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✧c.-043

N/A: Amo este capítulo con toda mi alma xD

Cap dedicado a bella_andria ♡♡

Hoy os recomiendo 'Beautiful Lie' de The Goo Goo Dolls, de las mejores bandas del mundo.

A la mañana siguiente, Gemini y TaeHyung despertaron por el olor de tortitas recién hechas viniendo desde la cocina, algo que les extrañó, únicamente recordando que su padre había pasado la noche con ellos cuando llegaron al salón y lo visualizaron dando vueltas alrededor de la cocina.

Gemini se acercó a su hermano con el ceño fruncido. "¿Qué estará haciendo?"

Y él, que aún estaba algo adormecido, se encogió de hombros.

"No tengo ni idea..."

Aquel cuchicheo leve fue suficiente para llamar la atención del hombre más mayor, quién inmediatamente se giró en dirección a sus hijos, sonriendo tan pronto como los vio.

"¡Chicos!"

"Papá, hola." El menor de ambos hermanos avanzó hacia la cocina, aclarándose la garganta.

"Buenos días."

"Buenos días, id sentándoos en la mesa que esto ya casi está. He preparado las famosas tortitas de mamá para desayunar." Anunció, señalando la mesa que tenía delante. "Espero estar a la altura..."

TaeHyung hizo lo pedido, tomando asiento de modo que quedaba frente a frente con Gemini, quién le daba la espalda a su padre.

"Creí que te habías ido temprano por la mañana, ayer dijiste que tenías una reunión muy importante con tu equipo antes de dar una conferencia para la televisión."

"He pospuesto la conferencia para más tarde, necesitaba hacer algo todavía más importante antes."

Conforme decía aquello, se acercaba a la mesa con un plato a rebosar de tortitas recién hechas, con su respectivo sirope y una jarra de humeante café.

"¿El qué?" Gemini quiso saber, su ceño fruncido.

"Desayunar con mis hijos." Colocando la fuente frente a ellos. "Tomad, aquí tenéis las tortitas. Probadlas, a ver qué tal me han salido."

El rubio olfateó el aroma que estás habían dejado en el aire, mientras espera a que Gemini se sirviera e hiciera lo mismo con él. "Huelen muy bien."

"Sí."

"Y rezo porque sepan mejor." Sonrió, expectante. Ambos le dieron el primer bocado. "¿Qué tal? ¿Están buenas?"

"Están increíbles, papá." TaeHyung dijo.

Gemini respondió con un sonidito de satisfacción, asintiendo. "Y que lo digas... Hacia tiempo que no probaba unas tortitas tan buenas..."

Aquellas palabras fueron más que suficientes para que el señor Kim sonriera, aliviado, satisfecho y extremadamente contento de que a sus hijos les hubiese gustado. Era un sentimiento que llevaba tiempo sin disfrutar.

"Pues me alegro de que hayan salido bien, es un alivio. Creí que me había pasado con la esencia de vainilla."

TaeHyung negó. "Para nada, están deliciosas."

"Gracias."

"¿Y cómo es que has pospuesto la conferencia esa? Creí que era importante." Sirviendo café en la raza de su padre primero, hizo lo mismo con la propia y acto seguido la de TaeHyung, el menor de los hermanos recibió pequeños asentimientos a modo de agradecimiento por parte de ambos. "Quiero decir, no me estoy quejando por tenerte aquí, para nada... Es agradable despertarse y que estés en casa."

El señor Kim apretó la mano de Gemini. "Ya lo he dicho, tenía algo mucho más importante que hacer y eso era desayunar con mis hijos." Repitió. "Además, hay algunas cosas que debo hablar antes con mi equipo de asesores y por ello necesito atrasar la conferencia unas cuantas horas."

"¿Seguirá siendo hoy, entonces?"

"Por la tarde, sí." Asentía, degustando su propia creación. "¿Vosotros tenéis algo que hacer? Puedo llevaros a la universidad si queréis."

"A mí me vendría bien, sí, así mientras estudio en el camino. Tengo un examen en dos horas."

TaeHyung arrugó el rostro tan pronto como el amargo café inundó sus papilas gustativas. No sabía por qué seguía tomándolo cuando le repugnaba aquel sabor tan fuerte.

"Yo debo ir al hotel, pero primero necesito hacer algunos recados. Puedes simplemente llevar a Gem, iré en mi coche."

"¿Seguro?"

Él asintió. "Sí, no te preocupes."

"Vale..." Aclarándose la garganta, buscó el modo de que aquella conversación no terminase allí, pues realmente quería saber más cosas. "Oye, y, ¿cómo va todo por el hotel? Lo poco que he visto ha sido gracias a las noticias y sólo se enfocaron en cuando diste ese discurso tan emotivo. Me interesa saber cómo van las cosas."

"Por el momento bien... Hemos contratado a una empresa de limpieza dirigida por la madre de Siyeon, una amiga de Jungkook, y sus tías." Explicó, dándole otro sorbo al café. Gemini río por su expresión asqueada. "Y también estamos buscando gente que se encargue de la cocina."

Gemini puso un dedo en alto, tomando el turno de palabra mientras tragaba con dificultad.

"Este chico que también es amigo de Jungkook, Yibo, dice que su padre es chef profesional y está buscando trabajo. Me pidió que le avisara para contactar contigo cuando estuvieras mejor."

"Oh, pues perfecto, le diré a Jungkook que me pase su contacto."

"Vais a contratar gente cercana y de confianza, eso es bueno." El señor Kim murmuró, sus ojos brillantes visiblemente orgulloso. "Me alegra que las cosas estén yendo bien por allí."

"Gracias."

Gemini miró a su padre con el ceño fruncido, extrañado al ver que tenía una actitud demasiado positiva y agradable, como si hubiera ignorado el hecho de que sus hijos habían actuado prácticamente en su contra.

Sin embargo, al ver la sonrisa de TaeHyung aparecer después de tantos días cabizbajo y decaído, se guardó las dudas para sí mismo, simplemente asintiendo mientras devolvía la atención a su comida.

Algunas horas más tarde, después de imprimir contratos, anuncios de «se necesita personal» y ciertas cosas necesarias para sus trabajos pendientes de la universidad, pasar por la tintorería para recoger los uniformes que había encargado para los cocineros, además de dejar algunos abrigos que tenía escondidos en el fondo del armario, TaeHyung aparcó fuera del hotel, suspirando mientras se bajaba y apreciaba desde fuera el ambiente tan acogedor que había conseguido transmitir con la leve decoración de la fachada.

Saludó a los pocos huéspedes que se encontró en el camino con una sonrisa, sintiéndose especialmente realizado al ver lo cómodos que parecían estar allí. Sabía que no era fácil para ellos, mucho menos estaban felices después de haber perdido todo lo que tenían, pero el hecho de que apreciaran su buena acción y estuvieran mínimamente agradecidos por ello, era más que suficiente para hacerle feliz.

"¡TaeHyung, TaeHyung!" Una voz dulce, aguda y aniñada sonó tras él, quien inmediatamente se giró para ver a Lyon corriendo fuera del ascensor en su dirección, dejando a Jaemin atrás.

Kim se puso de cuclillas, esperando su llegada con los brazos abiertos. Una vez Lyon saltó sobre él, lo atrapó inmediatamente, alzándolo sin dejar de sonreír. El pequeño besó su mejilla sonoramente.

"¡Hola!"

"¿Qué tal, Lyon?" Su sonrisa se ensanchó. "¿Cómo es que estás aquí tan temprano? ¿No tienes que ir al colegio hoy?"

"Sí, pero he salido un ratito antes para ir al médico de los dientes."

"¿Tienes que ir al dentista?" Cuestionó. Lyon asintió, haciendo una mueca. "¿Por qué pones esa cara? ¿No te gusta ir?"

Esta vez, el menor movió la cabeza a modo de asentimiento, aquella pequeña mueca en su rostro que indicaba desgana, pavor e incomodidad acentuándose. TaeHyung dejó escapar una carcajada, afianzando el agarre para que no se le resbalara.

"No, no me gusta, me da miedo... Pero papá y Jungkook dicen que si me porto bien y dejo al doctor de los dientes trabajar sin molestar, me llevarán al cine para ver la nueva película de Super Mario Bros."

"Ya veo... ¿y te vas a portar bien?"

De nuevo, asintió. "Claro que sí."

"Entonces, seguro que podrás ir a ver esa película." Aseguraba, viendo a Jaemin aparecer con una sonrisa y dejando a Lyon en el suelo. "Hola, Jaemin."

"¿Qué tal, TaeHyung? Me alegro de volver a verte por aquí." Le dijo, su voz extremadamente suave, antes de acercársele y rodearle con ambos brazos en un abrazo que TaeHyung ni siquiera sabía que necesitaba, pero que apreció e incluso devolvió. "Lo siento mucho, Jungkook me lo ha contado... ¿Cómo estás?"

Separándose sólo para verle, apretó sus hombros. El rubio le devolvió la sonrisa. "Mejor, estoy mejor. Gracias por preguntar."

"Sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, ¿verdad? Cualquier cosa."

"Lo sé, sí, te lo agradezco mucho, Jaemin."

Este asintió. "No es nada."

"TaeHyung, ¿por qué no vienes con papá, Jungkook y conmigo al cine?" Lyon, quien volvía a los brazos de su padre y le rodeaba el cuello con ambos brazos, propuso; sus ojos brillantes, llenos de emoción, fijos en el rubio.

Su padre lo señaló. "Aún no hay nada asegurado, jovencito, primero tienes que ir al dentista."

TaeHyung rio, preparado para oírle quejarse.

"Pero me voy a portar bien, papá." Aseguraba, besando su mejilla castamente.

Por supuesto, Jaemin se derritió en cuestión de segundos, pues no era un secreto que Lyon era su mayor (y probablemente única) debilidad. "Bueno... Si prometes portarte bien y lo cumples, entonces iremos a ver esa película." Dijo, mirando a TaeHyung después. "Lyon tiene razón, deberías venir con nosotros, seguro que así desconectas un poco."

"Es buena idea, sí..."

"Además, Jungkook estará encantado de que nos acompañes." Puntualizó, sabiendo lo que conseguiría con mencionarlo. "Lleva varios días pasándose por el hotel con la esperanza de encontrarte por algún lado."

Lyon inmediatamente le tapó la boca a su padre, aterrorizado. "¡No digas eso, papá! El tío Mos dice que está mal hablar de esas cosas si Jungkook no está cerca. Se enfadará mucho."

"Ups... Ha sido sin querer." Jaemin soltó una carcajada, viendo al rubio sonrojarse. "Bueno, nosotros tenemos que irnos o llegaremos tarde al dentista, pero ten en cuenta lo que te he dicho y anímate, ¿vale?"

TaeHyung asintió. "Lo tendré en cuenta, sí. Gracias."

"Bien, pues nos vemos pronto, TaeHyung. Cuídate mucho y llámame si necesitas algo, sabes que estoy disponible para mis amigos."

"¡Yo también!" Chilló Lyon, logrando que el corazón se le derritiera y una risita abandonará sus labios.

"Muchas gracias, Lyon, lo aprecio mucho." Jugueteando con sus mejillas hizo al pequeño reír. "Estaré encantado de ir con vosotros al cine, pero primero debes portarte muy bien en el dentista, ¿vale?"

Este asintió. "Vale."

Padre e hijo se marcharon poco después, TaeHyung aún riendo por lo encantador, divertido e inteligente que resultaba ser Lyon a una edad tan temprana. Definitivamente, Jaemin y sus padres estaban haciendo una labor impecable con aquel pequeño.

Suspirando, escuchó a Jaemin decir algo a lo lejos, pero no le tomó demasiada importancia, dirigiéndose hacia el mostrador de recepción que ahora se encontraba vacío (pues aún no habían dado con el personal cualificado para dicho empleo) y colocando uno de los anuncios que había impreso esa misma mañana, donde indicaba los requisitos, además de su contacto, para aquellos que quisieran postularse.

"Rubito." Aquella voz única, inconfundible y que tantas cosas le produjo en cuanto llegó a sus oídos, sonó, obligándole a girarse de inmediato para encontrarse con Jungkook.

El azabache estaba vestido con una cazadora negra, unos pantalones oscuros y esas botas que siempre usaba cuando viajaba en moto. El corazón de TaeHyung dio un vuelco, dejando todo lo que estaba haciendo para acercarse a él y abrazarle fuertemente, siendo empujado por una fuerza bruta externa. Algo que le hacía actuar involuntariamente, siguiendo el instinto de su corazón.

Sintió como este se reía contra su oído, suavemente, causándole un escalofrío por todo el cuerpo, antes de rodearle la cintura con ambos brazos.

"Siento haber desaparecido estos días..." Susurró, escondiéndose en su cuello. "Lo siento mucho..."

"Está bien, no te preocupes."

Se separó poco a poco, permitiéndole a Jungkook acunar su rostro con ambas manos. Tenía los ojos llorosos, por lo que le acarició las mejillas usando los pulgares, muy suavemente.

"Me alegro de que hayas vuelto. Estuve preguntándole a tu hermano cómo estabas todos los días, pero sus respuestas no eran suficientes incluso si eran positivas. Es un alivio verte otra vez." Sosteniéndole el rostro en alto susurró. "Casi me olvido de cómo se ve esa carita tuya."

TaeHyung rio, disfrutando del contacto con los ojos cerrados y suspirando, volviendo a abrirlos solo para enfocarlos en Jungkook. "¿Cómo estás tú?"

"Bien, estoy bien..." Aseguró, y él realmente parecía estar hablando en serio. "Trato de pensar en ello lo menos posible, aunque es difícil, muy difícil... Pero creo que lo sobrellevo lo mejor que puedo. O al menos, de la forma en que a ellos les gustaría."

Su pequeña sonrisa apareció, triste, pero honesta. "Sí, apuesto a que la señora Bang nos perseguiría en su silla de ruedas si llega a enterarse que estuve tanto tiempo llorando por ella."

"Te lanzaría el tablero de ajedrez a la cabeza."

"Y diría que eso contaría como victoria magistral." Añadió él, oyendo a Jungkook reír.

"Estaría en lo cierto, además. Aunque el señor Bang le repetiría que eso sería hacer trampa."

"Oh, sí... Ella gritaría: '¡Mequetrefe!' y seguiría jugando en el suelo, mientras yo me desangro a un lado del tablero. Aprovecharía mi posible estado de coma para ganar ventaja."

Jungkook rio más fuerte, sin dejar de acariciarle las mejillas. "Sabes que eso fue justo lo que hizo cuando ingresaste a urgencias y vinieron a verte, ¿verdad? Se puso a jugar al ajedrez contigo mientras estabas inconsciente."

El rubio le observó como si no pudiera creer lo que acababa de oír.

"¿Qué? ¿Me lo dices en serio?" Cuestionó, perplejo. Y tan pronto como Jeon asintió, su carcajada resurgió.

Por alguna razón aquello no le resultaba tan descabellado como parecía, pues la señora Bang era competitiva hasta el grado de jugar con alguien inconsciente con tal de ganar (palabras de la mismísima Elettra Bang), ni siquiera importando el hecho de que la persona en cuestión fuera una de las más importantes en su vida.

"Dejó de jugar cuando Aram llegó y se quejó de que era trampa... Hasta le sobornó con chocolatinas para que le guardara el secreto."

"¿Y aceptó?"

Jungkook levantó las cejas. "¿Tú qué crees...? Estamos hablando de Aram, rubito, me vendería a mí, que soy su mejor amigo, por un trozo de Kit Kat mordido."

"Pero será traidor..."

"Ha salido a mí, ¿qué puedo decirte?" Encogiéndose de hombros, dijo, luciendo su orgullo con el pecho hacia delante. "Cuando le gusta algo no hay nada más que se le ponga por delante, ni siquiera ese rubio tan guapo que le regala libros para colorear..."

TaeHyung sintió como se le aceleraba el corazón, los ojos de Jungkook causando estragos en forma de abejas asesinas, las mismas que se trasladaron a su estómago. El azabache sonrió, su pulgar viajando casualmente hacia el labio inferior ajeno, jalando de él sutilmente hacia abajo.

"Me he sentido muy impotente al ver que no podía hacer nada para que estuvieras mejor." Admitió aquello en apenas un susurro. "Sin verte todos estos días, sin saber cómo estabas realmente... No me ha gustado."

Una punzada de dolor fue a parar hasta su pecho.

"Lo siento..."

Jungkook negó. "No, no te disculpes, está bien. Necesitabas tu espacio para sobrellevarlo a tu manera y eso también es válido... Quizás yo ni siquiera hubiera conseguido animarte, de todos modos."

TaeHyung también negó, mirándole con los ojos brillantes. Odiaba encerrarse en sí mismo cuando no podía controlar lo que sentía, cuando el dolor era tan fuerte que nada más importaba, pero realmente no encontraba otra forma de sobrellevarlo. Y tampoco lo pretendía, no cuando le habían arrebatado una esquina de su lugar seguro.

"Después de la muerte de mi madre, nada me ha hecho tanto daño como esto, Jungkook... Ni siquiera distanciarme de mi padre." Sorbió por la nariz, pues sus lágrimas estaban al acecho de nuevo. "Simplemente no sé cómo asimilar el hecho de que ya no estarán allí cuando entre por la puerta. Que ya no jugaré al ajedrez con tantas ganas como solía hacerlo..."

El azabache eliminó la primera lágrima que cayó.

"Tal vez soy un exagerado porque ni siquiera estuve con ellos más de dos meses, pero sólo ese tiempo fue suficiente para que me cambiaran la vida."

"Lo sé, rubito..."

"Así que no, tal vez nada hubiera conseguido animarme, pero que quisieras intentarlo significa mucho para mí. De verdad. Muchísimo." Siendo él quien sostuviera su rostro esta vez, le dijo. "No sabes cuánto."

Acto seguido, acortó la distancia que los separaba, posando sus labios sobre los ajenos en un beso casto, ínfimo, en el que no necesitaba hacer nada más que disfrutar del simple contacto para volver a sentirse vivo. Jungkook apretó su cintura, ladeando la cabeza para devolverle el beso de forma calmada, capturándole los labios lentamente, chupándolos y apenas mordiéndolos.

Luego, este se separó.

"¿Qué te parece si vienes conmigo?" Susurró contra sus labios, tomándole del rostro para poder verle mejor. "Me gustaría enseñarte un lugar."

TaeHyung asintió sin pensárselo, sin necesidad de escuchar a dónde pretendía llevarle, pues confiaba ciegamente en él.

Ambos salieron del hotel a paso rápido y con las manos entrelazadas, subiéndose en la moto del azabache poco después, cuando Jungkook se tomó la molestia de ponerle el casco cuidadosamente, acariciando sus mejillas en el proceso antes de besarlo por última vez; pues no podía evitar el impulso de tocarlo siempre que tenía oportunidad. Era más fuerte que él.

Dejaron aquel edificio atrás, perdiéndose en la carretera durante unos minutos, tal vez incluso horas. TaeHyung no estaba seguro, sólo podía —quería, más bien— disfrutar del momento. De la brisa chocando contra su rostro, del calor corporal que Jungkook emanaba y su propio olor tan característico. Dulce, cítrico, casi mentolado. Le encantaba. Del modo en que lo sentía estremecerse bajo su tacto y ni siquiera parecía molestarse en ocultarlo, incluso oyéndole reír en voz bajita de vez en cuando.

Tiempo después, la motocicleta de Jungkook se detuvo frente a un enorme parque natural, repleto de matorrales, árboles frondosos y hierba verde recién cortada.

Ayudó a TaeHyung a bajarse, sosteniendo su mano y parte del cuerpo ajeno hasta que sus pies tocaron el suelo, despojándole del casco también, sonriendo en cuanto pudo ver su rostro de nuevo.

"Ya hemos llegado." Anunció, guardando ambos cascos protectores debajo de los asientos.

El rubio miró a su alrededor, embelesado por lo que sus ojos veían.

"Sígueme, ven, por aquí." Notó como Jungkook tomaba su mano, guiándole en dirección a aquellos árboles frondosos, cuyo tronco era grueso y sus hojas destacaban por el brillo que tenían.

Llegaron a un lago minúsculo, tanto que casi parecía un estanque, con el agua cristalina y algunos patos flotando sobre él.

TaeHyung miró a Jungkook. "Este sitio es increíble..."

"¿Te gusta?"

"Me encanta, sí..." Asentía, acercándose a las vallas que recubrían el lago y apoyándose. Respiró hondo, llenándose los pulmones de aire fresco. Jungkook llegó junto a él. "Es asombroso..."

"Lo es, sí."

"¿Sueles venir mucho?"

El azabache meneó la cabeza a modo de asentimiento, sus ojos perdidos en el horizonte. Estaba empezando a atardecer.

"Es la primera vez que vengo, en realidad."

"Ow... Pensé que ya habías estado aquí antes."

"No, nunca." Negó de nuevo, cerrando los ojos por un par de segundos. Luego, miró a TaeHyung. "Incluso si no hemos estado aquí antes, ¿no sientes que te es familiar? Como si lo conocieras de toda la vida."

La mirada de TaeHyung también se vio sumida en el horizonte, permitiendo a los rayos solares golpearle el rostro, mientras asentía.

"Sí." Susurró, volteando para mirar de nuevo a Jungkook. "¿Tienes idea de por qué nos pasa?"

Al azabache le tomó unos segundos responder.

"Aquí es donde se conocieron el señor y la señora Bang, justo delante de este lago..." Señaló al frente. Kim tragó saliva, recordándolo inmediatamente. "Siempre mencionaron las ganas que tenían de volver al menos una última vez, para despedirse de este lugar."

TaeHyung se quedó en silencio, analizando las palabras de Jungkook e imaginando cómo habría sido el primer encuentro entre el matrimonio. Ambos eran polos opuestos, aunque se complementaban tan bien. Elettra era impulsiva, con una personalidad llamativa, excéntrica y muy competitiva, mientras que Chungmo era mucho más calmado, reía casi con vergüenza, timidez.

"Ya que ninguno de los dos pudimos despedirnos de ellos tampoco, creí que sería buena idea venir aquí." Siguió diciendo Jungkook. "Pienso que es una mejor forma de recordarlos, de tenerlos en mente, a diferencia del hospital."

La primera lágrima lo delató, dedicándosela al horizonte. "Me parece una muy buena idea, sí."

Jungkook entrelazó sus dedos con los impropios, acariciándole el dorso con el pulgar suavemente, disfrutando del silencio que acompañaría a ambos durante un tiempo.

"...y el día que volví al hospital como voluntario, ella justo salía de hacerse una resonancia. Estaba tan mareada que nada más verme saludó dos veces, aunque luego no quería ni hablarme por la vergüenza que había pasado." Reía, meneando la cabeza de un lado a otro mientras recordaba aquel momento.

Llevaban una hora en aquel parque, habiéndose trasladado a un pequeño banco cercano al lago, desde donde podían ver toda la ciudad.

Jungkook decidió que contarle anécdotas sobre su experiencia como voluntario antes de que él llegara, sería una buena idea. Y no se equivocó, pues TaeHyung había perdido todo rastro de sus lágrimas con cada anécdota nueva que salía.

"Pobrecita, hasta yo me avergonzaría..." Recuperándose del ataque de risa, se lamentó por ella. "Luego probablemente lloraría, porque pensar en dos Jungkook juntos en la misma habitación debe ser lo más cercano a una pesadilla que podría tener."

Este golpeó su brazo a modo de protesta. "¡Oye!" Se quejó.

"¿Qué? Es verdad, con uno es más que suficiente."

"Porque tú lo digas, seguro que a la señora Bang le hubiera encantado que yo tuviera un gemelo. Me adoraba..."

El rubio volvió a reír, enternecido por su pataleta. "A mí también me adoraba y no necesito duplicarme para confirmarlo. No tiene nada que ver. Un TaeHyung es suficiente, dos ya es abuso."

"Claro que tiene que ver, y mucho. Además, te apreciaba tanto porque yo le hablaba de ti mucho antes de que te unieras al programa de voluntariado."

Aquella confesión le tomó por sorpresa. "¿Qué?"

"Lo que oyes."

"¿Ya me conocían?"

"Pues claro." Respondió, como si fuera obvio. "El pañuelo que te di esa vez, cuando aparecisteis frente al bar de Mos y casi te quedas manco por una pulserita, me lo regaló la señora Bang. Por eso era mi favorito. Lo usé durante meses, obviamente lavándolo..., así que cuando ya no me veía con él puesto, se extrañó."

TaeHyung, quien era incapaz de ocultar su evidente estupefacción, parpadeó. "¿Y... y le hablaste de mí?"

Jungkook asintió, tan honesto que el rubio se quedaba pasmado entre confesión y confesión.

"Correcto."

"¿A ellos también les contaste que yo te gustaba?" Quiso saber.

"Que me interesabas, rubito, no te precipites... Pero sí."

Este dejó escapar una carcajada, las abejas asesinas que descansaban en su estómago activándose y destrozando todo a su alrededor.

"Por eso cuando discutimos después de lo de mi padre y dejamos de ir juntos al hospital, el señor Bang estaba tan preocupado... Ahora todo tiene sentido." Susurró, más para sí mismo que para el otro. "¿Qué te dijeron cuando me uní al programa?"

"Nada, porque nunca confirmé directamente que fueras tú, ellos sólo lo asumieron."

TaeHyung bufó, fulminándole con la mirada. Jungkook rio.

"No me mires así, ya sabes de sobra cómo soy. Es más, agradece que te has enterado porque yo quise contártelo, sino ni siquiera estarías al tanto de la mitad de los hechos... Se podría decir que eres un privilegiado en ese sentido."

"Oh, sí, tengo un súper privilegio..." Resoplando, continuó dedicándole una mirada fulminante.

Y, todavía riendo, el azabache se mordió el labio inferior, empuñando la camisa ajena y jalando de TaeHyung hacia él, únicamente para capturar sus labios en un beso casto.

"Alegra esa cara, rubito."

"Sólo porque estamos hablando del señor y la señora Bang en su lugar especial y no quiero ensuciar nada de eso, sino te mandaba a la mierda."

Jungkook rio más fuerte. "Me parece justo." Accedió, para luego abrir los brazos hacia él, invitándole. "Ven aquí, anda." Kim le observó con el ceño fruncido. "Dame un abrazo, hombre, sé que lo estás deseando."

"¿Lo estoy?"

"Claro."

Manteniendo el ceño fruncido, TaeHyung optó por ignorarle descaradamente (como era de esperar), así que se vio obligado a jalar de su brazo hasta enviarlo en medio de los suyos propios, rodeándole a su antojo. Este se quejó en voz alta.

"¡Oye!"

"Que vengas, coño. No te hagas el difícil."

Y aunque estaba decidido a no ceder tan rápido, la sensación de estar entre sus brazos era demasiado arrulladora y cómoda para fingir que no quería estar allí.

"Bueno..."

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