Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

18. Estúpido, Lee Minho

JISUNG.

Estaba tan cansado esa mañana que caí como piedra, después de haberme dado una ducha me tiré en la cama y dormí profundamente hasta que se hizo de tarde noche.
Cuando desperté, como no había comido nada desde los fideos--afrodisíacos a mi parecer--tenía muchísima hambre.

Me desperecé, estirando brazos y piernas al mismo tiempo. Me quité el edredón y busqué mis pantuflas para bajar a la cocina y hacer comida. La casa que normalmente siempre estaba en silencio, no lo estaba esa tarde, la voz furiosa de la señora Lee hizo eco en todos los rincones y me pregunté si aún seguía recriminandole cosas a Minho, pero para mi sorpresa al bajar el último escalón me la encontré en la sala hablando por teléfono, me daba la espalda por lo que decidí seguir mi camino a la cocina mientras la escucha cambiar de tono mediante hablaba: Histérica, ofendida, enojada.
¿Qué estaba pasando? ¿Quién le estaría armangando tanto la existencia? Encontré rollos de Gimbap en el congelador y aplaudí mentalmente, esos me gustaban mucho desde pequeño, los calenté un poco en horno microondas, mientras esperaba escuché como la señora Lee se reía con arrogancia. ¿Pero con quién estaba hablando? La intrigada me carcomia. Pero por otro lado,¿Minho ya estaría despierto? ¿Debería llevarle algo de comer? Bueno, ¿Y desde cuando era tan servicial? Me reprendí, pero de inmediato me respondió una voz chocante en mi cabecita brillante: Desde que estás babeando por él, imbécil.

Rodé los ojos aunque el debate era conmigo mismo, tomé asiento y me quejé de inmediato, una corriente de dolor me atravesó la parte baja. Bendito Minho con su bendito maquinón, me había destrozado y en el buen sentido, claro. Los recuerdos viajaron fugaces por mi consciencia y no me molesté en apartarlos, porque había sido en lo único que había pensado desde anoche, en él, en nosotros, en nuestra extraña relación que se saltó todo el protocolo de lo convencional. Ni siquiera sabíamos muchas cosas el uno del otro, pero me consolaba saber que habría muchísimo tiempo para eso y que él quería estar conmigo, tanto como yo con él

Comí tres rollos nada más, porque antes de poder engullirme el cuarto, la señora Lee apareció en la cocina con una mano en la frente. Se sorprendió al verme, su semblante cansado y angustiado se intensificó más.

---Jisung, estás aquí---fue lo que dijo con su mano ahora en el pecho por el susto que le di.

---Estoy aquí---le sonreí con educación.

La señora Lee se aguantó de la isla de cocina y me alarmé, ella respiraba como si estuviera muy agitada y miraba al suelo perdida en sus pensamientos. ¿Qué estaba pasando?

---¿Se siente mal?---cuestioné con evidente preocupación.

Ella negó con la cabeza, luego alzó la vista y me miró, no supe como descifrar su aguda mirada, tal vez confusión y algo de pena.

---Jisung, tienes un boleto de avión para dentro de tres horas---murmuró con clara tristeza---Vas a regresar a casa.

¿Pero qué mierda estaba pasando? Me puse de pie por la impresión, irónico, porque mis piernas se sintieron débiles, fruncí el ceño esperando que le diera algún tipo de explicación a sus palabras descabelladas.

---¿Qué está pasando?---no pude ocultar el miedo en mi voz.

---Mi nuera me llamó---comenzó a contarme sosteniéndome la mirada---Estaba muy alterada, se enteró de que mi nieto y tú tienen algo.

Casi me caigo de culo. ¿Era eso medianamente posible? Bueno, Minho y yo no fuimos para nada cuidadosos, pero al estar aquí, no existía manera de saberlo, no creía que nadie nos hubiera visto, era ilógico. ¿Verdad?

---¿C-cómo pasó?---tartamudeé.

---Fue mi nieto---aclaró, ante mi desconcierto---Minho se fue hoy de la casa Jisung, dijo que debía hacer algo importante y que no podía esperar.

Ni siquiera abrí la boca porque la parálisis en mi cuerpo no me dejó. El pulso se me aceleró y la respiración se atragantó en mi tráquea. ¿Minho se había ido? ¿En serio se había ido sin despedirse o avisarme? ¿Por qué? Los ojos me picaron. Quizás se había ido porque estaba arrepentido de todo, tenía miedo, tenía gay panic. ¿Pero realmente era por eso? ¿Había algo más? Se como fuera, un dolor parecido al ardor se expandió por todo mi pecho.

---Yo...---no pude terminar de formar una oración.

---Pero todo se salió de control---volvió a hablar la señora Lee sorprendiendome---Mi nieto y ella discutieron, y a mi nuera no le agradó mucho saber que estaba contigo---hizo una pausa y prosiguió---Incluso me llamó para reclamarme por haberlos dejado hacer cosas inapropiadas y no estar más pendiente de los dos---suspiró---¿Puedes creerlo? Hasta tuvo los ovarios de decirme que Minho salió de aquí influenciado por ti---se indignó.

Rápidamente la impresión que tenía se había convertido en una ebullición de pura indignación e ira. ¿Y esa vieja que mierda tenía en la cabeza? Minho era claramente consciente de sus preferencias sexuales, y anoche no había quedado ninguna duda de eso cuando me dejó montarlo. ¿Ahora era todo culpa mía? Como si yo pudiera convertir a alguien en gay. ¡De ser así que fácil lo tendría!

---¿Acaso no sabe que soy gay?---le pregunté a la señora Lee con una ceja alzada.

---No creo que lo supiera---resopló ella---Aunque con lo chismosa que es, se me hace extraño---chasqueó la lengua---Está loca, no le hagas caso.

---¿Entonces debo irme?---pregunté decaído.

---Será lo mejor---asintió ella con pesar---Sin mi nieto aquí no tiene mucho sentido que te quedes.

---¿Él está bien?---el labio inferior me tembló, y tragué saliva pero el nudo en la garganta permaneció en su lugar.

---No he sabido nada de él---se llevó una mano a la frente nuevamente---Nos tiene a todos muy preocupados porque dijo que se iría a Sydney para...

---¿Sydney?---la interrumpi, el pulso acelerado no tardó en aparecer.

---Sí, pero no sabemos qué pasa---casi se echó a llorar, al igual que yo---Mi nuera piensa que se ha ido de casa por...

---¿Irse de casa?---me ahogué con la pregunta.

De pronto tuve que sentarme porque no podía mantenerme en pie. Si existía una metáfora que hacía mención a los corazones rotos era precisamente por esto que estaba sintiendo: Respiración casi inexistente, un inexplicable dolor en el lado izquierdo de mi pecho, escalofrío y una inmensa y profunda tristeza. Hacía mucho tiempo que no me sentía así, un año y medio para ser exactos, cuando Jay me abandonó y me despojó de mis pertenecías, cuando me robó y se llevó todo, dejándome sólo con un corazón destrozado. Aunque la señora Lee me estuviera diciendo aquello yo sentía que había algo más, como si hubiera una pequeña posibilidad de que Minho en realidad fue a buscar a su mejor amigo. ¿Y por qué? ¿Por qué tenía que ir a buscarlo? ¿Dónde quedaba yo?
Sí, justo aquí, en medio de la cocina recibiendo la noticia como balazos en mi cuerpo. ¿Por qué Minho ni siquiera se despidió? Dolía. Dolía tanto que mis ojos ardieron amenazando con dejar salir enormes cascadas de llanto. Aunque todo aquello fueran simples suposiciones para mí. ¿Qué otra cosas haría Minho en Sydney? Había ido a buscarlo, eran mejores amigos y en realidad no tenía porque sentirme así. Pero quizás me llenaba de impotencia porque yo no lo hubiera hecho, yo no hubiera ido a buscar a la persona que me mintió sin importarle mis sentimientos, que desapareció y me traicionó, que hizo algo tan de ficción como fingir su propia muerte. Entonces supe que Lee Minho era un estúpido y tonto. Y me odié a mi mismo porque ese estúpido y tonto me gustaba muchísimo. Tanto como para darle la oportunidad de herirme.

Como la señora Lee no respondió por estar ensimismada en sus pensamientos, tuve que hacerlo yo, no sin antes morderme el interior de mi mejilla para tratar de calmar las ganas de llorar.

---No creo que él se haya ido de casa---la tranquilicé, notando mi propia voz apagada y temblorosa.

---¿Tú sabes algo?---fue más una afirmación que una pregunta.

---Creo saber, pero no me corresponde a mí decirlo---mi mano buscó la suya, le apreté sus dedos arrugados por la vejez---Voy a hacer mis maletas.

La señora Lee solo asintió avergonzada, sin decirnos nada más me alejé de la cocina a paso rápido, las lágrimas brotaron casi al instante, el dolor en mi pecho se intensificó. Que estúpido había sido yo también por permitirme creerle, y como si de una advertencia se tratara lo recordé: Minho había confesado que su mejor amigo le había gustado. Y yo decidí pasarmelo por alto, demasiado confiado como para creer que no le importa saber que estaba con vida. ¡Bravo Jisung, te llevaste el premio al más ingenuo! Me limpié las lágrimas con brusquedad, mientras abría la puerta de la habitación donde dormía, busqué la maleta casi vacía y la aventé en la cama como furia, al mismo tiempo que una hoja blanca salía volando y cayendo al suelo.

Me incliné para recogerla, aunque antes no me había percatado de su existencia, estaba doblada a la mitad, así que la desdoblé para encontrame con una letra desprolija a lápiz de tinta. Inmediatamente supe qué era, así que empecé a leer:

Hola Jisung.
¿Alguna vez te confesé lo mucho que me gusta tu nombre?
Seguramente no, porque nunca sé como hablarte, normalmente me pongo muy nervioso y olvido todo lo que sé, pensaba que era cosa mía, pero al final descubrí que eras tú el único culpable de dejarme sin palabras, creo que fue desde el primer día que llegaste a la Hacienda, Sung. Me pones los nervios de punta. Siempre queriéndo protegerte sin saber muy bien porqué.
Jisung, prometo aprender inglés a la perfección, porque solo así podré decirte todo lo que me gusta de ti, todo lo que me haces sentir.

Dejé escapar un sollozo fuerte y estrangulado, y no me quedó de otra que sentarme en la orilla de la cama, la hoja tembló en mis manos. Estúpido Lee Minho, si tan solo lo tuviera en el frente le cantaría las mil y un maneras en las que lo iba a matar, por dejarme así, por irse sin decirme adiós, por no darme explicaciones, por no pensar en mí, por no darme un último beso, un último abrazo, un último día.

que debes tener muchas preguntas, Sung, yo también tengo las mías y es por eso que decidí ir a buscar las respuestas.
Para estar en paz con mi presente, debo resolver mi pasado.
Puedes insultarme todo lo que quieras y detestarme, pero no te arrepientas, por favor, porque yo no lo hago y jamás lo haré, nunca me arrepentiré de haberte conocido. Eres la persona más hermosa que he visto en toda mi vida, nunca lo pongas en duda, eres precioso.
Y me gustas muchísimo.
Me haces enloquecer, me llenas de vida, me haces sentir seguridad y calidez, me encariñé tanto que no fui capaz despedirme de ti, porque si te volvía a ver esos hermosos ojos almendrados, no habría podido irme y necesito hacer esto, tanto como necesito estar bien para poder hacerte feliz.

-Lee Minho.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro