Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

vii. death

‧₊˚「 CAPÍTULO SIETE 」˚₊‧
• segundo acto •
🫀  muerte  🗡️

❛ pero no necesito el consuelo
de ninguna mentira, porque he
visto el final y no hay ascenso ❜
notionthe rare occasions

Viserys de la casa Targaryen cerró los ojos y se durmió. Jamás despertó... Entonces estalló la tormenta y danzaron los dragones.

Era una noticia que había transtornado a muchos y colocado sus vidas de cabeza, mareando los rumbos que tomaban.

El rey Viserys, El Pacífico, que por tanto tiempo había reinado la mayoría de Poniente, deseando en cada segundo de vida la unión de su familia y el bien de sus súbditos, se había ido.

Su muerte significaba el inicio de un nuevo orden, y aunque él ya había dictado y manifestado sus deseos sobre quién debería herederar su trono y continuar con su legado, muchos no estaban de acuerdo.

Planearían una usurpación, viles traiciones, eliminarían a quienes no estuvieran de su lado y convocarían sus alianzas. Muchos también se harían a un lado para evitar ser parte de tal robo.

Todo se volvería un caos, cuando algunos solo querrán llorarle a sus muertos.

Ocurrió por la noche, cuando todos descansaban y esperaban que el día siguiente fuese mejor. Quienes buscaban ejercer su voluntad, en contra de la de Viserys, aprovecharon ello. Actuaron con la mayor rapidez.

Alicent Hightower, quien recientemente se enteraba de los planes de miembros del Consejo para colocar a Aegon II Targaryen como rey, se manifestaba:

—¿Qué ocurrirá con Rhaenyra?

Para la reina, era ella su mayor preocupación. Todo había quedado en buenos términos, pero ahora todo debía ser diferente, pues ella creía que el último deseo de su esposo era a su primogénito como rey, y no a su hijastra.

—La antigua heredera no puede permanecer libre, ya que buscaría apoyo a su reclamo —recordó Otto Hightower.

—Quieren encarcelarla —entendió, repudiando la idea.

—A ella y a su familia se les permitirá jurar su lealtad al nuevo rey, en público.

Alicent soltó una corta risa irónica, conociéndolos. —Nunca se arrodillará. Y sabes que tampoco Daemon, mucho menos Alysanne. Ella podría prendernos fuego a todos. Está aquí.

—No se le informará hasta que sea debido, tampoco a... —dijo su padre, pero su hija lo detuvo.

—Planeas matarlos.

Nadie en la Cámara del Consejo contradijo a la reina, pues era la verdad. Esa era la decisión que aseguraría el éxito en sus planes.

Pero Alicent no estaba de acuerdo. Entendía que era peligroso que ellos estuvieran con vida, pero no era capaz de permitir su muerte. Aún así, cuando se le preguntó sobre otra opción, ella no tuvo alguna.

—Lord Comandante Westerling —llamó la Mano del Rey, tomando el silencio de su única hija como una rendición—, lleve a sus caballeros a Dragonstone. Sea rápido y certero. También, destine algunos a la alcoba de lady Alysanne, el menor ruido posible.

Cuando Harrold Westerling oyó aquella orden, se negó de inmediato. Él había sido fiel toda su vida a la corona, a Viserys y a su heredera, también a la mujer que descendía de la casa Velaryon, y eso no cambiaría con la muerte del rey.

Se quitó su capa blanca y la dejó sobre la mesa. —Soy el lord comandante de la Guardia Real. No reconozco más autoridad que la del rey. Y hasta que haya uno, tengo lugar aquí.

Él salió de la Cámara, dejándolos en el silencio y la sorpresa.

La madrugada prosiguió, y se tuvieron que tocar varios temas hasta que el sol terminó de ponerse y todo King's Landing despertó.

La situación debía tratarse con discreción, y la menor gente posible en la corte debía saberlo. No querían levantar sospechas, no podían.

Alysanne Velaryon y sus hijas se podían mover con supuesta libertad. No se les había alertado de nada.

Alysanne despertó tarde, y no tuvo ganas de salir de su habitación por voluntad propia, sintiendo que no tenía lugar en la Fortaleza Roja en esos momentos. Era por sus hijas, se repetía constantemente. Ella, aunque aún lo supiera, cuando deseará salir de la habitación sería retenida por una gran cantidad de guardias que resguardaban sutilmente el lugar.

Rhaena, por otro lado, descansaba en el dormitorio de Aemond luego de que hubieran compartido la noche conversando y riendo, sin sospechar nada sobre lo que ocurría a su alrededor.

Alyssa, quien no era consideraba un potencial peligro como su madre, podía salir, pero no ir a donde Viserys. Ella, antes de ir a saludar al rey como planeaba hacer todas las mañanas, decidió visitar a Helaena, queriendo obtener un poco de su sabiduría para poder apoyar a su madre y hermana.

Ahí, se encontró con Daeron cuidando de sus sobrinos con esmero mientras Helaena bordaba. La descendiente de Daemon saludó a ambos, sonriéndole con complicidad al Targaryen antes de sentarse a lado de su prima. No paraban de compartir miradas, sonriendo por ello.

—Me parece que es nuestro destino desear lo que se le otorga a otro —comentó la princesa, haciendo como que no notaba lo que ocurría a su alrededor, el amor que se sentía en el aire—. Si se posee algo, otro se lo arrebatará.

—La humanidad es injusta, e indescifrable —opinó Alyssa, dedicándole un segundo a admirar el bordado de su prima—, Rhaenyra siempre lo dice.

De repente, irrumpiendo la paz de los Targaryen, la reina Alicent entró a la habitación con su padre detrás. Preguntaron dónde estaba Aegon sin notar la presencia de Alyssa.

—Aquí no —respondió Helaena con obviedad.

La princesa de la vida quedó muy confundida por lo alterados que ambos se veían. Alicent, que siempre mantenía una imagen perfecta, se encontraba desalineada. Otto Hightower, luego de dedicarle una mirada indescifrable a Alyssa, salió del dormitorio y ni su hija pudo detenerlo.

La reina se quedó en la habitación un instante, haciendo que todos en ella quedarán confusos. Alyssa entendió que no era algo relacionado a ella, por lo que quiso irse.

Pero no se lo permitieron.

Una sirviente se llevó a los niños con los que Daeron jugaba amenamente. Él se acercó a la joven que amaba y era retenida por su madre.

—No es posible que vayas a ningún lado —informó Hightower, aún tomando sus brazos cuidadosamente para que no continuará su camino—. El rey... —mientras intentaba decirlo, su expresión decaía, denotaba tristeza.

Helaena la interrumpió: —El dragón emerge del interior, hay una bestia bajo las tablas.

Alyssa entonces entendió, al igual que los demás, fue extrañamente claro.

El rey Viserys, su adorado tío, había muerto.

La Targaryen intentó esquivar a Alicent para ir a donde el rey, o a donde su madre. No lo sabía, pero quería actuar. La reina continuó tratando de atrapar sus brazos, ella no podía permitir que Alyssa saliera de esa habitación.

—¡Suélteme! —gritó, removiéndose—. ¡Déjeme! ¡Debo verlo!

—Alyssa —llamó Daeron preocupado, yendo por ella. Le quitó a su madre su amada Alyssa, y la abrazó.

La de ojos heterocromáticos se destruyó en los brazos de su eterno compañero. Las lágrimas continuaron deslizándose por sus mejillas sin parar, al igual que ocurrió con Daeron.

Ambos habían perdido a alguien muy importante. Sus corazones se buscaron necesitados intentando calmar el dolor, ocultándose al encontrarse en el amor que sentían y el calor que transmitían.

Alysanne, mientras descansaba en un sillón frente a la chimenea encendida, oyó un ruido afuera de su habitación, pero prefirió ignorarlo un segundo, o eso hasta que tocaron la puerta de su habitación directamente y ella se tuvo que acercar.

Pronto pudo ver a su hija menor entrar apresurada, con los ojos teñidos de rojo y la apariencia triste. Vio a Daeron detrás mientras su pequeña Alyssa la abrazaba, intentando articular oraciones sin éxito.

—Mi princesa... —susurró al reaccionar, acariciando su cabello. No entendía por qué estaba de tal modo, pero la preocupaba demasiado—, tranquila, calma —pidió, sintiendo que su corazón se rompía más y más cada que oía sus sollozos.

—Mamá, el...

Pero no era claro para Alysanne hasta que recurrió a Daeron. El príncipe susurró el nombre del rey, y la reina de los dragones comprendió.

Abrazó a su hija con más fuerza, sintiendo un gran dolor en el pecho. Cada recuerdo con el rey Viserys y sus familias cruzó su mente como un dulce tormento. Pensó en sus esposos, en lo afectados que se verían, en cómo los destruiría.

Viserys había muerto, y eso significaba el cambio de todo. Las posibilidades no le permitían procesar su dolor.

Y lo que ocurrió después terminó de evitarlo. Un par de guardias entraron a la habitación y tomaron los brazos del príncipe Daeron, obligándolo a salir de la alcoba. Alyssa pidió a gritos que se detuvieran mientras Alysanne se acercaba sin temor a amenazarlos. Pero no fue suficiente. Las tomaron desprevenidas.

Más guardias ingresaron a requisar la habitación, teniendo la orden de llevarse cualquier tipo de arma. También se robaron preciosas joyas, pero ninguna pudo reclamar, la sorpresa y el temor se los evitaba.

Una espada en el cuello de la Velaryon mientras observaba cómo se llevaban la daga que sus hermanos le habían regalado, los gritos de su hija llamando a su amado Daeron hasta que, finalmente se fueron.

No se oyó nada más que los fuertes latidos de madre e hija, pronto los sollozos de la menor. 

Alysanne volvió a recibir entre sus brazos a su asustada hija, sintiendo cómo sus lágrimas caían inconscientemente sobre el plateado cabello de Alyssa. Trataba de comprender lo que le había pasado, cómo las habían agraviado.

La inocente princesa de la vida solo podía lamentar lo ocurrido con lágrimas en sus ojos, pero su madre no tenía la posibilidad de darse ese lujo. Alysanne se recriminó haber bajado la guardia, no poder evitarle a su hija el dolor.

Su nublada mente, a pesar de su condición, trataba de obligar a todos sus sentidos a mantenerse bajo control, trataba de convencer a su corazón para que saturará inmediatamente las profundas heridas.

—Lyssa —llamó, tomando sus rostro delicadamente para que pudieran apartarse y observarse. Quedaron frente a frente. Alysanne limpió cada una de las lágrimas de su hija—. Escucha, debemos ser fuertes.

Pero Alyssa le dio un sentido inocente, creyó que se refería a sobrellevar el duelo, o al momento en el que apoyarían a Rhaenyra. Pero era todo diferente.

—Estamos en peligro —mencionó lo que ya era claro, haciéndolo totalmente real.

—Se llevaron a Daeron, ellos... entraron aqui y se... —trató de recordar, abrazándose a sí misma, a su desprotegido y debilucho cuerpo.

Alysanne lamentó ver lo afectada que estaba su hija, tomó sus manos y las acarició. —Cariño, sé que el dolor no te deja ver, te exige que solo le des tu atención a él, pero debes vencerlo.

Ella oyó y guardó cada palabra de su madre. Lo hizo, tuvo que reprimir cada sentimiento para poder entender.

—Quieren traicionar a Rhaenyra, arrebatarle el trono, de seguro poner a Aegon como rey. Ella no puede enterarse, y nosotras lo sabemos —prosiguió su madre, sintiendo un nudo en la garganta y el temor de su hija—. Sé que ahora somos un blanco fácil, pero debemos hallar fortaleza.

—Los dragones luchamos hasta el final —susurró Alyssa, recordando a su tío—. No dejaremos que nos lastimen. Regresaremos todas juntas a casa, con papá y Aemma, con Rhaenyra, Jace, Luke y Joffrey, con Aegon y Viserys.

—Debemos hallar la manera de ir por Rhaena —mencionó su madre—. No podemos dejarla aquí.

Alyssa comprendió, deberían salvar a su hermana de la destrucción que significaban los usurpadores.

Alicent Hightower comprendía bien lo difícil que era convertir en aliados a sus enemigos, pero quiso intentarlo, lo necesitaba. Ella, luego de haberle dado un último adiós a su esposo por la tarde, se presentó en la habitación de Alysanne Velaryon por la tarde, esperando que se encontrará más tranquila.

Al ingresar, Velaryon y Hightower se detuvieron frente a frente, en el centro del lugar. Alyssa se mantuvo cerca a la ventana, esperando indicaciones de su madre.

—Espero una disculpa por el indignante trato de esta mañana. Fue demasiado, bajo —manifestó Alysanne, dedicándole una profunda y despectiva mirada—. Luego de todo, de tu supuesta iniciativa de paz... no creí que fueras capaz.

Alicent dio una orden con la mano de que el guardia que la había acompañado se apartará un poco, pues estaba demasiado cerca y eso generaba más inseguridad.

—Mis sinceras disculpas por la falta de ceremonia —respondió la reina, tomando sus manos por delante.

—Estás usurpando el trono —mencionó directamente, entendiendo el motivo de su visita—, ¿qué buscas viniendo? ¿La muerte?

—Fue el último deseo de mi esposo —expuso sus motivos sin querer oir su amenaza. Alysanne soltó una irónica risa—. Ya no tiene importancia si lo crees o no. Aegon será rey.

—La lealtad nunca ha sido una cualidad tuya, ¿verdad? —soltó hiriente, sin dejar de sonreír con sorna—. Agradezco que los míos jamás hayan sido como tú, nunca nos hemos rebajado a tu nivel.

Alicent supo que lamentaría informarle lo que hacía sucedido con Rhaena, hacia dónde había soplado el viento de su lealtad.

—He venido a pedir tu apoyo —expresó, y eso fue un terrible insulto para Alysanne.

—Iba a darte crédito por tu momento sorprendente de audacia —confesó antes de negar con la cabeza—. Pero ni siquiera lo mereces. ¿Creer que estaré de tu lado, Alicent? Es totalmente ridículo.

—Sé que la casa Velaryon es aliada de la princesa Rhaenyra desde hace mucho, que tú lo eres —inició, pero para Alysanne fue innecesario que continuará hablando, aunque gastará toda su saliva, jamás podría convencerla—. ¿Pero en qué les ha beneficiado?

—No tienes idea de nada, Alicent —respondió, acercándose a ella amenazante—. Te aconsejo detenerte ya mismo.

—Tu hermana murió sola porque la exigencia de Rhaenyra te hizo quedarte. Tu hermano, cornudo. Los herederos de Rhaenyra ni siquiera son de él —citó todos los crímenes de la princesa en contra de su familia, haciendo que apretara sus manos en puños—. Es tu padre el que se aferra negligentemente al trono, y hasta él abandonó a tu madre. Dejó a la señora de Driftmark para decidir en soledad.

—No estás siendo prudente —advirtió, sabiendo que no podría controlarse por mucho. Lo que Alysanne menos podía soportar era que se metieran con sus seres queridos—. La palabra de mi casa no es voluble, nuestra lealtad es ley, al igual que nuestro amor es inquebrantable.

Entonces, Alysanne dio media vuelta y regresó con su hija, pero Alicent fue detrás de ella. La reina trató de tomar sus brazos, pero Alysanne la repudió, empujándola.

Pronto, Alicent soltó una verdad que trató de atacar los sentimientos: —El trono de hierro era de tu madre por sangre y temperamento.

—¿A qué viene ello? —preguntó la heredera del mar, sintiendo a su hija detrás de ella tomar su mano.

—Puede que no gobernemos, pero podemos guiar a los hombres que lo hacen. Tu familia estaría a salvo durante el nuevo reinado.

—Alicent, sabes bien que puedes dejar a Rhaenyra encargarse, ella gobernaría gentilmente —le recordó la opción clara—. Lo que haces es totalmente innecesario, un capricho, un momento de ambición. Pero abre los ojos, podrían tu familia y tú vivir en paz, sin ninguna molesta responsabilidad. Aegon sería libre, Aemond tendría una vida feliz junto a Rhaena, Daeron igual con Alyssa. Nadie saldría lastimado.

Pero para Alicent sonó imposible, y lo expresó.

—Entonces entiendes mi posición y la de mi familia. No traicionaremos a la heredera legítima del trono de hierro —dio Alysanne su juramento, recalcó su lealtad y la de su casa una vez más.

—Si te quedas de nuestro lado, ayudarás a que Aegon gobierne lejos de la violencia y la destrucción, lo encaminaremos hacia la paz.

—¿Es en nombre de la paz que nos aprisiona? —interrogó Alyssa, saliendo de la sombra de su madre con un nueva emoción en su interior; el enojo—. ¿Que obliga a su hijo a dejarme utilizando la violencia?

—Es simple precaución —aseguró la reina, sintiéndose exhausta. Ella había tenido una fuerte discusión con su hijo menor, había sido necesario exigirle que se mantuviera lejos encerrándolo.

—¿Qué pasó con nuestros dragones?

—Si nos superan, Rhaenyra podría atacarnos y se desatará una guerra. Sin sus dragones, podríamos convencerla de negociar.

—¿Qué ocurrió con Rhaena? —preguntó Alysanne, siendo su hija una gran preocupación—. ¿Qué es lo que le hiciste? ¿Por qué no está aquí conmigo?

Alicent desvió la mirada hacia otro punto de la habitación, preparándose para dar la noticia. La reacción de Alysanne era lo que más le preocupaba, pero esperaba que la presencia de Alyssa y la advertencia del guardia le evitará desatar algo grande.

—Rhaena tomó una posición.

—¿A qué te refieres? —preguntó, aún sin decidir reaccionar—. ¿Qué tratas de insinuar?

—Alysanne, Rhaena eligió quedarse con mi hijo, con nosotros, apoyar a Aegon —fue más directa. Lo que aseguraba, hacía que uno de los mayores temores de Alysanne se cumpliera; perder a sus niñas.

—Conocemos bien a nuestros hijos, Rhaena jamás haría eso —expresó Alysanne, entendiendo sus palabras como una jugarreta sucia—. No entiendo cómo puedes tratar de usar a mi hija, no va a funcionarte, ¡dime dónde está!

Quienes podían verla, notaban el reciente morado en sus ojos, uno que se había tornado oscuro. Alicent quedó plasmada por el cambio de color, recordando el incidente en Driftmark, donde había visto el mismo destello en la mirada de Alysanne Velaryon al proteger a su familia.

A pesar de la confusión, Hightower no pudo controlar por mucho más tiempo sus sentimientos. Todo había sido exhaustivo para la reina, y ya no se sentía capaz de dar más, así que explotó:

—¡Te lo he dicho, Alysanne! ¡Rhaena eligió a los Verdes por Aemond! ¡Ella está de nuestro lado! ¡Ella los traicionó!

Alysanne se perdió en su furia y fue en contra de Alicent. En la habitación resonó una cachetada y se oyeron las palabras de una madre desesperada evitando creer en lo que consideraba calumnias.

—Mamá —llamó Alyssa preocupada, colocándose frente a ella de inmediato cuando vio que el guardia se acercaba. Hizo que fuera para atrás, que se alejará—. Calma por favor, no lograremos nada —se dirigió solamente a ella, tomando sus brazos con cuidado.

Alysanne trató de regular su respiración. Vio a Daemon reflejada en su hija, calmándola como siempre hacía con una apacible mirada, una que era extraña en él, pero siempre lograba darle. Tal y como Rhaenyra, quien sabía bien cómo hacerla sentir mejor. Los necesitaba, necesitaba que alguien enfrentará por ella lo que ocurría, empezaba a sentir un fuerte peso sobre sus hombros, uno que lograba aplastar a su corazón. ¿Acaso ya no era tan fuerte?

La posibilidad de que su hija, su niña excepcional... los hubiera traicionaddo, la debilitaba.

—Eres más lista de lo que creí, Alicent Hightower —dijo Alysanne, viendo a la reina tomar su mejilla mientras su mirada proyectaba temor y tristeza—. Utilizar a mi hija para volverme loca.

—No te digo ninguna mentira —se mantuvo firme, la reina no le mentiría a Alysanne en ningún momento sobre su descendencia—. Ella fue al pueblo junto a Aemond y Criston en busca de mi hijo.

—Por supuesto —dijo con ironía. Se mantenía a lado de su hija, tratando de hallar control—. Mi hija jamás haría algo parecido. Ella es leal, sabe bien lo que hace. Jamás buscaría a quien no merece el trono.

—Conocemos a mi hermana —añadió Alyssa, quien había quedado conmocionada con la supuesta verdad—. Ella jamás nos haría esto.

—Lo lamento, Alyssa —expresó la reina de corazón.

Alysanne la observó, atenta a cada expresión, a cada movimiento, quería algo para asegurar que las palabras de Hightower eran falsas. Su hija no le podría hacer eso, de seguro estaba encerrada y en peligro.

—No la lastimes —fue lo único que pidió la Velaryon entonces, era lo que deseaba sin importar cuál fuera la verdadera versión. Ella necesitaba que su familia estuviera bien—. No trates de dañarme con mi hija.

—Yo solo quiero que nuestra tregua se concrete —juró Alicent, siendo ella quien ahora daba pasos hacia los integrantes del bando Negro—, que te unas a nosotros y que tus hijas sean felices con los míos. Estará todo bien, tu familia lo estará.

—Ahora veo que mi familia jamás estará bien cerca a los tuyos, no con tales ambiciones y demencia —expresó, proyectando un profundo odio en su mirada—. Jamás olvido, Alicent —recordó, intimidando a la reina—. Sabes que hice y haría todo por mi familia. Dejaría que el fuego me consumiera, si así debe ser... Y solo por ellos —abrió su corazón, mostrando vulnerabilidad—. Permitiría que tu reino de mentiras arda en llamas de venganza si continúas...

—Puedo asegurar que eres incapaz, no está en tu naturaleza ser vil, Alysanne.

—Nunca conoces a quien se siente a lado tuyo, Alicent, a qué demente o asesino le abres las puertas de tu hogar.

—Las dejaré meditar —concluyó Hightower, entendiendo que estar más tiempo ahí no la beneficiaría, solo lograría aumentar su tormento.

—Siempre estás al servicio de los hombres. Tu padre, tu esposo, tu hijo —dio Alysanne un último comentario—. Ahora me doy cuenta de que no deseas ser libre, sino una ventana en la pared de tu prisión.

Alicent ya no volteó más, ni se inmutó, aunque en su mente cada palabra resonó. Ella salió de la habitación en compañía del guardia real. Cuando desaparecieron, Alysanne sintió que todo se derrumbaba. Su autoridad desapareció.

La Velaryon no paró de negar la posibilidad, era su hija, ella jamás les haría eso. Se obligó a guardar sus lágrimas, dejando que llegarán a su corazón como filosas dagas.

—Mi niña excepcional no...

Alyssa trató de apoyarla. Desde muy pequeña, siempre había intentado hacer que los demás estuvieran bien, en especial sus seres queridos, pero habían varias veces que no lo lograba.

—Las amo demasiado como para permitirme perderlas —expresó la mayor cuando se unieron en un fuerte abrazo.

Alyssa pensó en lo que la reina aseguraba, lamentó creer que pudiera ser cierto. Ella, como Aemma o su abuela, sabía lo mucho que Rhaena amaba a Aemond.

—Lo siento, mamá —susurró, sintiendo que la traicionaban con la compleja acción de sentir—. Lo siento mucho...

¡la reina de los dragones ha hablado, tus votos y comentarios ha ordenado! 🔥

drama drama drama. se está acercando el final, del acto número dos.

¿ustedes qué opinan sobre rhaena?
¿team negro o team verde?

y de hecho, tengo un edit en tiktok relacionada con esta traición. pasen a ver si tienen tiempo. <33
user: jmxstyls

¡hasta el próximo capítulo! 💥




















































































































































































J E M I I S A 🦋
09 / 12 / 2022

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro