✧c.-042
N/A: Este capítulo me cura el alma, a diferencia del anterior... xD
Cap dedicado a TAEJKF ♡♡
Hoy os recomiendo 'Memories' de Dean Lewis, perfecta para etapa del fic.
[...]
TaeHyung no se despegó de su cama durante los siguientes días. No salía de casa, no iba a clase ni tampoco parecía querer hablar con nadie. No tenía energía, ganas ni mucho menos fuerzas para hacer algo más que no fuese llorar. Estaba herido, como si hubiera perdido una parte de él.
Creía que después de morir su madre no habría nada que le hiciera sentir ese dolor tan fuerte, tan profundo como para quitarte el aliento. Pero esto era diferente. El señor y la señora Bang, Aram y los pacientes a los que atendía en el hospital se habían convertido en parte de su vida. Una parte valiosa, llena de lecciones y recuerdos que permanecerían en él de por vida. Dolía demasiado.
Dando vueltas por la cocina, suspiró, viendo su propio reflejo en la campana extractora. Realmente se veía miserable.
La puerta principal se abrió a tan sólo unos metros, su hermano apareciendo tras esta. Sonrió en cuanto lo vio allí de pie, acercándose sin dudarlo.
"Estás despierto, menos mal." Tomándole por los hombros, suspiró, frotándoselos suavemente. "¿Cómo te sientes?"
"Bien, estoy bien..."
Gemini había estado pendiente a él todo el tiempo, Banky tampoco se iba de su lado y el señor Kim llamaba todos los días incluso si él no contestaba. Siempre que miraba el teléfono, tenía un mensaje suyo preguntando cómo se encontraba y recordando lo mucho que le quería.
"¿Has comido algo? Puedo prepararte cualquier cosa si tienes hambre. ¿Te apetecen fideos? ¿Sopa? Creo que tienes suficientes verduras, podría prepararte una crema o puré."
Con lentitud, TaeHyung negó. "No, no me apetece nada, gracias."
"¿Seguro?"
"Sí, de verdad." Asintió, vaciando sus pulmones. "¿Qué has hecho hoy?"
"Presenté uno de los proyectos iniciales e hice dos exámenes, nada interesante... Oh, y también vi a Jungkook hace un rato porque vino a recoger a Fourth." El rubio no tardó en mostrarse mucho más interesado, de manera inconsciente tras escuchar aquel nombre. "Me preguntó por ti, quería saber cómo estabas."
"¿En serio?"
"Me dijo que si necesitabas algo hablase con él para pedírselo. Parecía bastante preocupado ya que no respondías sus mensajes... Le dije que no estás usando el teléfono en general."
Una punzada de culpa retumbó en su pecho. Había estado tan enfocado en su dolor, que prácticamente olvidó el que Jungkook también estaba sintiendo. Después de todo, él compartía más recuerdos.
"¿Se veía muy mal?"
Gemini asintió, dejando su mochila sobre el sofá. "Estaba decaído, tenía la mirada triste, pero sabe disimularlo muy bien y no cualquiera sería capaz de notarlo. Creo que sigue bastante afectado, aunque no lo parezca."
TaeHyung dejó escapar una pequeña risa que carecía de gracia.
"Todo lo contrario a mí, supongo, ¿no? Es como si me hubiese tragado la tierra."
Su hermano se encogió de hombros, suspirando mientras iba tras él en dirección al sofá, donde tomó asiento. Era como si no pudiera estar de pie por mucho tiempo, sintiéndose consumido, cansado y mentalmente asfixiado.
Todo esto le superaba. Estaba convencido de que era mucho más fuerte para sobrellevarlo, pero la realidad es que no tenía fuerzas ni para fingir.
"Bueno... Yo creo que cada uno tenemos nuestra forma de lidiar con el duelo. Jungkook sigue con su vida porque tal vez para él es más cómodo así, mientras que tú te encierras en ti mismo." Señalo, tomando asiento junto a él. "El dolor es de las pocas cosas que no podemos comparar entre nosotros."
"Sí, lo sé..."
El pelinegro apretó su mano tan pronto como agachó la cabeza, queriendo demostrarle su apoyo incondicional. "Oye, no le des tantas vueltas, ¿de acuerdo? Estás triste, permítete sentirte así el tiempo que necesites para poder seguir adelante luego, sin tener que aguantarte nada. No es sano."
A TaeHyung le sorprendió la madurez de su hermano, incapaz de ocultarlo cuando le observó. Estaba inexplicablemente orgulloso del menor. Y por supuesto, eso causó una pequeña risita en Gemini, quién sabía lo que aquella mirada significaba.
"Tienes razón." Asintió, tratando de devolverle la sonrisa. "Te lo agradezco, Gem... Que hayas estado aquí para mí significa mucho."
"No tienes que darme las gracias por eso. Soy tu hermano, TaeHyung, ¿qué otra cosa podría hacer? Sé cuanto te importaban el señor y la señora Bang, lo feliz que te hacía ir al hospital para estar con ellos... No hay forma en la que te dejara solo después de eso. Eres mi hermano."
Una lágrima delató al rubio, quién inmediatamente la limpió para no alertarle, mientras frotaba el brazo ajeno.
"¿Sabes? Me recuerdas mucho a mamá ahora." Le dijo. Sus ojos brillaron de inmediato.
"¿De verdad?"
"Sí, de verdad. Ella siempre sabía qué decir en el momento idóneo y cómo animar a los demás, igual que tú."
Gemini le devolvió la sonrisa. "Realmente no sé cómo animar a alguien en estas situaciones... Sólo hago cualquier cosa para evitar verte mal incluso si no está a mi alcance."
"Y eso es suficiente para animarme, Gem." Concluyó, acariciándole la mejilla.
"Me alegro de que haya funcionado, entonces."
Ambos compartieron una pequeña y suave risa.
Al cabo de un rato, cuando Gemini se encontraba mirando algo en su teléfono y TaeHyung manteniendo la mente ocupada tras las hojas de una revista, este observó la hora en el gran reloj que tenía delante, encontrando que eran pasadas las ocho.
"Oye, ¿no tienes que ir al gimnasio? Siempre vas a esta hora."
Guardando su teléfono, Gemini negó, acomodándose a su lado. "No, me quedaré contigo."
"De eso nada, tienes que ir al gimnasio." Insistió, ocasionando que el menor se mirase a sí mismo, buscando indicios de que necesitara ejercicio físico urgente.
"¿Crees que he perdido la forma? No estoy seguro de haber ganado peso..."
TaeHyung inmediatamente negó. "No, no es por eso; y de ser ese el caso, tampoco sería un problema. Lo digo porque no quiero que interrumpas tu rutina por mí."
"Es que quiero quedarme aquí, TaeHyung, me necesitas y no me gusta dejarte solo cuando estás así. He estado todo el día fuera por la universidad y tú aquí sin compañía."
"A mí no me gusta saber que por mi culpa dejas de hacer cosas que normalmente haces." Lo señaló. "Además, puedo estar solo sin ningún problema, pero no quiero que tu vida se detenga porque yo esté mal, Gemini. Me sentiría aún peor de ser así."
"No es para tanto..."
"Claro que lo es. Ve al gimnasio y diviértete, no es necesario que te quedes conmigo, puedo estar sólo sin problemas, de verdad." Aseguraba, repitiendo lo que ya había dicho incluso si su hermano parecía inseguro al respecto.
Un pequeño suspiro abandonó sus labios. "No sé, TaeHyung..."
"Lo digo en serio, puedes irte. Yo me daré una ducha, cenaré algo y quizás vuelva a la cama. Mañana me gustaría despertar temprano para ir al hotel, tengo muchas cosas pendientes de las que ocuparme."
Todavía inseguro e incluso angustiado por no saber qué hacer, Gemini miró a su hermano como si sintiera que estaba mintiéndole para que continuará con sus responsabilidades y lo dejara solo, pues él no se encontraba del todo bien y eso era un hecho.
