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24: ¡Kim Seokjin!

Dos días habían pasado de aquello y Seokjin no quitaba su mirada de la ventana pero..lo hacía detrás de una cortina roja. El rey observaba a su amado, quien permanecía sentado en la entrada principal mirando hacia los enormes muros del palacio, esperando ver alguna señal de su rey. Pero aunque Seokjin deseaba salir y abrazarlo, no se lo permitían. Las lágrimas se deslizaban una tras otra al ver que Namjoon seguía ahí y a pesar de que él también estaba observando todo el tiempo, el sastre no lo sabía.

Adin escribía una carta a sus padres y a los de Seokjin, diciéndoles que todo iba de maravilla en palacio y que nuevos cambios para bien se tomarían para mejorar Abyss, lo cual era una gran mentira porque ellos no tenían pensado nada y todas las cosas que sucederían a partir de ahora en el reino venían por órdenes del grupo que los secuestro. Al terminar de escribir, la reina abrió la puerta de la habitación para encontrarse con el mismo guardia de siempre, quien no abandonaba su puesto en ningún momento para asegurarse que el rey y la reina no salieran sin autorización y así mantenerlos vigilados. El guardia tomó la carta y llamó a otro hombre para que se la diera a los cabecillas del grupo. Adin sabía muy bien que aquellas crueles personas leerían la carta para asegurarse que no hablaran sobre la toma del poder. Cuando el guardia le cerró la puerta en la cara, la mujer volteó para mirar a Seokjin, pero este seguía sin moverse de la ventana.

—También hice una carta de tu parte para tus padres, a pesar de que ellos ya dejaron el trono y decidieron irse a vivir a una casa lejos para disfrutar la libertad que liderar un reino te quita, siguen preguntando por nosotros y se preocupan mucho por ti Jin, así que lo mejor es mantenerlos comunicados sobre lo que ocurre, aunque sea una mentira.

Seokjin asintió y volteó su rostro para mirar directo a los cansados ojos de Adin —¿has podido ver algo? —Adin sabía a qué se refería pero para mala suerte, no había presentido nada, ni siquiera algún tipo de intuición. Negó y Seokjin volvió a mirar hacia la ventana.

—¿Cuándo crees que deje de estar ahí? —Se acercó a su esposo y también observó al sastre. Por primera vez, Adin sintió lástima por aquel hombre que le había arrebatado a su esposo, porque aunque lo odiaba, le era imposible ignorar la tristeza que ese joven desprendía al no saber porque Seokjin lo había aparentemente dejado.

—Estará ahí hasta saber algo de mí, concretamente... una respuesta lógica de mi parte.

—Con el paso de los días la gente empezará a murmurar cuando reconozcan su rostro y recuerden que ha venido a palacio todos los días desde hace dos años. Además, Namjoon tiene un aspecto triste y en cuanto más pase el tiempo, más mal se verá, por lo que la gente puede empezar a preguntarse qué ocurre.

Seokjin frunció el ceño —¿Qué quieres decir?

—Esta gente no querrá que se levanten rumores, así que harán algo para sacar a Namjoon de ahí. Puedes decirles que si lo ves e inventas algo, él se irá.

—Tal vez... —Seokjin sintió leves esperanzas de poder ver el rostro de su amado más de cerca y oír su voz una vez más.

Dos semanas pasaron y Namjoon seguía esperando alguna respuesta por parte de Seokjin. Nunca pensó que su rutina cambiaría drásticamente, iba hasta su casa a mediodía para comer algo, dormir cuatro horas, ir al baño y volvía a sentarse bajo el techo de una tienda de pasteles frente al palacio. Elegía esas horas para irse hasta su casa porque sabía que había demasiado movimiento de gente en el pueblo y si Seokjin no quería que Adin sepa que salió..no lo haría a esa hora, probablemente sería a la noche. El joven sastre sabía que estaba siendo necio pero se negaba a creer que su chico se despidió sin darle un motivo, no después de todas las inseguridades que pasaron para por fin confesar lo que sentían el uno por el otro.

Ese pensamiento le trajo recuerdos de esos dos años junto al rey, aunque atesoraba aún más el año que llevaban juntos siendo pareja. Inevitablemente, lágrimas cayeron por su rostro. ¿Por qué te alejas de mí? Namjoon se había decidido una vez más intentar entrar a palacio, era la quinta vez que probaba suerte pero los guardias estaban muy atentos en su trabajo y por alguna razón, la seguridad del lugar se había perfeccionado pero por más difícil que fuera, Namjoon no iba a renunciar a ver a Seokjin.

Esa misma noche, esperó a que se hicieran las 3 am para rodear el palacio e intentar no ser visto, sabía que debía ser rápido porque aunque pudiera burlar a los guardias unos segundos, trepar la muralla llevaría varios minutos y si demoraba más de lo debido, podía ser atrapado. Cuando dio la vuelta por el bosque, notó que la seguridad de la parte trasera del palacio había sido reforzada, lo que le molestó de sobremanera. ¿Acaso saben lo que voy a hacer? Por más que analizara la zona, había muchos guardias y ninguno parecía merodear por el lugar, lo que le daría el tiempo para escabullirse. No, los guardias estaban estéticos en sus lugares, mirando en todas las direcciones y muy cerca unos de otros. ¿Desde cuando hay tantos guardias bajo el mando de Yoongi? Su amigo supo decirle que no poseían muchos luchadores en su reino porque no es apto para guerras grandes, entonces.. ¿Por qué había tantos? Aquello formó una enorme duda que también necesitaba una respuesta y eso solo podía dárselo Seokjin. Por más que pensaba y pensaba que hacer, no encontraba una solución y realmente se cuestionó si alguien no ha estado espiando porque hace unos días la seguridad no era tanta como ahora.

Sin saber a donde ir, camino para volver a la silla en la que pasa casi todo el día, pero algo lo detuvo, más bien.. lo que sus ojos vieron. Había una habitación que tenía la luz encendida y tardó en reconocer que era el antiguo cuarto de Seokjin, aquel que usaba el rey antes de casarse con Adin y trasladarse juntos a la habitación real del castillo, una enorme y perfecta para gente de la realeza. Tras mirar unos segundos, observó cómo alguien caminaba de un lado a otro. ¡Pero si es Seokjin! Namjoon no sabía si gritar o hacer señas silenciosas esperando que en algún momento Seokjin mirara a la ventana y lo viera en el bosque. Cuando lo pensó mejor, se dio cuenta que gritar no era una buena opción y que llamaría la atención de los guardias de manera inmediata, así que prefirió escalar un árbol para ser quizás más visible para su amado. Le costó bastante pero cuando por fin llegó bien alto, miró hacia la ventana y vio a Seokjin gritando y señalando hacia afuera, Namjoon podría jurar que apuntaba al lugar en donde él había estado sentando las últimas dos semanas. Luego, Adin se acercó a su amado y..se encontró con una escena que creía haber superado, Seokjin y Adin estaban besándose.

Era tanta la impotencia que sentía el joven sastre, que olvidó en la situación que se encontraba incluso si lo había pensado hace unos segundos. Ahora... solo quería gritar —¡Kim Seokjin! ¡Kim Seokjin! ¡Te estoy hablando a ti imbécil!

Su voz salía con tanta fuerza que su garganta parecía desgarrarse, por supuesto, esto atrajo la atención de los guardias y del causante de su dolor.

—¡Arresten a ese sujeto! —gritó uno de los oficiales.

Namjoon miraba a los ojos del rey a pesar de la distancia en la que se encontraban... Y vaya que le dolía verlo triste pero él creía que su dolor era mayor —Solo pedí que me explicaras... —susurró el sastre.

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