El plan "Escapada hormonal", como lo había llamado Yoongi, consistía en tres partes esenciales.

La primera, era llevada a cabo por Seokjin. Él debía encargarse de hablar con Adin sobre el viaje y explicar su motivo para ir solo.

La segunda, era la parte de Yoongi, quien tenía que esconder a Namjoon en el carruaje mientras Adin despedía a Seokjin y de esa forma, evitar que viera a Namjoon.

De la tercera se encargaría Jimin, quien se metería al carruaje también de manera sigilosa para viajar con los chicos. Esta última no era esencial pero Jimin había insistido que sí, ya que él se consideraba así en la vida de los chicos.

Aunque Namjoon quería solo estar él y Seokjin, no se podía debido a que el rey tenía que estar acompañado de la guardia real si salía del reino, pero para suerte de ellos, Yoongi era quien estaba al mando y además, mejor amigo de Seokjin, convirtiéndolo en el más indicado para acompañar al rey en dichas situaciones. En cuanto a Jimin, él no quería quedarse solo en palacio y tampoco quería volver a su casa así que decidió por sí mismo, acompañar a los otros tres. Sin embargo, Adin no debía enterarse que su hermano iría porque ella era lo suficientemente inteligente como para saber que si los tres chicos iban.. El sastre también iría.

El carruaje ya estaba listo con las cosas que los cuatro iban a necesitar, ahora solo faltaban los pasajeros. En la habitación real, Seokjin y Adin mantenían una conversación un tanto incómoda para él. Adin estaba parada al lado de la ventana mientras veía a Seokjin ya arreglado para salir. —El viaje será todo un éxito cariño, estaré esperando por tu regreso.

—¿No vendrás a despedirme?

—Estoy un tanto cansada y me gustaría descansar —Adin dio una última mirada hacia la ventana y luego se acercó a Seokjin, dejando un beso en sus labios, fue corto ya que el rey dio un paso atrás de manera disimulada. Adin decidió ignorar aquello e irse a acostar.

Seokjin aprovechó el momento para irse. Cuando llegó al carruaje, Yoongi ya estaba ahí junto a Namjoon y Jimin, quienes se encontraban un tanto escondidos entre las pertenencias pero todos se tranquilizaron al ver solo a Seokjin caminar hacia donde el medio de transporte. Yoongi preguntó por Adin pero Seokjin le dijo que se sentía cansada y había preferido quedarse acostada. Todos agradecieron aquello y sin más... el viaje comenzó. Jimin se la pasó hablando con Yoongi mientras que Seokjin se durmió a penas apoyó su cabeza en el hombro de Namjoon, y este solo miraba por la ventana el bello paisaje.

Al llegar, Yoongi fue directo a buscar un lugar en el cual poder quedarse junto a Jimin, que a pesar de poder poseer una habitación en el palacio por ser un príncipe, prefirió acompañar a Yoongi, ya que había decidido pasar la noche con el guardia. A Namjoon le hubiera gustado saber el motivo pero por el momento, pasar la noche con Seokjin era más importante. Mientras que Yoongi y Jimin buscan un lugar para quedarse, Seokjin fue directo a hablar con el rey y Namjoon fue a dar una vuelta por el pueblo.

En el camino, el sastre se cruzó con varias personas amables, que le ofrecían comida o simplemente querían enseñarle el lugar pero aunque a Namjoon le gustó la generosidad de la gente, un joven llamó su atención. Este estaba cortando una fruta, sin embargo, sus ropas lo detallan como alguien de dinero. Con curiosidad, Namjoon se acercó y le sacó tema de conversación. —Hola, ¿Cómo te llamas niño?

El chico lo miró con el ceño fruncido —¿Niño? Tengo 15 años, y para tu información... soy el príncipe de este reino así que más respeto hacia alguien superior a ti.

Namjoon sentía una aura extraña alrededor del joven pero para no molestarlo, prefirió asentir con una leve reverencia e irse. El joven no dijo nada, simplemente siguió destrozando la fruta. Una campesina que vio la situación, se acercó a Namjoon para explicarle quién era aquel chico odioso —Su nombre es Jeon Jungkook, y tal como dijo... es el príncipe de aquí —la mujer miró al joven para asegurarse que no estaba escuchando la conversación de ella con el sastre— si no quieres problemas, no te acerques a él. Tiene un humor extraño y suele estar enojado todo el tiempo, nadie entiende porqué viene al pueblo cuando claramente no quiere ver a la gente pero nadie hace nada para molestarlo porque su palabra es absoluta autoridad, sin importar que tan cruel sea.

Namjoon asintió entendiendo la situación y decidió volver al centro del pueblo para ver si encontraba a los chicos o a Seokjin. Para su sorpresa, el rey ya estaba ahí esperándolo. Seokjin le dio una palmada en el hombro y le hizo una señal para que lo siguiera —Me ofrecieron una habitación pero sería extraño que vinieras conmigo, aunque digas ser mi guardia, sospecharan.—Seokjin sonrió y siguió hablando— Pedí un cuarto en el primer piso, así que cuando ya esté ahí dentro..entrarás por la ventana, como ya está oscureciendo y mi cuarto está junto a los de huéspedes, que por cierto me dijeron que estaban desocupadas —Seokjin miró disimuladamente a los guardias— probablemente estén las luces apagadas así que yo dejaré la mía prendida para que la identifiques.

Namjoon frunció el ceño —¿Estás loco, verdad?

—Por ti.

—Ya Jinnie, enserio ¿Y si me caigo? ¿Y si me ven? Creerán que estoy entrando para robar.

—Tranquilo Namjoonie, seremos precavidos —Seokjin se despidió para entrar al palacio, no sin antes hacerle una seña para que vaya por el lado izquierdo, en donde encontraría la ventana.

Namjoon agradeció que este palacio no estuviera rodeado por muros como el de Seokjin. Cuando el joven perdió de vista a su amado, fue caminando hacia el lado izquierdo del palacio de manera disimulada. Los guardias lo miraban con ojos sospechosos, así que optó por alejarse y caminar hacia el bosque para tratar de distraerlos. Lo que hizo fue rodear el palacio pero desde el bosque, logrando que los guardias no pudieran verlo, de esa forma, pudo acercarse al cuarto sin ser visto, siempre y cuando fuera veloz. Trepó hasta la altura de la ventana ya que a pesar de ser el primer piso, era muy alto debido a la gran magnitud del palacio. Tenía miedo de caerse pero fue rápido en golpear la ventana, que era la única con la luz prendida en la planta baja y del lado izquierdo en el palacio.

Seokjin apareció al instante y abrió la ventana para que pase, ayudándolo a entrar en el proceso.

—Por un momento pensé que iban a descubrirme —Namjoon se sacudía la ropa mientras que Seokjin volvía a cerrar la ventana.

—Eres todo un bandido —Seokjin se acercó y lo besó.

Namjoon tomó la cintura del rey y lo apegó más a él —Te recuerdo que eres tú quien está infiltrando alguien al castillo de tu aliado.

—Oh... ¿Ahora soy el bandido? Entonces lo admito, porque te he robado y no pienso devolverte.—Seokjin volvió a besarlo mientras enredaba sus manos en el cabello del sastre.

Namjoon empezó a empujar levemente a Seokjin sin frenar los besos hasta toparse con la enorme cama. Seokjin se recostó y agarró la camisa de Namjoon para atraerlo, posicionándolo encima de él. Los besos se volvían cada vez más desenfrenados y rudos, sus lenguas batallando para dominar la boca del otro. Las manos de Namjoon recorrían el cuerpo de Seokjin, liberando suspiros de este. Ambos podían notar el calor que había en la habitación y sus cuerpos sentían que tan necesitados estaban por el toque del otro. Era tanta la excitación, que la fricción provocada en la entrepierna de los dos hacía notable la erección que tenían.

—Solo espero que nadie venga a interrumpir —Namjoon guiño un ojo

—Eso espero —Seokjin sonrió y volvió a besarlo.