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15. Los Ángeles suena como una buena idea.

MARATÓN 3/3

Dos semanas pasan como una tortura cuando tienes el corazón roto. Mi cabeza ilusa y yo pensamos que ya habíamos superado la etapa de estar así por amor, pero no. Aparentemente, todavía me queda un largo camino para andar.

Estas dos semanas han sido horribles. Durante la primera, lloré absolutamente todos los días. Me sentía una tonta por creer que verdaderamente, lo mio con Liam era de esas relaciones únicas, que lo que sentíamos por el otro podía superarlo todo. Ilusa. Eso es lo que soy, debería cargar un cartel en mi frente que lo diga. ¿Cuanto puedo importarle si me terminó así de rápido? ¿Sin siquiera intentarlo?

Key y Reese estuvieron bastante pendientes de mi. En vez de estar haciendo cosas de cualquier adolescente en verano, estuvieron la mayor parte del tiempo conmigo, intentando animarme y viéndome llorar y parlotear sobre Liam todo el tiempo. Dios, les debo una jodida vida a esos dos.

Zack también estuvo presente en esas semanas. Sorprendentemente, mi ex novio y ahora hermanastro, no me quitó un ojo durante este tiempo. Quiero pensar que le importo pero realmente, creo que tiene miedo de que me corte las venas como Hannah de "Por 13 razones" o me tire de la ventana para caer sobre el piso de parqué del patio. Todas las noches me trae algo para cenar, y me obliga a ver una película con él en la sala de juegos. Ninguno de los dos se va hasta que la película ha terminado. Con Zack, nunca toco el tema de Liam. Me hace olvidar un poco que existe. Tuve tiempo de conocerlo más, y realmente, ya no es el chico que era cuando me enamoré. Cambió para bien y eso me alegra.

La segunda semana fue diferente, porque lloré solamente una vez mientras estaba en la ducha y me acordé de la forma que tenía para hablarme, sonreírme y luego hacerme reír. Extraño hasta su perforación en el labio.

Y creo que esa fue la última vez, porque luego pasé a estar enfadada con él. ¿Así de rápido y fácil se deshace de nuestra relación? ¿Sin siquiera luchar un poco? ¿Es broma? Quizás ya quería terminar conmigo hace tiempo y encontró el momento perfecto el día de mi cumpleaños. Y si lo pienso dos veces, tiene lógica. Liam dejó de hablarme por un buen tiempo, se alejó de mi y apenas nos hablábamos.

Entonces finalmente llegamos a hoy. A hoy mientras un auto nos lleva desde el aeropuerto en Los Ángeles hasta el hotel en donde nos quedaremos una semana y unos cuantos días más. Me siento mucho mejor con el cambio de ambiente. Es como si me hubiesen sacado de la prisión de mi habitación que en vez de ser testigo de noches de pasión descarrilada, es testigo de noches enteras en las que no paro de llorar.

En el auto estamos Rick, quien está al tanto de la situación y su postura es querer matar a mi ex novio. Nate, quien viajó de Atlanta hacia Miami para tomar el vuelo con nosotros, y Hannah, su novia.

El transito de esta ciudad es terrible. No soy para nada fan de este lugar. Primera vez que estoy aquí y no me gusta lo que estoy viendo. El sol brilla y es demasiado molesto, puesto que son las tres de la tarde. El calor es insoportable. Si pensaba que en Miami hacia mucho calor, es porque nunca estuve en Los Ángeles con sus temperaturas ridículamente altas.

—Veremos a Seth y a Jess para cenar. Nos invitaron a su departamento —avisa Rick luego de estar en su teléfono por un buen rato—. ¿Emocionada por verlo, Quinnie?

Toso. No tanto como pensé. Estoy más que nada nerviosa. La última vez que vi a Seth fue en el hospital luego de que me despertara del coma, y luego fue un completo silencio de su parte. Ni siquiera me contó que estaba comprometido, ni me llamó para invitarme a la jodida boda. ¿Y ahora le dice a Rick todo emocionado que quiere que asista e incluso vaya a su despedida de soltero? ¿Es chiste?

Media hora después, hemos llegado al hotel. El conductor nos ayuda a bajar nuestras valijas y cuando ya estamos todos, entramos. Me tiro en el sofá del lobby, el cual luce bastante bien. Mis hermanos no me contaron exactamente cuanto les sale este viaje a Los Ángeles, ya que ellos lo pagaron y no quisieron explicar muchos detalles. El hotel no luce extremadamente lujoso, sin embargo, no se queda atrás para nada.

Rick se acerca a recepción para registrarnos.

—¿Cómo te sientes? —me pregunta Hannah acercándose. Se quita las gafas de sol dejándome ver sus increíbles ojos azules. Si mi hermano y ella duran tanto para tener hijos, ojalá salgan con sus ojos y no los de Nate.

—Mejor —respondo.

—No te preocupes, después de este viaje, volverás sintiéndote incluso mejor. Yo me aseguraré de ello.

Me río.

—Entonces supongo que debo confiar en ti.

Nos reímos. Momentos después, Rick vuelve con cuatro llaves de habitación.

—Esto va a ser así. Yo duermo con Nate, y Quinn con Hannah.

Asiento. Juro que prefiero mil veces compartir habitación con Hannah a que con alguno de mis hermanos y su poco hábito de limpieza.

Ambas habitaciones están ubicadas en el mismo piso pero lejos entre si. Hannah tiene una personalidad despampanante, habla con emoción sobre la boda y lo que se pondrá. Yo aproveché los vestidos que compré para mi cumpleaños y nunca use, terminé eligiendo uno color crema corto con diseños de flores. Es lindo y simple, y lo más importante, perfecto para este clima.

Entro primero a la habitación por lo que elijo la cama que está más cerca de la ventana. Dejo mi maleta en el primer espacio libre que encuentro y me tiro de espaldas a la cama. Hannah me dice que tomará una ducha porque en dos horas, tendremos que ir al departamento de Seth y Jess para cenar. Cuánta diversión.

Me conecto al Wi-Fi y reviso las fotos que Key me envío con Fury. Lo dejé a su cuidado, porque no le confiaría a nadie más y no quiero que se quede solo en casa. ¿Es ridículo que ya lo extrañe? No tan ridículo como extrañar a Liam, me recuerdo.


Dos horas y media después, en las que vimos televisión, nos vestimos para cenar y Hannah me mostró los vídeos de perritos que tiene en su celular, Nate me envía un mensaje de que ya arreglaron con una agencia de alquiler de autos y que tenemos que bajar ya.

—¿Ahora? —inquiere Hannah. Se levanta de golpe y se mete al baño—. ¿Ya, ya?

—Sí, ya. Ya —respondo. Entro al baño con ella y veo que se está retocando el labial.

Me ve a través del reflejo y voltea a inspeccionar mi rostro con sus ojos entrecerrados. Acomoda mi cabello con sus manos.

—¿Así pretendes ir a cenar? Pareces muerta —se queja mientras pongo una mueca cuando accidentalmente tironea de mi—. Te han roto el corazón, no la cara.

Hannah revuelve su bolso de maquillaje y saca un arqueador de pestañas y mascara.

—Nate y Rick van a enojarse si no estamos a tiempo.

—Que se enojen todo lo que quieran —me responde antes de apretar el arqueador—. No voy a dejar que salgas así, y si un poco de maquillaje te hace sentir un poco mejor, entonces así será.

—Estamos yendo a cenar con Seth, ¿qué tanto tengo que producirme? Ellos me han visto tan desastrosa que pierde el sentido.

Hannah termina con mis pestañas y saca un corrector.

—Conozco a Seth hace mucho, y cuando te conocí a ti y vi la química que había entre los dos y la forma de entenderse que tenían, juro que pensé que se gustaban.

—Dios, no —respondo y me río.

—Shsh, quieta —me reta muy concentrada en su trabajo—. Dices eso pero es lo que yo vi, recuerdo que Nate estaba preocupado de que pase algo. ¿Pasó algo?

—No, nunca. Ni de cerca —contesto.

—¿Por qué no querían o por qué no se dio? —inquiere ella. Alza sus cejas y me mira por unos segundos—. De la historia que yo sé, en el tiempo que ustedes coincidieron, tú siempre estabas con alguien y lo mismo de su parte.

—Ambas —respondo.

Lo dejo ahí porque me parece que Hannah se está pasando con lo que insinúa. Cuando termina conmigo, agarra su bolso y salimos de la habitación.

—Lo siento si soné atrevida con lo que dije sobre Seth —resopla cuando estamos bajando en el ascensor y el silencio incomodo nos envolvía como una burbuja—. No quise insinuar nada. De verdad.

—Nah, está bien —contesto alzándome de hombros—. La situación con Liam me tiene mal y estoy demasiado irritable últimamente.

Hannah asiente. Estira una mano y me da un apretón en el hombro.

—Si necesitas hablar con alguien o algún consejo,  puedes contar conmigo. Tú estuviste para mi el año pasado cuando pasó eso con Nate.

Le agradezco, aunque siendo honesta, me sigue sonando raro lo que dijo sobre Seth.

Rick nos pone mala cara cuando nos ve en el lobby. Pongo mis manos en los bolsillos de mis shorts.

—¿Por qué demoraron tanto?

—¿Esperabas que no? —le responde Nate levantándose del sofá. Se lo ve mucho más calmado que mi otro hermano, debe estar acostumbrado a esperar a Hannah en cualquier situación. Y Rick demasiado acostumbrado a hacer su vida solo, con sus propios horarios y reglas.

—Shsh, la cena espera —sonríe Hannah. Rodea a Nate con una mano, apoya su cabeza en su hombro y caminan juntos hacia afuera. Mi hermano se inclina para decirle algo al oído, a lo que ella se ríe.

Los observo con ternura mientras camino detrás de ellos. Esos solíamos ser Liam y yo. Respiro hondo e intento pensar en otra cosa, porque un recuerdo me lleva al otro y llevo una racha bastante buena sin llorar.

—Son empalagantes —comenta Rick alcanzándome. El Grinch del amor arruga su nariz.

—Tú solo no puedes soportar que alguien te robe a tu gemelo.

—Chistosa.

Lo empujo y él me devuelve el empujón. Con mucha más fuerza de la que esperaba. Me vuele a empujar y en pocos segundos nos estamos peleando. Suelto un chillido cuando tironea de mi pelo, lo cual llama la atención de Nate que nos separa diciendo que no causemos una escena afuera del hotel.

Rick se ríe de mi falta de fuerza mientras camina hacia el auto gris que alquilaron para estos días. Nate conduce, Hannah se sienta a su lado por lo que me dejan con el gemelo malvado en los asientos traseros.

El camino hacia el departamento de Seth es largo, no alcancé a oir en qué zona de Los Ángeles está, solo que demoraremos media hora. Mientras Nate se guía con el GPS de su celular, Hannah se encarga de poner música. Su gusto musical se basa en Tyler The Creator.

Rick no me molesta durante el viaje porque sabe que si empezamos a pelear, no sabemos detenernos.

—¿Falta mucho? —inquiero en un llanto. Detesto las distancias y el tráfico en esta ciudad. ¿Quién mierda querría vivir aquí?

—Tres minutos —contesta Nate.

Como es prometido, tres minutos después, Nate estaciona donde puede cerca del edificio de Seth y Jess. La zona es buena, y es cuando recuerdo que ambos tienen mucho dinero. Sus padres son capaces de comprarles todo lo que ellos quieran.





Mientras estamos en el elevador, Rick se mantiene extrañamente callado. Lo noto extraño y me hace pensar que algo va mal. Me digo que es solo mi usual paranoia, que todo está bien. Cuando llegamos al piso quince, Nate y Hannah van primero porque saben cual es el departamento.

—¿Te sientes bien? —le pregunto a Rick cuando estamos a una buena distancia.

—¿Eh? —inquiere desconcertado y me mira—. Sí, estoy bien.

Me sonríe, lo cual me deja más tranquila.

Nate se inclina a tocar el timbre de Seth y esperamos. Miro mi alrededor con interés, a pesar de que es bastante simple el pasillo, me resulta intrigante saber a donde terminó Seth y qué hace de su vida ahora.

—¡Voy! —escucho la voz de Jess. No la veo hace demasiado tiempo. Ni siquiera recuerdo con exactitud cuando fue la última vez que hablamos. Solo sé que ahora es rubia gracias a Instagram.

La puerta se abre y Jess salta a abrazar a Nate y a Hannah con bastante efusividad. Mi mente me remonta a la primera vez que la conocí. Era la mano derecha de Alison Aiken, quien era como una bala con respecto a su personalidad. Jess era la reservada de las dos.

Luego abraza a Rick y cuando llega a mi, se detiene repentinamente. Abre sus ojos como si estuviera sorprendida.

—Quinn, qué sorpresa —dice luciendo confundida. Me abraza, pero no siento ninguna alegría que le vendieron a los otros tres. Siento una estafa.

Miro a Rick asustada. ¿Acaso no sabe que yo vendría esta noche?

—Pasen —nos dice retomando su sonrisa inicial.

Tiro a mi hermano de la camisa antes de que entre.

—¿Qué fue eso?

—Nada, Dios. Tranquilízate. De seguro a Seth se le olvidó decirle que venías a cenar.

El rostro que puso no luce como el de alguien que recibe a una persona de sorpresa. El departamento entero huele a lavanda. El suelo de parqué esta perfectamente lustrado. Es grande  y bonito. Pasamos a la sala de estar, la cual tiene una decoración monocromática. Los sofás son blancos, la alfombra negra y como si fuese poco, hay un tablero de ajedrez con sus piezas sobre la mesa pequeña.  Hay un gran ventanal con un balcón que tiene una vista increíble a la ciudad y sus luces. Me quedo embobada mirando. Si es que alguna vez me voy a vivir sola, quiero tener esta vista.

Una de las puertas se abre llamando mi atención. Es Seth. Entra con una sonrisa a la sala de estar, hasta que me ve entre sus invitados y alza sus cejas asombrado. ¿Qué?

—¿Rick? —murmuro un poco asustada—. ¿Por qué están todos sorprendidos?

Mi hermano deja escapar una risa incomoda. Seth saluda a Nate, Hannah y cuando se acerca a mi, me da una mirada de sorpresa. La misma expresión que tuvo Jess cuando me vio.

—No voy a mentirte, me tienes estupefacto pero en una buena manera.

Luce igual, solo que no lleva la barba creciente que tenía cuando me desperté en el hospital. Lo hace ver más joven, y sus hoyuelos se marcan a la perfección cuando sonríe.

—¿No sabías que vendría? —le pregunto mirando hacia arriba porque diferencia de altura siempre fue notable.

Niega.

¿Entonces todo lo que me dijo Rick sobre Seth estando emocionado de que vaya es mentira? ¿Por qué?

Seth me rodea con sus brazos, pero yo no soy capaz de devolverle el abrazo. Me vine hasta aquí y ni siquiera estoy invitada. ¿Por qué me mintió?

—Ya está todo listo —avisa Jess. Seth revuelve mi cabello y se aleja para saludar a Rick. Jodido Rick, quiero matarlo.

Nate y Hannah siguen a Jess hacia la mesa, donde ya está todo listo. No me hace falta ser Sherlock Holmes para darme cuenta de que estoy sobrando aquí. Tampoco darme cuenta de que Jess no cocinó esto, sino que fue Seth porque la cocina se le da bastante bien.

Jess pone un plato y más cubiertos para mi, así que termino sentándome en un costado de la mesa alejada al lado de Hannah. Comienzo a sentirme miserable, porque es como si sobrara en esta situación. Solo quiero hablar con Rick y preguntarle de qué demonios se trae entre manos y por qué me hace pasar por esta situación.

Apenas le presto atención a la comida. La carne sabe extraña y las verduras no tienen sabor. Me mantengo al margen de la conversación, hablan sobre la boda más que nada y siento que ni siquiera puedo sumar un comentario.

Cuando me aburro lo suficiente, carraspeo.

—Ehm, ¿dónde está el baño? —inquiero.

—Por el pasillo, es la primera puerta —responde Jess.

Asiento y me dirijo hacia allí. Cuando estoy segura de que nadie puede oírme ni verme, resoplo pesadamente. Quiero irme de aquí, quiero estar de nuevo en Miami.

Entro al baño y me apoyo en la mesada. Me miro en el espejo y pienso que ahora sería un buen momento para llamar a Liam. Pero ya no estamos juntos y mis privilegios de hablar con él para despejarme la mente, tampoco están.

Inflo mi pecho de aire y me recuerdo que solo tengo que soportar esto un par de horas, y luego me tomo el primer vuelo a Miami y me voy a casa.

Salgo del baño al pasillo a oscuras y por poco salto del susto cuando veo a Seth apoyado en la pared del frente.

—¿Quieres matarme del susto? —le pregunto con el corazón agitado.

—Tranquila —se ríe—. Solo vine a explicarte qué sucedió allí.

—¿Explicarme? —pregunto casi como si fuese una broma—. El que tiene que explicarme es Rick, quien me contó toda una historia sobre como me querías aquí para tu boda.

—No es una historia, lagarto. Sí te quiero aquí —responde. Frunzo el ceño. Ahora estoy más confundida—. Y por supuesto que sabía que venías.

—¿Entonces qué? ¿Están ensayando para una jodida obra de teatro, Seth?

—Es Jess la que no quiere que estés aquí.

—¿Y ahora qué hice?

—Es una historia larga. Pero resumiendo, está celosa de ti porque piensa que me gustas.

Esto si no lo esperaba.

—¿Y te gusto?

Seth se echa a reír e instantáneamente me siento como una estúpida por preguntar eso.

—No, lagarto —murmura dejando de reírse—. ¿Crees que tú me gustarás me casaría en dos semanas?

—No lo sé, dime tú. No es como si tu relación sea estable ni la mejor de todas. Has vuelto hace cuanto, ¿dos días? ¿y ya van a casarse? —me cruzo de brazos. Quería decirle esto hace tanto tiempo—. Espero que te salga bien y no te arrepientas.

—Demonios, viniste con las garras afiladas.

—No, vine con la verdad afilada.

Seth se queda en silencio y asiente.

—Duele porque viene de ti y sabes que te tengo muy en cuenta en mi vida. Probablemente debería haberte explicado esto antes... No importan los altibajos que tengamos Jess y yo, nada cambia el hecho de que la amo. Tú más que nadie deberías entenderlo, no es como si Liam y tú tuviesen la historia más estable.

—Terminamos —suelto sin poder evitarlo—. Así que no, no lo entiendo tanto como crees.

—Uh —responde Seth sabiendo que metió la pata.

—Sí, "uh".

—¿Ya estamos bien?

Entrecierro mis ojos. Nunca voy a entender nuestra amistad al cien por cien.

—Ya.

Seth me sonríe y me abraza. Ahora sí, correspondo el abrazo como venía imaginando desde que me dijeron que viajaríamos a Los Ángeles.





NOTA:

en el próximo capitulo va a aparecer un personaje van a conocer si leyeron mis otras novelas. no voy a especificar de cual, solo que va a ser un buen capítulo.

pistacho: tyler volverá a aparecer en el prox cap.

estoy super cansada lol, gracias por esperar el cap! y por los mensajes de cumpleaños.

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