Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 9

Alexander Campbell.

Era increíble ver como el tiempo había pasado, como ahora nos habíamos convertido en una banda, y estábamos a punto de emprender nuestra primera gira como tal.

—Voy a echarte de menos —Grace susurra mientras me envuelve en sus brazos. —No sé cómo voy a tolerar estar más de seis meses lejos de ti —confiesa.

—Yo igual voy a extrañarte, Gracie —susurro acariciando su rostro. —No sabes cómo me gustaría que pudieras venir con nosotros —confieso —o que al menos, pudieras viajar después.

—Sabes que Stela es demasiado especial con eso de los viajes —me recuerda —y tenemos tanto trabajo que no creo que le agrade que me ausente ni por una semana.

Embozo una sonrisa, mientras asiento con lentitud.

—Te llamaré todos los días —aseguro —tanto como me sea posible.

—No tengo ni una sola duda de eso —afirma. Se coloca en puntillas, lo suficiente como para permitirse juntar nuestros labios, la tomo de la cintura, disfrutando de las sensaciones que esta mujer me hacía sentir, la manera en la que conseguía volverme loco con un roce.

Joder, la echaría de menos, claro que lo haría. Grace Baker era todo lo que necesitaba para sentirme bien, tenerla lejos era una tortura, pero sabía que no había mucho que pudiéramos hacer en estas situaciones.

Ella también tenía un trabajo importante, no podía pedirle que lo dejara a un lado solo porque me sentía incapaz de tenerla lejos.

—Estoy segura de que les irá increíble —murmura apartándose —son grandiosos juntos.

—Eso ya lo sabemos —pronuncio con diversión, ella deja un suave golpe contra mi pecho mientras ríe con ligereza.

—¡Baker, tenemos que llevarnos a tu novio! —el grito de Steph nos hace reír —o de lo contrario el avión se irá sin nosotros.

—¡Déjame disfrutarlo cinco minutos más, West! —grita Grace entre risas. Me acomodo la mochila en uno de mis hombros mientras sujeto la maleta con la mano que me queda libre.

—Adiós, amor —susurro inclinándome hacia ella. Grace envuelve sus brazos alrededor de mi cuello y me apega a ella, como si no quisiera soltarme, como si no deseara apartarse jamás.

Me veo en la necesidad de alejarme tan solo un poco cuando el aire nos falta.

—Adiós, cariño —responde ella con dulzura —todo irá bien, no tengas duda de eso.

Le dedico una sonrisa agradecida. Sabía que todo iría bien, pero después de todo lo que había vivido, existían momentos en los cuales sentía que todo esto se arruinaría, que no sería capaz de mantener esta estabilidad por mucho tiempo más. Me costaba creer que Colton y Daniel fueran buenos amigos, había momentos en los que incluso pensaba que, en algún momento, sacarían sus verdaderas intenciones.

Bill decía que no tenía nada de qué preocuparme, que si surgía cualquier cosa, él lo resolvería. Y el terapeuta al que visitaba una vez por semana, opinaba igual. Decía que debía aceptar lo bueno que la vida me estaba dando ahora, que debía centrarme en mi presente, y trabajar para un futuro mejor.

Y lo hacía, me esforzaba constantemente en hacerlo.

—¡Alex, tenemos que irnos! —Colton grita haciéndome salir del pequeño trance en el que había estado.

Suelto la maleta para permitirme abrazar a Grace una última vez.

—Te amo —susurro apartándome.

—Yo también te amo, ahora ve y conquista esos escenarios —pide. Asiento levemente, dedicándole una sonrisa antes de retroceder. Tomo una inspiración cuando le doy la espalda y camino hacia el sitio en donde los chicos me esperan.

Antes de cruzar las puertas, volteo una última vez. Ella aún sigue ahí, eleva una de sus manos haciendo un ademán de adiós y lanza un beso en mi dirección.

—Si no ves tu camino, vas a estrellarte con la puerta —bromea Steph haciéndome mirarlo.

—Tienes una habilidad increíble para arruinar momentos lindos —mascullo luego de regresarle el ademán a Grace.

—Soy demasiado realista, que es diferente —se defiende. —No la eches tanto de menos, seguro después nos alcanza en alguna ciudad.

Mantenía la esperanza de que así fuese, sin embargo, sabía que era poco probable. Su trabajo le consumía demasiado tiempo, ser la mano derecha de la directora de una prestigiosa revista no era tarea sencilla, y Grace lo estaba haciendo de maravilla.

Abordamos el avión sin más problema, los cómodos asientos me resultan reconfortantes para intentar descansar durante las horas que el vuelo tardaría, sabía que en cuanto aterrizáramos, habría una infinidad de cosas por hacer.

—¿Te pasarás durmiendo todo el vuelo? —Steph se deja caer a mi costado mientras me quita uno de los audífonos que me había colocado un par de minutos antes.

—Quiero descansar —informo quitándole el auricular de las manos —deberías hacer lo mismo.

—Oh, vamos —pide —no puedes perderte todos los excelentes servicios que nuestro avión ofrece. —eleva un par de veces las cejas, gesto que me hace reír.

—No es nuestro avión, en realidad es de Daniel —le recuerdo —de la disquera.

—Y nosotros pertenecemos a la disquera, por lo consiguiente, es nuestro —afirma mientras toma una copa de lo que sea que la azafata nos ha ofrecido.

No debato ante eso, un silencio se instala entre nosotros mientras tomo el celular para revisar las notificaciones.

—Alex —emito un sonido sin mirarlo. —Gracias.

Dejo de mirar mi celular para centrar mi atención en él.

—¿Por qué? —inquiero.

—Porque si tu no hubieses decidido hacer esto, nosotros seguiríamos siendo tres chicos de una banda sonora —murmura —estamos aquí gracias a ti.

—No, están aquí gracias a que son extremadamente talentosos —le recuerdo —yo solo acepté una idea que fue tuya, en primer lugar —aclaro. —si no fuese por la banda, creo que me hubiese retirado antes de lo pensado.

Steph ríe.

—Las cosas con Grace van bien ¿no es así? —cuestiona.

—De maravilla —aseguro —de hecho...—me debato sobre si contarle o no los planes que pensaba llevar a cabo durante la gira. Stephen West no era el mejor guardando secretos, y decirle que quería encontrar un anillo de compromiso para Grace, no era algo que quisiera arriesgarme a que se sepa.

—¿De hecho...? —él me mira interrogante.

—Necesitaré tu ayuda con algo —informo —ahora que Grace está lo suficientemente lejos, y no hay riesgo de que algún reportero nos siga, al menos no durante los primeros días, quiero hacer una cosa.

—Déjate de rodeos y dime lo que tienes en mente —exige.

—Necesito comprar un anillo de compromiso —confieso. Stephen parece sorprendido, arquea una de sus cejas mientras se mantiene en silencio.

—¿Para Grace? —inquiere y ruedo los ojos.

—No, Steph, lo que pasa es que quiero comprarme uno para mí, para lucirlo en mi mano —mascullo con ironía —¿Para quién más sino? —cuestiono.

—¡No tienes que ser tan arisco! —reprocha —fue la sorpresa —se excusa.

—Bueno, pues ahora sabes que planeo proponerle matrimonio —informo —así que... ¿me acompañarías a buscar un anillo? —inquiero.

—Eso no se pregunta —afirma —encontraremos el mejor anillo para tu chica, será nuestra misión.

Una leve risa abandona mi cuerpo antes de negar con ligereza. El resto del tiempo Steph se la pasa hablando sobre lo increíble que le parece que quiera casarme y sobre los cientos de ideas originales que se le ocurren para hacer la propuesta.

Si no lo apreciara tanto, lo hubiese mandando a la mierda desde hace mucho. Pero es un buen amigo, era probablemente alguien en quien confiaba ciegamente, y eso, ya era mucho decir.

Mi vida había cambiado drásticamente, ahora compartía escenario con tres increíbles chicos, creábamos música tan sorprendente que, en ocasiones, nos costaba creer lo que hacíamos.

The Last Desire era un sueño, que juntos habíamos conseguido alcanzar. Todo era más llevadero con ellos, la carga parecía ser menor, cuando uno de nosotros estaba mal, los otros tres acudíamos en su ayuda. Había perdido la cuenta de cuentas veces los chicos me habían salvado en entrevistas incómodas, o la forma en la que parecía molestarles que la prensa aún siguiera indagando en mi vida privada.

No somos solo una banda, somos amigos, y eso es lo más increíble del asunto. Y seguiría siendo increíble, de eso, no me quedaba ni una sola duda.

___________________________________________________________________________________

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro