Jungkook se sirvió té, le había contado todo, no había hecho ningún comentario, tampoco me interrumpió y de la misma forma, no hizo gesto o algo, solo se mantuvo con un semblante serio, escuchándome, no le conté todo de forma TAN detallada. Confirme que si bien, si hubo un romance con Taehyung, hubieron comentarios de "escapar" pero jamas que armaría la conquista contra Medenberk, le comenté como fue que crecimos y que jamás pasó más allá de quitar mi "pureza" y que en si, cuando se hizo "oficial" nuestro romance fue en cuanto cumplí los 18 años, solo así Taehyung se acercó más a mi.

-Bien... Así que esa es su gran historia de amor.-hice mala cara.-Supongo que supo como acercarse.-comentó 

Jungkook había arrastrado una silla al lado de la cama, mirándome de frente, yo hice una mueca, seguramente era la burla entre el y sus hombre, el inahló para decirme algo pero cerro la boca, sus ojos estaban consumiendome, entonces volvió a mirar mi collar...

-¿Que?-pregunto de forma tajante 

El regresa la vista hacia mi, entonces me sorprende cuando se inclina hacia mi...

-Dejame hablar con Gustaf.-le ruego, haciendo mi rostro hacia atrás

El se aleja y suelta una risa algo burlona, inhala y se recarga sobre el respaldo de la silla...

-. Alleah, ¿Cierto?-dijo frotándose el tabique de la naríz, el me miró-Nadie ha retenido a tu hermano de verte, de hecho, si el hubiera querido, te habría visto despertar

Fue como si me hubieran dado un golpe en el estómago, la taza se me resbaló de las manos y se estrelló contra el planto. Me corté. Fue tan rápido que no me dio tiempo de reaccionar, Jungkook tomó mi mano, justo en el índice...

-¡Estoy bien, estoy bien!-exclamé cuando vi como buscó algo para cubrir la herida que no tardó en sangrar 

-... Gustaf fue el primero en irse a Turbet-añadió y después de pensarlo un momento, tomó su pañuelo y cubrió mi mano.-Por nada del mundo, te lo quites.-me miró-.Juralo.

Noté un brillo dorado en sus ojos, de hecho me vi reflejada en ellos, me tembló el labio inferior.

-Lo juro.-musité 

El se levantó al mismo tiempo que quitó de encima la porcelana rota...

-Lo siento yo..-susurré, me dolía el pecho 

El emperador de Nakoah se giró hacia mi, desde mi perpectiva se veía gigantesco, imponente....

-Quiero hablarle de otra cosa.-agregue, el asintió lentamente-. Es sobre el cese al fuego... La boda.

-No es de la boda de lo que quiere hablar.-por algún motivo cambió de nuevo a hablarme formal.-Sinceramente, aunque usted haya perdido la pureza antes, no me interesaría, aún así me casaría, aunque me revelara que realmente quiere volver con su traidor... Si, quizá aplazaría los días de nuestra boda, pero aún así, no la dejaría ir.-sus palabras resonaron en mi cabeza-. Soy egoísta, quizá, pero usted, sabe que llevo la guerra en la sangre como usted...

-¡Pero...!-el me interrumpió 

-Aun no termino-alzó la voz, yo entre cerré los ojos-. No soy tan tonto como para saber su historia.-el dio unos pasos hacia mi

La sangre se me heló, entonces, ¿Acaso el sabía de mis dones? ¿Sabía de se secreto? Ni si quiera Taehyung lo sabía...

-... Y no, no me lo dijo Gustaf.-el sostuvo mi mentón-Pero con una palabra que me diga, daré media vuelta entonces, solo entonces, si es capaz de formar un ejercito, la veré en el campo de batalla, pero que sea de su boca y que sea su verdadero deseo.

El corazón me dio un vuelco, su tacto era tan frío como la nieve y sus palabras eran tan filosas como una espada... 

-¿Que sabe usted de mis deseos? Si no es capaz de escucharme.-le quito la mano de mi mentón pero entonces el la sostiene

-Puedo sentirla, Alleah.-dijo en un susurro 

Fue casi hipnotizante, casi como si me estuviera arrastrando a otro mundo, su aroma me acarició la nariz, entonces, como si hubiera algo que me impulsara, el dolor en mi pecho se hizo más fuerte...

-Cabalgarás conmigo, no es seguro que te deje en otro caballo.-miró mi mano

-Deje de fingir empatía, así como usted sabe mi historia yo se la de usted, se lo que le hizo a su familia y se la crueldad que esconde bajo su rostro.

Jungkook en lugar de ofenderse, sonrió casi como si fuera un chiste lo que acababa de decirle.

—Es bueno que entonces te hagas una idea de lo que haría por ti.