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☁︎ 1. Enfermedad ☁︎

Park Dan Ah, joven, bonita, amable. Era él tipo de mujer a la que todos amarían sin duda alguna, de la que todos imaginaban que llevaba una buena vida, sin preocupaciones. Sin embargo, su vida apestaba.

Nunca tuvo amigos ya que creció en un horfanato debido a que cuando tenía tres años sus padres murieron en un accidente automovilístico. Desde entonces se centró tanto en sus estudios para tratar de ser alguien exitosa que ignoró por completo que debía relacionarse con otras personas para disfrutar la belleza de la vida.

Estudió duramente deseando convertirse en una gran escritora de novelas pues su imaginación estaba llena de grandiosas historias que merecían ser descubiertas pero la buena suerte nunca la acompañó. Terminó siendo contratada por una prestigiosa editorial para dedicarse únicamente a corregir las novelas de otros escritores.

Sus días se basaban en despertar, desayunar e irse a trabajar y volver hasta muy tarde a su hogar para descansar y repetir su rutina al día siguiente. Se encontraba tan ocupada que nunca se dio cuenta que había cosas más importantes que hacer.

—Oye Dan, los chicos y yo iremos a comer, ¿Quieres venir? —le preguntó Minsi una de sus compañeras de su equipo de editores.

—Me gustaría pero necesito terminar las correcciones del capítulo treinta hoy mismo.

Y así fue como sin darse cuenta del pasar del tiempo se quedó trabajando todo el día en la oficina.

—Demonios, ¿ya son las 10:30? —se levantó del escritorio. —¿En qué momento se hizo de noche?

Durante las últimas semanas Dan Ah había estado perdiendo la noción del tiempo. En un segundo hacía una cosa y al siguiente ya estaba haciendo algo completamente diferente sin recordar como pasó todo, le parecía extraño pero imaginó que se debía al gran estrés que estaba sintiendo ya que su cabeza también dolía intensamente y tomaba pastillas para calmar el dolor.

Los días pasaban uno tras otro, su vida era exactamente igual, trabajo y más trabajo. Sin embargo, las últimas semanas habían sido muy raras, cada vez que Dan llegaba a su trabajo no recordaba absolutamente nada del capitulo anterior del libro en el que había estado trabajando para realizar las correcciones, su trabajo aumentó pues tenía que leer una vez más para lograr entender lo que haría.

—Dan Ah, necesito que vayas con el escritor Lee —su jefe se apareció detrás de ella dándole un susto. —Debes meterle presión, no ha entregado su próximo capítulo y la audiencia está desesperada.

—Sí, señor Choi. Iré cuando termine esto.

—Quiero que vayas ahora, es una orden —y sin más el hombre se encerró en su oficina cerrando la puerta de golpe.

Dan no tuvo más remedio más que hacer caso a la petición de su jefe. Tomó sus cosas y salió corriendo en dirección a la escuela primaria donde trabajaba el escritor Lee.

Al llegar tuvo que esperar a que los niños salieran a su recreo para lograr hablar con él. Por suerte no esperó demasiado. Entró en el aula y saludó amablemente.

—Señorita Park —el hombre saludó muy amigablemente. —Me da mucho gusto verla.

—Lo mismo digo —sonrió. —El jefe me envió, quiere saber cuando escribirá el próximo capítulo de la novela.

—La novela... —suspiró. —No lo sé, ya ni siquiera se cómo continuarla. Estoy pensando en dejarla de lado pero sé que tenemos un contrato.

—Sé que está el contrato de por medio pero no piense en eso. Usted siempre quiso ser escritor y lo está haciendo excelente, no se rinda.

—Sus palabras siempre me motivan, señorita Park —ambos rieron. —Me esforzaré para terminar el próximo capítulo, lo prometo.

—Me parece perfecto —Dan ofreció una reverencia pero justo cuando se enderezó sintió un mareo que la hizo tambalearse.

—¿Se encuentra bien?

—S-sí... no es nada.

—No se ve nada bien, está un poco pálida —se preocupó. —Debería ir a ver a un doctor.

—No es para tanto, solo fue un pequeño mareo porque no he estado descansando bien —rió nerviosamente.

—Aún así, no es normal —la miró atentamente. —Usted es la única que me motiva a seguir adelante, por favor cuídese mucho.

—Lo haré —Dan sonrió y sin más se despidió del profesor.

Los días pasaban y Dan Ah se sentía cada vez más perdida. Las horas se le iban volando, olvidaba las fechas y todos los deberes que había en su agenda, incluso llegó a olvidar la trama del libro que estaba escribiendo para intentar publicar en un futuro.

Ella no se sentía bien, su cabeza dolía y trataba de calmar el dolor con simples pastillas. Los mareos se presentaban más seguido y se sentía muy cansada a pesar de estar sentada durante todo el día.

Un día, cuando recién iba llegando a la oficina, su piel estaba más pálida que nunca, su cabeza casi estallaba del dolor y sus pies a duras penas la dejaban avanzar.

—Dan Ah, por fin llegas —dijo su compañera sin mirarla. —¿Crees que puedas ayudarme con esto? Esta porquería de computadora volvió a congelarse —levantó la mirada y vio como la chica la observó con la mirada perdida.

De pronto sus piernas no resistieron más, sus ojos se cerraron y su cuerpo terminó cayendo dejándola inconsciente.

—¿Dan? —su compañera se levantó de inmediato de su silla y corrió hasta ella. —¡¿Park Dan Ah?! ¡Responde! ¡Ayuda! ¡Alguien ayúdeme! —Gritó con todas sus fuerzas esperando que alguien la escuchara.

Por suerte otros de sus compañeros iban entrando, rápidamente llamaron a una ambulancia la cual no tardó más de cinco minutos en aparecer.
Todos estaban preocupados, a pesar de no tener una buena relación amistosa, consideraban a Dan parte de su equipo de trabajo y la ayudarían sin importar qué pues ella también los ayudaba cuando lo necesitaban.

☁︎❀☁︎❀☁︎❀

Los ojos de Dan Ah se fueron abriendo lentamente, una intensa luz la hizo parpadear varias veces. Extrañamente se sentía muy cansada y al tomar postura se dio cuenta que se encontraba en una cama de hospital, a sus brazos estaban conectadas las mangueras de intravenosa por las cuales corría un suero y justo a su lado estaba su compañera.

—Ya despertaste —dijo levantandose de la silla y examinando a Dan por todas partes.—¿Cómo te sientes? ¿Te duele algo? ¿Quieres que llame al doctor?

—Minji, estoy bien —se sobó la cabeza, cerró los ojos con fuerza pues sentía una punzada.

—Me llamo, Minsi. Dan Ah, ¿segura que te encuentras bien? Nunca te habías equivocado con mi nombre.

—¿Qué? —la observó confundida. —Lo siento, quizá solo estoy cansada.

—El doctor que te atendió dijo eso, que tuviste un colapso por estrés pero yo no lo creo —tomó su mano con suavidad. —Me preocupas, sé que no tenemos una relación muy cercana pero no quiero que nada te pase. Los últimos días haz estado muy distraída y confundida, no es normal en ti. Dan, por favor hazte un chequeo a fondo.

—No hay nada de que preocuparse, estoy bien —Minsi le hizo una suplica con un puchero. —Bueno, lo haré solamente para que estés tranquila.

Luego de eso, Dan Ah programó una cita con un doctor que le fue recomendado, ella no se enfermaba seguido por lo que había ido muy pocas veces al médico y ser revisada de pies a cabeza le daba un poco de nervios.

Le realizaron exámenes de todo tipo, análisis de sangre e incluso de orina, rayos X e infinidad de cosas para asegurarse que su salud de encontraba en perfectas condiciones.

La citaron tres días después para saber el resultado de los análisis  sin embargo, justo cuando iba saliendo de su casa sintió un intenso dolor de cabeza que la hizo olvidar lo que estaba haciendo, en su mente aparecieron infinidad de recuerdos de los cuales ni siquiera sabía de su existencia y de un momento a otro el dolor se disipó y ya se encontraba sentada dentro del consultorio del doctor. 

—Buenos días, señorita Park.

—Buenos días, doctor Kim... —respondió un tanto confundida —Disculpe, ¿sabe a qué hora llegué? No lo recuerdo... de repente sentí un dolor de cabeza y de la nada ya estaba aquí, como si me hubiera teletransportado.

—¿Le pasa seguido?

—No lo sé, a veces olvido cosas o pierdo la noción del tiempo pero siempre he pensado que es el estrés laboral.

—Si es así, lo descubriremos en un instante aquí tengo los resultados sellados para abrirlos delante de usted —sin más abrió el sobre de papel, sacó los documentos y comenzó a leerlos en silencio.

—¿Y bien? —Dan Ah rompió el silencio al ver que el doctor estaba tardando en dar una respuesta.

—Bueno, esto es un poco complicado de decir —le acercó los resultados y Dan Ah pudo ver varias imágenes de su cabeza en radios X.

—¿Hay algo en mi cabeza? —el doctor asintió.

—Se le llama sitoma difuso y este es uno de los  casos más raros en el mundo y de los pocos también —suspiró. —Siento decirle que usted es el primer caso que se ha registrado en Corea.

—¿Y eso qué quiere decir?

—Lo complicado de su caso, es que la forma del tumor no es igual a otros. El tumor no está formando una masa completa en sí. Las células están esparcidas entre los nervios craneales, como su fuera neblina, está muy invadido y está afectando también al lóbulo temporal, es por ello que presenta síntomas de pérdida de memoria. Es una enfermedad muy rara, los síntomas no son específicos y pueden variar.

—Entonces... ¿Qué debo hacer? —Dan Ah no podía creer lo que estaba escuchando, el doctor Kim suspiró y prosiguió.

—El problema es que medicarla no valdría la pena y la cirugía es muy riesgosa, no es como que podamos cortar una parte del cerebro como con otros tumores

—¿Quiere decir que no hay nada que hacer?

—Lo siento mucho —el doctor agachó la mirada. —Todo lo que puedo hacer es darle medicina para tratar los síntomas, podrá aliviar los dolores y controlar la pérdida de memoria.

—¿Eso es todo? Entonces... ¿me voy a morir? —Dan estaba empezando a sentir como su corazón latía rápidamente, un nudo se formó en su garganta y las lágrimas estaban a nada de salir. El silencio del doctor la ponía aún más inquieta. —¿Cuánto tiempo me queda?

—Tres meses —dijo sin más. —Aunque podría ser más dependiendo como avance el tumor.

—¿Cuánto es más?

—Cien días, quizá.

—Cien días... —repitió en voz baja. —Así que ahora solo tengo que esperar pacientemente el día de mi muerte —una lágrima resbaló por su mejilla.

—No hay mucho que yo pueda hacer para animarla pero si puedo aconsejarle que pase mucho tiempo con su familia y sus amigos.

—Sí... esa es buena idea —sonrió levemente, se limpió la lágrima y sin más se levantó, le dio una reverencia al doctor y agradeció por todo.

Al regresar a su casa miró en todas direcciones, su pequeño hogar nunca le pareció solitario hasta ese momento. Se dejó caer en el suelo de la sala de estar y lloró descontroladamente. Dan Ah estaba muriendo y no tenía a nadie a su lado, sin familia, sin amigos y sin haber cumplido sus más grandes sueños.


Jeloooouuu, otra vez yo jsjsjs les traigo esta nueva historia ajuuuaaa (como si no tuviera otras pendientes jsjs)

No soy mucho de escribir historias así como va a ser esta pero se hará el intento 👀

Espero les guste ^^

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