Cap 13
Narrador X
Los hombres en la Central rusa cada vez estaban mas cansados pero los resultados de los entrenamientos se notaban, resistencia, letalidad y rapidez de los hombres era notoria. Klaus se encerraba junto con Alondra para trabajar en falencias de seguridad y de los planes que ya habían realizados, aunque al coronel no le gustaban la ayuda de Alondra sabía bien que esto era beneficioso, aún estaba con lagunas de la vez que se desmayó, en su memoria no hay recuerdos de que se haya sentido mal o si quiera que su cuerpo le haya dado algún indicio de se estaba desmayando, pero su secretario y las grabaciones de su oficina aseguraban lo que le habían informado.
Ese día estaba junto a la hacker en una demostración de combate cuerpo a cuerpo con algunas armas parecidas a las que usaban en la Sociedad de la Rosa. En un ambiente de asesinos las armas no eran grandes ni notorias sino mas bien eran pequeñas, camufladas pero letales; cuchillas en collares y anillos, venenos en las uñas o agujas ocultas en las ropas que ayudan a neutralizar al enemigo con apenas un roce.
Los soldados tenias que estar bastantes atentos a cada detalle del cuerpo de su oponente, un descuido y podían estar seguro que era una ida al hospital seguro si tenían suerte sino...
Pero lo que no se esperaban era la visita de ultimo minuto que llego a la central, todos los soldados voltearon ante el pequeño grupo que caminaba hacia donde estaban el coronel y Alondra, uno de los Generales con cara de pocos amigos se acercaba, Klaus quiso ir al frente, pero Alondra lo detuvo hasta que el mismo General la derribó de un golpe seco en su rostro haciéndola caer al suelo.
—MALDITA ASESINA! —este le pega una patada en todo el rostro provocando esta vez que su boca sangre internamente.
—GENERAL!
—NO TE METAS COLEMAN! —grita embravecido, este la toma de la camiseta a lo que Alondra solo lo ve seria —no te basto con matar a un miembro de mi familia que volviste a hacerlo, eh?! Que mierda tienes con mi apellido.
—Ilumíname que no se de que mierda hablas —le responde Alondra sin miedo y calmada.
—No te hagas la que no sabes —le acusa —sabes bien que uno de los que mataste aquí era mi hijo.
—Oh, hablas de las ratas traidoras —ella sonríe con ironía —lo siento, pero me enseñaron que a los traidores no se los recuerda y menos —esta vez le agarra las muñecas haciendo una fuerte presión en ellas — si son los que traicionan a sus compañeros.
Ambos se miran atentamente, el General intenta darle un nuevo golpe cuando una hoja en especie de gancho es acercada a su cuello.
—Es mejor que la suelte General antes de que yo mismo cometa un asesinato aquí en frente de mis hombres —Tyler amenaza de forma fría —no volveré a repetirlo, suéltela —a regañadientes acata la orden, este mira de arriba abajo a la asesina de su hijo, quien no muestra un ápice de culpa ni remordimientos.
El ministro guarda la daga dejándola colgada en su cinturón. El ambiente es tenso que se puede cortar con cuchillo, Klaus se contiene las ganas de golpear al General por haber golpeado a Alondra mientras que ella solo se limpia el labio golpeado.
—Sabes que tengo derecho de matarla.
—No si a quien intentas vengar era un traidor.
—ESO ES SOLO UNA MALDITA MENTIRA! —grita —UNA QUE ESTA HIJA DE PUTA DIJO A TODOS SOLO PARA JUSTIFICAR SUS ACCIONES!
—La orden la di yo —interviene el coronel cosa que llama la atención del General —solicité los servicios de limpieza de Alondra y sus compañeras.
—Servicio de limpieza? — la risa de Alondra se escucha que este la voltea a ver.
—Por dios Marcus, no te hagas el desentendido —le dice esta —bien sabes de que se tratan esos servicios, tu mismo fuiste uno de los primeros en solicitarlos, no recuerdas? — este solo gruñe cuando menciona el pasado —el Coronel pidió que limpiáramos su entorno ya que como sabes y te lo mostré junto a los otros del consejo, habían infiltrados de la Sociedad en esta Central — Alondra lo apunta bajo la mirada de todos los soldados alrededor —tu hijo del que me acusas haber matado, era un maldito traidor, se vendió a esa Sociedad.
—Eso es mentira.
—No puedes probarlo, pero yo sí, ya que cada miembro que eliminamos tiene su propia foto en el informe que el ministro tiene en su poder; rostro y tatuaje que lo implica —este voltea a ver al ministro —claro que también están los cuerpos.
—Dijiste que sus cuerpos estaban en estado identificable —sisea Marcus hacia Tyler, pero este no le responde sabiendo que el sabe porque le mintió.
«El cuerpo de un traidor pertenece a la Central para hacer con él lo que decidan»
—Debe ser una mierda que seas el único de tu apellido que no se haya vendido a un grupo criminal —dice Alondra —primero tu hermano.
—Alondra —intenta callarla Tyler.
—Que? El fue que vino todo furioso diciendo que había matado a su hijo cuando el sabe bien que tanto su hijo como su hermano fueron unos malditos traidores.
—Cállate —sisea.
—Acepta tu maldita realidad maldito imbécil —Alondra se le planta quedando solo unos centímetros de distancia.
—Lo que estas sintiendo ahora, yo lo sentí cuando tu maldito hermano llevo a la muerte a mi padre —los puños de este están blancos que intenta hacerle una llave, pero Alondra lo detiene haciéndolo girar y caer en el suelo, es de mayor tamaño y de masa física superior, pero para Alondra no es un problema enfrentarse a él, siempre fue expuesta a contrincantes mas grandes que ella, jamás fueron de su nivel, siempre fueron superiores, obligándola a superarse, aunque en el proceso se quebrara.
Esta termina con el bajo de ella y el palo de madera en su garganta asfixiándolo —si realmente tuviera algo contra los miembros de tu familia, hace diez años habrías quedado viudo y ese hijo tuyo no habría vivido mas de los 10 —este hace fuerza con ella para alejar el palo, pero con una rodilla en su estómago se le está haciendo imposible.
Alguien la toma desde atrás y es Klaus quien la detiene, no sin antes clavar el palo en donde antes estaba su rodilla provocando que escupa saliva —eso por el golpe, imbécil —ella se zafa de Klaus empezando a alejarse para ir a los vestidores. Se supone que solo Tyler y Klaus sabían que ella y las demás habían sido las autoras de la masacre aquí, Alondra analiza a cada soldado que vio, los días que han pasado, cuando por su periferia ve a cierta Capitana moverse hacia una de las oficinas.
De forma silenciosa la sigue hasta llegar a un cuarto de cambios de varones, al estar cerca de la puerta escucha sonidos bastantes comunes cuando se esta teniendo un encuentro sexual.
—Se rápido —escucha que dice la Capitana, despacio abre la puerta para ver bien y lo que es una sorpresa es ver a la misma Capitana que estaba en ropa interior en la oficina de Klaus la anterior vez junto con su secretario —dime, ¿otra vez esa mujer estará con el coronel? —esta le restriega las tetas en el pecho para que se las chupe.
—Por lo que se, si, hasta que el plan este listo —es todo lo que necesitó para interrumpir a los dos participantes, ya sabía que había sido el la lengua suelta. Ambos se asustan que se separan de forma brusca.
—Vete —le ordena al secretario, este aun confundido asiente, pero esta lo detiene acercándose a su oído —empieza a cuidar esa lengua sino quieres que te la corte —la amenaza lo estremece que no la ve a los ojos y solo se retira — no sabia que eras de las obsesivas con tus parejas sexuales.
—Disculpa?
—Lo que oíste, abriéndote de piernas al secretario de tu coronel para saber sus actividades.
—Eso no tiene nada que ver contigo —Alondra se le acera agarrándole las mejillas con fuerza que sus labios se ele fruncen.
—Si tiene que ver conmigo si es que vas de lengua suelta con los generales, hablando demás —esta manotea su mano apartándola.
—Enojada porque se descubriera tu secreto criminal.
—Eres ridícula si crees que yo no quería que se supiera —le dice Alondra —pero sino quieres que la reputación de tu amado coronel se vaya al caño, mantendrás la boca cerrada.
—Su reputación se ve afectada desde que estas aquí — su postura es una desafiante que solo enciende en Alondra las ganas de jugar con ella —ellos habrán empezado a fiarse de ti, pero yo no. Un criminal jamás deja de serlo.
—Y no puedes tener más que razón —le contesta —soy una criminal, no deben confiar en mi pero tampoco deben meterse en mi camino —Alondra le da un puñetazo en su abdomen lo bastante fuerte que la deja de rodillas, la toma de la cabeza para plantarle un rodillazo en el centro de su rostro, la Capitana chorrea sangre de su nariz cuando Alondra la toma del cabello estando aun aturdida —así que consejo, deja de hablar de mis acciones o de lo que pasa dentro de estas paredes, porque la próxima —se acerca a su oído —recreare contigo la mayor desgracia de esta Central, siendo tu el atractivo principal —los ojos de la Capitana se expanden de horror cuando la sueltan dejándola aturdida, con la nariz envuelta en sangre y con una amenaza clara que si no tiene cuidado, su vida habrá acabado demasiado pronto.
Alondra
Haber visto esa expresión me lleno y alivio la furia que había despertado Marcus, sé que esa estúpida Capitana hizo esto para tener a Klaus con ella, pero cometió el error de hablar de mis acciones, meterse en mi camino y estorbo que encuentre estorbo que elimino. Bajando de nuevo hacia el patio al abrirse los ascensores me encuentro a Klaus queriendo subir.
—Estaba por ir a buscarte.
—Te ahorre el trabajo —respondo —que quieres? —esta toma mi rostro observando el golpe, cosa que me hace sentir incomoda, odio que se acerquen tanto sino lo deseo —quítate —lo aparto, pero este vuelve a agarrarme observando mi labio, al estar así de cerca puedo ver sus ojos algo claros, "son bonitos" pienso.
—Vamos a la enfermería.
—Es un simple golpe.
—No te pregunte, es una orden —soltando un suspiro me meto de nuevo en el ascensor donde ambos nos dirigimos hacia la enfermería. Me parece absurdo ir por el golpe de Marcus, a estas alturas ese golpe es solo un rasguño. Ninguno de los dos dice nada, me tiento con decirle lo de su Capitana, pero prefiero callar, sé que vera las cámaras y sabrá lo que paso ya que siempre las revisa.
—Buenas tardes mi coronel —saluda un joven, no mas de 24 años, alto, cabello muy oscuro y ojos del mismo color, una contextura no tan atlética, pero de igual forma es de buen ver.
—Aponte, revísala —el joven me indica donde puedo sentarme y yo obedezco —después que te curen ve a mi oficina, necesitamos seguir preparando el plan —solo asiento y me quedo con el joven enfermero, dejo que pasen unos minutos antes de mirar hacia la cámara, se que Lexy esta viendo así que solo muevo mi cabeza hacia un lado dándole un claro mensaje.
—Hoy fue mi día de toparme con chismosos y traidores —digo y veo como este se detiene solo por unos segundos cuando me escucha —pensé que cada familia respetaba los territorios de los otros
—Lo hacen, pero no muchos desean estar en una misión de larga duración —este se voltea con alcohol y gazas en mano, las deja en la mesa auxiliar de al lado —y como cierta señorita no sale de estas paredes últimamente —sonrío por lo que dice —ellos quieren saber cómo está todo.
—Como puedes ver tranquilo, aunque con ciertos inconvenientes —siseo cuando toca mi labio con el alcohol,
—Eso puedo ver, pero y tú? —pregunta —estas bien? ¿Sigue en pie todo?
—Realmente tienes que preguntar —mi voz suena un poco mas dura de lo normal, se que mi mirada no es nada linda ni amistosa.
—sunt doar îngrijorat pentru tine (solo estoy preocupado por ti) —lo tomo del cuello apoyando mi frente con la de él.
—totul merge cum vreau eu (todo esta yendo como quiero) —este asiente con los ojos fijos en los míos — no te quiero involucrado en esto.
—No puedes mandarme lejos sabiendo el porque me mandaron.
—No los quiero aquí ni que se metan dentro.
—Los quieres defender? —pregunta con cierto tono de indignación.
—No —respondo —pero seré yo quien decida el destino de todo y ustedes tienen que mantenerse lejos, ¿entiendes? — este solo me mira aun con enojo, yo lo tomo de las mejillas viendo su rostro, aun con esos lentes de contacto sigue siendo atractivo —te queda el color negro en los ojos —este bufa y yo sonrío por su reacción —déjame hacer esto por mi cuenta.
No tan convencido asiente —por eso eres mi favorito.
—Si Omer te escucha me echara la bronca —me rio por lo que dice —solicitare un cambio.
—Bien —me levanto dispuesta a irme no sin antes sentir sus brazos rodearme.
—Te extrañe —este besa mi cabeza —te queda igual el color negro —solo niego y me trago los sentimientos que tengo atorados, recordándome quien soy y cual es mi objetivo.
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