Explotaron la entrada para poder ingresar a la mansión Song, ellos querían guerra a la antigua, masacre, sangre y muerte, pues lo tendrían. Nadie secuestraba a Jimin o al hijo de un Min. La última vez que sucedió eso todo terminó mal y no era momento de repetir la historia, definitivamente Yoongi no le perdonaría la vida absolutamente a nadie y estaba seguro que su familia tampoco, estaban cegados de venganza y ganas de querer ganar esta guerra de una vez por todas. Los ojos celestes de Yoongi se habían tornado más grisáceos de lo que ya eran, al ingresar a la mansión un guardia fue directo hacia él y de un solo movimiento Yoongi incrustó una de sus dagas en el cuello del guardia.
Detrás de él venían sus hermanos listos para atacar junto con los hermanos de Jimin que su aura se tornaba cada vez más oscura, en especial Yugyeom que sus ojos eran dos rubíes rojos como la sangre y las sombras lo acompañaban a todos lados. Taehyung lucía contento y es que él amaba las guerras porque se podía lucir en su máximo esplendor, mientras caminaba tomó impulso y se transformó en una gran serpiente con sus ojos verdes bien atentos pasó por debajo de los demás y se abrió camino para ir al frente, así podría atacar a cualquier guardia que intentara frenarlos.
La casa estaba repleta de guardias, es que el líder Song al oir la explosión no dudó en hacer su llamado para que los refuerzos vayan inmediatamente, comenzaron a llegar autos con guardias adentro preparados para atacar a los Min.

Yoongi llegó a la habitación donde estaban Jimin y Youngjae entonces corriendo fue a abrazar a su omega, estaba desesperado por tenerlo en sus brazos a salvo, quería terminar ya con todo esto para poder ser feliz con su omega y su familia de una vez por todas.

—Jaebum... Tenemos que ir por él. —Dijo Jimin separándose del abrazo. Yoongi asintió y le dió a Jimin su katana, esta vez sí tenía pensado usarla.

—Jimin, tú ve con tus hermanos, yo iré por Jaebum. Por favor cariño cuídate mucho y espérame. —Dijo el alfa para luego darle un beso a su omega. Siguió a Youngjae que él sabía dónde podría llegar a estar Jabum, se trataba de la última habitación de la gran mansión, esa que estaba abandonada y quedaba a lo último de todo.

—¿Youngjae tu madre está aquí? —Preguntó Yoongi, él tenía un propósito y ese era matar a todo el clan Song sin excepciones, pero por Youngjae solo dejaría viva a su madre.

—Ella no está aquí, me envió una carta diciendo que se iría a vivir a europa, no quería seguir aquí y mucho menos en una guerra. —Dijo youngjae.

—¿Y tu padre la dejó ir? —Dijo Yoongi mientras caminaban cautelosamente evadiendo todo guardia para que el líder Song no los escuche con anticipación.

—No, ella se escapó de él. —Dijo youngjae y luego señaló la puerta —Es aquí.

Llegaron a la habitación donde debería estar Jaebum pero allí no había nada, únicamente estaba el látigo con el cual habían torturado a Jaebum y unas cadenas colgando. Youngjae apretó los ojos y maldijo fuertemente.

—¿Es una trampa cierto? —Dijo Yoongi entonces oyeron el ruido de la puerta cerrarse con fuerza.

[...]

—¡Jimin! —Dijo Taehyung al ver a su hermano, tomó forma de humano nuevamente y le dió un abrazo a este.

—Tae, necesito a nuestros hermanos aquí... Usaremos nuestra vieja técnica ¿Recuerdas? — dijo Jimin.

La familia Min-Park estaba dentro de la mansión Song ya que afuera estaban esperando que salieran para comenzar la masacre. Jimin se encontró con sus hermanos y los cuatro se tomaron de las manos.

—Habíamos prometido jamás hacer esto otra vez... —Dijo Jimin con un nudo en la garganta, no quería ser esa bestia que llevaba dentro, esa maldición con la que cargaba su familia desde hace tanto tiempo. —Pero es necesario hoy. —Con sus oscuros ojos vió a sus hermanos y estos asintieron, Taehyung ya sentía la adrenalina correr por sus venas, Yugyeom estaba con una sonrisa en su rostro que demostraba maldad pura y Seokjin estaba con el ceño fruncido pero decidido a hacer lo que sea necesario para proteger a su familia. —Santa diosa perdonanos...

Jimin y sus cuatro hermanos sintieron sus cuerpos cambiar de forma, sus huesos crujían y su piel se empezaba a llenar de un pelaje negro hasta adoptar la forma de grandes lobos completamente negros. Era la maldición que llevaban desde antes de nacer, ellos y todo el que llevara su sangre cargaría con esa maldición, cada uno representaba diferentes desgracias. su pelaje era tan suave y sus ojos cambiaron el color.

En su momento, los reyes de Busan habían comprometido a sus hijos con los primogénitos de una familia, el trato era que los principes se casarían y ellos tendrían una vida en paz. Pero si eso no sucedía, la maldición recaería en toda la familia, afectando principalmente a los cuatro príncipes.

Al crecer, ninguno aceptó casarse, por lo cual debieron aceptar su destino, convertirse en esas bestias que esparcirían la desgracia por todo el pueblo.

Los cuatro jinetes del apocalipsis, los príncipes de la oscuridad.

El hambre, la guerra, la muerte y la esperanza.
¿Por qué la esperanza?
Porque es un bien y un mal a la vez, pues permanece aunque no haya razones, pero que, eventualmente, vence en todas las batallas. Es lo que nos queda cuando no poseemos nada más, algo que nunca se irá de nuestro lado y que nos ha empujado siempre a seguir hacia delante y dejarlo todo atrás.

Los ojos de Yugyeom se tornaron totalmente oscuros, representando el hambre.

Los de Taehyung eran de un rojo sangre, representando a la guerra.

Jimin era de un marrón oscuro, calculador y amenazante. Representando la muerte.

Y Seokjin tenía sus ojos grises casi blancos. Representando así la esperanza, ya que el siempre significó eso para todos, cuando tocaron fondo él era el único que decía "no puedo hacer nada, pero dejemos que el tiempo haga su trabajo" calmando así a todos, dándole esa esperanza que necesitaban.

Se oyó un fuerte aullido desgarrador, provocado por Jimin, llamando a la muerte. Taehyung arrugó su hocico y Yugyeom gruñó, mientras que Seokjin con su semblante neutro y relajado camino delante de sus hermanos, dirigiéndose a la puerta, si querían comenzar la guerra no hacía falta todo ese alboroto.
La puerta se abrió de par en par y uno de los guardias quiso saltar arriba del gran lobo negro, pero antes de eso Seokjin saltó sobre él y en un solo tirón le arrancó la cabeza del cuerpo.
Cayó en el piso y escupió la cabeza, para luego abalanzarse él y sus hermanos sobre los centenares de guardias que habían afuera. Los cuerpos muertos salían despedidos por el aire al ser desgarrados por los dientes de los grandes lobos.

[...]

—Mi prometido se acaba de transformar en un gigante lobo negro y fue a matar a un montón de gente ahí afuera ¿Y quieres que me quedé aquí? —Dijo Namjoon perdiendo la paciencia, necesitaba ir a ayudar.

—Parece una película de Hollywood, mi novio es genial... —Dijo Jungkook —Que más da, vamos a ayudarlos, ya quiero acción. 

El alfa agarró su bate lleno de clavos y una metralladora para luego indicarle a toda la familia a salir de la mansión Song.

La acción recién estaba comenzando.