7: Amigos
Dos semanas habían pasado y Kim Namjoon ya estaba trabajando en los vestuarios debido a que Adin trajó las telas dos días después de la tarde en el invernadero. El joven sastre se encontraba en su oficio cuando la puerta se abrió dejando paso al guardia oficial de Seokjin.
—El príncipe solicitó que te unas a una merienda con él en el jardín principal.
—¿Estás jugando conmigo Yoongi?
—¿Crees que tengo tiempo para hacer bromas? —Yoongi sonrió— Vamos, Jin espera por ti —Yoongi salió del lugar y Namjoon lo siguió apresuradamente.
Al llegar al jardín, se encontraron con una mesa circular repleta de postres y un juego de tazas de porcelana. Seokjin ya estaba sentado esperando por los dos chicos que se acercaban a él. Namjoon no pudo evitar observar disimuladamente al príncipe, no podía evitar pensar en lo elegante y atractivo que se veía. Un pensamiento que intentó quitar de su mente al instante, puesto que era demasiado inapropiado.
—Tomen asiento mis amigos —Seokjin señaló los lugares desocupados. Namjoon se sentó a su lado y Yoongi del otro lado.
—¿Tú también estabas invitado? —preguntó Namjoon señalando con un tenedor a Yoongi, a lo que este no dudo en mirarlo molesto.
—Claro que sí, para tu información yo llegué primero a la vida de Jin, por lo tanto, tengo el puesto de mejor amigo y tu eres quien sobra aquí —Namjoon rió al comentario de Yoongi y el hecho que Seokjin también riera hizo que el guardia se sintiera más molesto.
—¿Acaso ya me has reemplazado? ¿Quién te defenderá si los reinos poderosos se ponen en tu contra? —Yoongi pregunto mientras golpeaba a Seokjin en el hombro.
—Yo lo haré —añadió de improvisto Namjoon— Podrías enseñarme a usar una espada o técnicas de ataque.
—No es una mala idea Yoongi —comentó Seokjin mientras le guiñaba un ojo a Yoongi.
—Podría pensarlo —Min le sonrió al sastre y el príncipe no podía estar más feliz de ver la linda amistad que habían formado entre los tres.
Kim Adin caminaba por la habitación demasiado angustiada, lo que no ayudaba en nada a su situación mental. Faltaban tres días para el casamiento y no había podido pasar a solas con su pareja más de unas horas sin que el nombre del sastre fuera pronunciado por Seokjin y ni hablar de los momentos en que el príncipe llamaba a Namjoon para que pasaran tiempo juntos, dejando a la princesa de lado. Adin no sabía cómo sentirse al respecto, su mente la confundía. Por un lado, Adin notaba que Seokjin había cambiado en muchas cosas desde la llegada de Namjoon, pero sobre todo, notaba que su novio podía llegar a ver con otros ojos al sastre, situación que la ponía extremadamente nerviosa. Por otro lado, su habilidad le había mostrado a un próximo heredero y eso solo podía significar una cosa... que ella seguiría estando con Seokjin.
—¿En qué piensas amor? Hace rato que te noto distraída.
—Estoy bien, solo algo nerviosa por la boda.
—Te entiendo perfectamente, estoy nervioso a tal punto de pensar que quizás nos adelantamos con todo esto del casamiento —Seokjin miró hacia la ventana para no hacer contacto con Adin puesto que imaginaba la cara que esta había hecho al escuchar tal cosa. Pero Seokjin se sorprendió al escuchar una risa de Adin.
—Gracias por hacerme reír amor, lo necesitaba —Adin dejo un beso en los labios de Seokjin— Buena broma, iré a hablar con tu madre para verificar que todo esté listo.
—Sí... una broma —susurró Seokjin mientras veía a Namjoon practicar cosas básicas de lucha con Yoongi en el jardín por la ventana.
Esa misma noche, la reina se aseguró que todo estuviera listo y para alivio de todos los involucrados en las cosas de la boda, todo estaba perfecto. Kim Namjoon había recibido elogios hasta del rey sobre las vestimentas de los futuros herederos, sin embargo, aquellos cumplidos no vinieron de la reina. Pero Namjoon sabía que ella no tenía problemas con él, de hecho, en todo el mes que estuvo trabajando ahí, ella era muy amable con él. El verdadero problema que tenía la reina era con su propio hijo, puesto que este eligió a un sastre del pueblo y no los sastres reales que la reina había traído de su antiguo hogar. Pero ese era un tema ya pasado, ya que la boda estaba a solo tres días de realizarse.
Al día siguiente, Seokjin y Namjoon pasaban la tarde en el invernadero. Este plan provino del príncipe quien se hallaba frustrado por todo el movimiento que ocurría en el palacio. Namjoon se negó a ser quien lo acompañará pero luego de ver los ojos cansados de Seokjin, no pudo resistirse y terminó aceptando compartir toda la tarde y parte de la noche con él en el invernadero.
—¿Vendrás a la boda, verdad?
—Bueno, tanto el rey como Adin y tu... me han invitado, no veo el porqué no asistir. Aún estoy viendo que ponerme pero ten por sentado que aquí estaré, además, muero por verte en el traje que he hecho para ti.
—Pero ya me has visto puesto en el ¿recuerdas? el día que hicimos la última prueba de vestuario.
—Lo sé, pero nunca viene mal admirarte de nuevo —Namjoon se puso colorado al instante que se dio cuanto con la facilidad que dijo aquello aunque su vergüenza creció aún más al notar la sonrisa de Seokjin, dando a entender que se dio cuenta del cumplido.
—Me tranquiliza saber que vendrás, y en cuanto a tu ropa, ya le pedí hace una semana a uno de los sastres que hiciera tu vestimenta —Namjoon no podía estar más sorprendido.
—¿Pero cómo sabías mis medidas? Sin contar que suena algo gracioso que le pidas a otro sastre que haga la vestimenta de un sastre —rió Namjoon— pero aún así... agradezco el detalle Jin.
—Tu madre me dio tus medidas y antes que preguntes, se las pedí hace poco cuando les envié una invitación a la boda.
—¿Invitaste a mi madre y a mi abuela?
—Así es, solo espero que puedan venir.
Namjoon no se imaginaba que su cuerpo actuara por sí solo y se acercara a Seokjin para envolverlo en un abrazo. Al principio Seokjin se puso nervioso pero al momento que sintió la calidez con la que Namjoon lo abrazaba... se dejó llevar. Luego de unos segundos que parecieron eternos para ambos, se separaron unos milímetros para verse fijamente a los ojos. Seokjin abrió su boca para decir algo pero la penetrante mirada de Namjoon hizo que ninguna palabra saliera de sus labios, sus mejillas se tornaron aún más rojas cuando vio el recorrido que la mirada de Namjoon hacía. Estos iban de los ojos de Seokjin hasta sus labios.
Namjoon percibió que Seokjin no haría ningún movimiento, así que aprovecho para inclinarse un poco y acortar la distancia de sus labios. El sastre y el príncipe estaban tan cerca que podían sentir la respiración del otro y aunque el momento lucía demasiado mágico para ambos, la puerta del invernadero se abrió y los dos jóvenes se apartaron de manera torpe.
—He estado buscandote mi amor, la reina quiere verte para que hagamos la última práctica de entrada —Adin miro a los dos chicos sin darle mucha importancia— ¿Interrumpo algo?
—Para nada amor, ahora voy —Seokjin salió del lugar sin mirar a ninguno de los otros dos.
—Espero verte en la boda, Namjoon —la princesa también salió del lugar tras decir aquello, dejando al sastre solo.
¿Pero qué estoy haciendo? pensó Kim.
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