borrado. Todavía recuerdo el momento exacto en la que nos la tomamos, recuerdo absolutamente todos los detalles porque es algo que no quería olvidarme nunca. Liam me sorprendió en San Francisco para las fiestas, y mientras tonteábamos en mi cama, él decidió capturar el momento en el que me incliné a darle un beso en la mejilla. La foto luce como otra cosa, porque apenas se ve la tira del pijama que llevaba puesto ese día y Liam no tenía una camisa encima. Sin embargo, es una de las más tiernas que tenemos. Ese día le anunciamos a todo nuestro círculo que estábamos juntos.
—¿¡Qué estás haciendo?! —chilla Hannah a mis espaldas. Bloqueo el teléfono en un solo instante.
—Nada —carraspeo.
Se sienta en el espacio libre a mi lado y me mira como si fuese una chiquilla a la que acaban de atrapar comiendo dulces antes de la cena.
—Vamos a hacer de cuenta que no vi eso —dice—. Pero tienes que dejar de hacerlo, solo te haces peor. Tienes que encontrar la manera de sacarlo de tu sistema, Quinnie.
—No puedo hacer eso. No es como si con un chasquido de dedos todo se soluciona y olvido al chico que me tiene en las nubes desde hace dos años.
Hannah suaviza su mirada y asiente. Pone una mano sobre la mía y le da un apretón.
—Entiendo que es difícil. Debe ser una mierda estar en tu lugar —empieza. Qué tacto—. Y no, no funciona con un chasquido de dedos, es un proceso largo por lo que no puedes tirar la toalla sin siquiera empezarlo. No quiero verte triste, ni viendo fotos de tu ex lamentándote todo. No va a cambiar el futuro.
Echo mi cabeza hacia atrás y cierro mis ojos. Detesto admitirlo. Hannah tiene razón.
—No, no va a cambiarlo —murmuro alzándome de hombros. Me quedo en silencio, sin embargo mi cabeza es un verdadero torbellino furioso.
¿Como se supone que debo superarlo cuando él mismo me dijo la noche que terminó conmigo que «nuestros caminos siempre van a cruzarse»? Liam pretende poner "pausa" a la relación para retomarla cuando demonios se le plazca. No sé quién le enseñó a este chico sobre relaciones, pero eso no es posible. Y no va a suceder. No voy a esperarlo toda mi vida, no soy capaz de hacerme ese tipo de daño.
Rick vuelve con nosotros con una sonrisa en el rostro. Se lo nota emocionado por esta noche. A diferencia de mi, que quiero enterrar mi cabeza en un pozo.
Tomamos un Uber hasta la discoteca porque ninguno de los dos pretende conducir esta noche. Eso significa que voy a tener a la versión borracha de mis hermanos y tampoco me entusiasma esa idea.
A pesar de mi inseguridad sobre el vestido de hoy, Hannah me asegura que me veo fenomenal. Es extremadamente corto, incluso para lo que suelo usar. Es color rosa viejo y la textura de un millón de apliques es lo que le da ese toque brilloso. El escote es grande, y hace que mi pecho se vea aún más grande de lo normal. Lo combiné con uno de los tacones que traje, son blancos y creo que le atiné.
El vestido no es mío, porque nunca me compraría algo que me haga sentir tan incómoda. Es de Hannah, y me pregunto a dónde demonios lo llevó porque definitivamente no es de esos que puedes usar en todos lados.
Dejé mi cabello al natural, entonces tiene unas cuantas ondas. Solo lo sequé para no parecer un espantapájaros. A pesar de que me encanta maquillarme, esta noche decidí ir por algo muy simple porque el vestido en si ya acapara todas las miradas.
El auto nos deja en la puerta de la discoteca. A pesar de ser temprano, ya hay fila, y a juzgar por el ambiente, luce como un lugar costoso. Me recuerdo que Seth fue criado en una cuna de oro, no me debería de sorprender.
Tiro mi vestido hacia abajo una vez que estamos afuera. Rick y Nate nos guían hacía la entrada, uno de los guardias revisa una lista y ve que efectivamente, la reservación de Rick está ahí. Se hace a un lado y nos deja pasar.
Tengo un pie adentro y ya siento docenas de miradas sobre mi. Mantengo la cabeza en alto e ignoro los ojos que me recorren de pies a cabeza. Antes amaba ser el centro de atención, ¿ahora? Ahora no lo soporto.
La música por ahora es baja y no del tipo que esperas en una discoteca pero más que nada en un bar. Nadie baila. Solo están bebiendo en grupos. Pasamos directamente al piso de arriba. En una de las mesas diviso a Seth con un grupo de chicos.
Mis hermanos son los primeros en saludarlo, porque van al frente. Luego Hannah y finalmente los ojos de Seth se detienen en mi.
—Viniste —sonríe y luego me abraza como si no me hubiese visto en años.
—Tómalo como tu regalo de boda —respondo pasando mis brazos por encima de sus hombros. Se ríe, y toma distancia para introducirme al grupo.
No veo ninguna cara conocida, lo cual me desanima. Pensé que esos amigos que solían pasar todo el tiempo en el departamento de Rick y Seth estarían aquí. Kyle y Kendall. Un par bastante divertido.
Aunque me llevo una sorpresa cuando veo al hermano de Seth, o mejor conocido como entrenador Jones. Trabaja en la Universidad de Miami, lo recuerdo de ese día que Rick me dio un paseo por la universidad. Es el entrenador —ex, mejor dicho ahora que se graduó— de Jason Heyward.
—¡Quinn! Tanto tiempo —exclama y me estrecha la mano—. Me enteré sobre el accidente, me alegro tanto de que estés bien.
—Gracias —sonrío.
El resto del grupo parecen ser chicos que Seth conoció en Los Ángeles. Claramente son de aquí, es muy fácil identificarlos.
—¿Qué quieres para beber? —me pregunta Hannah mientras nos sentamos en uno de los sofás libres.
—No estoy con ánimos de beber.
—Respuesta incorrecta. Empecemos con mojitos, ¿qué te parece?
Resoplo y asiento. Con Hannah como mi acompañante, me quedan pocas opciones. Tiene ese tipo de personalidad "líder", de esas que resaltan entre un grupo. Al principio, cuando la conocí, me dio la impresión de ser una chica tímida que odia estar bajo los reflectores. Impresión totalmente errónea, ahora que veo.
Hannah se levanta para ir a la barra mientras yo la espero. Los chicos ya han empezado a beber y comienzan a ponerse escandalosos mientras se ríen y no paran de hablar. Me sorprende ver al entrenador Jones sin su ceño fruncido dándole órdenes a sus chicos. Esta fachada suya que es relajada y sonriente me gusta más. Me pregunto que pensará Jason sobre esto.
Rick, Nate y Seth pasan ignorarme monumentalmente mientras estoy allí. A lo sumo Seth me envía un par de miradas, pero eso es todo. Me entretengo con mi celular hasta que Hannah vuelve con dos mojitos y una sonrisa. Para no haber querido venir en un principio, la veo bastante bien.
Me entrega uno y es cuando cambia su rostro a uno de indignación.
—¿Puedes creer que el barman intentó invitarme a salir? —chista.
—De hecho, sí. Puedo creerlo —murmuro en respuesta y le doy un trago. Solo lo probé una vez hace un tiempo con Key, pero con este confirmo que me gusta.
—¿Quién te invito a salir? —inquiere Nate asomando su cabeza a la conversación. Esta sentado al lado de Hannah.
—El barman. Le dije que sí, nos veremos mañana —responde ella.
Nate le sonríe divertido.
—Que se diviertan, entonces.
—Oh, ya me conoces. Nos vamos a divertir.
Mi hermano termina de reírse y se inclina para dejar un beso en los labios de su novia. No puedo creer que tenga una sonrisa tonta en la cara al verlos. Dios, una relación así. ¿Es tanto pedir?
Un par de mojitos después, la fiesta comienza a levantarse y yo comienzo a sentirme achispada por el alcohol. Puedo notar que el resto del grupo "despedida" también lo está. Abajo, la discoteca comienza a llenarse.
—¡Vamos a bailar! —tironeo del brazo de Hannah, quien tomó la misma cantidad de mojitos que yo. Y por eso esta pegada a Nate mientras le sonríe y le susurra cosas al oído. Cosas que si las oigo, probablemente quiera tirarme desde un último piso—. ¡Vamos!—vuelvo a insistir.
—Bueno, bueno —responde ella resignándose a Nate. Se aleja y por fin puedo dejar nuestros vasos vacíos sobre la mesa y hacer que bajemos hacia donde la verdadera fiesta está tomando forma.
Una canción conocida suena. Nos hacemos paso entre la gente y cuando encontramos un lugar, bailamos como si nuestras vidas dependieran de ello.
Si bien es la despedida de soltero de Seth, siento que es mi "bienvenida a la soltería". Porque realmente, apenas he hablado con él.
Hannah se echa a reír cuando un tipo quiere bailar con ella. Niega con la cabeza y mira hacia otro lado, este se va. ¿Cómo hace Nate para vivir bajo la constante amenaza de que su novia sea súper atractiva y todos quieran estar con ella?
Varias canciones después, creo que amo bailar. Mi cabeza no piensa con mucha lucidez, las luces parpadeantes de colores y la música alta tampoco ayuda mucho. Decido que es mejor alejarme un poco y tomar aire. No diría que estoy completamente borracha, porque no lo estoy. Aun puedo unir mis pensamientos con claridad.
—Hannah, vamos arriba.
Ella asiente y ambas nos abrimos camino de vuelta hacia las escaleras donde le enseñamos al guardia nuestras pulseras que nos dio Rick para el sector privado. Al llegar arriba me doy cuenta de que ya casi no queda nadie en la mesa. Solo Nate y uno de los amigos de Seth con una chica poniéndose bastante íntimos. Hannah se arroja a los brazos de mi hermano y es cuando me doy cuenta de que sobro. Nate no se da cuenta de que yo también estoy allí. Se inclina para besarla y ¡puf! Me he quedado sola.
Decido no amargarme el resto de la noche y camino más allá hacia por el sector. Las mesas están casi vacías; hay pocas personas ya que están todos abajo. Me siento en un sofá vacío. La mesa estaba ocupada por alguien, porque todavía hay botellas a medias.
Echo mi cabeza hacia atrás y cierro mis ojos. Mi cabeza da vueltas demasiado rápido. ¿Por qué bebí tanto? La última vez qué pasó esto, Liam estaba allí conmigo para cuidarme y darme besos mientras yo divagaba palabras sin sentido y él se reía de mi. Ah, Liam. Te extraño tanto.
¿Y sí le envío un mensaje? Uno. Para preguntarle cómo está. Solo quiero saber eso.
No, me olvidé mi celular en la mesa donde estaba antes. Mierda. Aunque supongo que es para lo mejor.
—¿Quinn? Esta no es nuestra mesa —la familiar voz de Seth llega a mis oídos. Abro los ojos para encontrarlo parado frente a mi. Luce borracho. Su mirada algo pérdida y la forma en la que se mueve lo delata bastante. Camina y se desploma a mi lado. Nuestros cuerpos se tocan tanto que no hay ni un centímetro de distancia entre los dos.
—No, no lo es —apuntó lo evidente—. Solo necesitaba alejarme de las parejitas. Por poco se volvía una película porno.
Seth se ríe.
—¿Y tú qué haces acá solo? —le pregunto y alzo mis cejas—. Es tu despedida.
—Me cansé de estar abajo. Realmente, me estaba aburriendo.
—¿Y sigues aburrido?
—No, ya no —responde y me sonríe. Le devuelvo la sonrisa. Siento que mi cabeza me traiciona cuando lo imagino bajando su mirada a mis labios y luego dándose cuenta de ello y subiéndola de nuevo. ¿Es realmente mi imaginación?
—¿Crees que Jess vaya a matarme? —le pregunto simplemente para desviar el tema de conversación.
—No, no lo creo. Solo esta celosa porque cree que... me pasan ciertas cosas contigo. Pero creo que son sólo los nervios. Estará bien. No voy a permitir que te mate —suelta lo último con humor.
—No entiendo por qué los nervios. Es mentira, no se de donde ha sacado que tú y yo... pff —digo y niego con mi cabeza.
Seth se queda en silencio. Y eso me aterra. Estaba esperando una reacción rápida, que concuerde conmigo. No lo hace y eso me pone en alerta. Volteo a mirarlo.
—Quinn —empieza y mi cuerpo entero se hiela—. No he sido completamente honesto contigo el otro día. Jess no lo ha sacado de la nada esa idea. La verdad es que sí me pasaban cosas contigo. Grandes cosas.
Esto no puede estar pasando ahora.
—¿De qué estás hablando, Seth? —interrogo. De repente mi garganta está seca y tengo que tragar saliva.
—Al demonio todo. Estoy lo suficientemente borracho como para decírtelo. Hace un tiempo me tenías loco. De una manera que nunca pensé que estaría por ti. Ni siquiera me di cuenta de que estaba cayendo hasta que era demasiado tarde. Me gustabas y mucho. Esa fue una de las razones por las cuales me fui a Los Ángeles. Necesitaba aclarar mi cabeza.
No emito una palabra, estoy demasiado ocupada intentando asimilar todas sus palabras.
—Hablaste en pasado. ¿Ya no te gusto?
Alza sus cejas y me mira de una manera que solo Seth puede hacer. O sea que... este chico, el cual, para empezar, es increíblemente atractivo y mejor amigo de mi hermano, tenía y posiblemente tiene, sentimientos por mi.
—No voy a mentirte. Todavía me gustas un poco.
Antes de que pueda reaccionar, Seth acorta la distancia entre los dos y me besa. Me besa. Lo hace y yo no puedo creerlo. Pienso en hacer lo mas sensato y alejarme, terminar esto, cortarlo de raíz antes de que se haga mas grande e incontrolable. Incluso pienso en Jess, en que van a casarse dentro de poco. Sin embargo, mi peor tendencia emerge y me pierdo junto a la lujuria. Le devuelvo el beso con la misma ferocidad que me lo entrega.
Dios. ¿Por qué no lo he besado antes? Es excelente y logra ponerme demasiado. O tal vez sea el alcohol lo que vuelve esto 100 veces mejor. Sus manos se posan en mis caderas. Tira de mi y entiendo inmediatamente el mensaje. Paso mi pierna por encima de las suyas para quedar a horcajadas. Agradezco a la poca luz y la música alta que disimula esto mucho. Sus manos no pierden tiempo y casi suelto un gemido cuando las baja hacia mi trasero. Me aprieto más contra su cuerpo y paso mis manos por su cabello. El beso nunca pierde su pasión y ni deseo. Es hambriento y hasta desesperado.
Casi pierdo cualquier noción de absolutamente todo cuando siento sus dedos por debajo del dobladillo de mi vestido que ya de por si se ha subido un poco. Eso hace que mis caderas se muevan y la fricción entre los dos sea aún mayor. Ni siquiera soy capaz de detenerme cuando siento una dureza debajo de mi.
Seth solo rompe el beso para comenzar a besar mi cuello. Sus manos comienzan a explorar cada vez más y es cuando decido detener esto.
—No, detente —murmuro agitada. Realmente, no quiero que esto pare. No cuando sus labios son jodidamente increíbles. Solo quiero llevarlo a otro lado y que aún más cosas sucedan. Pero este no es el lugar. Ni el momento. Ni la persona indicada, si vamos al caso.
Seth me hace caso y se separa de mi. Nos miramos a los ojos. Ambos cargados de deseo y de culpa.
—Seth —susurro casi como si fuese un arrepentimiento—. No podemos.
Niega.
—No, no podemos.
Respiro hondo en busca de aire para calmar mi corazón acelerado y mis nervios. Me doy cuenta de que aún sigo encima de él y me corro hacia un lado.
Ni siquiera lo pienso dos veces cuando me pongo de pie, acomodo mi vestido y salgo dispara de esa mesa. Bajo la cabeza avergonzada cuando noto que un grupo de chicas me mira como si acábese de desnudarlo allí en medio de todo.
Vuelvo a la mesa, rogando que nadie haya visto nada de mi agitado momento con Seth.
—Hannah, tenemos que irnos —digo y tiro de su brazo para que me preste atención. Frunce el ceño al verme tan acelerada.
—¿Qué sucede? ¿Está todo bien?
—No, tenemos que irnos. Ya.
Nate, que también esta confundido, me vuelve a preguntar que es lo que sucede.
—No puedo explicarlo ahora. Tengo que irme, ya.
Quizás esté siendo dramática. Pero no quiero ver a Seth ahora, no cuando mis mejillas arden de la vergüenza cada vez que pienso en él.
Hannah decide no hacer más preguntas y asiente. Se levanta, alza su bolso y agarra a Nate de la mano.
—Nos vamos al hotel —anuncia para los tres. Asiento aliviada.
No soy capaz de mirar hacia atrás para ver si Seth está o no. ¿Qué demonios acabamos de hacer?
Nota:
Capaz que lo veían venir, capaz que no. De todas formas, espero que les haya gustado. Quiero que me cuenten que piensan sobre todo esto...
El mix de personajes de Una Casa 7 Problemas y La Tregua Perfecta se vieneeee en nada. Gracias por ser pacientes!
No se olviden de votar, comentar y seguirme en mis redes sociales❤️
Los quiero❤️❤️❤️
Cans
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro