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❀ 6. Deseo verte cumplir tu sueño ❀

Dan estaba más feliz que nunca, los últimos días los había pasado junto a Jin y Jungkook, ambos se habían vuelto muy especiales para ella y se encontraba muy agradecida de poder pasar sus últimos días con ellos.

Casi anochecía y Dan Ah terminaba de preparar las últimas cosas que necesitaría. Los tres harían una pijamada en su casa y le emocionaba porque nunca había hecho algo así. Sin embargo, los nervios la consumían por dentro, iba a pasar toda una noche junto a dos chicos y claro, sus intenciones no eran para nada pervertidas y estaba segura que ellos tampoco tenían esa intención, aún así se sentía nerviosa.

El timbre resonó en todo el departamento y sin hacerlos esperar se dirigió a abrir. Al hacerlo se encontró con ambos chicos, cada uno llevaba una mochila cargada en su hombro y una bolsa de botanas además de que Seokjin llevaba pollo frito.

Acomodaron toda la comida sobre la barra de la cocina y se dirigieron a la sala de estar para poner almohadas y cobijas sobre el suelo para estar cómodos.

Al inicio de la noche vieron un par de películas y comieron todo lo que pudieron, hicieron un reto de no dormir en toda la noche por lo que tratarían de cumplirlo.
Cuando las películas terminaron Jin sacó de su mochila unas cuantas mascarillas.

—Ahora sí parece una noche de chicas —Jungkook se burló mientras tomaba uno de los paquetes que contenían la mascarilla.

—Si quieres sentirte como una chica, adelante. Yo solo cuido mi piel —Jin le arrojó a la cara una diadema con orejas de conejo para que se la pusiera y le entregó otra a Dan. —Además, ya te ves como una niña con esas coletas. —se burló del peinado con moños que Dan le había hecho a Kook.

—No te quedas atrás —dijo entre dientes pues Jin tenía un par de coletas iguales.  —¿Cómo se supone que va esta cosa? —Jungkook se había puesto la diadema al revés y todo el cabello estaba sobre su frente siendo aplastado por el objeto.

—Ven, te la pondré bien —Dan le hizo una seña para que se acercara a ella y muy amablemente se lo acomodó.

—Ponme también la mascarilla, no sé de estas cosas —y con toda la confianza del mundo, Kook se recostó en el suelo, puso su cabeza sobre las piernas de Dan Ah y cerró sus ojos para que ella le colocará la mascarilla.

La chica solo sonrió, tomó el sobre con el producto, sacó la delgada tela que tenía el dibujo de un panda y comenzó a ponérsela sobre su rostro con mucha delicadeza, mientras que con una mano daba suaves masajes para relajarlo y con la otra acariciaba su cabello.

Jin no podía dejar de mirar tal escena con un nudo en su garganta, sentía que estaba apunto de vomitar y sin darse cuenta sus manos estaban hechas un puño. Se sentía extraño y no sabía explicar el porqué.

Respiro profundamente y se acercó a Dan.

—Déjalo, no es un niño. —tomó la mano de Dan para que dejara de tocar a Jungkook quien curiosamente se había quedado muy dormido. —Idiota, ya se durmió.

—Acaba de perder —Dan rió y con extremo cuidado levantó la cabeza de Jungkook de sus piernas y en su lugar dejó una almohada para que pudiera descansar.

—Acuéstate, voy a ponerte la mascarilla —Jin le acercó una almohada y ella se recostó.

—¿Jin? —preguntó Dan mientras Kim le daba suaves masajes en el rostro.

—¿Sí?

—Estos últimos días haz pasado muchísimo tiempo conmigo. ¿Estás cansado?

—Para nada, me divierto mucho al estar contigo y me gusta.

—¿Qué vas a hacer cuando me vaya?

—¿Qué voy a hacer? —Él realmente no había pensado en eso, su plan era morir desde un principio pero desde que comenzó a pasar tiempo con Dan Ah la idea del suicidio no había pasado por su mente. —No lo sé, en este momento simplemente quiero vivir feliz sin preocupaciones.

—¿De verdad no hay algo que quieras hacer? También debes de tener deseos que quieras cumplir, ¿o no?

—Bueno, cuando estaba en la secundaria soñaba con dedicarme a la gastronomía me encanta cocinar pero tuve que estudiar medicina y eso simplemente fue un sueño pasajero.

—Puedes hacerlo ahora —Dan Ah se enderezó. —Dijiste que renunciaste en el hospital entonces tienes una oportunidad de dedicarte a lo que realmente quieres.

—Lo dudo mucho, con un padre como el mío es un poco imposible.

—Nada es imposible —con confianza ella tomó su mano. —Ese será también uno de mis deseos.

—¿Cómo? —Jin rió nervioso por el contacto.

—Deseo verte cumplir tu sueño.

Kim Seokjin, el chico que había dejado de sentir su corazón por lo mal que la vida lo había tratado, el mismo que veía el mundo en una escala de grises, ahora veía todo a color y podía sentir como su corazón palpitaba con mucha fuerza, incluso llegó a imaginar que podría salirse de su pecho. En ese momento no sintió nada de tristeza, lo único que tenía dentro era felicidad y aunque él aún no lo sabía, dentro de su cuerpo también había una raíz de amor que iba creciendo rápidamente.

☁︎❀☁︎❀☁︎❀

A la mañana siguiente, Jin iba de camino a casa de sus padres, luego de que Dan le dijo que uno de sus sueños era verlo lograr lo que siempre quiso decidió que también debía hacer algo por él mismo y el primer paso para hacerlo era quitarse la correa de perro que su padre le ató desde hacia mucho tiempo atrás.

Al llegar a esa enorme casa fue directo a su habitación tomó un par de maletas y guardó todas sus cosas en ellas. Al tener todo listo, bajó a la sala de estar para buscar a su padre y hablar con él, no obstante, en el camino se encontró con su madrastra la cual lo miró con una expresión totalmente desagradable.

—Y como siempre vuelve el perro arrepentido —se burló en su cara. —Tú no eres bienvenido en esta casa después de que desapareciste sin decir nada.

—Para empezar, esta casa no te pertenece, esta casa era de mi madre y cuando murió papá no me permitió tomar posesión de ella porque era muy joven, de haber sido así, tú estarías en la calle —le pasó por un lado para dirigirse al despacho.

—Podrás decir lo que quieras, pero aquí estoy yo, disfrutando de todo lo que la muerta de Soyeon dejó para mí —rió y con eso le hirvió la sangre a Kim.

—¡No pronuncies el nombre de mi madre con tu boca sucia! —se acercó a ella a toda velocidad y la tomó por el cuello. —Mi mamá era una verdadera mujer y tú no eres más que una cualquiera que está con mi padre solo por su dinero así que no te atrevas a volver a hablar de ella.

—¡¿Qué está pasando aquí?! —el padre de Jin apareció, se veía muy furioso.

Seokjin soltó a la esposa de su papá para dirigirse a él pero en cuanto estuvo a una distancia muy corta, el mayor lo abofeteó con tanta fuerza que le hizo sangrar el labio inferior.

—Maldito niño desconsiderado —pronunció con una expresion de enojo y odio. —Desapareces sin dar señales de vida y ahora tienes el descaro de presentarte en mi casa y agredir a mi mujer. Desde este momento estás castigado de por vida, vas a regresar a tu trabajo en el hospital, vas a casarte con la chica que encontré para ti y sobre todo... ¡Me vas a obedecer en todo lo que te digo!

—No —fue firme pero sus ojos estaban comenzando a llenarse de lágrimas. —Ya me canse de ser tu perro faldero, me voy a ir de esta casa para siempre, voy a cumplir mi sueño de secundaria y ser chef, y tú nunca... escúchame bien, nunca vas a volver a darme una orden porque aunque lo hagas no voy a obedecerte.

—¡Maldito mocoso! —Gritó mientras Jin se marchaba. —¡Si tu madre te viera en este momento se volvería a morir por tu culpa!

—No, papá. Si mi mamá me viera, seguro que ella sí estaría muy orgullosa de mí —lo miró por última vez. —Nunca pensé decir esto... pero ojalá hubieses muerto tú en lugar de mamá.

—¡¿Cómo te atreves a decir eso?! ¡Maldito mocoso de mierda! ¡Me las vas a pagar muy caro!—Gritó lo más alto que pudo pero Jin no se detuvo, tomó sus cosas y se marchó mientras escuchaba la infinidad de insultos que su progenitor le decía.

Después de salir de esa casa en la cual se sentía tan sofocado, por primera vez pudo respirar con tranquilidad. Sintió el aire golpear su rostro con suavidad y dentro de él sólo había paz. Jamás se había sentido tan cómodo como se sentía en ese preciso momento; por fin era libre.

Deseaba con toda su alma correr y contarle a Dan que sí podría cumplir su sueño de ser un reconocido chef, que al fin se había librado de su familia pero no lo hizo. Le apenaba tanto que la chica se enterara de la pobre vida que había llevado, le avergonzaba que supiera que su padre era un idiota, que lo llegó a golpear bastantes veces y que tuvo que vivir como un maldito esclavo obligado a ser algo que nunca quiso ser.

Por eso, calló. Y decidió que Dan Ah jamás debía enterarse de su oscuro pasado. En cambio, compartiría únicamente alegrías con ella, desde ese momento y por primera vez, Kim Seokjin estaba dispuesto a vivir y no solo vivir por obligación, sino que, quería vivir la vida que siempre soñó.

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