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N/A: Aún tengo muchas dudas sobre qué historia iniciar una vez acabe esta (aún queda bastante) y eso me pone súper nerviosa, necesito ayuda xD

Cap dedicado a SeokJoonie_ ♡♡

Hoy os recomiendo 'Fade Into a Dream' de LÉON, porque fue mi inspiración para escribir este capítulo y la amo.

[...]

El lunes por la mañana, cuando todo se calmó lo suficiente como para que TaeHyung dejara de sentirse agotado mental y físicamente, sobreestimulado y de ver su nombre en noticias y periódicos nacionales, poco a poco volviendo a la normalidad; llegó al hospital sintiéndose un hombre nuevo, con quince kilos menos y una expresión de plenitud en el rostro.

Definitivamente era un hombre nuevo. Un hombre feliz.

"¡Rubito!" La tan conocida voz de Jungkook sonó a unos metros de distancia, seguido del sonido de un claxon.

TaeHyung inmediatamente miró hacia atrás, encontrándolo en el aparcamiento, todavía subido en la moto mientras se quitaba el casco, permitiéndole ver su rostro conforme se echaba el cabello hacia atrás. Un suspiro involuntario abandonó los labios del rubio, sintiendo estos tirantes por una sonrisa que ni sabía que tenía.

Se encontraron en el camino hacia la entrada del hospital unos instantes después, Jungkook no dudando en pasar un brazo por los hombros del rubio.

"Hoy hemos llegado a la vez, estamos empatados, rubito."

Este rio, asintiendo mientras ambos se adentraban en el hospital. "Sí, parece que quien pagará nuestra próxima comida tendrá que decidirse al azar."

"¿Próxima comida?" Jungkook le observó con las cejas alzadas. "¿Eso quiere decir que planeas tener otra cita conmigo?"

"¿Acaso tú no?"

"Claro que sí, pero no sabía que tenías tantas ganas."

Él se encogió de hombros. "Bueno, pues ahora lo sabes." Dijo, y el azabache soltó una carcajada, agarrando su rostro para hacer que le mirase y poder depositar un casto beso en sus labios.

"TaeHyung, Jungkook, ¡hola!"

La doctora Ahn, que salía de su consulta, saludó ambos con una sonrisa de oreja a oreja. TaeHyung meneó la mano en el aire para devolverle el saludo, del mismo modo en que Jungkook lo hizo, poco antes de que ella desapareciera tras otra habitación.

"Siempre que venimos está aquí, ¿no descansa nunca?" Se preguntaba el rubio.

"No, nunca descansa. Desde que tengo uso de razón siempre ha estado metida en el hospital, atendiendo o simplemente acompañando a los pacientes. Todo el mundo quiere a la doctora Ahn."

Jungkook tenía una pequeña sonrisa en el rostro conforme hablaba, una sonrisa que probablemente desconocía, del mismo modo en que no parecía ser consciente del modo en que sus ojos brillaban. TaeHyung sonrió, encontrando adoración y admiración en ellos.

"Imagino que os conocéis bastante, ¿no? Hablas muy bien de ella."

Este rio, algo avergonzado. "Es la mejor doctora bajo mi criterio, pero sí, le tengo un gran aprecio. Me ha tratado desde que soy niño, igual que a mi abuelo. Era la única que venía hasta casa cuando él se enfermaba y no teníamos forma de movernos... Siempre se ha preocupado por nosotros."

"Eso dice mucho de ella, se ve que es una gran profesional."

"Lo hace, sí." Asintió, su pulgar acariciando inconscientemente el cuello de TaeHyung. "Además, todos los años se acuerda de mi cumpleaños. Cada inicio de septiembre me levanto con un mensaje suyo felicitándome. Jamás se le ha pasado por alto. Ni un solo día."

"Qué bonito."

"¿Verdad?"

Dedicándole una dulce sonrisa, el rubio apretó la mano que descansaba sobre su hombro, logrando que Jungkook saliera de aquella pequeña burbuja y le observara, devolviéndole la sonrisa.

"Jungkook, Jungkook, por fin te encuentro." Una mujer se acercó a ambos, luciendo aliviada tan pronto como divisó al azabache. TaeHyung no tardó en reconocerla como la señora Lee, madre de Aram. "Llevaba un rato buscándote, necesitaba hablar contigo."

"Justo acabo de llegar, ¿qué sucede?"

TaeHyung se aclaró la garganta, sonriéndole a la mujer con amabilidad antes de tocar el brazo de Jungkook, quien apenas le había soltado. "Te espero arriba, ¿vale?"

Este asintió. "Claro."

"Adiós, TaeHyung, cielo."

"Adiós, señora Lee."

Despidiéndose de ella con esa misma sonrisa dulce, el rubio fue directo hacia las escaleras que conducían a la zona de oncología. Tan pronto como puso un pie en aquella planta, la voz de Aram llegó a sus oídos, viendo al infante correr hacia él y dejando atrás a su padre.

"¡TaeHyung!"

Rio nada más reconocerlo, saludando al señor Lee con la mano antes de ponerse de cuclillas y atrapar a Aram en sus brazos, alzándolo.

"¡Hola!"

"Aram, hola." Sonriente, acarició su mejilla para luego señalar la camiseta roja tan llamativa que llevaba puesta. "Qué guapo estás con esa camiseta, ¿es nueva?"

"Mi padre me la regaló hace poco, dice que él tiene una igual y así vamos iguales."

"Pues te queda muy bien."

El pequeño le sonrió. "Gracias." Dijo, para luego mirar hacia los lados, en busca de alguien más. "¿Dónde está Jungkook? Pensé que vendría contigo."

"Hablando con alguien, en seguida sube, no te preocupes."

"Oh, vale. ¿Irás con el señor y la señora Bang a jugar al ajedrez?" Cuestionó, viéndole asentir. "¿Puedo ir?"

"Claro que sí, ven conmigo."

Aram inmediatamente se giró hacia su padre, quien los observaba con una sonrisa. "¡Papá! Voy a ir con TaeHyung, ¿vale? Vamos a jugar al ajedrez con el señor y la señora Bang."

"Muy bien, Aram, pasáoslo bien."

TaeHyung le devolvió la sonrisa, asintiendo. "Gracias."

Juntos avanzaron hacia la pequeña sala de descanso y juegos que tenían los más mayores de aquella zona, saludando a algunos pacientes que TaeHyung reconocía de veces anteriores en las que sus partidas de ajedrez con la señora Bang habían dado tanto de lo que hablar como para tener público incluido.

"¿Y qué tal? ¿Cómo ha ido esa primera sesión? Tu madre dice que el miércoles empezabas otra vez y estabas muy nervioso." Quiso saber él, aferrándose al cuerpo más pequeño para evitar que cayera.

"No ha sido para tanto, al principio lloré porque dolía mucho, pero duró poquito." Explicó. Su corazón se apretó. "Luego me quedé dormido todo el día. Estaba super cansado. La doctora Ahn dice que eso es normal."

TaeHyung le observaba con adoración, odiando el hecho de que alguien tan pequeño, puro e inocente tuviera que pasar por todo eso, pero admirando la fortaleza que tenía.

El rubio asintió. "Lo es, sí, no te preocupes."

"No me preocupo, dijeron que esta medicación me ayudaría a curarme más rápido. Además, mamá trajo el último libro que me regalaste con los lápices y estuve coloreando mientras tanto. Fue divertido."

"¿Estuviste coloreando?" Aram asintió. "¿Cuántos dibujos llevas ya?"

"Muchos, muchos... Casi acabo el libro."

Fascinado, soltó un suspiro.

"Vaya... Pues tendré que traerte otros, ¿no te parece?" Propuso. Al instante, el menor le observó con los ojos muy amplios y brillantes, moviendo la cabeza visiblemente eufórico.

"¡Por favor, sí!"

Una pequeña risa abandonó sus labios, sintiendo como el par de brazos que rodeaban su cuello se apretaban un poco más, señal de que Aram estaba emocionado. Y, por consecuente, él también lo estaba.

"De acuerdo, así será. ¿Quieres que también te traiga lápices nuevos? Puedo buscar rotuladores a base de alcohol, son muy divertidos de usar y hay muchísimos colores, creo que podrían gustarte. De pequeño a mí me encantaba colorear con ellos."

"Sí, sí, por favor."

"Vale."

"¿Podrías traerme libros de coches para colorear? A Jungkook le gustan mucho y quiero regalarle uno por su cumpleaños, por fi. Te regalaré otro a ti también de lo que más te guste."

Una vez más, se le apretó el corazón hasta quedar diminuto. "Por supuesto que sí."

Como agradecimiento, Aram presionó sus labios en la mejilla del rubio, un pequeño y sonoro beso que casi le hace llorar.

"Gracias, TaeHyung, eres el mejor."

Este le apretó más fuerte. "No es nada."

Llegaron a la sala de descanso donde el señor y la señora Bang siempre se encontraban tan sólo unos segundos después, encontrándolos en su respectiva mesa con café y algunas chocolatinas rodeando el tablero de ajedrez.

"¡Mira quién está aquí!" Señalaba Chungmo.

"¡Hola!" Aram canturreó, moviendo los brazos a modo de saludo.

Tan pronto como el matrimonio reconoció la enérgica voz del menor, se giraron, Elettra no tardando en empujar su propia silla de ruedas hacia ellos.

"¡Ay, menos mal que estás bien!" Exclamó, luciendo completamente aliviada de ver al rubio allí. Chungmo, su marido, llegó tras ella. "Qué alegría me da verte, desgraciado. Entre que la semana pasada te desmayaste y hace dos días vimos cómo te tiraban piedras unos desalmados, nos tenías en un sinvivir."

Dejando a Aram en el suelo para que pudiera actuar con libertad, TaeHyung se puso de cuclillas y abrazó a la señora Bang mientras reía, conmocionado por su aparente estado de angustia.

"Yo también me alegro mucho de veros, señora Bang."

"Estuvimos muy preocupados por ti, muchacho, mi mujer hasta se desvelaba para ver las noticias por si salía algo más sobre ese hotel."

TaeHyung llevó a la mujer de vuelta hacia la mesa. "Ha sido un fin de semana muy caótico, sí, pero por suerte todo ha salido bien... Lamento haberos preocupado, no era mi intención."

"¿Qué ha pasado?" Aram quiso saber, subiéndose al regazo del señor Bang y tomando asiento allí. "¿Por qué estabais preocupados por TaeHyung?"

"Porque es un chico muy bueno y abrió un hotel para gente que se había quedado sin hogar." Le explicaba la mujer, viendo la sorpresa en los ojos del más pequeño. "Lo que pasa es que esas personas estaban un poco enfadadas y quisieron hacerle daño."

Aram no tardó en mirar a TaeHyung con suma preocupación. "¡¿Te golpearon?!"

Y volviendo a reír, el rubio negó, tomando asiento en su silla de siempre.

"Sólo fue un accidente, no pasó nada, tranquilo."

"¿Entonces no te golpearon?"

"¿Quién ha golpeado a quién?"

Adentrándose en la sala, Jungkook se hizo de notar repitiendo lo último que había escuchado, logrando que la atención grupal se posara en él.

"¡Jungkook!" Aram gritó su nombre, levantando los brazos para que lo levantara en cuanto pasara por su lado. Él así lo hizo, llevándoselo consigo. "Estábamos hablando de que unas personas enfadadas quisieron golpear a TaeHyung y por eso el señor y la señora Bang estaban muy preocupado."

Tomando asiento junto al rubio, este asintió. "Oh, con que era eso..."

"Yo les estaba diciendo que no fue para tanto, sólo se salió un poquito de control, pero luego las cosas se calmaron."

"Cierto, salió todo muy bien al final, pero nos llevamos un buen susto."

La señora Bang le hizo una señal a TaeHyung, apuntando con su dedo índice el tablero de ajedrez. Este le sonrió, asintiendo, como si estuvieran teniendo una conversación privada delante de todos y sólo ellos dos fueran capaces de entenderse. Ella pulsó el cronómetro.

"¿Y qué pasó?" Aram quiso saber, mostrándose curioso e intrigado.

"Algunas personas no estaban demasiado felices de ver a TaeHyung allí, así que fueron bastante agresivos y desagradables con él."

Esta vez, el pequeño miró a TaeHyung. "¿Te hicieron daño?"

"No, no pasó nada."

"Porque yo lo evité." Puntualizaba un muy orgulloso Jungkook.

TaeHyung bufó. "Sí, bueno..."

Aram miró al azabache de nuevo. "¿Tú lo evitaste? ¿Cómo?"

"Pues un señor muy grande se acercó a nosotros con la intención de discutir y molestar a TaeHyung por simplemente estar allí, así que lo defendí." Explicó, con el pecho hinchado en orgullo. Su hermano pequeño parecía asombrado. "Me puse delante de TaeHyung e impedí que se acercara más de lo debido, luego lo empujé."

"¡¿En serio?!" Jungkook asintió, su barbilla en alto. "¿Y cómo de grande era?"

Señalando la puerta que tenían en frente, hizo que Aram también mirase. "Igual de alto que esa puerta de ahí."

"Vaya... ¿Y no te hizo nada?"

"Nop, nada de nada. De hecho, lo tiré al suelo."

Los ojos del menor se ampliaban gradualmente conforme Jungkook relataba la situación.

Por su parte, TaeHyung prefirió quedarse callado, manteniendo su atención en la partida tan reñida que estaba teniendo con la señora Bang, pues sabía que Jeon estaba simplemente alimentando su ego frente a la persona que más lo admiraba del mundo, su propio hermano pequeño.

"Jaque mate." Pronunció.

La señora Bang dejó escapar un gritito. "¡Me cago en...!" Siseó, terminando por quedarse callada al ver que Aram aún tenía oídos para escucharle. Ella señaló a TaeHyung, quien sonreía. "Te vas a enterar."

TaeHyung rio más fuerte, comenzando instantáneamente una segunda partida.

"Yo también quiero ser fuerte como tú y derribar a gente mala." Oyó a Aram decir, doblando el brazo y haciendo fuerza para mostrar unos músculos definidos que claramente no tenía.

Jungkook meneó la cabeza, apresurándose a negar. "Esas personas no eran mala gente, sólo estaban enfadados, grandullón."

"Pero quisieron golpear a TaeHyung..."

"Lo sé y eso no está nada bien, no debieron haberlo hecho. Actuaron muy mal. Pagaron sus frustraciones con quien más quería ayudar y menos lo merecía, pero eso no los convierte en malas personas."

El ceño de Aram se frunció. "Frustraciones... ¿Qué es eso?"

"El sentimiento que experimentamos cuando no somos capaces de conseguir algo que queremos mucho." TaeHyung explicó, moviendo su pieza. Aram escuchaba atentamente. "¿Alguna vez le has pedido algo a Santa Claus que querías con todas tus fuerzas y no te lo han traído?"

"Sí, una pelota de fútbol... Mis padres dicen que no puedo jugar porque es peligroso."

"¿Y eso te hace sentir mal?"

"Un poquito, sí." Asintió, haciendo una mueca. "Me pone triste y me enfada... ¿Eso es estar afrutado?"

La señora Bang rio. "Afrutado... El niño es una sandía..."

"Frustrado, y sí, es justo eso." Respondía TaeHyung, orgulloso de haber acertado con su explicación para hacerle entender. "Hay una razón de peso que te impide tener el balón de fútbol que tanto quieres, como es tu salud. Y aunque hay probabilidad de que en un futuro puedas conseguirlo; ahora no es así, por lo que te sientes frustrado."

Aram, que parecía embobado con las palabras que el rubio soltaba por la boca, asentía cada pocos segundos, comprendiendo a la perfección lo que decía e incluso sabiendo reconocer aquel sentimiento.

"Sentirse así es normal, pero no es del todo bueno. Mucha gente paga esas frustraciones con otras personas y causan malentendidos, hacen daño... No merece la pena frustrarse."

"Wow..." Expresó el pequeño. "Eres muy inteligente, TaeHyung..."

En respuesta, TaeHyung le dedicó su mayor sonrisa, sintiéndose halagado hasta la médula. "Ow, muchísimas gracias, Aram."

"Ahora entiendo por qué le gustas tanto a Jungkook."

La saliva del rubio tardó menos de lo previsto en quedarse atascada en su garganta, provocándole un pequeño atragantamiento que derivó en una leve tos algo violenta, tragando con dificultad. Miró a Aram como si no pudiera creer lo que había dicho en voz alta (a pesar de que era una total obviedad), quedando aún más impactado cuando Jungkook rio, ni siquiera molestándose en desmentirlo (algo que no debía de sorprenderle pues, una vez más, era obvio).

"¡Jaque mate!" La señora Bang se dejó la garganta en aquel grito, levantando la pieza que acababa de hacerle ganadora como si de unas olimpiadas se tratase. "¡He ganado, he ganado!"

El señor Bang aplaudió de inmediato, la victoria magistral de su mujer consiguiendo que la atención se disipara hacia ella tan pronto como la anunció, logrando que todos, incluido el propio TaeHyung, se vieran sorprendidos.

"¡Te he ganado, mocoso!"

"Enhorabuena, señora Bang." Murmuró, apenas saliendo de su pequeña burbuja donde las palabras de Aram todavía resonaban.

"Por fin, Dios, ya soy feliz..." Un prolongado suspiro abandonó sus labios, echándose hacia atrás en la silla. "Llevaba tanto tiempo soñando con este momento... No me lo creo."

"Ni usted ni nadie..." La voz de Jungkook pronunció, inmediatamente siendo fulminado por ella.

"Vuelvo a ser la reina del ajedrez."

"Pero ha ganado por primera vez después de dos meses, señora Bang, ¿no debería estar avergonzada en lugar de celebrarlo?" Un muy confundido Aram, que no lograba entender muy bien cómo funcionaba aquello del todo, cuestionó.

Jungkook no tardó en taparle la boca para evitar que siguiera hablando, pues los ojos fulminantes de la mujer viajaron hacia él a la velocidad de la luz.

"En idioma de niño eso quiere decir felicidades."

Ella volvió a fulminar a Jungkook otra vez. "Ya, ya, lo que vosotros digáis... No vais a quitarle la ilusión de haber ganado después de tanto sufrimiento. Este es el día más importante de mi vida como jugadora de ajedrez profesional."

Su marido la observó con el ceño fruncido. "¿Y tú desde cuándo eres jugadora de ajedrez profesional?"

"Desde que me dio la gana serlo, ¿a ti qué te importa, mequetrefe? Soy una anciana moribunda, no vengas a discutirme cuál es mi profesión porque te paso por encima con el carrito tantas veces, que en mi tierra serías proclamado como la nueva masa de pizza tradicional."

"¡Ay, pizza, qué rico!" Exclamaba Aram, segundos antes de que Jungkook volviera a taparle la boca.

Un rato más tarde, cuando Aram tuvo que volver a su habitación y la señora Bang decidió que aquella victoria le había dejado un sabor de boca lo suficientemente agradable como para no querer seguir jugando en todo el día y en su lugar permanecieron charlando de cosas aleatorias, contando anécdotas que tanto ella como el señor Bang catalogaban como 'de viejos', la hora de abandonar el hospital había llegado oficialmente para Jungkook y TaeHyung, quienes se vieron obligados a recoger sus cosas y marcharse.

"Le doy mi más honesta enhorabuena por la victoria, señora Bang." TaeHyung se inclinó para abrazarla. "Pero no se acostumbre, ¿eh? Esta vez me ha pillado desprevenido.

Por supuesto, ella bufó. "Claro, claro, lo que tú digas..."

"Nos vemos el próximo lunes, señor Bang."

"Ya puedes poner las pilas, ¿eh? Mi mujer no puede ganar dos semanas seguidas, hombre, que se me va a caer el poco pelo que me queda del disgusto..."

TaeHyung soltó una carcajada.

"¡Envidioso!" Chillaba Elettra.

Abandonaron aquella sala y seguidamente el hotel, todavía riendo por el comportamiento aniñado del matrimonio.

"Es increíble lo mucho que una simple victoria al ajedrez puede animar a una persona. No he visto a esa mujer tan feliz en los dos años que llevo aquí, e incluso me disfracé de pizza por su cumpleaños..."

"¿Lo dices en serio?" Riendo, quiso saber, mostrando incredulidad al respecto.

Jungkook asintió. "Más de lo que me gustaría, sí."

"Joder, me hubiera encantado ver eso..." Se lamentó, haciendo al azabache reír.

"¿Acaso tienes un fetiche por los disfraces?"

TaeHyung resopló, poniendo los ojos en blanco. "Oh, sí, me pone muy cachondo ver a la gente vestida de pizza por ahí."

"Bueno... Tendré que buscar el disfraz, entonces... Debo tenerlo guardado en alguna parte del armario, seguro que lo encuentro por ahí." Dijo para sí mismo, poco después observando al rubio. "¿Cuándo dices que quieres usarlo?"

En respuesta, recibió un golpe en el brazo. "Nunca."

"Bah, aburrido..." Negando, dejó escapar un bufido para disimular su decepción. "Por cierto, estaré ayudando a Jaemin y a Lyon con la mudanza, por si más tarde te pasas por el hotel, para que sepas que nos encontraremos."

Él asintió, sacando las llaves del coche. "Planeo pasarme después de la universidad, sí, quiero ver cómo están las cosas por allí."

"Pues te veré por allí."

"Claro, puedo unirme a vosotros y ayudar, así tardamos menos. Quizás luego podríamos pedir algo para cenar, yo invito."

"Qué generoso estás últimamente, rubito..." Se burlaba, dándole un leve empujón antes de volver a pasar el brazo por sus hombros, enviándolo de vuelta a su lado. "¿A qué se deben tantas buenas acciones seguidas? ¿Planeas convertirte en el Premio Nobel de este año?"

TaeHyung se encogió de hombros, siguiéndole rápidamente el juego. "¿Me votarías si me presentan como candidato?"

"Sería el primero en votarte." Aseguró, satisfaciendo su monstruito interior.

Aquella afirmación tan inmediata, honesta y directa le hizo sonreír. "Perfecto, entonces." Ocultando su orgullo, pulsó el botón de desbloquear el coche. "Nos vemos más tarde en el hotel."

Jungkook le soltó un poco a regañadientes, dejándole ir.

"Hasta luego, rubito."

No le quitó la vista de encima en ningún momento, ni siquiera cuando se alejó de él para meterse en el coche, mucho menos cuando abandonó el aparcamiento y poco después desapareció por la carretera. Simplemente suspiró, deseando que nunca se hubiera ido.

Al cabo de unas horas, tras finalizar sus exámenes y entregar algunos proyectos que tenía pendientes, TaeHyung salía de su última clase de la tarde, sintiéndose inexplicablemente ansioso porque ese momento llegara.

"¿Crees que sacarás buena nota en el proyecto de Leyes Digitales?" Uno de los compañeros que salía a la misma vez que él, le preguntó. "A mí se me dificultan un poco todavía, no sé qué tal me habrá salido."

"Yo creo que no me ha ido mal, pero ya lo veré mañana."

"¿Y cómo es que te ha dado tiempo a terminarlo todo?" Cuestionaba una de las chicas que lo acompañaban también. "Te he visto en las noticias por lo de ese hotel, ha debido de tomarte mucho trabajo... No sería capaz de estar atenta a todo."

Él se encogió de hombros. "Bueno, he tenido ayuda, no lo he hecho solo."

"¿De verdad vas a meter a tanta gente en un hotel de cinco estrellas? ¿No te da miedo que alguien te robe?" Otra voz masculina cuestionó, viéndose realmente preocupado.

La chica que anteriormente había hablado, golpeó su brazo. "¿Qué dices? ¿Por qué iban a robar nada?"

"Porque todos sabemos cómo es esa gente..." Bufó, su respuesta sonando demasiado obvia. "Venderían a su propia madre por una rebanada de pan recién horneado. Se mueren de hambre."

"A ti se te mueren las neuronas."

"Pero si es la verdad, ¿o me vas a decir que no has visto lo mismo que yo? De no ser por el hotel, la gran mayoría estaría debajo de un puente."

TaeHyung optó por ignorar la conversación que estaban teniendo, especialmente cuando su teléfono comenzó a sonar con la melodía que le había asignado a Jungkook, alejándose sin mediar palabra alguna mientras contestaba.

"Ya voy para allá, Jungkook, estoy saliendo de la universidad." Le dijo nada más descolgar. "En media hora llego."

"Estoy en el hospital, rubito." Oyó que murmuraba, en un tono de voz bajo, casi áspero, tratando de ocultar lo que sonaba como una profunda tristeza que preocupó sumamente a TaeHyung. "Será mejor que vengas."

Su ceño se frunció, deteniéndose al instante en que una inquietud comenzó a nacerle en el pecho. "¿Por qué? ¿Qué ha pasado?"

"Es la señora Bang, TaeHyung... Deberías venir."

Y sin decir absolutamente nada, tampoco esperar a que Jungkook le diera más detalles de lo que sucedía, el rubio colgó, sabiendo en lo más profundo de su corazón que algo no iba bien. Y ese algo le rompería el alma en mil pedazos.

"¡Eh, TaeHyung!" Oyó que alguien le gritaba a sus espaldas. "¿Dónde vas?"

No se inmutó siquiera, ignorando a sus compañeros mientras corría hacia su coche, notando como el corazón le latía cada vez y más rápido, de modo que parecía querer salírsele del pecho.

Dejó escapar algunas lágrimas en el camino hacia el hospital, teniendo muy claro que llegaría para encontrarse con una noticia demoledora, pues no era la primera vez que oía ese tono de voz en alguien.

Todavía podía escuchar a su padre a través del teléfono tan sólo un año atrás, llamándole para avisarle que su madre había fallecido y que debía ir corriendo a casa. Aún podía reconocerse a sí mismo corriendo entre los estudiantes para buscar a Gemini y llevárselo consigo lo más rápido posible, intentando mantener la calma aún cuando el corazón se le caía a pedazos por el camino.

Llegó al hospital por segunda vez en el mismo día, sintiendo un ambiente gélido en cuanto cruzó la puerta.

No era la primera vez que entraba con una sensación pesada en el pecho, sabiendo lo que se encontraría incluso si prefería negárselo a sí mismo para aferrarse a un ápice de esperanza. Sin embargo, no podía. Había cruzado esa puerta más de cien veces en toda su vida y sólo seis de ellas lo había hecho con una sonrisa. Esta no era una de esas. No podía serlo.

Respiró hondo, buscando con la mirada un rostro conocido, alguien que pudiera darle respuestas o que simplemente le explicara lo que estaba sucediendo.

"TaeHyung." Oyó a Jungkook llamarle, por lo que inmediatamente trató de hallarlo en algún lugar cercano a él.

Vio al azabache a tan sólo unos metros, junto a la sala de urgencias. Dio un paso en su dirección, inseguro. Jungkook tenía la mirada apagada, lleno de angustia, incredulidad y mucho dolor. Sólo con mirarle, supo que sus sospechas eran ciertas.

Los pequeños pasos inseguros que daban en su dirección se convirtieron en una carrera rápida, desesperada, llegando junto a él en apenas unos segundos.

"Jungkook, ¿qué ha pasado?" Quiso saber, con el corazón en un puño.

Este acunó su rostro con ambas manos, mirándole como si se estuviera preparando para cubrir el dolor que prontamente lo abrumaría. Acarició sus mejillas primero, tratando de calmarse y ocultar las lágrimas que amenazaban con delatarle.

"Sufrió una parada cardiorrespiratoria durante la cena." Le explicó, sin dejar de pasar los dedos por su rostro. "Intentaron reanimarla, pero- pero no hubo forma de conseguirlo... No pudieron hacer nada."

La primera lágrima traicionó a TaeHyung, su barbilla temblando.

"Se ha ido..."

Entonces, el pequeño atisbo de esperanza al que se había aferrado cobró vida; piernas y brazos apareciendo sólo para poder empujarle de cabeza al oscuro abismo. Cayó de bruces, sin previo aviso, únicamente sintiendo los estragos de todas esas heridas que quedarían en él de por vida.

TaeHyung sollozó, siendo incapaz de evitarlo, notando como le arrancaban una parte de él que irradiaba felicidad y la aplastaban frente a sus narices, apagándola en el acto.

Jungkook no dudó en abrazarle con todas sus fuerzas, que eran pocas, ignorando su propio dolor para apaciguar el que él estaba sintiendo. Cerró los ojos, impidiéndole a las lágrimas salir mientras frotaba la espalda ajena, haciéndole saber que su hombro era un lugar seguro en el que desahogarse.

"TaeHyung, Jungkook, chicos..." La voz de la doctora Ahn, quien salía de aquella habitación, sonó suavemente tras ellos. Jungkook fue el único que encontró agallas para girarse a mirar. "El señor Bang quiere veros, si es posible."

Asintiendo, le indicó sin necesidad de palabras que esperase un momento. Ella lo comprendió, dedicándole una dulce pero triste sonrisa, antes de desaparecer.

"Rubito." Lo llamó en apenas un susurro. TaeHyung no reaccionó. "Eh, rubito, mírame." Pidió, levantándole el rostro cuidadosamente, quitándole las lágrimas con los pulgares. "Sé que estás triste y muy enfadado, pero Chungmo quiere vernos, así que debemos ser un poquito fuertes, ¿vale? Hagámoslo por él."

Aún sollozando, él asintió. Jungkook besó su frente, abrazándolo más fuerte y frotándole la espalda.

"Lo sé, lo sé, es una mierda... Pero ahora más que nunca ese hombre nos necesita y se lo debemos." Susurraba.

Aferrado a su cuello, TaeHyung dio todo de sí para respirar hondo y calmarse, pues sabía que Jungkook tenía razón. Ellos tenían derecho a sentir dolor, llorar y desahogarse, pero debían priorizar a sus pacientes. El señor Bang era lo único que importaba ahora.

Con la barbilla en alto se separó de Jungkook, eliminando sus lágrimas y cobrando el sentido como si nunca hubiera llorado.

"¿Vamos?" El azabache apretó su mano, ojos brillantes, llenos de lágrimas, observándole con suma atención. TaeHyung asintió. "Respira hondo y ven conmigo, vamos."

Durante los cinco segundos que tardaron en cruzar la puerta de aquella habitación, él se mentalizó para no derrumbarse en cuanto entrara y viera que la señora Bang ya no se encontraba allí, como solía hacerlo siempre. Puso una triste sonrisa en su rostro, luchando contra el impulso de sollozar una vez lo hizo, encontrando a Chungmo sentado en un butacón.

El señor Bang los vio entrar, sus pequeños ojos inundados en dolor e incredulidad causando estragos en ambos.

"Habéis venido..."

Jungkook apretó la mano de TaeHyung. "Claro que sí, señor Bang."

"Por favor, sentaos." Pidió, señalando los asientos vacíos frente a él. "Le pedí a la doctora Ahn que os avisara porque quería hablar con vosotros, pero no sabía si estaríais preparados. Elettra también era muy importante para vosotros."

"Usted también lo es." TaeHyung logró decir. "Por eso estamos aquí."

Él les entregó una sonrisa triste, casi vacía. "Gracias, de verdad..." Meneó la cabeza de un lado a otro, sintiéndose fuera de lugar. "Me cuesta asimilar que ya no está, ¿sabéis? Ha pasado muy poco tiempo todavía, pero tengo la sensación de que nunca dejaré de sentirme así."

"Es complicado, señor Bang."

"Tienes razón, sí..." Susurró. "Es sólo que siempre creí ser yo quien se marchara primero, incluso si ella enfermó mucho antes, ambos teníamos esa percepción e incluso bromeábamos con ello."

Tragando saliva, TaeHyung apretó los labios y respiró hondo, evitando las lágrimas amenazantes.

"...pero todos sabemos que Elettra no podía quedar segunda en nada, ¿verdad?" Trato de bromear, viendo sus sonrisas aparecer. "Por eso también quería que vinierais, porque sé que, de algún modo, se ha ido satisfecha."

"¿Satisfecha?" Cuestionaba el azabache.

Chungmo asintió. "Desde que TaeHyung llegó y perdió su primera partida contra él, se esforzó por estar a su altura y ganar. Practicaba todos los días casi a todas horas... Era como si tuviera una nueva motivación." Mirando al rubio, le sonrió. "Hacía años que no veía a mi mujer tan feliz como cuando te ganó esta mañana."

TaeHyung no pudo no devolverle la sonrisa, viendo como comenzaba a rebuscar algo en sus bolsillos.

"Elettra podía parecer una persona un poco seca, brusca... Pero sé que te ganaste su corazón desde el primer día, igual que ella el tuyo." Continuó, sacando algo de su abrigo. "Por eso mismo quiero que te quedes con esto, para que puedas acordarte de ella siempre."

Extendiendo la mano hacia él, recibió lo que tenía para darle, encontrándose con un caballo de ajedrez. TaeHyung necesitó una fuerza extraordinaria para controlar su llanto.

"Era su pieza favorita." Señalaba el señor Bang. "Y si hay alguien que debería quedársela, ese eres tú. Su oponente favorito."

Apretó aquella pieza, llevándosela al pecho y suspirando.

"También es mi pieza favorita... Ahora más que nunca."

Chungmo le sonrió. Luego, sus ojos viajaron hacia el azabache.

"Jungkook, toma, esto es para ti." Tendiéndole una hoja de papel doblada en cuatro partes, lo puso sobre su mano extendida. "Elettra lo escribió expresamente para dártelo. Estaba convencida de que querrías tenerlo."

Desdoblando aquella hoja con las manos temblorosas y los ojos llenos de lágrimas, Jungkook sintió como su corazón se partía en mil pedazos al entender de lo que se trataba,

"Una receta..."

"Para hacer la pizza italiana perfecta, sí." Asentía. "Hace un tiempo prometió cocinarte su famosa pizza napolitana, sabía que era tu favorita."

El azabache respiró hondo. "Tenía... Tenía entendido que los italianos jamás daban sus recetas a nadie fuera del círculo familiar. O al menos, no recetas que fueran tan sagradas como esta..."

"Nosotros nunca tuvimos hijos, muchacho... Y, por ende, tampoco nietos. Sólo nos teníamos el uno al otro, hasta que llegaste tú." Lo señaló. "Cuidaste de Elettra y de mí desde el primer día, Jungkook. Eres lo más cercano a la definición de familia que puede existir." Al azabache lo traicionó la primera lágrima. Chungmo señaló a TaeHyung. "Luego llegó este chico tan increíble y la palabra familia terminó de cobrar sentido."

TaeHyung apretó los ojos con fuerza.

"Ella os quería mucho, aunque no lo dijese, igual que yo." Siguió diciendo, su voz acongojada por el llanto. "Nunca pudo daros las gracias como era debido, así que yo lo haré por ambos."

"No es necesario, señor Bang..."

"Gracias por haber permanecido a nuestro lado en los peores momentos de nuestras vidas, y sobre todo por hacer que incluso en esos momentos hubiera algo bueno que rescatar, que recordar." La triste sonrisa adornándole los labios haciéndose un poco más grande.

"Gracias a usted por permitirnos hacerlo."

Chungmo apretó la mano que TaeHyung le tendió, buscando a tientas la de un Jungkook cabizbajo, que ocultaba aquellas lágrimas que ya no podía contener más.

Ambos abandonaron aquel hospital poco después, sintiéndose vacíos, con el corazón colgando, profundamente heridos por un dolor que jamás se iría. Permanecería junto a ellos de por vida.

TaeHyung lloró hasta quedar seco. Jungkook le abrazó, los pedazos de su alma rota cayendo al suelo.

Esa misma noche, a tan sólo unas horas de diferencia, Bang Chungmo se reunió con su querida Elettra, su gran amor, pues no podía aguantar demasiado sin ella.

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