✧c.-063
N/A: Este capítulo para mí es una bomba de emociones y de dudas resueltas, me emociona pero sufro xD
Cap dedicado a letfaraway ♡♡
Hoy os recomiendo 'King Size Bed' de Alec Benjamin, perfecta para terminar la semana.
[...]
"Entonces, ¿su marido y usted saben que Jungkook y Aram...?" TaeHyung temió preguntar, observando a la señora Lee, quien sostenía una taza de café caliente en sus manos.
Suspirando, ella le observó. "¿Son hermanos?" Finalizó. Con lentitud, el rubio asintió. "Sí, claro que lo sabemos. Nos enteramos hace un tiempo, en realidad... Mucho tiempo." Respondía. "Creíamos que Jungkook mencionaría algo tarde o temprano, pero nunca lo hizo y decidimos respetar su silencio nosotros también."
"No creo que Jungkook lo mantenga oculto por gusto, señora Lee... Creo que no dice nada al respecto porque tiene miedo de que su parentesco con el señor Jeon sea un impedimento para acercarse a Aram." Le explicó lo más honestamente que pudo. "De hecho, ni siquiera es consciente de la relación que tienen con su padre."
"¿No tiene ni idea?" El señor Lee quiso saber.
TaeHyung negó. "No, claro que no..."
Ambos se miraron entre sí, confundidos. "Pensábamos que sí..."
"Jungkook supo que tenía un hermano poco antes de iniciar su voluntariado en el hospital. No podía creerlo cuando conoció a Aram y vio lo que le sucedía, pero aún así quiso ser parte de su vida en silencio. Se había encariñado con él." Les hizo saber, agachando la cabeza y suspirando. "Me contó que su madre falleció y por obvias razones el señor Jeon no podía hacerse cargo, pero desconocía por completo la información que ustedes sabían. No quería que nadie se enterase por miedo a perder la oportunidad de estar cerca suyo."
La señora Lee asintió, comprendiendo lo que TaeHyung decía, soltando su taza de café sobre la mesa con un suspiro. En realidad, aquello había sido difícil para todos, por lo que el silencio de Jungkook estaba justificado.
"Ni a mi marido ni a mí se nos ha pasado por la cabeza la idea de impedir que Jungkook vea a Aram. Mucho menos a su padre." Dijo, para sorpresa del rubio. "Aram sabe que no somos sus padres biológicos, pero entiende que somos las personas que lo criaron y eso nos convierte en sus padres."
"¿Lo sabe?"
"Tomamos la decisión de contárselo hace poco... Unos cuantos meses. Queríamos que fuera consciente."
El padre de Aram, cuyos labios formaban una pequeña mueca, suspiró. "Mi hermana nunca pudo desintoxicarse, así que sabíamos a lo que nos enfrentábamos cuando se quedó embarazada. Aeri y yo fuimos conscientes incluso antes de que ella falleciera." Explicó, haciendo referencia a su mujer.
"Así es, sí." Corroboraba. "Él también sabe que su madre biológica falleció, no conoce la razón, pero sí ha oído hablar de ella."
"¿Y de su padre?"
"También."
"No sabe que Seojin es su padre biológico, por ende, tampoco tiene ni idea de que Jungkook es su hermano. Aún así, no tenemos intenciones de impedirles nada. Si una vez Seojin salga de la cárcel, quiere formar parte de su vida, es totalmente bienvenido."
Aquello parecía irreal a oídos de un TaeHyung que había pasado años de su vida tomando nota de esos casos, basando parte de su carrera en ellos. No podía creer lo dispuestos que se veían a hacer las cosas más fáciles, pues era complicado que esas situaciones se dieran. Especialmente con padres convictos de por medio.
Negando lentamente, necesitó un tiempo para asimilarlo todo.
"Yo... Yo sé que no me deben ninguna explicación y por nada del mundo les obligo a dármela, pero, ¿por qué?"
Aeri le observó como si no comprendiera su confusión.
"¿Por qué, qué, cielo?"
"¿Por qué lo hacen todo tan fácil? Es... Es complicado que eso ocurra, señora Lee. Casi imposible, diría yo."
Una pequeña risita abandonó sus labios. "Lo sé, créeme. Pero le prometimos a mi cuñada que le daríamos a Seojin el beneficio de la duda cuando saliera, una segunda oportunidad. Ella estaba convencida y aseguraba que era inocente. E incluso si la incertidumbre y el miedo es más grande, creemos en su palabra."
"¿De verdad...?"
"Él cuidó de mi hermana antes y durante el embrazo. La consintió como nunca, usó todos sus privilegios en ella y procuró que nada le faltara... Creo que se lo debemos."
Lentamente, TaeHyung asintió. Sentía que había información de por medio oculta, pero prefirió no hacer más preguntas de las que pudieran responderle, ya que no se sentía con el derecho de. Él no era más que un voluntario.
"Entiendo, sí... Imagino que con Jungkook siguen el mismo patrón."
Dándole un sorbo a su café caliente, Aeri le dio la razón con un leve asentimiento.
"Jungkook ha hecho hasta lo imposible por nuestro hijo, Aram lo adora del mismo modo en que te adora a ti. Impedirle estar cerca suyo sería hacerle la vida imposible a Aram y él ya ha sufrido mucho siendo tan pequeño, como para que nosotros añadamos más sal a su herida... No sería justo para nadie."
Aquello era tan cierto que el corazón de TaeHyung dolía profundamente.
"No lo sería, no..."
Aram había sufrido tanto que nadie podría asimilarlo nunca. Siendo tan pequeño, con tan sólo cuatro años, la vida le había puesto tantos obstáculos de por medio y él los había superado con creces. Sonriendo, con la energía que tanto le caracterizaba día tras día. No cabía en él nada más que admiración y adoración hacia ese pequeño que le había robado el corazón inesperadamente.
"Además, ¿sabes lo feliz que sería si se entera de que su mejor amigo es en realidad su hermano mayor? No cabría en sí mismo. Estaría dando saltos por todo el hospital."
Una sonrisita apareció inmediatamente en sus labios, riendo apenas, imaginándoselo como si la situación ocurriera justo en frente suyo.
"Sería como un sueño para él." Comentaba el señor Lee. "Creo que esa sería la mejor noticia que podríamos darle."
"Estoy convencido, sí... Ambos estarían muy felices."
"No lo pongo en duda, cielo, Jungkook es un gran chico.
Unas cuantas lágrimas se agolparon en las esquinas de sus ojos, siendo incapaz de ocultarlas por mucho que lo intentase. "Es el mejor..."
Sin ser siquiera consciente, otra sonrisa jaló de sus comisuras, el simple pensamiento del azabache calentando su corazón. Y es que no había momento en el que no lo echase de menos, como si hubieran pasado años desde que ingresó.
Incluso si habían pasado tan sólo unos diez días del accidente, la preocupación y el miedo irracional de perderlo para siempre fueron más que suficientes para que TaeHyung no se atreviera a pensar en una vida sin él. No quería, él sabía que no tendría forma de superarlo, porque perder a Jungkook significaba perderlo todo.
A la mañana siguiente, a tan sólo un par de horas de que el señor Jeon tuviera que volver al centro penitenciario, TaeHyung y él se encontraban nuevamente en la cafetería, compartiendo un desayuno simple, ya que ninguno de los dos tenía demasiado apetito, especialmente TaeHyung. Aún así, Seojin se las había arreglado para que terminara comiéndose dos de sus tostadas y una pequeña porción de huevos revueltos.
"No pensé que la comida de hospital estuviera tan buena..." Decía el señor Jeon, echándose perezosamente hacia atrás mientras se limpiaba los labios con una servilleta.
TaeHyung asintió, estando de acuerdo. "Creo que deben haber contratado otro servicio, porque antes esto no era así. Cuando veníamos a acompañar a mi madre, la comida de la cafetería apenas se veía apetecible."
"Debe ser obra del alcalde, supongo."
"En realidad no lo sé, tanto mi hermano como yo somos ajenos a sus proyectos... Él lo prefiere así." Comentó, viéndole asentir. "Aram hace tiempo nos dijo que cuando ingresó ni siquiera les dejaban traer sus propios juguetes ni colgar dibujos en las paredes, pero esa política cambió cuando mi padre vino de visita... Asumo que debe estar involucrado."
Dándole un sorbo al chocolate caliente, pues ambos habían tirado la toalla con eso de intentar ser amantes del café cuando ni siquiera soportaban el olor, Seojin se aclaró la garganta, mirando a TaeHyung como si quisiera preguntar algo.
"Tú... Conoces bastante a ese chico, Aram, ¿verdad? Digo, eres parte del programa de voluntarios como lo es Jungkook, imagino que pasas mucho tiempo con él."
El rubio esbozó una sonrisa, pues sabía por dónde quería llevar aquella conversación.
"Bastante, sí. Jungkook y él son inseparables, es un niño super dulce y cariñoso... Es imposible no querer estar cerca suyo." Dejando a un lado su desayuno, explicó, sintiéndose lleno incluso si apenas había probado bocado. "¿Ha visto los dibujos que colgó en la habitación de Jungkook esta mañana? Son adorables."
Seojin rio suavemente, asintiendo también. Claro que los había visto. "Sí, me encantan... Ese chico tendrá un gran futuro como artista..."
Luego, el silencio reinó entre ambos. Sin embargo, no se trataba de uno incómodo ni forzado, más bien uno en el que una de las dos partes parecía estar buscando la forma de dirigirse a la otra, preguntar algo. Notando aquello, TaeHyung tomó la iniciativa.
"Puede preguntarme directamente por él si es lo que desea, Seojin, no necesita andarse con rodeos. Sé que es el padre biológico de Aram."
Tanta honestidad por su parte hizo al hombre atragantarse.
"¿Jungkook te lo contó?"
"Sí, hace bastante... La condición de Aram empeoró y se comprometió con el señor y la señora Lee para pagar un nuevo tratamiento."
Sus ojos, llenos de asombro y pesar, se volvieron brillantes por todas esas lágrimas que empezaba a aguardarse, decidido a no llorar incluso si necesitaba hacerlo. Era demasiado dolor acumulado. Por el hijo que podría perder en cualquier momento y por el que no podía cuidar aún si lo deseaba.
"Me enteré de eso, supe que había vuelto a competir en esas carreras clandestinas para reunir el dinero y le fue bastante bien." Asintiendo con la cabeza, dijo, su voz un poco ronca. "Gracias a eso Aram ahora está más sano que nunca..."
"Ese ha sido el mejor regalo de cumpleaños que Jungkook pudo recibir."
"Puedo imaginármelo... Mi niño es un buen hombre que sabe cuidar a los que quiere."
"Lo es, por supuesto. No hay ninguna duda. Dijo que eso le viene de familia, así que puede imaginar de dónde sacó tanta devoción."
Finalmente, y gracias a aquellas palabras que definitivamente necesitaba oír, las lágrimas ganaron, deslizándose por sus mejillas de manera sutil; tan rápido que eliminarlas se convirtió en misión imposible.
"¿Eso dijo?" Dejando escapar una risita cuando le vio asentir, se quitó las lágrimas como pudo. "Seguro que no lo decía por mí..."
Y por supuesto, TaeHyung, quien había sido testigo de la gran admiración que Jungkook sentía por su padre, no permitió que aquel pensamiento perdurara por más tiempo.
"Sé que yo no soy su hijo, Seojin, pero hablo por él cuando digo que para Jungkook es un orgullo tenerle como padre." Le dijo, sonando tan honesto que el hombre dejó escapar más lágrimas, lágrimas que terminaron contagiando a TaeHyung también. "Entiendo que no quiere creerlo por el modo en que se han dado las cosas y porque siente que Jungkook debería estar avergonzado, pero eso no es así."
"Gracias, TaeHyung..." Con rapidez se limpió el rostro. "Gracias por decirme esto..."
"No me dé las gracias, creo que es justo para usted como padre saberlo. Saber que está haciendo las cosas bien incluso cuando no puede estar presente para él."
Un pequeño sollozo abandonó sus labios.
"Jungkook es la mejor persona que conozco, Seojin. Es un chico dulce, atento, divertido, inteligente y con un corazón que no le cabe en el pecho." Alargando el brazo, apretó una de sus manos, limpiándose las lágrimas. "Y sé que a lo largo de sus vidas han tenido muchas dificultades, pero tanto usted como el abuelo Jeon hicieron un gran trabajo."
"Lo sé." Él asintió, hipando. "Al final todo ha merecido la pena..."
"Claro que sí, señor."
"Y estoy convencido de que mi padre y yo hicimos un gran trabajo con él si ha conseguido tener en su vida a alguien tan increíble como tú."
TaeHyung le sonrió, tragándose sus propias lágrimas y suspirando.
"Gracias..."
Al cabo de unos minutos, recuperándose de aquella conversación que dejó a ambos sensibles, pero satisfechos, pues habían recibido las palabras de aliento que tanto necesitaban, sin siquiera saberlo, TaeHyung, terminando su taza de chocolate caliente (ahora prácticamente helado), no quiso quedarse con las dudas.
"Seojin, ¿está bien si le pido que me cuente alguna anécdota de Jungkook cuando era pequeño?" Pidió, esperanzado de saber mucho más sobre la persona con la que salía. "Me encantaría tener un recuerdo con el que molestarle."
Y, riendo, él asintió. "Por supuesto, sí. De hecho, hay una que siempre recuerdo cuando tengo un mal día y me alegra sólo con rememorarla."
"¿Cuál es?"
"Pues verás, hubo un día, cuando Jungkook era pequeño e iba al colegio, que no salió. Tendría cuatro o cinco años. Sus profesoras no lo veían por ninguna parte, ni yo, las madres de otros niños y mi padre tampoco." Le decía, acomodándose en la silla con una sonrisa. "Sus compañeros no tenían ni idea de dónde se había metido, decían que le perdieron la pista cuando se preparaban para salir, pero que no sabían nada. Era como si se hubiera esfumado del planeta."
"¿De verdad nadie lo había visto?"
"Absolutamente nadie. Mi padre y yo nos llevamos el susto de nuestras vidas, no teníamos ni idea de dónde buscarle o qué hacer... Fue aterrador, si me lo preguntas."
TaeHyung, quien escuchaba la historia encantado y sorprendido, asintió. "Me imagino, sí..."
"A Jungkook le gustaba mucho ir al colegio y jugar con los juguetes que tenían allí. No eran muchos, pero él se entretenía, especialmente con unos coches de carreras en miniatura. Las profesoras decían que pasaba todo el día jugando."
"Le encantaban los coches desde pequeñito."
"Y tanto, era un apasionado total." Concordaba su padre. "Pues resulta que, después de horas y horas buscando, el muy desgraciado se había escondido en un armario para poder jugar con esos dichosos coches. El conserje del colegio lo encontró." TaeHyung dejó escapar una carcajada. "Decía que no quería irse de allí porque quería seguir jugando y que en casa se aburría."
"Ow..."
"Obviamente me enfadé mucho, pasé horas con el corazón en la garganta pensando en lo peor y mientras tanto él jugueteando con dos coches amorfos. Quise darlo en adopción allí mismo." Bufaba, logrando que la risa del rubio fuera aún más estruendosa.
"Pobrecito, señor Jeon, no diga eso..." Pedía entre risas.
El hombre también rio.
"Luego me senté a hablar con él, le dije que lo que había hecho estuvo mal y los dos lloramos mucho. Entendí que su intención no era hacer una travesura, sino que realmente disfrutaba jugar con esos coches y él comprendió que, independientemente de sus intenciones, no podía escabullirse así como así. Era peligroso."
"Claro..."
"Lo cierto es que Jungkook apenas tenía juguetes en casa, no podíamos permitírnoslo. Después de que yo perdiera mi trabajo en la clínica y mi padre se jubilara por sus problemas de corazón, sobrevivíamos con su pensión. No nos daba para mucho." Explicaba, sin borrar aquella sonrisa, que ahora se había tornado nostálgica, triste. "Al cabo de unos meses, él seguía obsesionado con esos coches y yo pude conseguir un trabajo, así que ahorré durante varias semanas hasta que pude comprárselo."
El corazón del rubio se apretó, sabiendo que tarde o temprano aquello ocurriría, pues era de esperar. Una sonrisa de oreja a oreja apareció en su rostro, visiblemente emocionado.
"Jungkook lloró mucho. Demasiado. No recuerdo haberle visto tan emocionado por algo en mi vida. Supe que tanto trabajo y tiempo invertido había merecido totalmente la pena si mi hijo estaba tan feliz por dos coches en miniatura."
"Eso es adorable, señor Jeon... Estoy seguro de que para Jungkook debió haber significado mucho."
Él asintió, pues era cierto. "Lo sé, para mí también."
Manteniendo la sonrisa nostálgica en su rostro, suspiró, disfrutando del nuevo silencio que se formaba entre ellos. No tenía demasiados recuerdos con su hijo y eso era lo que más dolía, saber que había sacrificado todo a cambio de perder años junto a la persona que tanto quería. Su niñez, adolescencia y parte de su vida adulta. Nada le devolvería aquello.
"Seojin..."
Una voz suave, femenina y cargada de terror sonó junto a ellos, siendo este el primero en girarse para ver de quién se trataba. Inmediatamente, encarando aquellos ojos que quería haber olvidado por completo, sintió como se le iba el aire.
Se puso en pie lentamente, incapaz de creer a quién tenía delante. TaeHyung sintió como su cuerpo se tensaba.
"¿Qué haces tú aquí?" Susurró, dirigiéndose hacia la doctora Ahn. Incrédulo, lleno de confusión, sin poder creer a quién tenía delante. "¿Por qué has vuelto?"
"Volví hace años, en realidad... Llevo mucho tiempo trabajando en este hospital."
Él negó. "No... ¿Cerca de Jungkook?"
Sus labios se apretaron, resistiendo a las lágrimas que amenazaban con salir. "Sí. Soy su doctora, Seojin, le he cuidado durante años... También a tu padre."
"¿Cuidarle?" Frunciendo el ceño, creyó haber oído mal.
Lentamente, asintió.
"P-Pero él no sabe nada, no quise contárselo... No podía..."
"Claro que no podías, Nami, tú nunca puedes. ¿Cómo ibas a poder?" Bufó. "Con qué cara le dirías al hijo que abandonaste hace veinticuatro años, el cuál cree que estás muerta, que en realidad simplemente preferiste tu trabajo por encima de él. ¿Cómo lo harías?"
Ella tembló, dando un paso hacia atrás. TaeHyung sintió cómo se le paraba el corazón en aquel preciso instante.
"Seojin..."
"Lo que no sé es cómo te queda valor en el cuerpo para presentarte delante de él como si nada." Escupió, viendo como las lágrimas se deslizaban por su rostro. "Si fuera tú, se me caería la cara de vergüenza."
"Lo siento mucho, Seojin..." Sorbiendo por la nariz, dijo.
"No es a mí a quién tienes que pedir perdón, Nami. A mí sólo me dejaste con nuestro hijo recién nacido porque tu vocación te llamaba y hace mucho tiempo que lo superé. Es él quién creció creyendo que su madre estaba muerta por su culpa."
"Yo... Yo..."
"Corre y ve a decirle que lo sientes, vamos. Todavía estás a tiempo." Señaló la salida bruscamente. "Quizás pueda escucharte aún con todas esas máquinas alrededor."
Un sollozo abandonó los labios de la doctora Ahn, quién miró a TaeHyung en busca de consuelo. Él apartó la mirada, temblando.
"Me hubiera gustado que las cosas fueran diferentes, Seojin, de verdad que sí..."
"Y a mí me hubiera gustado que mi mujer hubiera estado presente en el primer cumpleaños de nuestro hijo. Me hubiese encantado no tener que explicarle durante años que era huérfano de madre sólo porque nunca más supe de ti." Ignorando sus propias lágrimas, musitó. "Pero las cosas no pueden ser diferentes si hay alguien egoísta de por medio."
"Ahora es diferente. Estoy aquí... y- y quiero intentarlo."
"¿Jeon Seojin?" Otra voz sonó. Fuerte, varonil. El mencionado se giró para ver a dos guardias en la puerta. "Tiene que acompañarnos."
Era el momento de irse.
"Por supuesto." Asintió, antes de observar a su exmujer. "Nada es diferente, Nami, no hay vuelta atrás. Ser la madre de mi hijo no es ningún hobby que puedas retomar."
Más lágrimas mojaron sus mejillas rojas. "Seojin..."
"No puedo prohibirte que veas a Jungkook porque ya es una persona adulta, pero hazme el favor de mantenerte lo más distanciada de él posible. No quiero que sufra cuando le falles otra vez." Indicaba, sonando tan brusco que TaeHyung no podía reconocerlo.
Acto seguido, se giró en dirección al rubio, quien de inmediato se puso en pie para despedirlo, abrazándole con fuerza.
"Gracias por todo, muchacho. Me ha hecho muy feliz poder conocerte."
Él apretó los labios. "A mí también, señor... Prometo avisarle con cualquier novedad, ¿vale? Haré que mi padre se ponga en contacto siempre que sea necesario."
"Te lo agradezco."
Una vez se separaron, Seojin pellizcó su mejilla. TaeHyung le sonrió.
"Espero verle muy pronto, Seojin."
"Lo haremos, de eso que no te quepa duda. Mi hijo tiene que presentarme a mi yerno oficialmente."
Una risita escapó de sus labios, viéndole marchar y reunirse con los policías, quienes esposaron sus muñecas de inmediato, escoltándolo hacia la salida sin emitir palabra alguna, tan sólo desapareciendo.
"TaeHyung..." La voz de la doctora Ahn sonó, helando su cuerpo antes de girarse para encararla.
Ya no sabía cómo dirigirse a ella, estaba tan confundido y molesto, que temía hablar sin pensar primero. Sin embargo, se las arregló para tomar asiento junto a ella, esperando a que dijera algo, pues parecía querer hablar.
"No pretendía que esta fuera la manera en que alguien se enterase..." Hipó, quitándose las lágrimas, sollozando en silencio.
"Yo tampoco, doctora Ahn."
"Fue muy difícil, ¿sabes?" Le dijo. "Ni siquiera recuerdo cómo era mi vida antes de dedicarme a esto ni mucho menos planeé nunca dejar de hacerlo... Me pilló desprevenida. Estaba... Estaba tan asustada..."
TaeHyung se mantuvo en silencio. Prefería quedarse callado si lo único que tenía para decir sonarían como reclamos.
Sin embargo, ella continuó hablando.
"A las pocas semanas de nacer Jungkook, me llamaron desde un pequeño poblado en las afueras de Filipinas. Hubo un derrumbe y no sólo mucha gente perdió su hogar, sino también la vida." Decía, mirándose las manos, pues sabía que los ojos de TaeHyung no estarían dándole la mirada que ella querría recibir. Y realmente tampoco podía culparle.
El rubio la observaba con recelo, sabiendo que nada de lo que dijese serviría como excusa a oídos de alguien que conocía de primera mano el sufrimiento de su propio hijo.
"Seojin no quería que me marchara, pero las condiciones allí eran tan nefastas que tuve que hacerlo. No podía dejar morir a tanta gente, TaeHyung... Tenía que ayudarles, era mi deber, siempre lo ha sido."
"Imagino que ama su trabajo."
"Muchísimo, sí." Ella asintió. "Nada más llegar hubo otro derrumbe, nuestro campamento fue reducido a escombros y estuve tanto tiempo sin dar señales de vida que Seojin asumió que había fallecido cuando buscó en las noticias. Debió haberse asustado mucho..."
"Pero el señor Jeon sabía que estaba viva, doctora."
"Lo supo hace algunos años, cuando me enviaron al centro penitenciario de Nambu por una trifulca entre varios presos, dónde él cumple condena. Allí nos vimos por primera vez después de mucho tiempo..."
TaeHyung apretó los labios. "Entonces nunca volvió."
En respuesta, la mujer agachó la cabeza.
"Lamento mucho que esas hayan sido sus dificultades, doctora Ahn... Y me disculpo por no saber qué decir, pero honestamente ahora mismo no estoy en condiciones para animar a nadie."
Comprendiendo su situación, asintió, completamente desolada. Sabía que nadie podría entenderla. "No te preocupes, lo entiendo. Está bien."
"Sólo... Me gustaría hacerle una pregunta."
"¿De qué se trata?"
"¿Alguna vez se ha parado a mirar de cerca los tatuajes de Jungkook?"
Aquella pregunta le confundió, negando sin entender.
"No, ¿por qué?"
TaeHyung señaló el brazo ajeno. "Su tatuaje, el del jarrón y las mariposas... Jungkook tiene el mismo." Le hizo saber. "El señor Jeon se lo tatuó hace años, fue su primer tatuaje. Supongo que esa era su forma de mantenerla cerca y llevarla siempre con él."
Gruesas lágrimas aparecieron en las esquinas de sus ojos, amenazando con salir y traicionándola tan pronto como el sentimiento de culpa azotó. No tenía palabras, por lo que se mantuvo en silencio.
Kim se puso en pie, decidido a marcharse.
"Disculpe." Fue todo lo que le dijo, desapareciendo de su vista sin mirar atrás.
TaeHyung sabía que no contaba con el derecho de sentirse ofendido, molesto o cualquier cosa que implicase un sentimiento negativo contra la doctora Ahn. Sin embargo, no podía evitarlo cuando se trataba de Jungkook. Él sabía todo lo que ese chico había sufrido por la ausencia de su madre, por su muerte. No era justo.
Entró en el ascensor con las manos temblando y el corazón en un puño. Todo esto era demasiado. Demasiadas emociones encontradas y mezcladas, demasiada mierda que procesar. No sabía cuánto más aguantaría así, sin colapsar, pero temía que no demasiado.
Una vez salió, limpiándose las pocas lágrimas que se había permitido derramar, Banky fue lo primero que vio.
"Mi amor, aquí estás." Llegando hasta él tan pronto como lo encontró, le dio un apretado abrazo. TaeHyung luchó por no echarse a llorar. "Te he estado buscando por todas partes, ¿cómo te sientes?"
"Honestamente no lo sé, Bank... Estoy agotado, no veo la hora de que esto acabe."
Este besó su frente. "¿Has conseguido comer algo al menos? Tu padre y Gemini dicen que llevas sin ingerir nada desde ayer por la mañana. Eso me preocupa mucho."
"Sí, algo si... El padre de Jungkook y yo comimos algo en la cafetería hace un rato, antes de que se fuera."
"Bien, así me gusta." Satisfecho, lo abrazó más fuerte. El rubio suspiró. "¿Cómo ha sido el encuentro con tu suegro? ¿Bien?"
Una risita abandonó sus labios. Casi había olvidado cómo sonaba su propia risa.
"Genial. Seojin es un gran hombre y muy divertido, no hay duda de que Jungkook es su hijo." Explicó, su sonrisa borrándose al momento en que miró hacia delante y vio a su padre hablar con el doctor.
Sudó frío repentinamente, reconociendo la angustia en los ojos de su progenitor y el lamento en los del doctor.
No tardó en acercarse sin decir nada, casi corriendo hacia ellos, mientras Banky le seguía, siendo incapaz de entender lo que estaba pasando hasta que llegó a su lado. Sólo con ver las muecas en sus rostros sabían que no tendrían buenas noticias.
"Papá, doctor... ¿Cómo va todo?" Se atrevió a preguntar el rubio. De inmediato, sintió el brazo de Bank alrededor de sus hombros.
Su padre apretó los labios, mirando al doctor, quién se apresuró en darle una respuesta.
"Verás, TaeHyung, esto es complicado..." Comenzaba, tras acostarse la garganta. "No tengo buenas noticias sobre Jungkook."
TaeHyung sintió cómo se le encogía el corazón.
"A estas alturas ya debería haber despertado del coma, pero desgraciadamente no es así. Sus constantes son estables después de la operación; sin embargo, si continúa de esta forma, no habrá nada que nosotros podamos hacer."
"¿Q-Qué quiere decir con eso...?"
Su voz se rompió al preguntar aquello, pues en realidad no quería saber la respuesta. Banky lo apretó más fuerte cuando comenzó a sollozar en voz baja.
"Quizás Jungkook no despierte."
He ahí, en ese preciso instante, el corazón de TaeHyung decidió lanzarse al suelo, formando un charco de sangre roja y espeso a sus pies. Llevándose su consciencia y alma, hasta tal punto que el rubio se desplomó en brazos de su amigo.
Cayó hacia atrás, incapaz de controlarlo, pues el profundo dolor se había adueñado de él y ahora estaba manifestándose.
"¡TaeHyung!" Escuchó a su padre gritar, antes de que todo se volviera negro.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro