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✧c.-024

N/A: ¿Qué pasa si dejo el capítulo por aquí y me voy como si nada? jejejeje xD

Cap dedicado a LailaVillar ♡♡

Hoy os recomiendo 'Give Me a Kiss' de Crash Adams, estoy enamorada.

[...]

El silencio sepulcral que había allí dentro y se magnificó cuando el rubio cerró la puerta a sus espaldas, hizo que borrase su sonrisa, encontrándose con varios pares de ojos desconcertados, llenos de angustia y preocupación.

"TaeHyung..." Gemini le llamó.

Su hermano se mostró confundido, sin saber por qué todos allí parecían tener un aura oscura. Entonces, tan pronto como miró hacia el frente, donde Mos tenía la televisión colgada y vio a su padre en ella, supo que algo no iba bien. Jungkook también pareció notarlo.

"¿Qué ocurre?"

"Es el alcalde." La voz de Jaemin sonó. "Quieren demoler las zonas con menor presupuesto socioeconómico y convertirlo en oficinas."

TaeHyung tragó saliva. "¿Y eso quiere decir qué...?"

"Que muchas familias se quedarán sin casa. Echarán abajo la antigua biblioteca, los edificios al norte que siguen habitados por decenas de personas. Un centenar de personas sin recursos terminarán en la calle."

Algo se clavó en su pecho, mirando a Gemini en busca de respuestas, sólo para encontrar que parecía igual de desconcertado que él. No entendía nada.

¿En qué momento su padre había tomado esa decisión? ¿Por qué? ¿Qué le impulsaba a hacerlo?

"Pero no puede hacer eso..."

"Sí que puede. Las condiciones de esos edificios no son aptas para que nadie pueda vivir en ellos; la estructura, paredes llenas de hongos, paredes con filtraciones..." Explicaba uno de los presentes, Leedo, quien parecía conocer la situación. "Podrían venirse abajo en cualquier momento. Y ya advirtió a las familias para que los desalojaran con tiempo. En menos de un mes comenzarán las obras."

"¿Y cómo mierda sabe las condiciones en las que esa gente vive si ni siquiera se aparece por aquí?" Jungkook escupió su pregunta con rabia.

Mos se encogió de hombros, tras la barra. "No hace falta, tiene personas que lo hacen por él. Puede enviar a cualquiera y que estudie la zona."

"¿A cualquiera?" El ceño del azabache se frunció, incapaz de pensar con claridad, especialmente cuando se giró y vio el rostro consternado de TaeHyung, como si sintiera culpabilidad por algo.

TaeHyung, que tenía el corazón en un puño y el alma hecha pedazos, pareció aún más confundido cuando aquellos ojos oscuros le observaron, fulminantes. Él no tuvo oportunidad de decir nada, pues Jungkook se le adelantó.

"¿Tú tienes algo que ver en todo esto?" Cuestionó de manera brusca, tanto que el rubio no podía reconocerle justo ahora, logrando verse aún más desconcertado.

"¿Qué...?"

"Nunca antes os habíamos visto por aquí y ahora venís casi todos los putos días." El azabache puso su dedo índice contra su pecho. "¿No es eso demasiada casualidad, TaeHyung?"

"¿D-De qué estás hablando?"

"Jungkook, ¿qué dices?" Mos le observó con el ceño fruncido.

"Tu hermano mágicamente se volvió mejor amigo de Fourth sin intención alguna y a tu amigo le dio por investigar al tío con el que su novia le ponía los cuernos, ocho meses antes de que al puñetero alcalde, que es tu padre, le diera por demoler esta zona. No me digas que no huele un poco raro aquí."

Banky, quien observaba la situación incrédulo, frunció el ceño tan pronto como se sintió señalado, ladeando la cabeza. Esperaba estar oyendo mal.

"¿Pero este chico es gilipollas?" Murmuró en voz alta, dejando muy en claro su desconcierto.

A TaeHyung se le formó un nudo en la garganta que pudo tragar, afortunadamente. "¿Estás... estás diciéndome que somos unos infiltrados o algo así? ¿Es eso lo que insinúas?"

Los ojos de Jungkook brillaron.

"¡Vaya! Qué listo eres cuando quieres, hombre." Escupió, su voz tan llena de sarcasmo que hirió profundamente a TaeHyung.

Esto no estaba sucediendo en serio. No podía estar pasando de verdad.

