Narrador X

Las semanas siguientes que pasaron al encuentro de Alondra y Klaus fueron algo mas normales y cotidianas, aun Tyler seguía en la sala de recuperación de la central, siendo el peor paciente al momento de quedarse quieto y postrado en la cama.

Mientras en las sombras, Sasha y Lexy se movían entre las ubicaciones que habían conseguido para encontrar una manera de abrir los lugares donde la sociedad de la Rosa había ocultado las armas, para su desgracia sus intentos fueron infructíferos, estaba fortificada con la mejor seguridad que ni el conocimiento de Lexy con la tecnología había dado sus resultados. Entre tanto Alondra aun mantenía contacto recurrente con los miembros de las mafia rusa y turca, preguntando si habían tenido noticias sobre Landel, ya que su falta de presencia le daba una mala espina, la cual no le permitía relajarse mucho en los brazos del Coronel.

El día en que Tyler al fin fue dado de alta y permitido salir por completo de la cama es que estallo una noticia que sacudiría a la central, como años anteriores, solo que esta vez no sería un asesinato lo que la pondría en la mira, sino un plan de acción que había sido camuflado para todos, exceptos los grandes mandos y quienes estuvieron involucrados en él.

Alondra

Escucho mi teléfono sonar en la distancia, aunque lo último que deseo es mover un dedo. Estos días hemos estado aumentado el entrenamiento a los soldados, complicando sus circuitos y poniéndolos a pelear entre ellos, enseñándoles a como dejar el papel de soldado cuando se enfrenten con la sociedad, porque sus códigos solo los llevarían a la muerte.

Con enojo y pereza tomo el teléfono sin fijarme quien me llama —espero que sea algo grande —susurro contra la almohada.

—¡PRENDE LA MALDITA TELEVISION AHORA! —el grito de Alexandra espabila cualquier sueño que habitaba en mi cuerpo y de forma rápida voy a la sala, buscando entre los papeles el control hago caer varios de ellos al suelo hasta que lo encuentro. Sin tener que decírmelo coloco el canal de noticias local y es cuando mi cuerpo queda inmóvil.

—No puede ser...—escucho como las dos puertas restantes se abren y puedo adivinar que tiene la misma respuesta que yo al posar sus ojos en la pantalla.

—Mierda —susurra Lexy quitándome el control y subiendo el volumen.

—Se han infiltrado en horas de la madrugada un documento —la periodista muestra un gordo expediente, donde claramente muestra el sello del gobierno y las palabras «CONFIDENCIAL», aunque lo de ella es una copia —donde describe todo un plan de entrenamiento para la formación de un cuerpo inquebrantable de soldados, donde, cito;

"No contemplen dentro de ellos la conciencia de la muerte y se aferren al instinto asesino"

Hay aquí aproximadamente 100 hojas de cada paso, modo de reclutamiento y formas en como cada soldado debía ser capacitado para dar vida a lo que se llamo «ESCUADRON FANTASMA» —"nadie debía saber de la existencia de ese documento" — pero se que muchos no le verán nada raro, ya que es algo normal que entre las fuerzas del orden tengan este tipo de cosas —hace una pausa donde baja el montón de hojas y agarra un sobre marrón, sacando de el muestran una foto de un niño a quien reconozco de inmediato —los soldados a los que entrenaron no eran mas que niños, niños huérfanos a quienes sacaron con engaños de las casas hogares para internarlos en este...entrenamiento y aprovechar su vulnerabilidad de no tener a nadie que los defiendan.

"Eso es mentira", si, éramos solo niños, apenas unas crías comenzando a vivir, sin nadie que nos cuide o vele por nosotros, pero todos preferimos ese lugar a la vida de mierda que teníamos. Todos fuimos conscientes de que donde nos llevaron no era un parque de diversiones ni un hogar con cama caliente y abrazos confortantes. No, elegimos ir al mismo infierno con tal de tener lo que cualquier ser sin nada en su vida desearía; libertad y poder.

Libertad para decidir en qué convertirnos y poder para convertirnos en los ejecutores temidos de las grandes esferas.

El apodo de «sicarios de la milicia» se genero cuando uno de los soldados del cuerpo común llego a ver nuestro accionar. Como sin remordimientos asesinamos a un político de renombre que era opositor del mandatario de Rusia. Como se armo la fachada que fueron terroristas los que habían cometido el atentado, por eso el nombre del escuadrón.

"Los fantasmas no tienen nombre, ni identidad. Están en todos y en ningún lugar. Sino tienen cuidado, uno te puede llegar a respirar el cuello, lo que anuncia tu muerte".

La presentadora muestra un video que me lleva de vuelta a cuando me gradué de la escuela. No nos querían incultos, si íbamos a ser armas humanas teníamos que tener un alto nivel coeficiente, lo que nos llevo a tener clases todo el día hasta llegar a obtener un diploma de finalización escolar a los 15 o 16 años.

Después de eso empezaba el entrenamiento físico, el cual fue una mierda, no éramos ni siquiera considerados seres de sentir; golpes, ahogamientos, temperaturas extremas y peleas donde la única manera de salir era noqueando al oponente. Lo único prohibido era matarse o que nos mataran, ya que éramos valiosos de cierta forma para ellos. Ferdel me dio un apellido, una identidad, por eso cuando tuve problemas era el encargado de castigarme y hacerme recordar quien era y como debía comportarme. Yo, Sasha y Lexy fuimos las únicas que teníamos un apellido propio, los demás recibieron el que la central les otorgo.

La familia de Sasha la dispuso en el programa porque querían deshacerse de ella, nació dentro de una familia retrograda donde solo apreciaban a los hombres. Su padre un militar retirado la metió dentro, dándole permiso a que hicieran con ella lo que vieran conveniente.

Lexy por otro lado fue la hija a la que nadie notaba. Nacida en una familia pobre y numerosa, su madre adicta no supo si quiera cuando ella se marchó. Los militares vieron su potencial con la tecnología cuando llego a hackear el sistema de la policía local para borrar el expediente de un hermano suyo.

Ambas ingresaron al mismo tiempo con 10 años, le dieron 1 semana para leer todo lo que habíamos avanzado, dejándome a mí como su guía. Fue así como coincidimos, ninguna hablaba mas de lo necesario, pero despacio fuimos dándonos cuenta de cómo trabajábamos bien en equipo, complementando, aportando y solucionando. Esa fue la vida que nos tocó, y las supimos sobrellevar de una impecable forma.

Ninguna ya se consideraba una huérfana, éramos soldados, unos que mostrarían de lo que eran capaces de hacer cuando nos daban las armas correctas.

—El teléfono de Tyler debe estar explotando —dice Sasha —verifica si alguien invadió la red de la central —noto como Lexy agarra el computador empezando a hacer lo que mejor se le da —Tror du, at det var ham? (crees que fue el?) —pregunta Sasha, pero yo sigo mirando la televisión. Mi cuerpo podía estar físicamente en el departamento, pero mi cabeza solo estaba llena de recuerdos de mis días de entrenamiento, en especial de un día.

Mi teléfono vuelve a sonar, al levantarlo veo que es un numero desconocido, sin inmutarme ni nada lo contesto colocándolo en alta voz —te gusto mi regalo, Comandante?

—Se nota que eres péssimo perdedor —respondo fria e imparcial.

—Todos tienen secretos, hasta los mismos fantasmas.

—Me tengo que poner a temblar porque revelaste la forma en que me entrenaron?

—No, pero si te debería preocupar la imagen que tendrá después de esto tu amada central. Después de esto, crees que la gente seguirá sintiéndose segura con ellos? —camino hacia la ventana viendo la ciudad desde arriba —si desde antes había desconfianza en policías, con esto revelado, todos empezaran a desconfiar, a temer por cada niño, ya que los mismos que se encargan de protegerlos —puedo adivinar la sonrisa que se le esta formando ahora mismo —son los mismos a los que no les importa usar a niños para crear asesinos —cuelga y el recuerdo del día que mate por primera vez regresa.

"Debí adivinar en ese momento que jamás iba a poder vivir para siempre como un soldado", ya que mi primera víctima, fue mi instructor.

Nos tocaba la instrucción que, a ninguno de nosotros agradada, preferíamos correr descalzos en la nieve o caminar por las brasas 10 veces que tener que tomar esta maldita instrucción.

—Caminen de una vez, rápido! —el grito del soldado de turno nos hace movilizarnos de forma inmediata. No teníamos voz de replica ni queja, solo obedecer hasta que nos uniéramos a las filas de los soldados comunes, tomando misiones de todo tipo, pero también trabajando desde lo oculto para cuidar el culo de los de arriba.

Hombres y mujeres, separados en distintas habitaciones para despojarnos de toda la ropa, 5 minutos y teníamos que estar en formación para dirigirnos a la misma sala en común, donde nos enseñaban a movernos, a seducir y al como complacer a otros, "me da asco toda esta mierda". Aun mas con quien siempre llega a elegirme para instruirme, el maldito calvo de Vadir siempre me escogía, todos llegaron a rotar de instructor, menos yo, "saca provecho de su posición".

Cada uno empieza a caminar hasta que nos dividen, como predije me toco de nuevo el calvo de mierda. Con la barbilla alta me dirijo hacia la cama donde el hijo de puta ya está esperándome con una sonrisa en el rostro.

—Hasta que al fin llegas —me toma de la nuca haciéndome caer de rodillas —desabrocha, hoy empezaremos con la garganta profunda —sin quitarle la mirada obedezco, imaginando por dentro el como llenarlo de golpes —suaviza esa mirada —me da una cachetada que sé que en los próximos segundos hará que mi piel se hinche —ahora solo eres un cuerpo con hoyos, el cual tiene que complacerme, engañarme para que no vea tus verdaderas intenciones —me toma del cabello fuerte que jadeo lo que aprovecha para meterme su asquerosa polla hasta el fondo. Mi reflejo nauseoso sale a flote —respira y ni te atrevas a vomitar de nuevo, porque te lo hare comer del suelo Alondra —cierro los ojos controlando mi cuerpo y haciendo que mi garganta se relaje —así, bien —empieza a moverse, lento, pero sin dejar de llegar al fondo —usa la lengua, vamos —sus dos manos están mi cabeza cuando empieza a aumentar sus movimientos —eso es, carajo aprendes bien —mi mirada va hacia el donde puedo ver la satisfacción en sus ojos, sumergido en todo el placer que le provoca meterme su polla.

No entiendo porque, pero algo en mi comienza a despertar, y no es la lujuria o placer, es algo mas... oscuro. Mis manos van hacia sus muslos y ahora sin reticencia lo succiono, chupo y estimulo —dios si —al momento que el cierra los ojos aprovecho para sacar el cuchillo que siempre lleva en el cinturón. Sigo jugando con su mierda cuando veo el momento exacto para moverme. Sin que lo prevea y de un solo corte al momento que se corre, le amputo el pene, su placer se ve interrumpido y en vez de salir su típico gruñido de satisfacción sale su grito de dolor cayendo en la cama con una cascada de sangre entre sus piernas.

Con asco me saco su polla de la boca y me levanto para colocarme a ahorcajadas sobre el —aprendo muy bien no crees, Vadir —el cuchillo se clava en su yugular mientras yo lo veo a los ojos azul grisáceos que posee —gracias por mostrarme tu vulnerabilidad.

—Te mataran por esto —su voz suena amortiguada, pero yo caso el cuchillo haciendo un nuevo orificio para que salga mas de su sangre.

—No lo harán —respondo, me acerco a su oído dándole mis ultimas palabras —porque yo soy una pieza única y tu un simple peón —apenas termino siento como me toman del pelo jalándome fuera del cuerpo de mi antiguo instructor, sin vida y sin polla.

La lluvia de palos a mi cuerpo desnudo no se hace esperar, mi cuerpo se hace un ovillo para minimizar el dolor, aunque no hace mucho la diferencia —suficiente! —gritan la orden y puedo reconocer la voz, "el Ministro está aquí".

Con el mayor dolor me levanto y me pongo firme ante su presencia. Alto, buen porte, acho de espalda, pero con cintura definida, cabello rubio casi blanco y ojos tan negros como la noche, ve toda la escena antes de que sus ojos paseen desde mis pies hasta mi rostro. Me trago la vergüenza al saber que estoy desnuda y con sangre en mi labios y barbilla ya que prefiero mil veces mostrar mi desnudez que faltarle el respeto a quien será mi jefe —explique soldado. Que paso aquí? —su mirada no me abandona así que colocando la espalda más firme respondo.

—Una lección —digo sin titubeos —lo lleve algo lejos y este es el resultado —puedo sentir las ganas de volver a golpearme de nuevo de los soldados que nos custodian pero poco me importa, Vadir se merecía morir y me llena de satisfacción mis acciones, tanto que mi cuerpo vibra por repetir el acto. El Ministro me toma del mentón anclando su vista en mi rostro, más específicamente en mis ojos. Despacio una sonrisa se coloca en sus labios junto con una expresión de orgullo.

—Nombre soldado.

—Alondra Vélez —respondo firme.

—Debí imaginarlo, un Vélez siempre resaltara entre la muerte —mi ceño se frunce un poco ante sus palabras —llamen al General, díganle la situación de su hija y que tiene la orden directa de aplicar el castigo que vea conveniente en ella. 10 días de solo pan y agua para sus comidas —me suelta para girarse y salir del lugar, pero algo dentro mío no siente sus ordenes como un castigo sino mas bien como un premio, miro de nuevo el cadáver de Vadir y con una sonrisa triunfante salgo de la sala a recibir mi premio por mi primera muerte.

—Alondra? —la voz de Lexy me saca de mi cabeza y giro a verla —Tyler pide vernos. Hará una rueda de prensa para dar una explicación, quiere que estemos ahí —miro mi teléfono recordando las palabras de Landel, "si quiere jugar con la opinión publica, esta bien, dos podemos hacer eso".

—Sasha, aun tienes lo ultimo que sacamos del departamento de Marcus? —esta asiente —bien, lo revelaras en la conferencia —esta abre los ojos por mis órdenes.

—No es muy pronto para sacarlo a la luz?

—No —digo —Landel empezó a revelar pasados —una sonrisa ladina se me forma cuando vuelvo a ver a la ciudad —lo que no sabe precavió es que el suyo tiene pecados que lo llevarían a perder todo —vuelvo a mirarlas —que comience la caída del señor de la Rosa.