01
Ambas hermanas corrían con intensidad por el inmenso bosque, por una ruta diferente. Cuando ellas pasaban, la naturaleza sonreía. Las flores podían apreciar la energía que ambas emanaban.
Las sonrisas y risas de ambas mujeres, era presente. La brisa acariciaba su piel, el cabello negro con mechones cenizos de ambas hermanas, las hacían lucir únicas. Así cómo esos hermosos colores de ojos que ambas aportaban. Estos cambiaban constantemente según la variación del tiempo.
Ambas se detuvieron cuando encontraron su objetivo. Sin pensarlo dos veces, se dirigieron con euforia a esos hombres de cabellera negra.
- ¡Seok-Jin! - salió de los labios de la menor para lanzarse a sus brazos.
- ¡Jimin! - Los ojos de la mayor se dilataron, para correr hacia ese hombre de mirada coqueta.
...
- He recibido tu carta. - comunicó con emoción, para separarse de su cuerpo y mirar los ojos cafés de su amado- Logré escapar del palacio.
El asiente con una sonrisa.
- Necesitaba verte. - le respondió con desespero- Cuándo la noticia de la boda llegó a mis oídos, sentí que mi alma comenzaba a quemarse hasta calcinar... - tomó las manos de esa mujer de mirada angelical, a pesar de su ruda personalidad. Solo el lograba conseguir que ella fuera un ángel.
Ella bajó la mirada, se sentía tan sensible y vulnerable.
- El Rey ha decidido que debo conyugal con el príncipe segundo. - contestó para mirarlo, su voz se quebraba- Me temo que no podremos vernos cómo antes, Jin...
El peli negro la miró con lástima.
- Entonces... entonces hagamos este momento inolvidable... - pidió con dobles intenciones, pero esa pobre mujer estaba tan enamorada que ni siquiera podía mirar más allá de esos ojos hipnotizante.
- ¿Que pasará en mi noche de bodas entonces? Debo llegar pura... de lo contrario...
El detuvo sus palabras con tan sólo un beso, sus carnosos labios cayeron en los de ella callando y dejando pasar por apto cualquier duda u amenazas.
El corazón de la peli negra con mechones cenizos en su cabellera, latía con fuerza. Era una sensación tan bonita.
Las flores marchitas comenzaron a vivir nuevamente, cómo si cada una de esas emociones a flor de piel tomaran vida y le brindaran vida a la naturaleza.
Sin darse cuenta, todo se había salido de sus manos. Fue débil ante las caricias de ese plebeyo, estaba tan enamorada que no pudo detenerse ante las sutiles caricias de ese hombre de mirada tan atrayente. Las prendas comenzaron a caer al césped, mientras se daban la oportunidad de sentirse el uno al otro. Se entregaba en cuerpo y alma, cómo nunca en su vida había tenido la oportunidad de hacerlo.
A pesar de tener su boda con el príncipe segundo, en tan solo unos días.
●●●
- Pensé que no llegaría... - habló ese hombre vestido de soldado, con su armadura intacta como si no quisiera deshacerse de ella en ningún momento.
La peli negra asiente para sonreír y jugar con su vestido elegante, de tela fina muy costosa.
- Debo ser sincera, lo pensé mucho... - confesó-
El general enarco una ceja.
- No se casará con el príncipe heredero, ¿verdad? - fué su pregunta, lo cuál provocó que la dama negara con una sonrisa.
- Me niego a esposar mi vida al príncipe, cuando pertenezco en cuerpo y alma a mi general. - le confesó con ternura.
El general asintió, mientras pensaba una y otra vez en cada una de sus acciones.
- Entonces escapemos... - le propuso, tomándola por sorpresa.
- ¿Escapar? - cuestionó.
- Dónde nadie de la realeza pueda arruinar nuestro amor. - le explicó.
Ella sin pensarlo tanto, asiente con una sonrisa.
- Acepto - contestó ella sintiendo su corazón latir con euforia, provocando que las rosas impregnaran su delicioso aroma en ella.
El general sonrió satisfecho.
- ¿Y si nos vamos desde ya? - su desespero provocó que la peli negra de ojos verdes sonriera.
- ¿Sin municiones, sin nada de comida o prendas para vestir? - cuestionó ella con inocencia.
- Si tardamos, puede que no podamos volver a vernos, Neykiri... - le hizo saber- A partir de esta noche, la guardia real será más severa. Los soldados vigilarán cada rincón del palacio y la ciudad para que nada ocurra en los días próximos a la boda... - la peli negra dejó salir el aire con frustración.
No tenía remedio.
O escapaba ahora con el amor de su vida, o se resignaba a ser la esposa del príncipe heredero.
- ¿Que pasará con mis padres? - preguntó con temor.
El se quedó callado, para ver como ella le daba la espalda.
- Estarán bien... - susurró para verla caminar, por lo que la siguió.
●●●
- Su excelencia... - El soldado se acercó a ese príncipe de cabellera negra, con su armadura en manos- Acaba de llegar una carta para usted... - su ceño se frunce, más no lo piensa para tomar la carta en el momento que el hombre frente a él de cabellera rubia, extiende su mano con el sobre rojo...
Extrañado abre este, buscando algún sello que identificara el propietario, la persona que envió tal carta.
Cuándo comenzó a leer, su mirada se perdía por completo en la escritura.
Príncipe Jeon, me he tomado el atrevimiento de enviar una carta para usted. No puedo callar más, mi conciencia me perturba.
La futura princesa lo engaña, comete adulterio a sus espaldas. Planea acabar con su vida y la del príncipe heredero en la noche de bodas.
Solo usted puede detener el destino que los acecha, si se esposan con las damas, pertenecientes a la antigua Reina traidora de la noble Dinastía.
Así es, su majestad. Su llegada al palacio es por un solo objetivo, buscar venganza por su madre.
Actúe según lo estipula la ley, o de lo contrario una catástrofe se apoderara de vuestra Jerarquía...
Las traidoras permanecen en el bosque, cerca del Río Han... ahí conspiran contra sus majestades...
El rostro de ese peli negro palidece por completo. Cada palabra que había leído, lo sumergía en un sentimiento extraño.
¿Acaso planeaban traicionar su nación?
¿Intentaban acabar con los descendientes de Corea?
¿Venganza?
Como es posible que hayan mantenido a las hijas de una traidora, en el palacio Real.
- ¡Guardias! - su voz de mandato hizo temblar a los soldados- Vámonos de cacería... - sí de casualidad ambas mujeres estaban en el bosque, tal como decía esa carta... entonces no tendría duda alguna de que decían la verdad.
Tomó su espada y se dirigió a la salida siendo seguido por ocho soldados. Si realmente su futura esposa y la de su hermano estaban liadas en una conspiración contra el Reino... ambas lo pagarían con su vida.
●●●
La peli negra de ojos azules cómo el océano, se dejó caer rendida en el pecho de ese hombre con respiración agitada. Ambos se miraron para sonreír.
- Realmente ahora soy suya... - susurró como una enamorada creyendo en los cuentos del príncipe azul.
- Nadie más podrá poseerte, Neytiri... - estaba tan seguro de sus palabras, mientras acariciaba la desnudez de esa mujer.
La peli negra sonreía mientras pensaba en lo que sucedería en su noche de bodas, cuando el príncipe quisiera consumar su unión ante la sagrada Luna. Cuándo buscaran al día siguiente, la prueba del acto...
Todo se iría a la quiebra.
- Huyamos... - propuso ante el desespero, el miedo de que algo saliera mal. El plebeyo de ojos rasgados y labios carnosos se le quedó mirando con una mirada lastimera. - Vámonos los dos juntos, dónde el ojo del Rey no pueda vernos... - su corazón latía con fuerza de solo pensar tener una familia con ese hombre.
●●●
Esos soldados, seguían los pasos de su príncipe sin quejas algunas. Por una extraña razón, el corazón de ese hombre de sangre Real... tenía miedo de que esa carta dijera la verdad...
Eso significaría... la muerte de la mujer que ama; Neykiri...
A pesar de que su futura esposa muriese, no le importaba. Neytiri no le importaba en absoluto, pero sabía que a su hermano sí.
Sin tan solo hubieran decidido esposarlo con la mayor de las hermanas y no con la menor...
- ¿Sabe que lo amo?... - escuchó esa voz que le fastidiaba las cosas. Por una rara razón su corazón se negaba a acercase y ver lo que sucedía. -
Sin embargo, algo que desconoce lo hizo aproximarse al lugar del que provenía la voz de su prometida.
- Casemonos una vez los príncipes no sean la razón de la distancia...
El corazón de Jungkook dio un vuelco. No entendía nada, pero una sensación de ofensa y decepción comenzó a acecharlo.
La furia... la ira se apoderó de él. Era como si en lugar de ser Neytiri, estuviera Neykiri, su hermana. Verla desnuda, abrazada a un plebeyo mientras le sonreía, le hervía la sangre.
Sin pensarlo dos veces caminó hacia ellos, sacando su espada con furia.
- ¡NEYTIRI! -Gritó con enojo, provocando que la sonrisa de esa peli negra desapareciera por completo y se quedara sin aliento al ver a ese príncipe.
- J-Jungkook... - salió de sus labios con miedo para levantarse del césped quedando completamente desnuda.
Su acompañante hizo lo mismo, aunque este se colocó sus pantalones.
El peli negro se acercó a ellos y sin pensarlo dos veces empuño su espada llevándola a la garganta de la peli negra de ojos azules. Esta sintió que el mundo se le detuvo. El aire comenzó a danzar con furia en los árboles frondosos. Cómo si algo le inquietara.
- A-Alteza...
- ¡Adúltera! - es lo primero que sale de sus labios, con un desdén indescriptible. El rostro de esa mujer palidece. - ¡¿Cómo Osas denigrarme de este modo y traicionarme tanto a mí como a esta noble Dinastía?!... - su voz se alzaba cada vez más, la mirada fría que le otorgaba la hacía temblar.
Las lágrimas comenzaban a ser partícipe de la tensión.
- P-Perdoneme... por fa-vor... - se tira al suelo de rodillas, para llevar sus labios y manos a los zapatos tejidos del príncipe- Perdone a estas... agh... almas enamoradas...
Jungkook sintió tanto enojo ante aquello.
- Eso lo decidirá el Rey... - respondió con frialdad para tomarla del brazo y alzarla de manera brusca. - Jamás pensé que harías algo así... - le dijo en el momento que sus ojos se encontraron, dejando en evidencia esa mirada de decepción. Las lágrimas de esa mujer, caían en el césped marchitando a las plantas que antes volvieron a la vida gracias a ella-... menos con un plebeyo...
- Jungkook... - intentó hablar pero el halo de su mano con violencia obligándola a caminar, estando completamente desnuda y expuesta ante las miradas de los soldados- Detente... por favor... - pedía ella pero el miró a los soldados para ladear la cabeza refiriéndose a ese hombre que permanecía con la mirada gacha, sin importar que se llevaran a esa mujer.
Cuándo esos soldados sacaron sus espadas y se dirigieron a ese hombre, los gritos comenzaron a hacerse presente.
- ¡NOOOOO! ¡NO LO TOQUEN! - gritaba devastada, llorando sin intención de detenerse.
- ¡SUELTENME! - gritaba el hombre con miedo en su mirada, a pesar de saber que nada le harían a él. Sabía que los guardias estaban junto a su líder... no obedecían las órdenes de su príncipe.
Jungkook llevaba a rastras a esa pobre mujer, cada vez se alejaban más de él Río.
- Jung-kook por fa-vor... ¡Déjenos ir! AGH... ¡AAAAAAAAAA! - sus gritos eran inútiles.
Cada palabra escrita en esa carta, eran ciertas ante sus ojos. Y por una extraña razón, sentía que no podría soportar mirar a los ojos a esa mujer. ¿Cómo era posible que le doliera su traición? El no la amaba...era a su hermana...
Era...
Acaso... ¿se había enamorado de su rebeldía y ojos azules?
No importaba, había cometido adulterio. Y según la carta... es perteneciente de una traidora de ese imperio.
Quería acabar con su vida y la de su hermano... ¿Cómo podría perdonar tan alta traición?
●●●
La peli negra aún no sabía que hacer...
- Escapemos esta misma noche, mi señora... - murmuró ese hombre a sus espaldas.
Ella dejaba salir el aire. Eso significaría separarse de sus padres, de su hermana gemela...
Su hermana gemela, Neytiri...
Una extraña sensación comenzó a inundarla. Las aves comenzaron a pasar por su lado con rapidez, emprendiendo vuelo hacia su derecha como si quisieran guiarle el camino o avisándole de algo...
¿Pero que podría ser?
- Deb... - sus palabras se quedaron en el aire, cuando esa hermosa mujer volteó para mirar a su amado, solo pudo sentir un trozo de hierro atravesar su estómago y hacer una herida en su piel y entrañas.- Agh... - salió de sus labios junto a ese líquido rojo... - J-Ji-min... - lo miró con sorpresa y dolor. El la miraba detalladamente, sin dejar de sostener la espada.
- Lo siento... Neykiri... - susurró en un lamento- Pero antes de mis sentimientos... debo ser leal a quién le juré lealtad...
Los ojos de la peli negra se cristalizaron al instante y la primera gota de sangre, sobresaliente a su herida abierta en su estómago; cayó al césped. La tierra comenzó a volverse negra, como si la hubieran manchado o no fuera una tierra fértil.
- Agh... - gimió del dolor, ese hombre comenzó a mover la espada en su interior para sacarla de manera tortuosa. Las venas de su frente y cuello se hicieron presente. - De-tente... - salió de su garganta con trabajo.
Cuando la espada salió de ella, el la miró por última vez para empujarla hacia el suelo con violencia.
Ella cae, perdiendo el equilibrio. Dejando que su cabellera negra con mechones cenizos cayeran sobre su rostro. La primera lágrima se desbordó de su precioso ojo, hasta deslizarse y llegar a su oreja.
¿Por qué me haces esto?- preguntaba para sí misma, no podía ni hablar.
- Espero que puedas perdóname, por haber sido yo quien te arrebató el último aliento... - le dijo desde su posición, viéndola quedarse inmóvil llevando sus manos temblorosas a la herida. - ...Neykiri... - cuando su nombre salió de sus labios, esa mujer lo sentía como un veneno. La respiración comenzaba a faltarle y el dolor aumentaba.
¿Su gemela podrá sentirla?
- Hasta nunca... - susurró para darse la vuelta dejándola agonizando del dolor en el césped.
El corazón de esa mujer se rompía en pedazos.
- Agh... ¿P-Por...qué?... - salió de sus labios para mirar hacia el cielo y extender su mano ensangrentada hacia arriba.
●●●
- Agh... - salió de sus labios cuando uno de los guardias la tiran al suelo, estando completamente desnuda delante de los esclavos, los guardias, las damas de la corte, la servidumbre, su padre, el Rey y ambos príncipes.
Las lágrimas de esa mujer, eran constantes. Todos la miraba sorprendido por las cosas que el príncipe Jungkook había dicho.
- Me niego a tener una unión, con una mujer Adúltera- dijo el, cuando sus ojos comenzaron a picar- La hija de una traidora...
El príncipe heredero lloraba en silencio, mirándola en desaprobación. El padre de esa mujer negaba para acercase a ella.
- ¡Imposible! Mi esposa no es una traidora. - habló su padre, ese hombre de unos cincuenta años. - Mis hijas son concebidas producto a nuestra unión. No permitiré que difame la dignidad de mi hija... De este modo- confesó con lágrimas en sus ojos y con enojo.
Jungkook endureció su mandíbula, para sacar la carta del bolsillo de su túnica. Sus ojos se cristalizaron y sin pensarlo, lanzó esa carta hacia el cuerpo desnudo de la hermosa mujer ahogada en su propio llanto.
- ¿Cómo puedo creer en sus palabras, cuando ahí dice lo contrario? - la mujer toma esa carta en sus manos, para leer el contenido de esta. Su ceño se frunce ante esas confesiones- Incluso la encontré desnudando su alma con... un plebeyo... - dijo esto último con dolor en su voz, la primera lágrima cayó de sus ojos.
El Rey la miraba sorprendido y al mismo tiempo decepcionado.
La mujer miró a los príncipes frente a ella, sin dejar de llorar con tristeza y temor en su alma.
- No.. es cie-rto... - habló con su voz destrozada, provocando que el peli negro se quebrara por completo - ¡NO SOY HIJA DE NINGUNA REINA! - gritó con desespero- Yo no soy ninguna traidora... Agh... JagJag... - se derrumbó en llanto.
- ¿Cómo creerte cuando ambas hermanas tienen los ojos de esas dos niñas cuando nacieron...? - habló el Rey, sumergido en ese recuerdo de unos veintidós años atrás-
Ella con el corazón en la mano, soportando la vergüenza de estar desnuda frente a todos y el miedo en su mirada, más el dolor en su corazón por la pérdida de su amado... se arrodilló para mirar al Rey.
- Si confiara en mí...Mgh... - sus muecas de llanto, mientras las lágrimas acariciaban su piel; lastimaban a su padre - ... me creería... - dijo- Sí... Agh... - respiró con brusquedad por la boca, jadeando al mismo tiempo- ... cometí adulterio...
Todos comenzaron a susurrar y murmurar acerca de su confesión.
- Que atrevida...
- Que vergüenza...
- merece la muerte...
- Me... e-ena-more... -confesó llevando su mano derecha a su pecho, dónde se encontraba su corazón... solo que en lugar de ser a su izquierda, era a su derecha- ... y se me f-fue de las ma-nos... - sus jadeos constantes, mataban a ese peli negro y a su hermano- Pero no soy una traidora... ni hija de una... - exclamó.
- Mi esposa y yo somos la prueba... - le dijo su padre, rezando porque creyese en él. El Rey suspiró.
- Eras el mejor amigo de NeySumm... ¿Cómo podría creerte? - le preguntó dejándolo anonadado.
La mujer de ojos azules, miró al rey.
- De ser así...- se dispuso a hablar, llamando la atención de todos ellos. La Reina se hizo presente mirando con tristeza y dolor a esa mujer-... ¿sería capaz de culpar a su hija por una traición de la difunta Reina?... - El pecho de la Reina actual subió con incomodidad mientras sus ojos se cristalizaban.
El Rey se le quedó mirando a esa mujer de ojos azules. Su corazón decía muchas cosas, pero si no seguía el orden, la ley... El palacio se desataria.
- Esas niñas, nunca serán mis hijas. - sentenció- Fueron concebidas de una manera inusual... no son mis hijas...
Algo dentro de ella se quebró.
Si eso fuera cierto... su gemela y ella se iban a casar con sus medios hermanos.
Era...
Era horrible.
No podía ser cierto.
- La boda se cancela... - habló la Reina por primera vez, mirándola con tristeza. Debían seguir el protocolo.
Jungkook bajó la mirada con dolor.
- ¿Piensa... castigarle? -habló su padre, con el alma a punto de abandonar su cuerpo.
El Rey suspiró, sabiendo que algún día iba a lamentar la decisión que estaba a punto de tomar.
- Corten sus genitales... - ante esa orden, la mujer rompió en llanto al igual que su padre.
- Por favor su majestad, no haga esto... - pidió con el corazón en la mano ese hombre destrozado- Por la amistad que forjamos durante estos treinta años...
A pesar de que el Rey quería ceder, de que los príncipes, incluyendo a Jungkook; querían intervenir... El Rey se vio obligado a ignorar su pedido.
Un Rey nunca se retractaba...
¿Cómo podría hacerlo cuando todos eran testigos?
- Una vez hecho esto, llevenla a la horca... - Las manos de esa mujer temblaban del miedo- Junto a su familia...
Entonces los guardias tomaron a padre e hija de sus brazos para cumplir las órdenes dadas.
- ¡SU MAJESTAD! ¡POR FAVOR! - suplicaba el mayor.
La mujer solo lloraba totalmente desaliñada, destrozada.
- Neytiri... - susurró Jungkook entre lágrimas cuando pasó por su lado contra su voluntad. Esta le miró por última vez, ambos se miraron a los ojos, dejando en evidencia el dolor en sus miradas y esa manera tan sutil de ambos al pedir disculpas por algo que ni ellos mismos tienen culpa.
- Jungkook... - susurró ella entre lágrimas.
Ella sabía que Jungkook ni siquiera tenía culpa, se dejó llevar por una carta... ella también lo hubiera hecho, más si lo hubiera hallado en otros brazos cuando ambos nunca lograron llevarse bien.
¿Cómo era posible que no le guardara rencor cuando el entregó esa carta?
Cuándo un alma pura llega a este mundo, de una manera inusual... no tiene la posibilidad de guardar rencor a aquellos que por un error, los llevan a su fin.
Ambas miradas tuvieron que separarse, el príncipe Jungkook salió de ese lugar con el corazón en la mano. Sintiendo que el aire le faltaba... sintiéndose destrozado y culpable.
El príncipe heredero, Taehyung. Llegó hasta su hermano para golpearlo en el rostro con fuerza. Lo había agredido.
Jungkook lloró más, ni siquiera sé inmutó en defenderse porque sabía que no le serviría de nada.
- ¿¡Por qué?! - le gritó con fuerza a su hermano menor para tomarlo del cuello de su túnica-Jungkook rompió en llanto para dejarse caer en el cuerpo de su hermano, derrumbandose por completo.
El castaño lloró junto a su hermano. No iba a excusarse, el hubiera hecho lo mismo si esa carta hubiese llegado a sus manos.
¿Cómo podrían creer cuando todo apuntaba a que era cierto? Hasta tenía un romance.
- M-Me arre-piento... Taehyung... - susurró entre lágrimas
○○○
La peli negra sintió la frialdad de la espada en sus partes íntimas, cerró sus ojos entre lágrimas sabiendo lo que seguiría.
Sus piernas agarradas por dos guardias y sus brazos también... sabía que no podría escapar de su destino.
- ¡¡AAAAAAAA...AAAAAAAA!! - Salió de su garganta desgarrando esta por completo. Habían cortado de manera tortuosa parte de ella, la sangre manchó sus piernas y a los guardias al instante.
Comenzó a sudar frío, sintiendo el dolor en su intimidad...
Habían emputado su sensibilidad... El clitoris... y sus labios genitales.
Se los habían mutilado.
Ella gritaba sin parar en el suelo, soltaron sus piernas y brazos viéndola desangrandose.
Todos menos los príncipes, eran testigos.
El padre de esa mujer lloraba de manera descontrolada. Mientras la pobre mujer de tan solo diecinueve años, perdía su hermoso color.
- A la horca... - sentenció El Rey mientras la peli negra temblaba en el suelo, llevando sus manos a su feminidad debido al dolor. La sangre se derramaba sin descanso. El dolor era insoportable. Su sudor frío junto a sus temblores, lo confirmaban.
Llevaron a su padre al jardín, a la parte trasera del palacio dónde descansaba ese árbol de la vida. El árbol que acarició desde el primer día que colocó un pie en el palacio. Las sogas corgaban de él, junto a pequeños bancos listos para ser quitados cuando la soga acaricie el cuello de padre e hija.
Tomaron a Neytiri de sus brazos, viéndola delirar al instante y arrastrar sus piernas. Ni siquiera podía caminar o mantenerse de pie.
- ¡NEYTIRI! -gritaba su padre con preocupación, miedo.
Ella ni siquiera podía decir una palabra.
●●●
Los guardias buscaban con desespero, el cuerpo de la gemela de aquella mujer. Sabían que en cualquier momento lo encontrarían, estaba cerca del Río tal como les habían dejado claro.
Mientras tanto, esa mujer lloraba quedándose sin fuerza, pidiendo ayuda al cielo. Mirándolo como si alguien bajara de las nubes y la salvaría.
Entonces su hermana vino a su mente.
- Neytiri... - susurró en un hilo, mientras tosia sangre- Neytiri... - repitió unas tres veces.
○○○
- Neykiri... - murmuró sin aliento esa mujer adolorida, mientras le colocaban la soga al rededor de su cuello. - Neykiri... Neykiri... - sus lágrimas acariciaban su piel.
- Ahora... - dieron la orden.
Ambos cerraron los ojos, esperando su final.
- Perdón... - susurró ese hombre a su lado-
Los bancos fueron despojados de su lugar, los pies de ambos se quedaron en el aire.
Esa mujer llevó sus manos a su cuello, sintiendo la terrible fuerza que se ejercía. Sentía sus tejidos contraerse. El aire comenzaba a faltarle.
Ante esto, las piernas de ambos temblaban en el aire. Sus rostros cambiaron a un tono rojo, las venas eran notorias. Sus pulmones estaban a punto de explotar por falta de oxígeno. La falta del flujo de aire provocaba que estos colpasaran.
Un desespero comenzó a acecharlos a ambos. En cuestiones de segundos, el hombre murió.
Esa pobre mujer seguía ejerciendo fuerza con sus manos, a pesar de estar tan débil, pero era en vano, el desespero la acecho y la falta de oxígeno sólo le decían una cosa...
Iba a morir.
Los dolores de cabezas repentinos se hicieron prensentes, comenzó a tener alucinaciones.
Miró el cielo, abriendo su boca en busca de oxígeno...
No quiero morir...- decía en su mente.
Uno de los guardias dijo algo a su lado, pero no le prestó atención cuando estaba en un momento tan delicado.
Vio en el cielo, una hermosa mujer vestida de verde...
Estaba delirando, pero lo sintió tan real...
Sálvame... - decía en su mente.
En ese pequeño lapso de tiempo, Jungkook junto a Taehyung corrían por todo el palacio queriendo evitar que muriese esa mujer junto a su familia.
Pero cuando llegaron, se vieron en la obligación de detenerse abruptamemte.
La peli negra bajó la mirada mientras lloraba. Vio los ojos de Jungkook llorar y eso fue suficiente para ella.
Al menos se arrepentía. Él había recordado...
Miró nuevamente el cielo, sintiendo que no podía más...
○○○
Esa peli negra vio esa mujer vestida de verde, bajar del cielo. Tal vez empezaba a delirar, ya no aguantaba más.
Iba a morir...
Dejó salir el aire, para que la primera lágrima de su ojo izquierdo cayera.
○
La lágrima cayó de su ojo derecho, sintiendo como sus pulmones colapsarian en cualquier momento.
Jungkook comenzó a correr hacia ella para detener todo.
Tanto Neytiri como Neykiri, se rindieron por completo.
○
- Madre...
○
-Madre...
Salió de los labios de ambas, para que la mano de la mayor, que apuntaba al cielo, cayera a su cuerpo con fuerza. Mientras que el cuerpo de su gemela, había dejado de moverse.
Ambas habían dejado ir su último aliento...
- ¡NEYTIRI! - gritó Jungkook de manera desgarradora, cuando los guardias lo sostuvieron prohibiendole el paso. - ¡NOOO!
...
Los minutos pasaron y el príncipe Jungkook lloraba junto al cuerpo, culpándose una y otra vez.
- Neykiri... - susurró el príncipe heredero, cuando recordó que su gemela no estaba en su palacio y vieron a los guardias entrar con un cadáver en manos.
Eso solo significaba una cosa...
Habían traído su cadáver.
El cielo de un momento a otro comenzó a tornarse negro como la noche, las aves parecían perder la cordura estreyandose una contra la otra. Las flores, los árboles se marchitaron, las frutas se enfermaron. Los ríos y mares comenzaron a desbordarse.
Una fuerte tormenta se hizo presente, relámpagos y granizos.
Todos corrían con fuerza hacia el palacio, mientras ambos príncipes se llevaban los cuerpos de esas mujeres.
Al parecer, Terra se había enojado. Sin embargo, los pajarillos comenzaron a cantar bajo la tormenta, era una canción tan triste y melancólica.
Dos mariposas, de distintos colores, volaron bajo la tormenta hacia los cuerpos de ambas mujeres. Esa mariposa blanca se posó en la mejilla de Taehyung, para luego posarse en el corazón de Neykiri hasta desaparecer en su piel.
La hermosa mariposa lila, voló lentamente hacia el cuerpo de Neytiri, quién era sostenido bajo la lluvia por los fuertes brazos del príncipe Jungkook quién lloraba desconsoladamente mientras la sostenía. La mariposa se detuvo frente a Jungkook, lo miró, se acercó para besar su frente dejando una extraña calidez. Se separó de él, para posarse en el corazón de esa mujer Pálida, sin vida. Esta desapareció, cómo si su corazón la hubiera adquirido por completo.
Entonces el cielo volvió a su forma de antes, todo comenzó a pasar rápido. Cada escena vivida se repitió de manera rápida, como si fuera una máquina del tiempo que cada vez se alejaba más de ese terrible día dónde ambas perdieron la vida. Hasta que se detuvo en ese baile real, la ceremonia, el comienzo de todo...
●●●
Nueva historia, esta la tenía en borradores hace unos seis o ocho meses. No sé si sea de vuestro agrado, posiblemente esté enredada y no la entiendan al principio. Pero si les gustaría que prosiga con esta historia, déjenme un comentario.
Besos🤗
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