03 - The First Concert
Ya eran las 2:47 PM y todos habían vuelto del almuerzo hacía un rato. Mi estómago rugía por haberme perdido la hora de comer, había estado ocupada con la firma del contrato, por lo que tuve que conformarme con un paquete de galletas y un agua que había comprado en una máquina expendedora.
Faltaban menos de diez minutos para que llegaran los músicos a la prueba de sonido y todo ya se encontraba en condiciones. Tomé lo último que quedaba de agua en mi botella antes de arrojarla en un cesto de basura que encontré en mi camino hasta la sala de control. Hacía unos minutos habían llamado por un megáfono a todos los miembros del staff de sonido a reunirse allí.
Llegué a la puerta de la sala, y me percaté de que la puerta estaba abierta por la cantidad de personas que ya había allí. Me acerqué un poco más y logré ver que la sala estaba abarrotada y ya no entraba ni un alma allí dentro.
—¡Ey, tranquilos! —Gritó Sanders, al ver que estaban comenzando a empujar para intentar ingresar a la sala, aunque sin éxito—. Mejor vamos afuera, los quiero a todos en cinco frente al escenario.
Y eso hicimos. Las personas comenzaron a salir de la sala como de un auto de payasos. Yo me encontraba aún en mi lugar, mirando como todos salían.
—Deberías moverte de en medio si no quieres que te aplasten —dijeron, y no fue hasta ese momento que me di cuenta de que esa persona era yo.
La responsable de aquella frase era una chica unos años más grande que yo, quizá unos veintitrés. Tenía el pelo rubio oscuro y unos ojos celestes de infarto, todo acompañado de unas facciones definidas que te hacían dejar pasar su contextura media y delicada.
Su aspecto sin duda marcaba presencia y hacía que fuera imposible ignorar que estaba allí entre una multitud. Llevaba puesto un jean chupín oscuro, una blusa blanca, y unos zapatos —los cuales seguro había llevado puestos todo el día— que me hicieron cuestionarme como podía aguantarlos.
Yo llevaba puestas unas zapatillas y me dolían los pies. Patético.
—Lo siento —me disculpé y acto seguido comencé a caminar junto a ella. Soltó una risita tímida.
—No te disculpes conmigo. Sólo te estaba haciendo un favor para que no termines allí abajo —señaló el piso—. Ya sabes, todos estos animales pueden generar una estampida si se lo proponen. Sería algo trágico.
Un chico castaño que estaba delante de nosotros se volteó y le echó una mirada fulminante, claramente ofendido de que lo hayan llamado animal. Iba a reírme por el comentario, pero eso hizo que prefiera guardarla en mi interior.
—Que poco sentido del humor, Oliver —la chica rodó los ojos—. Por cierto, mi nombre es Kimberly, pero prefiero que me llamen Kim.
—Un gusto Kim. Yo soy Audrey —Entendí mi mano y ella me miró extrañada.
—¿En serio quieres hacer eso? —preguntó, dándome una mirada disgustada—. Lo siento, es sólo que las formalidades no son lo mío —sonrió. Ni que fueran lo mío también.
—No te preocupes, lo entiendo. Es sólo que todos aquí son tan... —dudé si el adjetivo frío era el adecuado.
—¿Tan qué? ¿Distantes? ¿Zopencos? —una risa corta se escapó de mis labios e intenté disimularla—. Tranquila, puedes decirlo. No te juzgaré por eso. Es una realidad después de todo.
Seguí mi paso a su lado hasta que llegamos al punto de encuentro, frente al escenario. Eché un vistazo alrededor y parecía que la cantidad de personas se había multiplicado por diez. Arrugué mi rostro, confundida. No parecía que fuésemos tantos en la sala de control.
—Bien, creo que ya está la mayoría aquí —dijeron desde el escenario con un megáfono.
Había unas diez personas allí arriba, y yo sólo conocía a Christian, el Director de Sonido; y a Griffins, el director del tour, y el portador del megáfono.
—¡Bienvenidos al On The Road Again Tour! —Anunció emocionado, generando euforia, aplausos y gritos de parte de los presentes—. Hoy es el primer día de muchos, y quiero agradecer a cada una de las trescientas veintisiete personas que forman parte del staff de One Direction. Sin ustedes nada de esto sería posible, así que muchas gracias —hizo una pausa para dar paso unos segundos a los aplausos y gritos.
Luego de eso pasó a presentar a quienes estaban junto a él en el escenario. Christian Sanders fue el primero, y lo presentó como el jefe del área de sonido. Luego fue presentando al resto de las personas a cargo de las distintas áreas; iluminación, imagen, vestuario y estilismo, armado y montaje, seguridad, y por último a la coordinadora general.
Un pequeño discurso motivacional se llevó adelante, dándonos la bienvenida, y luego pasó a explicar unas cuantas reglas.
—Y por último, la regla más importante... —hizo una pausa intentando crear tensión. Y por supuesto que puso su cara intimidante para ir al punto—... Está completa y terminantemente prohibido infiltrar información o generar rumores sobre la banda. En fin, intenten no relacionarse con ellos —dijo lo último con un tono cansado, como si fuese la milésima vez que repetía lo mismo.
Eso fue lo último que dijo antes de que anunciaran que habían llegado los chicos de la banda y ya estaba por comenzar la prueba de sonido. Por eso mismo comenzaron a dar indicaciones de a dónde ir y qué hacer. Yo me encontraba pérdida, y creo que mi cara lo reflejaba, ya que Kim que estaba a mi lado me miró y se rió.
—Tienes una cara de "no sé dónde estoy parada" que no te imaginas —se burló la chica.
De cierta forma no me molestó. Tal vez era porque comenzaba a entender que esa era su forma de ser. Sonreí y bajé la mirada al suelo, avergonzada.
«¿Por qué me había tocado un rostro tan malditamente expresivo?» Pensé.
—Es que no creo que sepa realmente en dónde estoy parada —intenté seguir con su tono burlón.
—Mhm... ¿Con que eres la chica nueva, entonces? —puso un tono extraño cuando dijo "la chica nueva" que me hizo querer arrojar mi identificación e irme del lugar.
—Eh, sí. Esa soy yo —confirmé—. ¿Tiene algo de malo? —pregunté, intentando ir más allá y de conseguir alguna respuesta.
—No, tranquila —Kim puso su mano sobre mi hombro e hizo un gesto con la otra restándole importancia. Era bonita, y permítanme decir que ese gesto relajado resaltó más aún ese aspecto suyo—. Es sólo que es algo difícil ser la nueva. Al principio estás pérdida la mayoría del tiempo, ya sabes —oh, pues claro que lo sabía—. Será mucho más fácil adaptarse si haces algunos amigos. Y bueno, aquí estoy si me necesitas —guiñó un ojo, lo que hizo su indirecta aún más obvia. Me reí.
—Eso sería agradable. Si no es molestia, claro —aclaré. Siempre había tenido esa horrible costumbre de ser directa sin pensarlo, y luego agregar una frase que suavice la situación. Aunque no siempre lograba arreglar la situación con ello—. La verdad es que es mi primer día y estoy algo pérdida —agudicé mi voz al final, transformando ese "algo" en "mucho".
—En serio, no es molestia. Además me vendría bien tener algún amigo además de Oliver —Señaló al chico rubio que antes la había mirado mal—. Él no es tan malhumorado cuando llegas a conocerlo, créeme. Pero realmente no hay muchas personas de nuestra edad dentro del staff.
Seguimos nuestra conversación mientras nos dirigíamos hacía el lugar donde Kimberly había dicho que debíamos ayudar. Me enteré que este era su segundo año como miembro del staff y que era parte del equipo de sonido al igual que yo, por lo que seguro íbamos a pasar cruzarnos bastante.
Luego me hizo un pequeño interrogatorio, en el cuál le comenté que era pasante, aunque no era mi primera pasantía en la industria, pero si la más importante ya que era la primera que hacía con mi licenciatura finalizada.
Así pasamos un rato conversando mientras cargábamos algunas cosas de un lugar a otro.
—Por cierto, ¿irás a la fiesta de apertura? —lanzó Kim de la nada. La miré confundida. Comenzaba a pensar que esa era mi mirada habitual de tantas veces que la había hecho en un sólo día—. Es una fiesta que darán esta noche luego del concierto, para celebrar el comienzo del tour —explicó.
—No he escuchado nada sobre eso, así que supongo que no estoy invitada —dije sincera.
—¿Bromeas? Todo el staff está invitado, llevan hablando de esto por días. Incluso creo que la han planeado por más tiempo de lo que llevan planeando este tour —bromeó—. Yo opino que deberías ir, es una gran oportunidad para conocer más personas. Además habrá comida y bebidas gratis —sonrió y levantó una ceja, a lo cual sonreí ya que me había divertido la escena.
Bebidas. Yo no me llevaba bien con las bebidas.
No estaba realmente planteándome ir, ¿o sí? Al menos no lo hice hasta que ella comenzó a platicarme más sobre la fiesta.
Por lo que ella me dijo, siempre iba la mayoría del staff, la banda e incluso los chicos de One Direction.
—... y siempre suelen aparecer celebridades inesperadas. El año pasado... —se acercó más a mí, y lo siguiente lo dijo en un tono más bajo—... apareció Jessie J. Así, de la nada, en mi primer año. ¡Imagínate cómo me puse! —chilló.
Siguió contándome sobre anécdotas de las fiestas del staff, las cuales solían ser varias a lo largo del año.
Esas fiestas eran la hostia. Y estaba planteándome seriamente en ir.
Por unos segundos dejé de escuchar a Kim y me centré en crear un plan para ir a la fiesta. Tomaba un taxi de aquí hasta mi casa en el centro, me cambiaba de ropa y luego iba hasta el lugar de la fiesta —el cual según lo que me había dicho Kim era cerca—.
«Oh por dios, en serio estaba planeando ir a esa fiesta.»
Volví a la realidad y me centré en pasarle el último cable de la caja a Kim y ella lo arrojó en un carrito. Este se puso en marcha, llevándose todo lo que habíamos cargado en él.
—¿Entonces... irás? —preguntó Kim, dudosa—. Yo iré con Oliver. Podemos pasar a recogerte antes de ir si quieres —sonrió de lado, insegura ante mi respuesta. Creo que ya estaba decidido.
—Eso estaría genial —sonreí, y ella imitó mi gesto. No sabía si en su cara predominaba la sorpresa de que en serio yo hubiera aceptado o la emoción de hacer amigos nuevos.
Los instrumentos marcaban una melodía como fondo de nuestra conversación, a la cual estaba prestando claramente más atención, dejando la música en segundo plano. Le pasé mi número a Kim y ella me pasó el suyo, y dijo que me hablaría más tarde para que le pase mi dirección y coordinemos a que horario pasaba a recogerme.
Una voz que salía de un megáfono apareció y comenzó a dar indicaciones y a asignar nuevas tareas a los que estaban en el lugar, interrumpiendo nuestra conversación. Al parecer faltaban menos de diez minutos para que lleguen los cantantes a realizar la prueba de sonido. Mire la hora en mi celular y me di cuenta que el tiempo había volado cuando me percaté de que eran las 4:08 PM, y las puertas del lugar se abrían al público en menos de dos horas.
Me despedí de Kim, diciéndole que nos veríamos luego. Ella desapareció por un pasillo yendo a su puesto asignado —por segundo año le tocaba estar en la sala de control—, y yo me quedé dudando de a donde debía ir.
Me di vuelta y comencé a caminar hasta la señora que estaba dando órdenes por el megáfono, con la intención de preguntarle a dónde debería ir. Llegué hasta ella y justo se volteó, casi estrellándome el enorme megáfono en la cara.
—Lo siento —se disculpó—. Dime, ¿qué necesitas?
—Me gustaría saber que puesto se me ha asignado. Mi nombre es Audrey Evans.
—Claro. Sólo dame un segundo —ella puso el megáfono bajo su brazo y empezó a pasar las hojas de su libreta.
Volteó su vista hasta mi credencial un segundo, y luego volvió la vista a su libreta. Yo imité su gesto y mire también su credencial que tenía enganchada en su blusa. "Rogers, Avalon" estaba escrito en mayúsculas grandes, y debajo aclaraba "coordinadora general".
Era una mujer de unos cuarenta y pocos, de piel bronceada y cabello azabache. Tenía la apariencia de ser latina, aunque su acento era claramente británico, así que supuse que se debía a su ascendencia.
—Tú eres la pasante nueva, ¿Cierto? —preguntó, lanzándome una mirada rápida. Asentí, pero me di cuenta que no estaba mirándome.
—Sí, soy yo —confirmé, esta vez en voz alta.
—Según lo que dice aquí te toca el panel de sonido que está a un lado del escenario, aunque no es definido y pueden asignarte otra tarea en cualquier momento —me informó. Levanto su vista de su libreta para mirarme a mí—. Bienvenida al staff de One Direction. Soy Avalon Rogers, coordinadora general. Aunque todos aquí me llaman Abby, siéntete libre de llamarme así si quieres —sonrió.
—Muchas gracias, Abby —le devolví la sonrisa.
—No es nada. Si tienes algún problema o te sientes pérdida, no dudes en preguntarme. Siempre me alegra ser de ayuda —dijo—. Además de que es mi trabajo —sonrió, dejando ver unas arrugas casi imperceptibles a un lado de sus ojos. Se notaba que esta mujer amaba su trabajo.
—Muchas gracias, de nuevo —insistí.
Ella se disculpó con que tenía que ir a otro lado y se despidió, desapareciendo apresuradamente entre los pasillos infinitos. Yo emprendí mi camino hasta el escenario, tomando los pasillos que creía recordar que era los correctos para llegar hasta el lugar.
Giré a la izquierda y al fin me topé con el panel de control. Había varias personas regulando la consola o simplemente conectando cables, y me sorprendí de encontrar allí a Christian. Pensaba que estaría en la sala de control —ya que era lo principal— y no aquí. Al ser la única persona que conocía de las presentes, me acerqué a preguntarle que debía hacer.
—Los chicos ya están en el aparcamiento, así que toma los auriculares que están en la caja de allí —señaló una caja que había a un lado—, y tenlos listos para cuando aparezcan —indicó sin prestarme demasiada atención. Se lo veía demasiado concentrado en otra cosa, así que era entendible.
Hice lo que me dijo, así que tomé la caja y la puse sobre la mesa que estaba prácticamente pegada a los controles, intentando no derramar ninguno de los vasos de refresco o café que se encontraban encima de esta.
Quise tomar uno de los auriculares, pero lo único que logré fue levantar una gran bola de cables.
Genial.
Parecía que no lo usaban hacía bastante —como desde el tour del año anterior— y no se habían molestado siquiera en ordenarlo antes de arrojar la caja en algún lugar. Parecía como un gran enjambre de luces de navidad, con el que terminas cansándote de luchar y terminas rindiéndote y comprando unas nueva. La única diferencia es que los chicos ya estaban aquí, y no era como si pudiera salir corriendo a comprar unos auriculares nuevos hechos a su medida. Simplemente, no.
Fui afortunada de que me llevo sólo algunos minutos tener tres de los auriculares en condiciones, y me faltaba el último par, justo cuando los cuatro chicos aparecieron. En realidad no pude prestarles demasiada atención, pero se que una ola de saludos se abrieron paso entre ellos y varias de las personas del staff que estaban allí, mientras yo terminaba de arreglar el problemita.
Por un momento sentí que alguien me observaba entre toda esa horda de saludos. Un cosquilleo y una sensación de calor viajaron a través de mi nuca, hasta mi oreja izquierda. Inconscientemente llevé una mano hasta la zona, con la intención de disipar la sensación.
Volteé mi mirada hacia un lado donde estaban todos, quitando la atención de mi tarea. Y en ese momento me di cuenta del responsable de mi presentimiento.
Uno de los chicos —al cual identifique como uno de los integrantes de la banda— era él v que tenía su vista en mí, o más precisamente en mi oreja.
«El tatuaje.»
Ese fue el primer pensamiento que vino a mi mente, haciendo al arcoíris de tinta impregnado en mi oreja el responsable de la situación. En un movimiento rápido retiré el cabello que había detrás de esta para que la tapara y también a mi rostro, creando una especie de escondite detrás de una cortina.
El chico corrió la vista a un lado cuando se dio cuenta de lo que hacía, incómodo tanto o más que yo por la situación. Tal vez sólo se había quedado pensando en nada mirando a un punto fijo, y cuando se percató de ello ya era demasiado tarde.
Levantó la vista otra vez, pero esta vez miro hacia mis manos, y comenzó a caminar hacia mí, anulando los pocos metros de distancia que había entre nosotros. ¿Por qué rayos estaba acercándose... a mí?
—Hola, soy Harry —se presentó cuando estaba lo suficientemente cerca como para que apreciara sus ojos verdes. Vaya esmeraldas portaba el chico. Parecían sacadas de un museo de piedras preciosas.
Extendió su mano, lo que me obligó a volver a la realidad, donde la intensidad de los colores no era ni parecida a la de sus ojos. Ni cerca.
—Soy Audrey —respondí, estrechando su mano. Me había presentado sólo por mi nombre al igual que él, con la diferencia de que yo no era conocida alrededor de todo el mundo. Tal vez él había omitido su apellido con la intención de sentirse más humano, más real. Más normal—. Audrey Evans —agregué.
—Un placer —sonrió. Oh. Mi. Dios. Si con las gemas que portaba en sus ojos no era suficiente, ahora había sacado a la luz una colección de perlas dignas de un collar de diva de Hollywood—. Creo que eso que tienes ahí es para mí —señaló los auriculares que sostenía en mis manos.
—Oh, claro. Estaba preparándolos para cuando llegaran, parecían una bola de luces navideñas, no sabes lo que me ha costado... —fue un poco tarde cuando quise callarme. Maldita sea, ¿por qué hablaba de más cuando estaba nerviosa?—... Lo siento, creo que me fui de tema. Aquí tienes —finalmente le entregué sus auriculares. Él me miraba divertido con una sonrisa de lado, seguramente por el pequeño desborde de palabras sinsentido que acababa de largar.
—Gracias.
Tomó sus auriculares y pensé que iba a marcharse, pero no lo hizo. Sino que se quedó en el mismo lugar mientras se colocaba los auriculares, y al parecer tenía la intención de seguir hablando conmigo.
—No te disculpes. Las personas que hablan mucho son las menos problemáticas —terminó de acomodarse los auriculares—, y eso me agrada —sonrió.
Un hombre llegó y lo saludó mientras le colocaba la cajita a la que se conectaban los auriculares y los hacía inalámbricos. Harry observó los movimientos del hombre, hasta que terminó de colocarle todo y se despidió dándole unas palmadas en el hombro. Volvió su vista hacia mí.
—Fue un placer, pero tengo que irme —claro, como si no tuviera cosas más importantes que hacer. Señaló con su pulgar detrás de él donde estaban el resto de los chicos, sin apartar la mirada de mi—. Hasta luego, Audrey.
En el momento en que se dio vuelta para retirarse, dos cosas pasaron por mi mente. La primera, que me sorprendió que recordara mi nombre. Y la segunda, que no podía creer que sonara tan malditamente bien saliendo de sus labios.
* * *
El concierto transcurrió con normalidad. O bueno, lo que suponía que era normal, ya que no tenía con que compararlo al ser mí primer día. Pero todo fue muy tranquilo, excepto cuando las fans comenzaron a gritar demasiado y tuvimos que subir el volumen de los altavoces ya que no lograban escucharse las voces de los chicos con claridad. En general no había hecho demasiado hoy.
Entre las personas que estaban a un lado del escenario, el mismo grupo que me había sido asignado, se encontraba Oliver, el chico al cual Kim había descrito como "malhumorado hasta que llegas a conocerlo". Había estado observándolo de a ratos, debatiendo entre ir a saludarlo o no, pero mis pies simplemente no se dignaban a moverse hasta donde él se encontraba. En una de esas veces cuando me volteé a verlo, me sorprendió ver que estaba viniendo hacia mí.
—Hola, soy Oliver Maddox —llegó hasta mí y se presentó.
—Soy Audrey Evans —sonreí—. Kim me ha hablado de ti.
—Oh, no. No sé qué te haya dicho sobre mí —dijo mientras se rascaba la nuca, incómodo—, suele ser un poco malvada a veces.
—Tranquilo, no ha hecho más que resaltar tu mal carácter —agité mis manos cruzándolas, negando que me haya hablado mal de él.
—Bueno, suelo ser malhumorado a veces —asintió. Hizo una especie de sonrisa de lado, como si no estuviera del todo disconforme con cómo me había hablado Kim de él—. Nada mal para ser una arpía —río. Y yo hice lo mismo ante su broma.
Seguimos hablando por un rato. Me enseñó algunas cosas de la consola, aunque sin tocar nada, por supuesto, ya que sino desconfiguraría todo y el sonido del concierto que se estaba dando justo ahora se iría a la mierda.
—Kim me ha comentado que irás con nosotros a la fiesta de esta noche, y que iremos a recogerte por tu casa —cambió de tema.
—Bueno, sí. En realidad ella ha insistido en recogerme antes de ir —dije—. Si no es molestia, claro —añadí. Por supuesto que las aclaraciones no podían faltar de mi parte.
—Pffff, para nada —él hizo un gesto con la mano, restándole importancia— El concierto termina a las 10 PM, ¿así que te parece si te recogemos a la 1 AM? —Asentí en respuesta. Pensé que sería demasiado tiempo, pero luego me di cuenta de que seguro deberíamos quedarnos un rato después de que finalizara el concierto— Genial.
Intercambiamos algunas palabras más, hasta que alguien lo llamó diciendo que lo necesitaban en la sala de control. Se despidió de mí y se fue.
Unos momentos después, los chicos terminaron de cantar. Ellos salieron del escenario y corrieron hasta el estacionamiento sin perder tiempo, para lograr irse del lugar antes de las fans comenzarán a salir y el loquero comenzara. Mientras eso pasaba, el público se encontraba fascinado observando el show de pirotecnia que indicaba el final del espectáculo.
Cuando los fuegos artificiales finalizaron, se nos indicó que debíamos hacer. A mí me tocó guardas los auriculares y los micrófonos, al parecer esta sería una de mis tareas fijas. Esta vez me encargué de enrollarlos y guardarlos con cuidado para evitar que se enredaran para el próximo show.
Varias personas pasaban por cada sector diciendo que nos apresuremos, y que cuando finalicemos nuestras tareas podíamos irnos. Llevé la caja donde había guardado todo hasta un camión donde me indicaron que debía dejarla cuando pregunté qué hacer con ella.
Ahora sí, estaba lista para irme. Fui hasta la sala de descanso y tomé mis cosas, para luego salir de la arena por la puerta trasera.
Caminé hasta la esquina, donde había una avenida para poder llamar a un taxi. Esperé relativamente poco hasta que encontré uno libre. Me subí y le dije mi dirección, la cual quedaba a unos diez minutos, en el centro de la ciudad.
Relajé mi mente en el viaje. Estaba cansada, y aún me quedaban unas cuantas horas despierta porque iría a la fiesta.
Tal vez, solo tal vez, estaba arrepintiéndome un poco ahora de haber aceptado ir a la fiesta.
Rayos. Odio a mi yo del pasado que toma decisiones cuando está con energía.
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Inserto foto para que tengan una idea de como es el tatuaje que lleva Audrey en su oreja izquierda:
¿Qué piensan que pasará en la fiesta? ¿Creen que Audrey la pasará bien o terminará en tragedia?
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