❀ 2. Lista de deseos ❀
Dentro de un oscuro y solitario consultorio se encontraba un doctor el cual odiaba todo lo que había en su vida, corrección, odiaba su vida.
No le gustaba ni un poco su profesión.
Tampoco le gustaba su familia pues lo obligaron a ser algo que no quería por seguir la tradición de doctores en su familia. Se sintió tan estúpido luego de que su ex novia terminara con el porque su padre le ofreció dinero para dejarlo.
Pero sobre todo lo que más odiaba, era ver morir a tantas personas aún cuando hizo su mayor esfuerzo para salvarlos.
Ya había anochecido y su turno había terminado, sin embargo, no quería volver a casa. Estaba recostado sobre su silla intentando dormir un poco y olvidarse así de todo lo que ocurrió durante el día.
De pronto el sonido de su teléfono con una llamada entrante comenzó a irritarlo, lo dejó sonar pues creyó que luego de mandar la llamada al buzón no volverían a marcar y para su mala suerte no fue así. Su móvil sonó una y otra y otra vez hasta que cansado y muy molesto contestó.
—¿Qué? —se encontraba muy irritado y lo último que quería era hablar con su padre.
—¿Dónde carajo estás? Es tu fiesta de compromiso y tienes que estar aquí —respondió el mayor el cual estaba aun más molesto.
—Te dije que no voy a casarme con alguien a quien no amo, ni mucho menos que ni siquiera es mi novia.
—¡Kim Seokjin! —Gritó. —¡Deja de decir tus estupideces! ¡Quiero que estés aquí en cinco minutos o te vas a arrepentir!
—Ya estoy arrepentido —chasqueó la lengua. —Toda la maldita vida he estado obedeciendote creyendo que en algún momento voy a ser libre pero cada día me sofocas más, estoy cansado.
—Maldito mocoso, malcriado. Estás aquí en cinco minutos o yo mismo iré por ti y te traeré a golpes.
—Haz lo que quieras, me importa una mierda —y sin más Seokjin colgó el teléfono, lo apagó y lo guardó en el bolsillo de su pantalón.
Sacó una hoja de papel de uno de los cajones de su escritorio, tomó un bolígrafo y sin dudarlo un segundo más comenzó a escribir su renuncia.
No sabía que haría después de eso, lo único que quería era dejar de sentir todas esas emociones negativas que lo atormentaban desde que era muy joven.
Se dirigió hasta el pequeño departamento que había rentado para cuando necesitará escapar de su padre y decidió que era el momento justo de hacer lo que llevaba años queriendo hacer.
En su habitación, tomó una sábana, la amarró con mucha fuerza de su ventilador de techo y acercó la silla de su escritorio.
Con lentitud subió, sujetó la sábana con sus dos manos y dispuesto a terminar con todo se la colocó en el cuello. Sin embargo, el timbre del departamento le avisó que había alguien esperando afuera por lo que bajo rodando los ojos y observó a través de la mirilla.
Al ver que se trataba de uno de sus amigos más cercanos, abrió la puerta y lo dejó pasar.
—¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar con tu novia? —preguntó mientras veía a su amigo revisar el refrigerador.
—Terminé con ella, ya no soporté más sus manipulaciones —sacó una botella de agua y la bebió de golpe.
—Por fin. Esa relación no te estaba dejando nada bueno, Jungkook.
—Ah... —alargó. —Lo sé, y por eso debemos salir a celebrar esta noche, yo te invito.
—En realidad... —Jin hizo una pausa recordando lo que estuvo haciendo minutos atrás. —Estoy ocupado, tengo algunas cosas que hacer.
—Las podrás hacer mañana, hoy ya es demasiado tarde —rió y sin más lo tomó de las manos y lo obligó a salir de su casa.
Jungkook lo llevó a su bar favorito, ahí bebieron unos cuantos tragos y se divirtieron. De principio Jin no estaba muy de acuerdo con estar ahí, esos ambientes jamás le fascinaron como a su mejor amigo, aún así lo disfrutó.
Al volver a su casa, se sentó un par de minutos en la barra de la cocina para disfrutar de un enorme vaso de leche pues sabía que no podría conciliar el sueño si no lo bebía.
Al terminar, lavó el vaso que utilizó y se dirigió a su habitación. Se quedó parado mirando atentamente aquella sábana que había dejado colgada, dió un suspiro pesado y seguido la quitó de ese lugar.
—Quizá mañana —dijo para después dejarse caer sobre la cama y quedarse profundamente dormido
Una semana había pasado y Jin aún seguía encerrado en su departamento sin saber que hacer de su vida, si acabar con ella de una vez por todas o seguir adelante, aunque claro estaba que le llamaba más la atención la primera opción.
En su teléfono tenía miles de llamadas perdidas de su padre, de su madre y del director del hospital. Mensajes donde sus padres le ordenaban volver a su casa para hablar de la situación, mensajes donde el director del hospital le decía que rechazaba su renuncia y debía reportarse a trabajar.
Cansado de toda esa situación decidió apagar su teléfono y guardarlo en un cajón. Se levantó de la cama y se dirigió a la cocina para comer algo ya que su estómago rubia.
—Maldición... —se quejó al abrir la alacena y ver que le quedaban muy pocos suministros.
Entre quejidos tomó su billetera y salió del departamento para ir a la tienda más cercana.
Caminó por las calles mirando a las personas y lo felices que se veían. Vio a una pareja con un niño el cual iba agarrado de la mano de cada uno de sus padres; vio a un chico paseando a su perro; a un grupo de trabajadores que parecían estar en su hora de comida.
Todas esas personas irradiaban luz en sus ojos y parecían estar tan llenos de vida y se preguntaba ¿por qué él no se sentía de esa manera? ¿por qué su vida era tan miserable? por años se preguntaba exactamente lo mismo pero nunca encontró la respuesta.
Sin darse cuenta llegó a la tienda de convivencia, estaba decidió a terminar con su vida esa misma noche por lo que solamente compró un jugo y un paquete de ramen el cual preparó en el mismo lugar.
Al tenerlo listo se dirigió al área donde había una barra con bancos pegada a la ventana que daba vista a la calle, ahí se encontraba una mujer escribiendo unas cosas en una libreta mientras degustaba el mismo tipo de ramen que había elegido él.
—Buena elección, pero no lo coma tan seguido o podría acortar su vida —dijo mientras daba el primer bocado a su comida.
—Como si pudiera ser más corta de lo que ya es —la mujer lo miró y al hacerlo se sorprendió. —¿Doctor Kim? ¿Qué hace aquí?
—Ah señorita Park, que sorpresa —sintió alegría al verla. —¿Cómo está? ¿Cómo se siente? —preguntó por instinto.
—Supongo que estoy bien, el medicamento que me dio funciona pero sigo esperando el día de mi muerte —suspiró, cerró su cuaderno y lo dejó de lado. —¿Qué hay de usted? No sabía que los doctores también comían ramen instantáneo —rió.
—De hecho... ya no soy doctor, renuncié hace una semana.
—¿De verdad? ¿Por qué? Hasta donde tengo entendido usted es uno de los mejores doctores que hay.
—No lo creo... en realidad ser foctor nunca fue mi decisión, lo hice por petición de mi padre y al principio pensé que no sería tan malo, ayudaría a la gente pero resulta ser que veo morir a más personas de las que he podido salvar. Eso y otras cosas me estaban consumiendo.
—Entiendo —Dan Ah le dio unas palmaditas en la espalda. —Tomó la decisión correcta y me alegro por usted. Ahora que no es doctor no tendrá que verme morir a mí tampoco —rió levemente. —Tengo que irme, debo volver al trabajo.
—Buena suerte —al escuchar eso, ella sonrió de una manera que le pareció demasiado tierna a Jin.
—Adiós. —tomó la basura de lo que había consumido y antes de marcharse se giró y lo observó. —Haga lo que haga en el futuro, asegúrese que sea deseo de usted no el de alguien más.
Y sin más Dan Ah desapareció de la visión de Seokjin, él sonrió al recordar sus palabras. Volvió a tomar otro poco de su ramen pero al hacerlo se percató que la chica con la que había hablado había dejado el cuaderno en el cual estaba escribiendo.
Se levantó rápidamente se su asiento para regresarselo pero al salir de la tienda no la vio por ningún lado.
Volvió a su lugar para terminar de comer y la curiosidad le invadió todo el cuerpo.
Abrió lentamente el cuaderno y las primeras hojas estaban llenas de historias increíbles de fantasía, otras de romance y incluso unas sobre policías. Continuó avanzando hasta que llegó casi al final del cuaderno y vio como título:
—"Lista de deseos antes de morir de Park Dan Ah" —leyó en un tono de voz baja. —Número uno, ir a un parque de diversiones... número dos ir a un acuario... —Continuó leyendo. —Número seis, ver el universo... Número quince, enamorarme... número veinte, tener una cita romántica con la persona que amo... Número veintiuno, casarme... Número veintinueve, conseguir amigos para hacer la mayoría de deseos.
Jin no podía creer todo lo que estaba leyendo, Dan Ah había escrito una enorme lista de cosas que deseaba hacer antes de morir y casi todo lo de su lista eran cosas tan sencillas que era imposible de imaginar que jamás en su corta vida lo había hecho.
Él sabía que conseguir amigos en Corea era una tarea extremadamente difícil y para el poco tiempo que le quedaba de vida a Dan sería bastante complicado, por lo tanto se decidió a ser él quien la ayudara a cumplir todos y cada uno de sus deseos dentro de los próximos tres meses que le quedaban de vida.
Me siento muy mal por Jin pobrecito 😔
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