11. Desamor.
—¿Entonces irás al juego? —me pregunta Key cuando me detengo para tomar aire. Él sigue trotando en su lugar, porque ser novio de Reese significa hacer deportes seguido y le agarró la mano demasiado rápido.
—Claro que no. —respondo. Observo a mi alrededor. Debemos estar a tres kilómetros de mi casa, es realmente Key quien lleva la cuenta en su reloj.
—Pero no puedes perderte tu último juego de secundaria. Todos estarémos ahí, será divertido.
Me tomo el tiempo de girar la cabeza para verlo y fruncir el ceño.
—¿Desde cuándo me llevo bien con toda esa gente? —inquiero en un tono sarcástico y me enderezo—. Será malo perdérmelo, pero tampoco puedo faltar a la fiesta de despedida.
Key bufa pero termina por asentir porque sabe que no tiene caso pelear conmigo sobre ello. Mi respuesta siempre será no. Esta noche es el último partido conmemorativo que Everdeen siempre organiza con otra escuela cercana. El chiste es que sea el "último" de secundaria, aunque ya nos hayamos graduado.
Y no es que el fútbol no me guste, porque es divertido y los partidos de secundaria siempre son un buen tiempo. Sin embargo, no puedo perderme la fiesta de despedida de Aggie, Nick y Tyler. Los tres vuelven a Cambridge después de haber estado aquí por todo un semestre. No pueden seguir posponiendo la universidad, menos estando bajo la presión de sus padres quienes si bien los dejaron estar aquí por una temporada para que le den apoyo a Liam, no quieren que descuiden sus estudios. Y lo entiendo.
La idea de la fiesta fue de Aggie. Cómo no. Será en la casa de playa de Nick. No sé a cuánta gente esperan exactamente porque la mayoría de sus amigos están en la universidad pero lo sabré una vez que esté allí. Por lo menos podré pasar más tiempo con Liam, a quien veo demasiado poco para mi gusto.
Ni siquiera siento como si fuese su novia. Casi nunca tiene tiempo para mi, no ahora que también trabaja en la empresa de Malcolm.
Key me presiona para que sigamos corriendo. Le obedezco. Fury también nos acompaña, solo que va del lado de mi amigo porque siempre que estamos juntos, prefiere a Key. Me pone un poco celosa, no mentiré.
Decidimos dar la vuelta cuando nos damos cuenta de que en tan solo dos horas, tengo que estar en casa de Nick para la fiesta y Key en listo para el partido de su mariscal de campo. Decidimos volver caminando, porque ninguno de los dos es demasiado atlético como para correr lo que nos queda.
—Nunca te pregunté qué harás al final, ¿usarás el jersey de Reese?—le pregunto. Hace unos días, Key entró como un tornado a mi habitación hiperventilando porque Reese le pidió que use su camiseta en el partido. Es algo grande. Significa gritarle a todo el mundo que están juntos. Recuerdo cuando usé la camiseta de Tyler Aiken. Se siente como si hubiese sido hace siglos.
—No lo sé. ¿Crees que debería? Sus padres también estarán ahí y...
—Creo que deberías —repito lo que le dije ese día en mi casa—. Además, si te lo pidió sabiendo que sus padres estarán allí... Quiere oficializarlo. Salir del closet y todo eso.
Key, como siempre, duda. Realmente no creo que conozca a una persona más insegura. Con el tiempo entendí porque la fachada de odioso que porta con todo mundo. Es su mecanismo de defensa. A pesar de que Reese lo haya besado en medio de la pista de la fiesta de graduación, y que se hayan vuelto el chisme del mes, sigue algo inseguro cuando se trata de esto. Lo comprendo, y por eso tengo que darle el empujoncito.
—Será raro.
—¿Qué no te resulta raro? —suspiro por la nariz y niego con la cabeza—. Será raro, pero Resee lo vale. Es un buen chico, no como Chase.
—Por poco me olvidaba de ese imbécil —murmura sorprendido.
—¿Lo ves? Te olvidas. Hazlo por Resee, seguro quiere verte con el jersey puesto e incluso que conozcas a tus padres.
Key se voltea a verme y por un momento pienso que se rompió el cuello por la velocidad en la que gira. Sus ojos verdes me miran asustados.
—No iré —declara—. ¿Conocer a sus padres? ¿Estás loca? No estoy preparado para eso.
—¿Quién sí lo está? —bufo.
—Me van a odiar. De seguro pensarán que volví a su hijo gay y culparme de todo. Reese me contó como son, no es de esas personas por las que te mueres por conocer. Su padre es un ex jugador de fútbol americano y su madre es una de esas madres que maneja una mini ban y les encanta el chusmerio. Me detestarán.
No sé que decirle.
—¿Y qué si no les agradas? No tienes porque gustarles. Seguro, es un plus. Preocúpate más por gustarle a Reese y usa su jodida camiseta. Fin de la historia.
—¿Y si no le gusto a Resee?
Entrecierro mis ojos en su dirección y lo golpeo en el hombro. Key se ríe.
***
Le pido a Zack que me lleve hasta la casa de Nick. No tenía ganas de tomar un Uber y menos de conducir, porque planeo beber esta noche.
Liam me dijo que lo encontraré allí porque tenía "cosas por hacer" antes. Decido está en mi cabeza que esta noche hablaré con él. Necesitamos una buena conversación, porque apenas lo vi estas semanas y cada vez que lo veo quiere una cosa: acostarse conmigo. Es como si las charlas y las risas que tanto me gustan con él, las cuales me hicieron enamorarme de él en primer momento, hubiesen desaparecido. Ya no están.
Liam está diferente. Lo percibo desde que Olive apareció. Desde el primer instante entendí que esto sería difícil, que en vez de poner un cincuenta para que la relación funcione, tendría que poner un setenta. Entendí que Liam cambiaría, que no sería el mismo que conocí y que eventualmente, todo saldría bien. Solo que no me di cuenta que entre desconocerlo y que todo salga bien, hay un tramo bastante largo y difícil. ¿Lo caminaré? Sin duda, pero primero necesito que Liam me deje hacerlo.
—Ya hemos llegado —me avisa Zack deteniendo su Aston Martin frente a la casa de playa.
—Gracias —respondo y me quito el cinturón.
—¿Necesitas que te busque? —inquiere. Niego con la cabeza y le prometo que estaré bien. Supongo que me quedaré a dormir aquí o volveré con Liam. Me despido de mi hermanastro y me bajo del auto.
La fiesta no ha empezado aun, es demasiado temprano para eso. Pero sí he quedado con Aggie en llegar antes para pasar el rato con ellos. He estado emocionada por esto todo el día. Quiero saber en qué resultó la relación de amor, amistad y odio entre los tres. No sé demasiado ya que Liam y yo no hablamos sobre esto.
Toco el timbre. Inevitablemente mi mente me remonta a casi dos años atrás, cuando Tyler me trajo a una fiesta en lo que entonces era para mi un desconocido. Recuerdo ese día bastante bien. Rick me había prometido que una de sus amigas traería a su hermano al apartamento para entretenerme y así empezó todo.
Nick abre la puerta. La sonrisa que pone al verme se contagia hasta sus ojos azules.
—Pero si es mi chica favorita, te extrañé —exclama. Me atrapa en sus brazos.
—Supongo que ya no sabes que existen los celulares y que puedes visitarme cuando quieras.
Nick se ríe culpable.
—Las cosas en este lado del río han estado... Complicadas.
—Lo sé —asiento.
Se hace a un lado para que pase y me indica que están en el las tumbonas de la piscina. Al llegar, reconozco a unos cuantos chicos que eran compañeros de Liam el año pasado. Tyler está en un costado, junto a una chica rubia que nunca vi antes. Frunzo el ceño, ¿no que tenía una novia o algo así en Cambridge?
—¿Quieres algo de beber o que te ponga al corriente de la situación? —Nick llama mi atención.
—Ambas.
Nick me pide que lo siga de nuevo adentro. La música se oye menos desde aquí, y al estar vacío nos da más privacidad. Lo sigo hasta la cocina. Me siento en uno de los taburetes de la isla mientras Nick saca dos Coronas de la heladera. No me falla cuando le pone una lima a la mía.
—Parece que todo está bien —digo cuando él se sienta a mi frente—. No se han matado aún.
Se ríe.
—La situación sigue siendo complicada pero estamos dentro de todo bien. No voy a mentirte, este tiempo que pasamos juntos fue raro. Pasamos mucho tiempo con Liam, y él sabe cómo manejar la situación para que no sea tan extraño pero no es lo mismo. Mi amistad con Tyler nunca será lo mismo. Nunca volverá a ser mi mejor amigo.
—¿Y Aggie? —inquiero con un poco de miedo.
Mi amigo se muerde el labio para responder y eso me lo dice todo.
—Aggie es... Es diferente. No debería dejar que se acerque de nuevo pero resulta inevitable, ¿sabes? Es la chica de la que estuve enamorado toda mi vida. Tuvimos cientos de obstáculos, uno más grande que el otro. Y sí, este fue el más grande pero cuando la veo, no veo a Tyler ni su traición. Solo la veo como la chica que amo. Me cago en eso, por supuesto. Soy un débil de mierda cuando se trata de ella.
Nick suspira frustrado y le da un largo trago a su cerveza. Lo observo perpleja, sin saber qué decirle.
—¿Cómo crees que reaccionarías si Liam te hubiese hecho esto? ¿Lo hubieses perdonado?
No respondo nada por un rato. Pienso la respuesta bien. Si lo he pensado antes, debido a la fama de Liam antes de mi. Solo que mis pensamientos eran bastante claros: Si Liam me engaña con alguien, lo dejo para siempre. Perdonarlo se me hacía imposible. Sin embargo, con todo lo que me dice Nick, lo entiendo un poco más. ¿Cómo sería capaz de alejarme de él a pesar de ese error?
—Supongo que... —inhalo una larga bocanada de aire—. Eventualmente lo perdonaría, pero no volvería a estar con él. Prefiero no tropezarme con la misma roca.
Nick asiente. Lo debo haber confundido aun más.
—Aggie y yo estamos intentando arreglar las cosas —confiesa.
Asiento sin agregar nada. Aggie es mi amiga, solo que... ¿Qué le asegura a Nick que no lo volverá a hacer más?
—No sé si suena de la cabeza, pero la amo y estoy dispuesto a hacer todo a un lado por ella.
—Nick... Sabes que voy apoyarte en lo que sea que decidas hacer pero... Creo que deberías darte más tiempo para estar solo y pensar las cosas mejor. Un corazón roto puede ser lo peor del mundo, pero eventualmente el dolor te vuelve más fuerte. No se va, claro. Solo deja de arder tanto. Quiero mucho a Aggie y creo que es una chica fenomenal, pero si vuelves con ella, será apostarlo todo y perder esta vez será mucho más doloroso. Seguramente lo has pensado mucho así que quiero que hagas lo que consideres que será mejor para ti a largo plazo.
Primero me da la sensación que va a enojarse conmigo. Sin embargo, no lo hace. Simplemente asiente con la cabeza y se termina su Corona.
—Tienes razón. Si vuelvo con ella, sería apostarlo todo y perder me destrozaría, pero estoy dispuesto a poner todas las fichas sobre la mesa por Aggie. Un error no la vuelve una mala persona. No quiero olvidarme de todos los años que estuvimos juntos y todas las veces que estuve a punto de ser yo el que comete el error. En una relación hay altos y bajos. Vamos a superarlo. Con tiempo, claro.
Aún asombrada con el cambio radical de Nick, quien pasó de "no puedo verle el rostro" a "volveré con ella porque la amo demasiado", asiento.
—Entonces te deseo todo lo mejor, Nicky —sentencio y alzo la botella al aire.
—El brindis de la buena suerte —aclara antes de chocar su botella con la mía y guiñarme un ojo.
Ojalá me sirva a también.
***
Son las once cuando la fiesta comienza a tomar forma. Y una bastante borrosa. Me había olvidado de cuan manipulador puede ser Nicholas cuando se lo propone y su promesa personal fue que nos emborrachemos "épicamente" como despedida. Acepté, porque suena como una buena idea.
Nick se mantiene cerca de mi toda la noche. Me parece extraño que no busque a Aggie, después del discurso de amor sobre el cual parloteó en la cocina, pero las bebidas me hacen olvidarlo. La fiesta se vino adentro, ahora toda la sala de estar de los Ackerman está repleta de personas. No reconozco a muchos, solo a unos cuantos que solían ser compañeros de los chicos y quedaron en Miami después de que cada uno tome su rumbo. Mis ojos están constantemente volando hacia la puerta en espera de que Liam entre.
No le he enviado un mensaje aún, porque dejé mi celular en la habitación de Nick para no perderlo y aunque lo tuviera en mano, no lo haría. Me cansé de estar todo el tiempo detrás de Liam, necesito que él esté detrás de mi por tan solo un segundo.
Y como si mis pensamientos lo hubiesen llamado, mientras bailo con la quinta Corona de la noche, capto los ojos de Liam pasearse por toda la sala buscando alguien. Finalmente mi mirada cruza la suya. Esboza una pequeña sonrisa al verme y mis piernas tiemblan.
Me acerco a él a paso decido, haciéndome lugar entre la masa de personas en sus propios asuntos. Cuando llego a Liam, mi a veces novio comprometido y mi a veces novio "desaparezco por largos periodo de tiempo", extiendo mis brazos para recibirlo. No puedo ver mucho debido a la poca luz pero su camiseta blanca resalta, lleva su cabello alborotado como de costumbre y unos vaqueros negros.
Antes que nada, me quita la cerveza de la mano y se le da un largo trago. Me atrapa por la cintura con una mano y me pega a su cuerpo.
—¿Empezaste sin mi? —inquiere en mi oído.
No puedo creer que extrañaba tanto su voz y no oírlo a través de un teléfono.
—No podía esperarte tanto tiempo —respondo. Liam no pierde ni un segundo y busca mis labios. Mientras me besa como si no nos hubieramos visto en años —lo cual está cerca de ser verdad—, no me olvido de que en realidad, tengo que hablar con él. Pero el alcohol y sus labios no me hacen ningún favor.
—¿Quieres ir arriba? —me pregunta. Ladeo mi cabeza.
—No —carraspeo. Frunce el ceño. Paso mi vista del aro de su labio y luego a sus ojos—. Liam, tenemos que hablar.
Me mira por unos instantes. Apuesto a que por su cabeza pasa un "eso no suena bien", pero lo oculta lo mejor que puede y asiente. Entrelaza sus dedos con los míos y me guía hacia afuera. Pasamos la piscina y me lleva hasta un costado donde nadie puede oírnos.
—¿Está todo bien? —es lo primero que me pregunta.
No respondo su pregunta, porque la verdad es que no sé con mucha seguridad si es que todo está bien.
—Liam, hay algo que quiero decirte hace un tiempo pero nunca encuentro el momento —digo y resoplo al darme cuenta cuan irónico ha sonado—. Quizás sea algo tonto pero... No lo sé, debo sacármelo del pecho. Siento que te estás alejando de mi. Y antes que digas algo, sé que estas lidiando con demasiadas cosas ahora mismo y no quiero que sientas que soy una carga más en tu vida, pero necesito que sepas que las cosas ya no son lo que eran antes. Y hemos pasado por demasiado para que este sea nuestro fin. No estoy terminando contigo, ni quiero hacerlo. Solo quiero que solucionemos esto y si hay algo que te esté molestando sobre mi, que simplemente lo digas.
Liam me mira a los ojos. Respiro hondo, sintiéndome mucho más liberada.
—Tienes razón, apenas tengo tiempo para ti. No es excusa suficiente pero mi vida se ha vuelto mucho más complicada de lo que ya era. Olive no está respondiendo a los tratamientos y apenas puede salir del penthouse, Malcolm está destruido y verdaderamente, no es de mucha ayuda. Tampoco tengo idea de que hacer con la universidad ni mi vida. Es como si todo se hubiese salido del carril que tanto esfuerzo tuve que poner para armar, y a pesar de todo, lo único que tengo estable en estos momentos eres tú.
Bajo la mirada. No podría dejar a Liam nunca. Ni siquiera aunque dejara de amarlo, lo cual es imposible, lo dejaría. Porque me necesita y haría lo que fuese por él.
Entrelazo mis manos con las suyas.
—Conozco la situación. Por más que diga que intentaré mejorar esto, no puedo hacerte ninguna promesa que luego no podré cumplir. Siento como si todo empeorara en vez de mejorar. La situación está jodidamente complicada. Y entiendo si quieres tomarte un tiempo porque estoy haciendo un papel desastroso como novio. Mereces el triple de la atención que te doy, Gatita. Lamento eso.
Cuando subo la mirada, Liam me descubre con los ojos llorosos. La humedad me torna borrosa la vista. Se apresura a quitarme las lágrimas con cuidado. Me envuelve en sus brazos, y por alguna razón que no logro comprender, comienzo a sollozar con más fuerzas. Dios, había perdido la cuenta. No lloraba hace semanas, pero nunca me olvidé como se sienten las mejillas ligeramente mojadas, la picazón en la nariz y la horrible sensación en el pecho de estar perdida.
Liam acaba de ofrecerme una salida. Una salida que quizás yo no me animaba a pedir. Una salida que solo pasó por mi cabeza tan rápido como un chasquido de dedos. ¿Por qué la estoy considerando ahora? ¿Por qué me tienta decirle que sí, que necesito el tiempo? ¿Qué necesito dejar de estar arrastrando mis dudas sobre él? ¿Qué quiero una relación normal?
Inflo mi pecho de aire y medito muy bien mis palabras antes de decírselas.
—No, Liam —respondo finalmente. Me separo de sus brazos solo para mirarlo directo a los ojos y negar con más seguridad—. No necesito un tiempo. Hemos pasado por demasiada mierda para echar lo nuestro a perder. Te amo y eso no va a cambiar. Estaré para lo que me necesites, porque de esos se tratan las relaciones. De poner un poco más cuando el otro no lo pueda hacer. Estamos en este viaje juntos. Hasta el final, ¿entendiste?
Asiente. Noto como su cuerpo se relajan y sus ojos están mucho más aliviados. A decir verdad, yo también lo estoy.
Aunque una parte de mi sabe que estas no fueron nada más ni nada menos que muy lindas palabras. Solo eso. Porque el problema real no es tan fácil de solucionar.
.
.
z
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro