48: La batalla
Seokjin respiró profundo y deseo que Yoongi o Namjoon estuvieran ahí con él pero seguramente el primero había ido a ayudar a Kim y el rey prefería eso.
Jungkook observó a los guardias en el suelo y su mirada se detuvo cuando visualizó a Baek. Adin, quien estaba a su lado, se mantenía seria y dicha expresión reflejaba tranquilidad a Seokjin, como si ella supiera que todo estaba aparentemente marchando bien a pesar de la intromisión inesperada de ellos.
—Respóndeme Kim.
—Se terminó, tu tiranía se acabó— El rey analizaba sin disimulo la cantidad de hombres a los que deberían enfrentarse, eran demasiados, pero su intuición le decía que el ruido de las bombas pertenecían a la guardia real de Serendipity, eso le confirmaba que Hoseok había vuelto con ayuda para al fin poder derrotar el poder de Jungkook en Abyss.
—Si te disculpas en este instante, olvidaré tu rebeldía y todo seguirá igual— Jungkook le dio señales a ciertos hombres para que rodearan a Seokjin y a los otros envió al frente para detener a los pueblerinos.
—Quién debería clamar por perdón eres tu Jeon, ya no hay vuelta atrás— Seokjin no se movió cuando los guardias alzaban tus espadas, estaba demasiado cansado y sabía que Jungkook no les ordenaría matarlo.
Adin caminó hacia Seokjin a pesar de sentir como la mano de Jungkook quiso tomar la suya para impedir que se alejara de su lado. La reina presionó en su estómago y la mueca de disgusto pintó su rostro; susurró en el oído de Seokjin ignorando el evidente enojo de Jungkook. —Las imágenes aparecen una tras otra en mi cabeza, la sangre cubre los rostros de nuestra gente, y... — Adin abrazó a Seokjin, se ocultó en el cuello de su esposo y murmuró con una voz temerosa que heló el cuerpo del rey. —Se fuerte Jin, no estás preparado para lo que viene— la reina alejó a Kim de si y acarició el rostro de quien fue el amor de su vida. —Pase lo que pase, no te alejes de Namjoon ¿Me oíste bien? no importa lo que ocurra, siempre mantente a su lado.
—Vuelve aquí Adin— Jungkook vociferó mientras se acercaba.
—¿Dónde está Namjoon?— Adin buscaba los ojos perdidos de Seokjin, que parecían estar pensando en las palabras de ella. —¿¡Dónde!?
—Al frente, con Hoseok.
—Iré a buscarlo ¿Crees poder con Jungkook?
Seokjin observó como el nombrado se acercaba más rápido hacia ellos, su mano sujetaba la empuñadura de la espada.
—Sí.
Adin asintió. Levantó la falda de su vestido y desde sus altas medias, sacó una daga que clavó con todas sus fuerzas en el hombro del guardia más próximo y echó a correr. Ella sabía que iban a seguirla pero también entendía que ninguno de los hombres de Jungkook se atrevería a lastimarla; eran más rápidos, sí, pero Adin gozaba de dos ventajas: su inteligencia y tener a Jungkook a sus pies.
Los guardias creían que Adin correría hacia el frente pero esta se adentra por la ventana del palacio y su figura desaparece entre las penumbras del lugar, los hombres entran también. En el castillo,el silencio contrastaba contra los escalofriantes sonidos guturales del pueblo y los ejércitos involucrados.
Adin se escabulló entre los pasillos más ocultos de su hogar y logró llegar a la segunda planta del castillo. La servidumbre rezaba desde sus habitaciones, ocultos de los desastres de la guerra. La reina ignoraba los llamados del cocinero, quien la llamaba para ocultarse; pero Adin ya no estaba para seguir huyendo, su momento había llegado. Entró a su antigua habitación y buscó en un enorme estuche, aquella arma que había ocultado de todos; su arco. En estos momentos, la joven agradeció a su familia por haberle enseñado a utilizarlo. Se quitó el vestido y buscó alguna prenda antigua de Seokjin, con un pantalón y camisa le bastaba para moverse cómodamente; la apariencia que cargaba no era ni de cerca a la de una reina pero tampoco lo sería su actitud en la batalla, cuando lanzara las flechas directo a los corazones de los enemigos. Con prisa, corrió por las antiguas instalaciones en donde los guardias reales solían entrenar y así evitar a los hombres de Jungkook que estarían buscandola por los espacios más comunes del palacio. Se encontraba a unos pocos pasos de la salida al exterior pero en la puerta, un corpulento hombre le daba la espalda, evitando el paso.
Adin se acercó con sigilo y tomó una flecha, jaló la cuerda del arco y susurró. —Hey— El hombre volteó con lentitud por la sorpresa y solo pudo sentir cómo algo se clavaba en su pecho; Adin había disparado. Siguió su camino hasta toparse con la multitud peleando, espadas que chocan unas con otras, los golpes que los mazos daban contra los escudos y los gritos de agonía. Adin empezó a disparar flechas hacia los guardias, en especial aquellos con ventaja sobre los pueblerinos; los cuerpos caían sin vida y le abrían el paso para buscar a su objetivo, Kim Namjoon.
El joven batallaba contra alguien de mayor tamaño pero aun así intentaba mantenerse firme, sin embargo, las capacidades de guerra con las que contaba eran nulas y eso le ponía en gran desventaja así como la gran cantidad de bajas de los pueblerinos, un escenario que perturbaba a Adin; estaban perdiendo.
—¡Kim Namjoon!— La reina gritaba el nombre a todo pulmón. Corrió y corrió pero fue interceptada por un guardia, quien la derribó. Pataleo para quitarse al sujeto de encima y solo cuando conectaron miradas, el hombre se asustó. —Su majestad, disculpe— La ayudo a levantarse, el guardia agachó la cabeza. —No le cuente al joven Jeon, a modo de disculpa, deje que la acompañe hasta donde se encuentra mi señor para que no reciba ningún da...— sus palabras se cortaron en el momento que la flecha atravesó su pecho. Adin siguió su camino sin mirar atrás y por fin, pudo llegar a Namjoon. Enfocó su mirada en el enemigo que atacaba a Namjoon y sin titubear, lanzó la flecha.
Namjoon volteó confundido luego de ver al hombre caer muerto. Sus expresiones le rendían homenaje a los sentimientos encontrados; ver a Adin vistiendo de una forma distinta a la de siempre y con un arco, era extraño. —¿Pero que...?— la pregunta quedó suspendida en el aire cuando la reina lo mandó a callar.
—Jin te necesita, está peleando con Jungkook en este momento. ¡Ve ahora!
Namjoon asintió y salió corriendo hacía la parte trasera del palacio, miles de dudas surcaban su cabeza ¿Por qué Jungkook y Adin habían vuelto tan pronto? ¿Seokjin y Yoongi acabaron con Baek? ¿Por qué ninguno vino a avisarle? Esperaba tener las respuestas pronto pero por el momento le bastaba con ayudar a Seokjin y verlo a salvo. En el camino evito a algunos guerreros para apresurar el camino hasta toparse con Hoseok que luchaba con todas sus fuerzas.
—¡Iré a buscar a Jinnie! ¿Necesitas ayuda?— arremetió rápidamente contra un enemigo —¿Cuántos oficiales envió Serendipity?
—Creímos que serían suficientes pero empezaron a aparecer muchos guardias, no sabemos porqué.
—Es Jungkook, al parecer volvió antes de lo esperado.
—¿Qué? ¿No se suponía que lo haría en unas semanas?— Hoseok se acercó mientras respiraba agitadamente.
—Temo que no podremos con todos, son demasiados.
—Lo haremos— Namjoon sonrió y se alejó de Hoseok para ir en busca del rey Kim. En menos de unos segundos, ya cruzaba el jardín hasta la altura en donde Seokjin debería encontrarse pero entre el humo y la cantidad de gente que ahora peleaba por toda la extensión del jardín real, le fue imposible visualizarlo. Siguió buscando y buscando hasta observar una silueta conocida saliendo de una de las ventanas del castillo. —¡Yoongi!— pero su grito no fue del todo alto y el nombrado empezó a correr hacia el lugar en donde Namjoon estaba anteriormente; el guardia cortaba a los oficiales de Jungkook a medida que estos se cruzaban en su camino. Namjoon tenía una vista perfecta de la espalda de su amigo y la sangre cubría gran parte de la zona, suponía que el dolor era infernal debido a la gran herida que estaba bañada en dicha sustancia roja. Decidió ignorarlo y continuar buscando a Seokjin, afortunadamente, esta vez sí lo encontró; cerca de la salida y con Jungkook golpeándolo. Aquello enfureció a Namjoon, quien acortó la distancia entre ellos y con determinación, alzó su espada para lastimar a Jungkook pero este ya lo había visto venir y rápidamente salió de encima de Seokjin y atajó el golpe con su arma. Desconcertado, Namjoon arremetió otra vez pero Jungkook pareció hacer una danza con la espada que terminó arrojando el arma de Namjoon lejos de él; ahora se encontraba desprotegido. Intimidado, así se sentía Kim al verse expuesto a la penetrante oscura mirada de Jeon, acompañado de una sonrisa burlesca.
—¿Creíste que podrías contra mí? Eres un simple plebeyo, llevo años practicando mis habilidades, las dos absurdas clases que Yoongi haya podido darte en una semana no son suficientes para un futuro rey como yo.
—Es bueno recordar tu posición, tal vez eres un príncipe pero de rey no tienes nada, has desperdiciado tus años en tomar reinos ajenos a la fuerza, por dentro, no eres capaz de liderar correctamente si no colocas un cuchillo en el cuello de alguien para que te obedezca, sin un arma no eres apto de convencer a nadie.
—Te equivocas, mi entrenamiento para ser quien soy no solo se basaba en manejar un arma a la perfección, también me enseñaron a posicionar a los reyes bajo mis pies, como tu querida pareja, quien también ha dedicado gran parte de su vida a "luchar" dignamente por su reino y aun así no pudo contra un niñato como yo— Jungkook sonrió y apuntó a un adolorido Seokjin que intentaba levantarse pese a las heridas que impiden su desenvoltura adecuada.
—Déjalo, el asun...to es entre nosotros— El cansancio del rey era evidente y la preocupación de Namjoon también.
—Jinnie, voy a continuar yo, ve a buscar a Yoongi o Hoseok para que te curen— Namjoon sacó de entre su ropa, una cuchilla.
—Que tiernos son, lastima que ninguno saldrá con vida— Jungkook miró hacia lo lejos y sonrió. —Aun así, insisto en que se queden ambos; una pelea es más entretenida de a cuatro.
—¿A qué te refieres?— Namjoon se mantenía atento a las expresiones faciales de Jeon y su mirada reflejaba un brillo aterrador.
—Bueno, pensaba resolver este percance por mi cuenta pero tal vez necesite algo de ayuda. Saluden a mi compañero, el cuarto líder— Jungkook señaló a una persona que caminaba hacia ellos entre el humo. Seokjin y Namjoon voltearon al mismo tiempo y el rey no pudo evitar las lágrimas.
—Me gusta ser espectador pero participar es aun más divertido. Hola, amigos— Jimin sonrió.
👀
<❤>
¿Se lo esperaban?
Espero que les haya gustado.
Mañana rindo un parcial oral y aquí me ven, actualizando jeje.
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