Capítulo 16
Jake Pierce
¿Quién podría imaginarse que en algún punto estaríamos viviendo esto? ¿Qué estaría en la boda de uno de mis mejores amigos?
¿Qué este año nos habíamos coronado por segunda ocasión como mejor banda del año?
Los gritos eufóricos llenan la iglesia, los chicos y yo lanzamos un par de chiflidos cuando Alexander y Grace pasan a nuestro costado. Ambos lucen radiantes, felices.
—¡Vivan los novios! —grita Stephen a nuestro costado.
Alexander y Grace se habían casado en una sencilla ceremonia realizada en Baltimore, ninguno quiso hacer alarde de su unión, sorprendentemente había pocas personas, solo el círculo cercano y supongo que, por esa razón, el momento se sentía mucho más íntimo.
—Son adorables ¿no es cierto? —inquiere mi madre. Sostiene a Harriet en brazos quien parece encantada con una de las galletas de mantequilla que Margot había realizado para la boda.
—Son la pareja perfecta. Mamá, estás frente a la mujer que provoca las canciones más románticas de la banda —bromeo señalando a la castaña que abraza a su ahora esposo mientras posan para las fotografías.
Solo había un par de reporteros, la gran Stella Grant estaba aquí, la directora de la famosa revista de música era invitada especial, así que la atención mediática debía estar aquí.
Varios autos esperan por nosotros afuera de la iglesia para llevarnos hacia el sitio en donde se llevaría a cabo la fiesta. Había un poco más de invitados, amigos de Alexander y de Grace que no habían conseguido llegar a la ceremonia, así como un par de productores con los que habíamos tratado.
Todo es igual de agradable, la comida es verdaderamente exquisita y el ambiente tan feliz como una boda lo es. En algún punto Alexander se nos une.
—Felicidades —pronuncio colocando una mano sobre su hombro—. Me siento como padre orgulloso.
Él ríe.
—Gracias por venir, sé que tenían otros planes...
—De eso nada, no íbamos a perdernos tu boda —asegura Ethan—. ¿Cómo podríamos?
—Nos ofende que consideres que podíamos faltar —reprocha Steph.
—Gracias, es importante para mí tenerlos aquí.
Los cuatro sonreímos, en el par de años que llevábamos juntos nos habíamos convertido en más que solo compañeros de banda.
Habíamos estado juntos en los peores momentos de cada uno, y también en los mejores. Estuvimos juntos en la alfombra roja, ganando premios, sobre escenarios, cantando a coro con una multitud más grande que la que siquiera pudimos imaginar.
Pero no importaba nada de eso, porque en el escenario solo éramos nosotros. Dejábamos lo mejor de cada uno en todas las presentaciones, nos hacía feliz.
Pensar que esto en algún momento pudo pasar, era una locura. No pude imaginar ni en mis mejores sueños, estar viviendo una vida como la que tengo ahora.
—Con tu nueva vida de hombre casado, supongo que tus compromisos se reducirán ¿no es cierto? —inquiere Ethan.
—Lo normal —Alexander se encoge de hombros—. Nada cambia. No se librarán de mi tan fácil, eh.
Una risa nos asalta.
—¿Cómo lo sabes? Joder, y nosotros que queríamos ser discretos.
—Eres un idiota —reprocha Alexander hacia Stephen—. Deberíamos de preocuparnos porque a este paso serás un solterón.
Los tres estallamos en risas, Steph por su parte luce ofendido.
—Bueno, eso no es lo que las chicas opinan —nos recuerda con gesto orgulloso—. ¿Tengo que recordarles el nombre de quien pusieron en la lista de solteros codiciados?
—Sí, el de Henry Cavil —bromea Ethan.
Una risa grupal se apodera de la mesa. El tiempo siguiente se reduce en eso, disfrutando de la fiesta tanto como podemos hasta que se acaba.
Vuelvo a casa con mamá, me había mudado hace varios meses a otro departamento, pero hoy por alguna razón, me apetecía estar en casa. Estoy demasiado cansado como para hacer algo más así que tan pronto como llego, me despido de mi madre y voy hacia la que fue mi habitación.
La cama sigue siendo tan cómoda como recuerdo, cuando intento localizar mi celular un tiempo después, me doy cuenta que no lo traigo conmigo, probablemente lo he dejado en la cocina así que bajo. Mamá está ahí, con una taza de café en una de sus manos mirando un álbum.
—Creí que dormías —ella me sonríe.
—No pude. —dice —Ve lo adorable que eras. Quiero decir, lo sigues siendo.
Sonrío, me dejo caer a su costado olvidando el motivo de mi estancia en la cocina.
—Fue el día de la adopción ¿verdad? —cuestiono. Mamá asiente con ligereza.
Me observo, sonriendo a la cámara tan radiante como nunca, Margot está abrazada a mi cuerpo mientras enseñamos los papeles a la cámara. Lo recuerdo como si hubiese sido ayer, tan fresco en mi memoria, sería algo que nunca conseguiría olvidar.
—Me salvaste —murmuro—. Me sacaste de ahí y me diste un hogar.
Ella cierra el álbum.
—Me mostraste lo que era el amor de una madre, me hiciste feliz, mamá...jamás podré pagar todo lo que hiciste por mí, desde el primer momento en el que te vi no has hecho otra cosa que mostrarme el significado de la familia.
Ella extiende una de sus manos para acariciar mi rostro.
—Todo lo que soy ahora, te lo debo a ti —aseguro—. No estaría ahora aquí sin ti.
—Lo hubieses conseguido de cualquier manera.
—No lo sé —sonrío. —No pude haber pedido una mejor madre para mí. No tengo forma de agradecerte.
Sus ojos se cristalizan y me envuelve en un abrazo.
—Que cumplas tus sueños, que brilles tanto, que el mundo sepa tu valor es todo lo que necesito —afirma con voz emocionada—. Verte feliz, disfrutando de la vida, cumpliendo tu más grande anhelo, es todo lo que necesito, mi niño. Me hace saber que hice un buen trabajo.
—Claro que lo hiciste.
Me abrazo a ella, cierro los ojos sintiéndome completamente feliz. Tan feliz como aquel chico de quince años al enterarse que sería adoptado, tan feliz de hacerle saber al viejo Jake, que los sueños pueden hacerse realidad.
________________________________________________________________________________
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro