MINHO.

Jisung Han si que era un imbécil, me caía mal, listo lo admití. No soy una persona con malos modales, mi familia me ha dado una buena crianza: "Ayuda al prójimo", "Respeta", "Se amable con todos así no lo merezcan, tus acciones buenas se regresarán triplicadas".

Había juzgado mal a Han, pensé que tal vez podíamos llevar la fiesta en paz, porque no me apetece discutir día y noche con un extraño, simplemente no, pero Han tenía un temperamento que no iba conmigo para nada, era soberbio y prepotente, era un niño mimado. ¿Que no quería ayudarme con Inglés? ¿A qué había venido entonces? ¿Debería echarlo?...

Bajé las escaleras con un humor evidentemente malo, le contaría todo a mi abuela, lo mejor sería que él regresara y sí, no le estaba dando oportunidad de conocerlo, de que tal vez con los días las cosas puedan ser más llevaderas. ¿Pero realmente quería ser su amigo? No. Yo no tenía ganas de hacer amigos. No tenía ganas de estar aquí ni en ningún otro lugar, deseaba estar solo. Pero debía fingir estar bien por mis abuelos, nada de esto que siento es culpa de ellos, mi tristeza es algo con lo que sólo yo debo cargar.

Mi abuela estaba preparando todo sobre la mesa para la cena, mi abuelo ya estaba sentado en una de las sillas mirando todos sus movimientos.

---Han dijo que no quiere comer---solté con mal sabor de boca.

Me sentía avergonzado, lo que había pasado en la habitación hace un momento me dejó impresionado y ofendido, nunca me habían tratado tan mal en mi vida, o quizás sí y no lo recordaba.

---¿Cómo que no?---preguntó viéndome por encima de los anteojos de pasta.

---Creo que no le agrado---lo dejé salir junto con el aire de mis pulmones---Y creo que no quiere estar aquí.

Mi abuela asintió, tomó asiento frente a mí y junto a mi abuelo, yo también me senté.

---Tienes razón, él no quiere estar aquí---sirvió arroz en un tazón y se lo dió a mi abuelo, luego hizo lo mismo conmigo---Está aquí como castigo, tu madre me lo comentó.

Parpadeé varias veces con los labios entreabiertos, procesando lo que me había confesado. ¿Un castigo? ¿Acaso no eran vacaciones?

---No sé por que lo castigaron---prosiguió mi abuela al ver que no respondía---Pero si lo enviaron, tal vez sea porque no le gusta nada de lo que hay aquí.

Entonces empecé a recordar. La manera en cómo había mirado todo cuando llegó, la reacción que tuvo con las gallinas, su comportamiento cuando supo que no había wifi. Jisung Han era un citadino británico, quizás nunca había estado en un lugar como este, entendí entonces por qué se portaba así, quizás hasta lo compadecí un poco. Pero yo no tenía la culpa de nada, yo no pedí que lo trajeran, yo no pedí nada de esto. Sus aptitudes conmigo eran inaceptables, mi intensión nunca fue mala y sólo me miraba con desprecio, o quizás estaba exagerando, no sé cómo describir su mirada, era intensa y juzgona, como si intentara desaparecerme.

---Bueno, creo que sí odia estar aquí---dije masticado, con ambas mejillas llenas---¿Pero es mi culpa?

---No es tu culpa---mi abuela se rió---Pero al no tener como desahogarse lo paga contigo, debes entenderlo.

¿Y a mí quién me entendía? ¿Con quién me desahogaba yo? ¿A quién le contaba mis penas? Yo debía guardarlo todo. El comportamiento de Han no podía ser más infantil, mira que pagar su rabia conmigo, si quisiera yo hacer lo mismo con él ya estaríamos ambos bajo tierra.

---No lo justifiques---mascullé y negué con la cabeza---Ni siquiera quiere ayudarme con Inglés---tragué la comida y exhalé---¿No es mejor que se vaya?

---Está castigado---me recordó con toda la calma que la caracterizaba---Su padre así lo quiso. Se quedará lo que sea necesario.

Asentí sin más remedio y el resto de la cena hablamos de cosas triviales, solo mi abuela y yo porque mi abuelo casi siempre estaba muy callado.

Cuando terminó la cena mis abuelos se fueron a dormir y yo también caminé hasta mi habitación con mucha pereza. Cerré la puerta y me tiré en la cama, venía la parte de mi vida que más odiaba: Dormir.

A veces incluso ni siquiera podía hacerlo, los pensamientos me atormentaban más por la noches y
nada absolutamente nada hacía que doliera menos, al final del día justo a la hora de dormir los recuerdos de Yongbok me visitaban. ¿De qué servía pasar el día bien si en la noche tenía insomnio? Eso apestaba. Busqué en el cajón de la mesita a mi lado, encontré el frasco de pastillas que me habían recetado para dormir, tomé una y la tragué sin agua.

Esa noche soñé con una enorme flama que me consumía vivo y como todas las noches anteriores a esa un par de ojos grisáceos, cristalizados y aterrorizados se perdieron entre los recuerdos de mi subconsciente.

~°🪷•~

La mañana siguiente mi abuela me pidió que ayudara al personal a recoger manzanas, y me exigió que me llevara a Han conmigo, le pregunté molesto si sería siempre así---refiriéndome a llevarlo conmigo a todos lados---y ella simplemente se encogió de hombros diciendo que el pobre se aburriría estando solo. ¡Cómo si eso fuera problema mío! Entonces no me quedó de otra que ir a buscarlo, tocó dos veces y me indicó que podía pasar.

Cuando abrí la puerta me quedé plantado sin dar otro paso, la habitación olía a canela con naranja, un incienso estaba encendido cerca del escritorio con una línea de humo saliendo de él, de fondo sonaba una música clásica y aburrida que provenía de su celular, encima de la cama sentado en posición de indio estaba Han, tenía un pijama con cuadros rojos, blancos y negros, una crema rosada en el rostro y un libro entre las manos. Me inspeccionó de arriba a abajo analizándo mi aspecto y vi la desaprobación en su mirada. Vaya que era odioso.

---¿Qué quieres?---inquirió con fastidio.

---Salir---expliqué dudoso, y me callé porque no sabía que más decirle o cómo decírselo.

---No.

Han siguió leyendo ignorando mi presencia, y suspiré. ¿Qué le costaba simplemente hacer las cosas sin preguntar mucho? ¿Acaso no se daba cuenta que no podía explicarle? Agarré mi celular y traduje lo que necesitaba, el audio sonó robotico y exagerando:

"Vamos a manzanas buscarlo. Mi abuela quiere que ir conmigo tú".

Han dejó el libro a un lado y entornó los ojos en dirección a mi celular, luego me miró y se quedó quieto no hizo nada. Negó con la cabeza y siguió leyendo como si nada. ¿Es que no entendió o qué? Entonces abandoné la habitación y busqué a mi abuela, ella fue por Han mientras yo me quedé tomando jugo de Mora en la cocina. Que terrible era no poder decir las cosas, necesitaba ponerle más interés y esfuerzo a todo esto.

Dos vasos de jugo y diez minutos después---porque eso fue lo me hizo esperar---Han apreció en la cocina. Se había quitado el pijama y lo reemplazó por joggers negros, camisa de algodón de mangas cortas del mismo color y converses. Su cara estaba reluciente incluso brillante y su cabello rubio escondido en una gorra amarilla. Casi solté el jugo por la nariz. ¿Quién se ponía esa ropa para ir a buscar manzanas? No íbamos al puto centro comercial, íbamos a caminar bajo el sol. Él me lanzó una mirada de: ¿Se te perdió algo o qué? Y yo apreté los labios en disgusto, agarré el sombrero que estaba encima de la isla y caminé fuera de la casa.

Han me siguió como un perrito obediente, caminé de la Hacienda hasta la líneas de manzanos unas al lado de la otras, y saludé a los dos empleados que estaban laborando. Me fijé si Han estaba aún detrás de mi y lo encontré mirando los árboles con interés, quizás estaba pensando si eran amigos o enemigos. Me puse un par de guantes, agarré una canasta y se la entregué. Han la cogió de las dos asas dudando hasta de su existencia pero no me dijo nada. Avanzó junto a mi en silencio, mientras yo seleccionaba y ponía las manzanas en la canasta, debo admitir que no fue un silencio incómodo y en todo momento observó mis movimientos atento, tampoco era como si podía hablar con él, así que me límite a recoger manzanas.

Pasamos gran parte del tiempo así, camiando en silencio, cuando la canasta iba agarrando peso pude ver como los brazos de fideos de Han temblaban, así me giré para quedar frente de él y le pedí la canasta, el negó con la cabeza por supuesto y avanzó como pudo. ¡Qué terco era! Entonces seguí con lo que había dejado a medias y lo siguiente que escuché fue un grito. La canasta calló al suelo y montones de manzanas se esparcieron por la tierra, lo siguiente que vi fue a Han dando saltos y agitado su brazo derecho, su cara estaba contraída como si le doliera algo.

---¡Quitalo, quitalo!---chilló---¡Por favor Minho, quitalooo!

Me acerqué y le agarré la muñeca con brusquedad él se quedó tieso de la cadera para arriba porque sus piernas aún se movían como si se estuviera orinando. Lo que había en su brazo era una larva. ¡Todo ese escándalo por una larva! Se la quité y él pareció volver a la vida, respiró y abrió los ojos. Le puse mi mejor cara de palo y él apartó la mirada avergonzado. Si tan solo sus compañeros vieran lo cobarde que era, no se dejarían intimidar por él. Le di la espalda, estaba impaciente y molesto, volví a tomar la canasta y me dediqué a devolver las manzanas adentro. Han se quedó parado nada más que viendo, hasta que sus ojos y los míos se encontraron y entendió que debía ayudarme, así que se puso manos a la obra.
En poco tiempo tuvimos la canasta llena nuevamente, él quiso agarrarla pero yo negué con la cabeza y lo aparté lentamente con mi mano en su pecho, luego me erguí con la canasta en las manos y me di la vuelta para caminar lejos de él. Cuando miré por encima de mi hombro, Han estaba camiando de regreso a la Hacienda, no sabía si había sido muy duro con él pero era mejor si hacía el trabajo solo.

~°🪷•~

Hola a todos.
¿Qué les va pareciendo la cosa?
¿Quién es Yongbok?

(Jisung mi espíritu animal jajajs)
Quiero agradecer a todas las personitas que se tomaron la molestia de promocionar la historia de alguna manera. Es especial para mi porque me he esforzados mucho para salir de un bloqueo creativo que tiene muchos años conmigo.

Gracias.
Los amooo.

Ah, y otra cosa.
No tengo un día específico para hacer las actualizaciones. Mientras más borradores tenga más rápido actualizo. Entonces espero que les guste la historia.

Besitos 🫶

ʚHana