"¿De verdad quieres que me marche?"
"Serán un par de horas, podré soportarlo. Ve."
"¿Seguro?"
TaeHyung entrecerró los ojos, devolviéndole la mirada. "Kim Gemini, coge ahora mismo tu bolsita del gimnasio y desaparece de mi vista."
"Pero-"
"O no vuelves a ver a Fourth hasta que a mí me de la gana."
Él inmediatamente se puso en pie. "No serías capaz..."
"Te quito las llaves del coche, tú verás." Encogiéndose de hombros, demostró ser tajante con su insistencia.
"Bueno, iré, pero con la condición de que cenarás conmigo en cuanto vuelva. Voy a comprar esa pizza vegetal que tanto te gusta." Propuso, viendo como estaba a punto de negarse y apresurándose a tomar la palabra otra vez. "No le rechazaste la pizza a Jungkook, así que no te atrevas a hacérmelo a mí. Si quieres que vaya al gimnasio, acepta."
El rubio bufó, acomodándose en el sofá. "Bien... Pero que sea una pizza pequeña, por favor, tengo el estómago cerrado."
"De acuerdo."
"Y sin refresco para mí, sólo agua."
"Sí, agua que no esté muy fría, lo tengo, descuida." Accedía, yendo hacia el pequeño armario que tenía junto a la puerta para sacar su bolsa del gimnasio y unos zapatos de hacer deporte. "Intenta no quedarte dormido, ¿vale? Volveré pronto."
"Claro, te esperaré aquí."
Gemini se colgó la bolsa al hombro finalmente, mirando a TaeHyung sin estar muy seguro de si debía marcharse o no.
"¿Aviso a Banky para que venga y te haga compañía mientras no estoy? Me pidió que le llamara si necesitabas algo..." Él miró su reloj de muñeca. "Ya debe haber salido de la universidad."
TaeHyung se apresuró a negar una vez más, casi desesperado. Apreciaba que todos estuvieran tan pendientes de él y quisieran obsequiarle con su compañía, pero no podía pretender que la vida de todo aquel que le rodease, se detuviera junto con la suya propia. No era justo, mucho menos sano y además le producía un amargo sabor de boca.
"No hace falta que lo avises, de verdad."
El menor suspiró, viéndose angustiado. "Pero no quiero que te quedes solo..."
"Estoy bien, Gemini, lo prometo... En serio. Todo esto me ha tomado por sorpresa y me afecta bastante, pero voy a superarlo tarde o temprano, ¿vale? No debes preocuparte tanto por mí."
Intentó sonar lo más honesto que pudo, admitiendo algo que ya era obvio pero aún así él necesitaba decir en voz alta.
Gemini asintió, dejando escapar otro suspiro. "Vale, de acuerdo... Te veré luego."
Satisfecho, le dedicó su mejor sonrisa del momento.
Tan sólo unos minutos después, cuando Gemini se había marchado y él planeaba volver a la comodidad de su cama mientras esperaba a que volviera, el timbre sonó, viéndose obligado a salir de todas las mantas en las que se había metido para ocultarse.
Caminó perezosamente hacia la puerta, esperando ver a Gemini creyendo que este había olvidado cualquier cosa, o a Bank, pues era bastante probable que su hermano hubiera ignorado las indicaciones previamente dadas y lo hubiera avisado aún así. Sin embargo, una vez abrió dicha puerta, encontró que estaba equivocado. Muy equivocado.
"Papá..." Susurró.
El señor Kim se encontraba frente a él, aliviado de ver que después de tantos días sin saber de su hijo mayor, este estuviera de una pieza. Llevaba una bolsa de algo aparentemente congelado en las manos y una mueca de preocupación.
"¿Qué haces aquí?"
"Vine a ver cómo estabas. Tu hermano y Bank me han dicho que apenas comes, sólo duermes y sales de la cama para bañarte." Explicó, apretando los labios, pues no sabía cómo actuar en realidad. "Siento mucho lo que ha pasado con el señor y la señora Bang, hijo... Sé que eran personas muy importantes para ti y los querías mucho."
Este apartó la mirada cuando el corazón se le apretó. Incluso si seguía molesto con su padre, probablemente era la persona que más necesitaba en momentos como este.
"Quizás soy la última persona a la que quieres ver ahora mismo, pero eres mi hijo y no puedo dejarte so..."
TaeHyung no le dejó continuar, abalanzándose sobre él mientras daba rienda suelta a aquellas lágrimas que tantas ganas tenían de salir, sollozando contra su hombro. Inmediatamente aquel abrazo le fue devuelto, sintiendo como los brazos de su padre le apretaban con fuerza.
Volvía a ser ese niño pequeño que corría a los brazos de papá para sentirse seguro. Esos brazos que aún conservaban el efecto.
"Te he echado mucho de menos..." Sollozó, logrando que el corazón ajeno se apretase con fuerza.
"Y yo, cariño, y yo... Pero siempre voy a estar aquí para ti, lo sabes, ¿verdad?" Le recordaba, acariciando su espalda. "Que haya diferencias entre nosotros no va a cambiar el hecho de que soy tu padre y te quiero más que a nada."
TaeHyung sollozó aún más fuerte, escondiéndose en su cuello.
"Ven, vamos para dentro, ¿vale? Aquí fuera hace mucho frío y no quiero que te enfermes." Empujándole suavemente hacia el interior del apartamento, cerró la puerta a sus espaldas sin soltarlo siquiera.
"Vale..."
"Aunque bueno, te he traído un bote de helado, no sé si es igual de perjudicial para tu salud que quedarnos fuera..."
El rubio se limpió algunas lágrimas una vez ambos tomaron asiento en el sofá, separándose para mirar a su padre y la bolsa que llevaba consigo y ahora tenía en alto, mostrándosela.
"¿Me has traído helado?"
"De stracciatella, ese que siempre me pedías que te trajera cuando eras pequeño y tenías un mal día. No sé si aún te gusta o a estas alturas lo aborreces, pero pensé que te vendría bien un poco para animarte."
"Me sigue encantando, sí." Le dijo, tratando de sonreír.
"Menos mal... Estaba indeciso." Él le devolvió la sonrisa sin dudarlo, sacando un par de cucharas de la bolsa y tendiéndole una. Su tensión hizo al rubio reír. "Toma, también he traído cucharas."
TaeHyung volvió a abrazarle, pues realmente necesitaba a su padre.
Recostó la cabeza en su hombro, acurrucándose contra él. "Gracias, papá." Susurró.
En respuesta, el hombre lo apretó con fuerzas, besándole la frente y dejando escapar un pequeño suspiro. Quizás no era el mejor padre del mundo, pero pensaba en sus hijos todo el tiempo, a cada momento, desde que estos se habían alejado de él. No había día que no lo hiciera.
¿Cómo estarían? ¿Qué estarían haciendo? ¿Habrían comido? ¿Estarían durmiendo bien? ¿Sentirían mucho estrés por la universidad? ¿Les iría bien?
Miles y miles de preguntas que le llenaban de angustias al no tener respuesta alguna. Preguntas que un padre negándose a estar ausente se hacía constantemente.
"No sé qué voy a hacer ahora..." Escuchó a TaeHyung murmurar, tomando una porción de helado con la cuchara y llevándoselo a la boca. "Va a ser muy raro entrar en el hospital y saber que ya no volveré a verlos nunca más... Muy doloroso."
"Ser voluntario de pacientes con enfermedades es algo muy complicado, TaeHyung, por eso tenía miedo de que te involucraras demasiado, porque acabas encariñándote con todos y sufres muchísimo cuando no hay nada que puedas hacer. Cuando se van..."
Él asintió. "Lo sé..."
Su padre suspiró, frotándole los brazos mientras le daba vueltas al asunto. No quería que TaeHyung tuviera una idea equivocada de lo que quería decirle realmente.
"Sin embargo, conociéndote y viendo el tipo de persona que eres, creo que no hay nadie mejor para ese puesto que tú."
El rubio le miró con los ojos llorosos. "¿Yo?"
"Sí... Apuesto a que hiciste todo lo posible por mejorar sus vidas, por hacerles felices y que se olvidaran un poco de dónde estaban." Quitándole una lágrima traicionera, siguió hablando. "Y estoy seguro de hiciste a esas personas muy felices, hijo."
"Ellos también a mí..." Dijo, sorbiendo por la nariz. "¿Sabes? Una vez, cuando descubrieron que éramos familia, me dijeron que estaban muy agradecidos contigo."
Aquello sorprendió a su padre. "¿Conmigo por qué?"
"Porque tú llevaste a cabo el programa de voluntariados y además conseguiste que se redujera el coste de los tratamientos contra el cáncer. Me prometieron que te votarían en las próximas elecciones..." Rio suavemente, viéndole sonreír.
"Me hace muy feliz saber eso, TaeHyung, gracias por decírmelo." Él le devolvió la sonrisa. "Si gano estas elecciones, será porque ellos me han estado apoyando donde quiera que estén. Lo presiento."
TaeHyung asintió, notando como se le calentaba el pecho con la simple idea.
"Yo no sabía que te encargaste de todo eso, de los voluntariados y demás..."
"Fue por tu madre, en realidad."
"¿Por mamá?" Cuestionó. Él asintió. "¿Y eso?"
"Antes de iniciar su tratamiento, me comentaba lo triste que se ponía al ver como muchos pacientes no recibían visitas de sus familiares. Dijo que sería buena idea crear un programa para todos ellos... Así que lo hice."
Sus ojos volvieron a llenarse de lágrimas. "¿Por ella?"
"Sabía que le haría feliz." Susurró aquella respuesta, casi viéndose cabizbajo. "Supongo que ya no pienso tanto en su felicidad como debería..."
TaeHyung puso una mano en su hombro, apretando con suavidad. "Nunca es tarde, papá."
El hombre le observó. Tenía los ojos llenos de tristeza, arrepentimiento y un profundo dolor que no se iba desde la muerte de su esposa. Eso era lo único de él que todavía no había cambiado.
"Cierto..." Acariciándole la mejilla, asintió.
Suspirando, TaeHyung se sintió algo más calmado sólo con la presencia de su padre cerca, hasta el punto de dedicarle una pequeña sonrisa dulce. Sonrisa que inmediatamente, tan pronto como este probó el helado que él mismo había comprado y su rostro se arrugó en desagrado, se transformó en una carcajada, mientras le escuchaba escupir en una servilleta.
"¿Qué ha sido eso?"
"Esta mierda es súper empalagosa, qué asco, Jesús..." Se quejaba, limpiándose la boca con el dorso de su mano. TaeHyung continuaba riendo.
"Es un helado, papá, a ti no te gustan los dulces, ¿por qué lo has intentado, siquiera?"
"Quería acompañarte, como cuando eras pequeño... Pasar un momento padre-hijo entrañable, pero no recordaba que fuera tan dulce..." Un escalofrío lo sacudió, junto al comienzo de una pequeña arcada. "Ugh, qué asco..."
TaeHyung rio más fuerte. "¿Vas a vomitar?"
Otra arcada le hizo doblarse. La risa del rubio era todavía más sonora, tanto que se vio obligado a forzar una tercera carcajada para que esta no se detuviera, teniendo que ocultar su pequeña sonrisa de adoración por hacerle reír.
"Dios mío de mi vida, es repugnante... ¿Tienes algo para quitarme este sabor?"
Inmediatamente, mientras se recuperaba de la risa, el rubio asintió, incorporándose con torpeza.
"¿Quieres agua?"
"Estaría genial, sí."
"Voy."
Conforme TaeHyung se ponía en pie y correteaba hacia la cocina, podía seguir escuchándole luchar contra aquellas dichosas arcadas (unas forzadas y otras completamente reales, pues era cierto eso de que no le gustaban los dulces), por lo que no podría controlar su risa.
Volvió al salón tan sólo medio minuto después, con el vaso de agua hasta arriba en mano, sólo para encontrarse a su padre en completo silencio, hojeando el pequeño cuadernillo que una vez le perteneció a su abuelo y esa misma noche había dejado en la mesita del salón. El corazón le dio un vuelco, encontrándose con los ojos de su progenitor en cuanto este notó su presencia.
"¿Cómo lo has recuperado?" Quiso saber, en apenas un susurro. TaeHyung tomó asiento junto a él. "Nunca nos lo llevamos de casa de los abuelos..."
El rubio tragó saliva. "Jungkook lo consiguió, en realidad. Le hablé del cuaderno en una ocasión y que no tuve la oportunidad de llevármelo conmigo, así que él lo recuperó por mí." Explicó, siendo incapaz de ocultar la pequeña sonrisa que adornó sus labios. "Unos vecinos le ayudaron a entrar en casa del abuelo."
Asintiendo, su padre analizó el cuaderno por última vez antes de dejarlo sobre la mesa, dándole un pequeño sorbito al vaso de agua.
"Te gusta mucho ese chico, ¿no? Jungkook."
Y, sin siquiera molestarse en ocultarlo, su hijo asintió. "Bastante, sí. Es una buena persona y... y me trata muy bien. Hace que me sienta cómodo a su lado, feliz... Es divertido estar con él."
"Debe serlo, porque es del único chico que te he oído hablar en mi vida." Señaló, logrando que se sonrojara. "Pero me alegra saber que alguien te hace sentir así."
"¿No te molesta...?"
Tras aquella pregunta, el hombre quedó en silencio, necesitando unos segundos antes de tomar la palabra nuevamente.
"Temía que estar cerca de él te perjudicase, pero resulta que tenerme como padre es lo que te ha puesto en peligro al final." Un suspiro abandonó sus labios, viéndose culpable. TaeHyung le miró con tristeza.
"No digas eso..."
Él le entregó una sonrisa afligida.
"Ambos sabemos que es la verdad, hijo. Vi las noticias, cómo te trataban por el simple hecho de ser mi hijo, como si ese acuerdo lo hubieras firmado tú en lugar de yo mismo..." Negando, sus ojos se llenaron de lágrimas que no pudo contener. "En ningún momento se me pasó por la cabeza que vosotros seríais un daño colateral, debí... debí haber sido más precavido e inteligente. No dejarme guiar por cuatro propuestas de mierda."
TaeHyung alcanzó su brazo, apretándolo suavemente. "Papá, está bien."
"No está bien, TaeHyung." Negó una vez más, la primera lágrima delatándolo. "Lo único bueno es que habéis demostrado lo diferentes que sois en comparación a mí. El corazón tan grande que tenéis."
"Lo dices como si tú fueras una mala persona."
Este le observó. "Lo soy."
"No, sólo te has equivocado."
"Cuando mi error afecta a tanta gente, incluyendo mis propios hijos, ya no es un error, es algo inhumano. No puedo simplemente equivocarme cuando hay cosas tan importantes en juego."
Viendo a su padre llorar, TaeHyung sintió que se le rompía el corazón en mil pedazos. No se había parado a pensar en toda la presión que tenía, en el arrepentimiento camuflado con seguridad que debería sentir a cada rato.
Y es que él mismo había dejado de ver a su padre como lo que era, para únicamente verlo como el alcalde.
"Papá..."
Este le dedicó una sonrisa cargada de dolor, negando al sentir que se había desviado de su objetivo inicial. "Ya, ya, lo siento... No estoy aquí para hablar de mí, perdona. He venido por ti, centrémonos."
"No, no es eso, papá. Yo no soy diferente a ti, en absoluto."
"Claro que lo eres, ni en un millón de años conseguiría la misma valentía que has demostrado tú tener para llevar a cabo todo eso. Jamás." Insistió. "No sé de quién has aprendido, pero..."
"De ti, papá." Sonando molesto, interrumpió lo que estaba diciendo. Su padre le observó sin entender a lo que se refería. "Cuando éramos pequeños y el refugio de animales que teníamos a dos manzanas quebró, te pasaste días arreglando nuestro garaje para poder darles un hogar temporal a todos esos perritos. Lo llenaste de juguetes, comida, pañales y colchones para que no les faltaran de nada."
El hombre tragó saliva, recordando aquel momento como si no hubieran pasado años desde que había sucedido.
"TaeHyung..."
"Estuvimos meses dando cobijo a más de veinte cachorros hasta que todos ellos encontraron una familia que se ocuparan de ellos." Continuó diciendo, negándose a dejar de hablar, pues quería ser muy honesto con su padre. "Gemini y yo se lo contábamos a todos nuestros compañeros e incluso él te dedicó uno de sus primeros trabajos en el colegio por esa misma razón."
"¿Un trabajo...? Nunca me lo enseñó..."
TaeHyung siguió hablando, ignorando la confusión ajena.
"Siempre me dije a mí mismo que quería ser tan bueno como tú, que me gustaría ayudar del mismo modo en que lo hiciste." Admitía, sus ojos llenos de lágrimas otra vez. "Por eso me encargué del hotel del abuelo y de convertirlo en un hogar para toda esa gente, porque tú me lo enseñaste, papá."
"Yo hice que toda esa gente perdiera su casa, TaeHyung." Limpiándole una lágrima, susurró. "Incluido la familia de esa amiga tuya y su bebé."
TaeHyung apretó los labios. "El bebé se llama como yo..."
"Lo sé." Le sonrió con dulzura. "Estaba allí cuando te presentó a sus padres y a su hermano, pero tú nunca me hablaste de ella... ¿Le ayudaste? Oí que dio a luz contigo cerca."
"A dos metros, para ser más exactos, sí." Asintió, el simple recuerdo haciéndole reír. "Yo salía de comprar comida y justo ella rompía aguas a mi derecha. Fui corriendo a ayudar, me quedé en blanco y casi fue Bomi quien tuvo que llevarme de vuelta al coche."
Su padre también rio. "¿No iba el padre del bebé con ella?"
"No, su pareja la abandonó dos semanas antes de que tuviera al bebé."
"Vaya... Menudo cobarde."
"Bastante, sí, pero estoy segura de que Bomi podrá encargarse de todo sola. Se ve que es una mujer fuerte, decidida y adora a ese niño con todas sus fuerzas. No le faltará de nada."
"Si te tiene cerca, dudo que pueda faltarle cualquier cosa." Quitándole el cabello de la frente, dijo.
TaeHyung le sonrió, pues aquello era cierto. Él no dudaría en mimar a aquel pequeño como si fuera parte de su familia. No por nada había aceptado darle su nombre.
"Y aunque no me tuviera, seguiría sin faltarle nada. Ella es una gran madre, sé que hará de todo por su hijo, como cualquier padre."
El señor Kim le observó tan pronto como dijo aquello, viendo a su hijo sonreír para sí mismo, casi de forma inconsciente. Él también sonrió, meneando la cabeza a modo de asentimiento.
"Cierto... Los padres hacemos de todo por nuestros hijos." Concordó, relamiéndose los labios. "Hasta lo imposible..."
TaeHyung dirigió su sonrisa hacia él, permitiéndose el lujo de volver a recostarse contra su hombro, pidiendo silenciosamente ser abrazado, cosa que no tardó en cumplírsele.
Esa noche, tan pronto como Gemini llegó del gimnasio con la comida, fue la primera vez en mucho tiempo que pasaron los tres juntos. Como una familia. Sin peleas, sin discusiones; sólo ellos tres disfrutando de la compañía del otro.
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