Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

vi. new alliances

⸙ ࣪ ۰ ‣ CAPÍTULO SEIS
⚔️   nuevas alianzas  🪙

todo poder es una conspiración permanente

El huevo de dragón perteneciente al difunto príncipe Baelon, había sido devuelto.

Rhaenyra también había intervenido en ello, yendo a Rocadragón luego de que la Mano del Rey partiera en la misma dirección, ambos no hicieron mucho, pues Daemon solo los fastidió un momento antes de darles lo que venían a buscar.

Alysanne había regresado junto Rhaenyra al Desembarco del Rey, cada una en su dragón.

La hija del Señor de las Mareas no había podido despedirse de Daemon, pues ambos se habían mantenido juntos sin importar lo que debían platicar o aclarar, y cuando los enviados del Rey habían llegado, fue muy tarde para eso. Alysanne tuvo que irse.

Cuando llegaron al palacio, la princesa Rhaenyra fue llamada de inmediato por su padre. Alysanne entendió que debía dejarla sola un rato, lo que también le dejaba tiempo para pensar.

Cada paso que daba parecía irreal, parecía que caminaba sobre nubes. Se sentía tan estúpida, pero aún así no podía parar. Llegó a su habitación y de inmediato fue a lanzarse a su cama como una doncella enamorada que acababa de ver a su amado.

—Por los Siete Reinos... —susurró, sintiéndose asustada por lo que sentía.

No había ocurrido con Daemon nada de lo que pudiera arrepentirse gravemente. El único pecado cometido había sido guardado en sus labios, los cuales estarían sellados hasta que volvieran a encontrarse.

No podía dejar de pensarlo, esperaba que volviera a suceder, necesitaba que los escenarios que se creaban en su mente fueran reales. Deseaba que Daemon sintiera, por lo menos, algo remotamente parecido.

Se mantuvo pensando en ello toda la noche, durmió con la imagen del Targaryen en la cabeza, y si bien se odiaba por haberse ilusionado nuevamente, quería estar así todo el tiempo posible.

Cuando llegó la mañana, fue extrañamente su madre quien fue a levantarla, a prepararla por la noticia que había recibido:

"El rey había tomado una decisión", y era con respecto al matrimonio.

Sinceramente, Alysanne se encontraba desorientada, ella no le había comunicado a su majestad ninguna decisión, pero aún así Viserys ya estaba listo para dar su veredicto.

La Velaryon se encontró con su padre al salir de su habitación, tomó su brazo y ambos fueron a la cámara del Consejo. No se dirigieron palabra, ambos eran lo suficientemente orgullosos como para mantener su posición si la creían correcta.

Llegaron no mucho después junto a los demás miembros del consejo. Todos tomaron asiento mientras Alysanne se quedó de pie junto a su padre.

—Buenos días, caballeros —saludó el rey, aproximándose a su lugar en la mesa.

El motivo de la reunión era claro, por lo que no se le dio vuelta al asunto.

—He decidido tomar una nueva esposa —anunció, y Lord Corlys sonrió. Alysanne, por su parte, miró muy confundida a Rhaenyra, quien también estaba presente.

La princesa mantenía la mirada en el suelo. Ella había tenido una plática con su padre, y aunque le hubiera dicho que comprendía su deber, aún le dolía la idea de que su nuevo matrimonio fuera con la persona que ella amaba tanto.

—Me voy a casar... —retomó su majestad, desviando su mirada hacia un lado de la mesa que nadie esperaba.

Esa fue señal suficiente para que todos fijarán su mirada en la mano del Rey, y su hija, quien también se había integrado a la reunión. Alysanne miró a Rhaenyra, sospechando acerca de lo que pronto ocurriría, mientras Rhaenyra miraba a su gran amiga Alicent esperando que le dieran una respuesta a sus incógnitas.

—Me voy a casar con lady Alicent Hightower —concluyó el rey su oración, causando el desconcierto de todos, excluyendo a los Hightower, quienes estaban enterados de todo—, a finales de primavera.

El Señor de las Mareas se puso de pie inmediatamente, haciendo que su hija entrará en alerta, ella se había quedado asombrada.

—Esto no tiene ningún sentido —reprochó, sumamente fastidiado—. Mi Casa es de linaje Valyrio, el más poderoso del reino, y mi hija, la mejor descendencia de todo ello.

—Y yo soy el rey —recordó Viserys, imponiéndose y defendiendo su decisión.

Lord Corlys se quedó en silencio, y miró a la Mano del Rey por un par de segundos, observando en sus ojos la victoria.

Alysanne, por su parte, miraba a Alicent con reproche, ¿cómo podía ella casarse con el padre de su mejor amiga?

Lord Corlys salió de la Cámara del Consejo, llevándose a su hija del brazo y dejando a los presentes con diferentes reacciones por lo que hacía con poca delicadeza, y por lo que recientemente había acontecido.

—¿Lo sabías? —la atacó cuando estuvieron en los pasillos, aún sin soltarla—. ¿Tuviste algo que ver? —insistió.

Y el silencio de Alysanne enfadó aún más a su padre. Cuando él quiso actuar con mucha más violencia, Rhaenyra salió del salón con lágrimas en los ojos.

El Velaryon soltó a su primogénita, dejando que fuera con la princesa Rhaenyra de inmediato a abrazarla. La menor se encontraba desolada.

Lord Corlys se retiró, dedicándole una mirada a su hija que le dejó claro la gravedad de la situación.

—Está todo bien, ¿si? —le dijo la mayor, dejándose en segundo lugar—. Tranquila, pequeña —le susurró, sintiendo sus lágrimas reposar en su hombro.

—Es una traidora —articuló Rhaenyra, alejándose—. Es desleal, es una maldita ¡traidora!

Alysanne evitó que la Targaryen entrará nuevamente al salón, no podían causar más problemas.

—Nyra —llamó repetidas veces, acunando su rostro en ambas manos—. Escúchame, no puedes actuar con imprudencia ahora. No te puedes rebajar a su nivel.

—Tú dejaste esa oportunidad por mí —murmuró la de cabellos plateados, sintiendo aún más lágrimas aproximarse—. Pero ella no pudo, ella era mi mejor amiga, una de las pocas personas a las que yo le habría confiado mi vida, y me traicionó... Me traicionó, Alysa, me traicionó.

Ver a Rhaenyra en esa condición fue muy duro para la Velaryon, ella amaba mucho a la princesa como para verla sufrir.

Rhaenyra quizás estaba atravesando un punto muy bajo en su vida, pero Alysanne estaba por sentir toda la furia del mar cayendo sobre ella, ahogándola.

—Me iré, su majestad, y no hay poder humano que cambie eso. Con mucha pena, tendré que dejar a Rhaenyra y la estabilidad que he encontrado en esta, su fortaleza. Por ello, le pido por favor que cuide de ella, que la proteja y entienda. Nyra no es fácil, pero, tiene un gran corazón que ahora se encuentra muy lastimado.

—Lady Alysanne, lo que ocurrió...

—No debe darme explicaciones, mi rey, al fin y al cabo, yo influí en su decisión, y ahora tengo que hacerme cargo de todo lo que haya podido provocar.

—Puedo hablar con tus padres, Rhaenys entenderá.

—No es necesario —detuvo Alysa, sonriéndole forzosamente.

Ella se abrazaba a si misma, sintiéndose desprotegida. Lo que había ocurrido había hecho que su padre estallara en enojo y la viera a ella como una de las culpables, lo que la hacía rechazarla y lastimarla mental y hasta físicamente.

—Solo cuide de mi Nyra por favor —pidió una vez más, limpiando de su mejilla una escurridiza lágrima— Le deseo mucha suerte con sus decisiones, y su futura boda.

Alysanne salió del salón del rey luego de una pequeña reverencia con la cabeza, dejándolo atónito. Había pasado muy poco de lo ocurrido, y ya empezaba a ver las repercusiones de lo decidido.

La Velaryon caminó rápidamente hacia los portones, donde la esperaba su madre con sus pertenencias para terminar de una vez por todas su estadía en la corte. Rhagar ya había sido llevado antes.

Al subir a la carroza, a Alysanne la inundó un horrible sentimiento, arrepentimiento, tristeza y melancolía.

—¿En serio no te despediras de Rhaenyra? —le preguntó, mientras la abrazaba por los hombros para ayudarla con lo difícil que era su partida—. Aly, es tu amiga.

—Es mi familia —susurró antes de negar con la cabeza—, y ya no puedo enfrentarme a nadie más de ellos, no estoy lista, mamá.

Rhaenys envolvió a su hija en un reparador abrazo, oyendo sus sollozos mientras partían de la Fortaleza Roja y se dirigían al asentamiento de la Casa Velaryon.

Pasaron varios días, semanas, y los Velaryon, sin excepción alguna, se encontraron en Marea Alta, un castillo construido en la isla de Marcaderiva con la misma piedra color claro usada para el Nido de Águilas.

Luego de lo que Lord Corlys definió como el más terrible insulto, ningún miembro de su familia se había comunicado con los Targaryen o sus allegados. En cambio, la Casa Velaryon intentaba formar nuevas alianzas.

—¿Trajo a Daemon? —preguntó Alysanne más que sorprendida cuando su mamá llegó a ayudarla a alistarse.

—Así es. Tu padre quiere que estés ahí.

—¿Sirviéndole el vino? —preguntó nada complacida, observando en el espejo el reflejo de su madre—. Él sabe lo mucho que odio esa tarea, por eso mismo siempre me tiene ahí llenando sus copas. No lo soporto.

—Alysa —llamó, tomándola por los hombros—, sé que es difícil para ti. Pero él se siente muy enfadado, y no sabe bien cómo desfogar aquel sentimiento.

La menor se quedó en total silencio, recordando que no debía reprocharse, pues al fin y al cabo ella había intercedido por aquel resultado, ¿no?

—Mantente fuerte —pidió Rhaenys al terminar de colocarle uno de los tantos collares que tenía en su joyero.

Alysanne asintió con la cabeza antes de empezar a dirigirse a la puerta, pero unos pasos antes, su madre la detuvo al preguntarle:

—¿Y esta gargantilla? No la había visto antes

La Velaryon observó el collar que su madre sostenía, admirándolo. Recordó a Rhaenyra, recordó su estadía en la Fortaleza Roja y volvió a sentir un fuerte dolor en el pecho. Prefirió no contestar y continuó con su trayecto.

No tardó mucho en llegar al salón de reuniones de su padre, donde habían varias decoraciones que hacían alusión al mar, y una fogata que brindaba el calor necesario para contrarrestar. Al llegar, ya pudo ver a su padre sentado, y tambíen al hombre de curioso cabello plateado.

Daemon estaba ahí con el mismo porte de autoridad y elegancia, sentado como si estuviera en el mismísimo trono. Ella se quedó fascinada al verlo, pues aquella sensación que había vuelto a despertar en su interior aún no se iba. Por su parte, él también la contempló de pies a cabeza, notando como, aún cuando estaba pasando por un mal momento, se veía preciosa.

—Finalmente, Alysanne —los distrajo Lord Corlys, regresándolos a la realidad—. Encárgate del vino, que ya hacía falta.

La menor tuvo que reprimir el rechazo que tenía por esa tarea, tuvo que matar su orgullo una vez más y tomar la jarra de vino.

—Como te recordaba, los orígenes de la casa Velaryon vienen desde la vieja Valyria, más antiguos incluso que de la casa Targaryen, según algunos textos. Pero a diferencia de los Targaryen, no somos señores de dragones. Por siglos mi casa ha tenido que existir del mar, con determinación y suerte. Cuando ascendí al trono de Driftmark, yo sabía lo que quería, así que salí a conquistarlo. Pero no como los demás Lores del reino, yo puedo decir que construí el asiento de mi casa con la fuerza de mi propia espalda. Siempre he pensando que tú y yo estamos hecho de lo mismo.

—No sabía que tenías un rey como hermano —dijo, viendo a Alysanne servirle el vino.

—Somos hombros que hemos tenido que abrirnos paso en el mundo. Nos han pasado por alto, muy seguido.

—¿Me llamaste a Driftmark para recordarme mi mala fortuna, lord Corlys, o existe otra razón? —preguntó, queriendo que vaya al punto de la reunión. Él quería encargarse de otras cosas ahora que se encontraba en Marea Alta.

—¿Sabes lo que pasa en los Peldaños de Piedra?

—Algún hombre está alimentando a cangrejos con marineros de Westeros.

—Le he pedido al rey que envíe mi marina al territorio, pero se niega.

Daemon decidió de pie ponerse, acercándose a la chimenea, donde estaba Alysanne.

—Nunca ha sido el rasgo más fuerte de mi hermano.

—¿Qué?

—El ser rey.

—El alimenta cangrejos está apoyado por hombres poderosos de las ciudades libres que desean que Westeros se debilite, y los fracasos del rey han permitido que acumule fuerza. Si esas rutas marítimas caen, mi Casa estará incapacitada. No dejaré que Driftmark mendigue mientras el rey holgazanea con festines, bailes y torneos —declaró, refiriéndose al rey con desagrado.

—Yo hablaré de mi hermano como quiera, tú no —advirtió Daemon, mirándolo de reojo.

Alysanne admiró aquella determinación característica de él.

—El esperar en los Peldaños de Piedra es una oportunidad para que demuestres tu valor a aquellos que aún dudan de él. Somos los segundos hijos del reino, Daemon, nuestro valor no se otorga, debe forjarse.

Las palabras de Corlys Velaryon resonaron en sus cabezas, sonando cada vez más acertadas. Alysanne buscó la mirada del Targaryen, atrapándola rápido, tan profunda y maravillada al verla.

Sus ojos conectaban, sus corazones entendían y sus mentes se preparaban para lo que fuera a venir, para la posiblidad de una guerra con espadas, y una guerra del corazón.

¡voten y comenten! ⚔️


































































































































JEMIISA ©
04/11/2022

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro