Ethan Ross.

La música vibra por las paredes, el sonido fuerte de las guitarras se deja oír mientras golpeo con fuerza las baquetas frente a mí. Las voces unidas cantando una canción que nos sabemos de memoria nos hace vibrar el pecho antes de que el abrupto silencio al finalizar la canción se deje oír.

—¡Sensacional! —grita Daniel con una sonrisa orgullosa en el rostro—. Parece que con cada día que pasa, se vuelven más talentosos.

—Debido a eso ¿podemos tener un breve descanso? —pido incorporándome.

—Es todo por hoy, los dejaré libres —dice—. Disfruten su fin de semana y por lo que más quieran, no se metan en problemas.

Mira a Stephen cuando dice aquello.

—¿Por qué todos me miran? Yo no causo problemas.

Daniel rueda los ojos. Dice un par de indicaciones más y luego sale del estudio.

En cuanto nosotros salimos, la pequeña bebé que Tania sostiene entre sus brazos enseguida se vuelve el centro de nuestra atención.

—¡Oh, pero miren esa preciosura! —exclamo cuando Harriet sonríe y mueve los pies como si diera pequeñas pataditas.

La tomo en brazos, ella ríe cuando dejo un sonoro beso en su mejilla y me deleito con el sonido alegre.

Harriet a sus casi cinco meses es una niña completamente risueña, ama ser el centro de atención, es toda sonrisas con la gente que la rodea y no parece molesta en ir de brazo en brazos con quien la abraza.

—¿Cómo es que creces tan de prisa? —inquiero. Ella toma el collar que cuelga de mi cuello y tira de él con el propósito de llevárselo a la boca. Se lo quito antes de que pueda conseguirlo.

—Ethan ¿tienes un segundo? —Colton asoma la cabeza por la abertura que hay entre la puerta y el umbral.

—Claro —respondo. Alexander aparece, tomando a su hija en brazos y antes de que pueda caminar hacia la oficina de Colton, me toma del brazo.

—A mí me gustaría que me advirtieran —dice adoptando un gesto serio—. Ya lo saben, Eth —expresa.

Tenso la mandíbula.

—No sé cómo se han enterado —masculla—. Pero Colton ha soltado algunas maldiciones, no están de acuerdo.

—¿Crees que se opongan?

Él se encoge de hombros.

—No lo sé, amigo —confiesa con una mueca.

—Gracias, Alex —él me dedica un asentimiento.

Tomo una inhalación intentando apartar la sensación tensa de mi cuerpo. Tan pronto como abro la puerta de la oficina, el gesto serio de los dos hombres me recibe.

—¿Pasa algo?

—Claro que pasa —masculla Colton.

Abre la carpeta, un par de fotos mías con Sophie aparecen en mi campo de visión.

Sophie Benson, nos habíamos conocido hace varios meses atrás en un evento de gala al que los chicos y yo habíamos asistido, no fue un flechazo a primera vista, más bien ella derramó su copa de champagne sobre mi costoso traje, la camisa blanca quedó con una horrenda marca amarilla y tuve que subir así a recibir el premio que la banda había ganado.

Sin embargo, luego de eso coincidimos en un par de eventos más. Se acercó para disculparse y por alguna razón, terminamos en la cama. Figuraba ser simplemente una noche de diversión, excepto que después de ese momento, nos volvimos más cercanos de lo que me gustaría admitir.

Según dijo, era una modelo que recién comenzaba, su carrera no era tan destacable y apenas había aparecido en un par de revistas. Pero eso no importaba, no a mí.

Estuvimos de acuerdo en encontrarnos de la manera más discreta posible. Ella no quería que la prensa dijera que era una relación por interés, así que cumplí con su petición.

Pero parece que no lo hicimos muy bien.

—¿Qué tienes para decir? —inquiere Colton.

—¿Qué más? Supongo que ya lo saben todo —mascullo.

—Escucha, Ethan. Sabes que no interferimos con asuntos personales, pero...

—No, no interfieren con asuntos personales de Alexander. —reprocho—. Con los míos siempre interfieren.

—Ethan, ¿sabes algo más de Sophie Benson? —cuestiona Daniel cruzándose de brazos—. ¿Sabes que ha pactado una entrevista con Rolling Stars? —inquiere.

—¿Qué?

—Grace nos informó, dijo que se le hizo tan extraño que tu nombre apareciera en una entrevista.

—No, debe haber un error...

—No lo hay, Ethan. No necesitas a alguien que se cuelgue de tu fama para escalar —asegura Daniel—. La prensa comenzará a mencionarla, así que...no aprobamos esa relación.

—¿Aprobar? ¿Desde cuanto tienen que aprobar mis relaciones?

—Desde que estas afectan tu imagen, y, por consiguiente, la de la banda —me recuerda Daniel—. Cuando esa entrevista salga a la luz, no habrá nada que podamos hacer para acallar los rumores.

—¿Entonces debo de terminar mi relación con ella? —inquiero—. No voy a hacer eso.

Daniel suspira.

—Muchacho, solamente cuidamos de tu imagen. No nos hagas el trabajo más difícil.

—Debe de haber una explicación para eso. No puedo terminar con ella, no voy a hacerlo. —sentencio.

Colton suspira.

—No sabemos qué dice en esa entrevista. No lo sabremos hasta que salga —ambos me miran—. Pero es más que probable que diga algo sobre su relación, así que, si la tienen, es mejor que la confirmes desde ahora. Si la prensa dice algo sobre eso, lo resolveremos.

—De acuerdo.

—Pero que quede claro, que no tienes nuestra aprobación para continuar con esto, Ethan. Si algo ocurre, no digas que no te lo advertimos. Puedes irte.

Salgo de la oficina dando un portazo, Jake me llama, pero no me detengo.

—Ethan —solo me detengo cuando escucho la voz de Alex. Él aun sostiene a Harriet en brazos y me hace un gesto con la cabeza para que lo siga.

Caminamos en silencio hasta la pequeña oficina que se le había otorgado, a todos se nos había dado una habitación en la disquera, nuestro espacio como Alexander solía llamarlo.

—Parece ser que quieren que termine mi relación con Sophie —expreso.

Alex plasma una mueca en los labios.

—Escucha, Ethan. Colton y Daniel solo quieren lo mejor para nosotros, no van a estar de acuerdo con alguien que a su parecer puede perjudicarte.

—¿Qué dice la entrevista? —inquiero.

Él suspira.

—No lo sé, Grace no quiso decirme más porque todo lo habló directamente con Colton —informa—. Solo sé que asegura tener una relación contigo.

—La tenemos, no está mintiendo.

—Pero dijiste que ella pidió que fuese oculta ¿por qué cambiar de idea ahora? ¿Por qué justo cuando estamos nominados al premio como mejor banda del año?

Algo se remueve en mi pecho.

—Sabes lo que pasará ¿no? En cuanto la prensa relacione los nombres, el foco de atención caerá sobre ella. La atención de las fans, los reporteros, todo. Sabe lo que hace, sabe que en cuanto esa entrevista se publique, no habrá marcha atrás.

—No está haciendo esto para colgarse de mí —aseguro.

Harriet llora así que Alex la acomoda entre sus brazos. La observa por un par de segundos antes de regresar su atención a mí.

—Realmente espero que sea como dices.

—Ellos quieren que formalice la relación, dicen que será más sencillo si sale de mí la noticia. ¿Qué es lo que opinas?

—Creo que es lo mejor, al menos la prensa lo sabrá por ti. Has un post o algo pequeño, de cualquier forma, cuando salga la entrevista será una revolución.

Me dejo caer sobre la silla giratoria. Me impulso con mis pies y doy un par de vueltas.

—¿Desde cuanto ser famoso te impide disfrutar de tus relaciones?

Escucho la risa de Alex.

—No lo impide, todo está relacionado con la persona que eliges —murmura acomodándose en el asiento de mi costado. Coloca a Harriet sobre sus piernas y me mira—. Si estás seguro que Sophie no hace eso con mala intención, entonces debes de ser firme, este medio es así, Ethan. Si no te mantienes firme, acabarán contigo. No debes ceder a la presión.

Confiaba en Sophie, lo hacía ciegamente. Desde el momento en el que la conocí no había dudado de ella, me sentía diferente, me sentía real.

Sentía que volvía a ser el viejo Ethan.

—Confío en ella —murmuro.

—Bueno, entonces no dejes que nadie te convenza de lo contrario —afirma. Se incorpora, acomodando a su hija y me lanza una mirada—. Tengo que irme, Grace espera por mí y me asesinará si no llego con nuestra hija.

Yo sonrío con ganas.

—Eh, sí que la señorita Baker sabe cómo controlarte —bromeo.

—Futura señora Campbell, por favor —corrige son orgullo—. Adiós, Ethan.

Cierra la puerta al salir, un suspiro brota de mis labios cuando me quedo solo. Apoyo la cabeza contra el respaldo de la silla. Tomo el celular mientras busco su contacto y escribo el mensaje.

"Haré oficial la relación"

Envío el mensaje, aguardando por una respuesta. La confirmación de lectura aparece.

No hay respuesta en el chat, sin embargo, una llamada entrante aparece en la pantalla.

—Hola, cariño —saludo.

—Ethan, antes necesitas saber algo —pronuncia, la preocupación es evidente en su voz—. Yo hice...

—Ya lo sé —la interrumpo—. Sé de la entrevista.

Un silencio se instala en la línea.

—Lo siento tanto, Eth, de verdad. Solo pensé que sería buena idea, sé que no hablé contigo, ni lo consulté, pero...

—Hey, está bien. —aseguro—. Pero si dijiste algo más sobre nosotros...

—¿Algo además de que estoy saliendo con el chico más sexi de The Last Desire? —inquiere con tono juguetón—. No, nada más.

—Confío en ti, Sophie —susurro.

—¿Alguna vez te he defraudado? —inquiere—. No romperé nuestra confianza, lo juro.

—Lo sé.

Escucho que alguien la llama, las voces de fondo me indican que probablemente está en el trabajo.

—Tengo que colgar, nos vemos en la noche ¿de acuerdo?

—Hasta la noche.

Cuelgo la llamada, una leve sonrisa aparece en mis labios.

Nadie dijo que la fama era fácil, nunca lo había sido. Pero creo que ahí radica la importancia de mantenerse firme en lo que se desea.

Quería a Sophie, la quería de verdad y estaba seguro de que lo que teníamos, era real. No era por conveniencia, no era solo por atracción física.

Era completa y absolutamente real. No me equivoqué con ella, y eso, solamente conseguiría confirmarlo mucho más tarde.

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