"Jungkook, basta."

TaeHyung dio un paso más cerca del azabache. "No soy ningún topo, ninguno de nosotros teníamos ni idea de que esto estaba sucediendo."

"Claro que no." Gemini apoyó las palabras de su hermano.

"No, por supuesto que no... Aquí, los hijos del alcalde." Señaló a ambos jóvenes. "No tenían ni puta idea de lo que tramaba su padre, ¿verdad que no? Sabían lo mismo que nosotros."

"Jungkook..."

A la defensiva, el susodicho se giró para mirar a todo aquel que estuviera observándole con una mirada de advertencia, sintiéndose en medio de una ventisca donde todos los objetos volaban hacia él. Estaba demasiado molesto para ser racional.

"Vamos, ¿es que a nadie más le huele mal todo esto?"

"Cállate, Jungkook." Pronunció Fourth, sus labios apretados. "Estás diciendo estupideces."

"¿Sólo a mí me parece que se están riendo en nuestras caras, Fourth? ¿No ves nada de sospechoso en que ese niñato esté tan interesado en ser tu amigo?"

Gemini frunció el ceño, viéndose verdaderamente molesto por primera vez. "¿Eres imbécil?"

Con un nudo en la garganta, TaeHyung se despojó de la chaqueta que llevaba puesta. "Gemini, Bank, vámonos a casa." Les pidió, viendo como su hermano parecía estar a punto de decir algo. "Gemini, por favor."

Finalmente, y manteniendo la mandíbula apretada, el pelinegro hizo lo pedido, poniéndose en pie del mismo modo en que Bank lo hacía.

Los ojos del azabache volvieron hasta él.

"¿Vas a huir sin más, rubito?"

TaeHyung contempló su mirada con dureza, enfrentándolo. "No me voy a quedar escuchando como señalas a mi hermano, a mi mejor amigo y me señalas a mí de algo que no es cierto, Jungkook, eso seguro."

Sus cejas se alzaron. "¿No es cierto?"

"No, no lo es, pero tú no quieres escuchar y yo no pienso discutir contra un muro de cemento sordo, inmaduro y estúpido." Le dijo, estampando la chaqueta ajena contra su pecho. "Esto es tuyo." Luego, le arrebató la suya propia de las manos. "Y esto es mío."

"Muy bien." Asintió, aceptando la situación y su chaqueta en el proceso.

"Gracias por la dedicatoria, pero ahora mismo puedes metértela por el culo."

Una vez Gemini y Bank llegaron con él, compartió una última mirada con Jungkook, antes de mirar al resto. "Buenas noches, chicos."

"Id... Id con cuidado." Jaemin le dedicó una sonrisa tensa, conforme todos los demás se despedían con leves asentimientos.

TaeHyung asintió. "Gracias." Fue todo lo que dijo, girándose y poco después abandonando el lugar.

Jungkook mantuvo la vista fija en la puerta que TaeHyung y compañía acababan de cerrar, vaciando sus pulmones al mismo tiempo en que negaba. No pasó mucho tiempo, mientras devolvía la mirada al frente, hasta que algo frío y líquido impactó en su rostro, apenas abriendo los ojos a tiempo para ver a Fourth, delante de él sosteniendo un vaso de agua.

"¡Fourth!" Su hermano mayor exclamó.

"¿Qué demonios...?"

"Eso es para que se te enfríen las ideas, imbécil." Escupió el menor. "A ver si así aprendes a escuchar de una puñetera vez."

Mos llegó en cuestión de segundos, apartando a su hermano de Jungkook. "Fourth, vete para el almacén, vamos."

"No me voy a ningún lado, Mos. Ha echado a mi mejor amigo de aquí como si fuera un perro, sin molestarse siquiera en confirmar si lo que decía era cierto o sólo estaba vomitando estupideces." Miró al mayor con los ojos llenos de lágrimas.

"Fourth..."

Luego, sus ojos viajaron hacia Jungkook, ignorando las palabras de Mos, sólo para señalarlo. "Te prometo que si por lo que acabas de hacer, si por esta mierda que has liado de la nada, sin tener ni una maldita prueba, mi amistad con Gemini se ve afectada, tú estarás muerto para mí a partir de hoy, Jungkook."

Algo punzante se clavó en el pecho del mencionado, mirando a aquel a quien consideraba un hermano pequeño con dolor

Mos jaló del menor hacia atrás, alejándolo de él mientras continuaba fulminándolo con la mirada. Ese ambiente tan tenso, incómodo y casi asfixiante era algo nuevo para todos los presentes, quienes se conocían de toda la vida. Y es que Fourth nunca se había dirigido a Jungkook de esa forma. Jamás.

"Vete para el almacén ya mismo, Fourth, no te lo repito más veces."

"De acuerdo." Escupió, dedicándole una última mirada y finalmente marchándose de allí.

Una vez no hubo rastro alguno de Fourth, Mos vació sus pulmones, cruzándose de brazos y contemplando la expresión consternada de Jungkook, quien parecía haber recibido un balazo allí mismo.

"Has dicho mucha mierda por esa boca sin pensar, amigo mío..." Le dijo, en un tono de voz calmado.

Jeon bufó, aún alterado. "¿Tú crees, Mos?"

"Totalmente."

Entonces, Jungkook miró a su alrededor, donde contempló las miradas consternadas de sus amigos, encontrando que todos se veían igual de decepcionados y nerviosos que Mos.

"¿Pensáis lo mismo que él?"

"No creo que señalar a esos tres chicos fuera el movimiento más inteligente, para ser honesta." Se pronunciaba Sua. "Me caen bien, y aunque no los conozca, no parecen ser el tipo de persona que haría algo así."

"Eso nunca se sabe, Sua, la gente sabe fingir muy bien. No olvides que son los hijos del alcalde, después de todo."

"Estoy al tanto de ese detalle desde que aparecieron en el cumpleaños de Fourth, bebieron cerveza de marca blanca con nosotros y se sentaron a escucharnos hablar sobre gilipolleces aleatorias durante toda la noche." Ella se dirigió a Jay. "¿De verdad crees que se tomarían tantas molestias por un proyecto de su padre? No nos necesitarían."

Siyeon, estando de acuerdo con su pareja, asintió. "Sí, se veían igual de confundidos que todos nosotros cuando conocieron la noticia.

"El rubio ese hasta parecía estar a punto de llorar."

El pecho de Jungkook no pudo evitar apretarse ante la mención de TaeHyung. Había estado demasiado ocupado señalándolo como culpable para notar lo confundido y fuera de lugar que parecía.

"TaeHyung me ayudó con el desgraciado de mi casero en más de una ocasión e incluso me facilitó en contacto de un muy buen abogado, ¿por qué harían eso?"

"No hay ninguna razón. Además, que de ser el caso, con darse una vuelta por el barrio sería más que suficiente para saber que estamos en la mierda y muchos edificios ni siquiera cumplen la normativa." Siyeon miró al arquitecto del grupo. "¿O no es cierto, Leedo?"

Este asintió. "Lo es, sí. Hace años que muchos de ellos dejaron de ser habitables, pero la gente sigue ahí porque no tienen otro sitio donde ir..."

"Mis tíos tuvieron que mudarse porque se le caían las paredes a trozos, intentaron llamar al ayuntamiento para buscar una solución, pero aquí no se ayuda a la clase obrera, así que ahora están viviendo en un albergue." Explicó Yibo, de brazos cruzados.

Dejando escapar un pequeño suspiro, viendo a un derrotado azabache, Jaemin se le acercó, palmeándole el hombro sólo para llamar su atención, consiguiendo así que levantara la vista del suelo, ya que parecía cabizbajo.

"Yo creo que te has precipitado, Jungkook... Si realmente tenías dudas sobre ellos, esa no ha sido la manera más idónea de hacérselas saber."

"Concuerdo con él."

Jungkook asintió, escondiendo las manos en los bolsillos y relamiéndose los labios. "Ya... ¿y cómo estáis tan seguro de que no es lo que yo digo? Que no tienen nada que ver en todo esto."

"Porque ese proyecto que menciona el alcalde, lleva cerrado más de diez meses, Jungkook. Mucho antes de que aparecieran por aquí cualquiera de ellos, inclusive Gemini. No tenían ni idea de nada, igual que nosotros." Mos, que estaba absorto en su teléfono móvil, leyendo, se lo entregó. "Toma, lee esto."

El azabache así lo hizo, encontrando el artículo más reciente sobre aquello de lo que hablaban. Su corazón dio un vuelco, pues era cierto. Aquel acuerdo con la empresa de construcciones llevaba firmado más de diez meses.

"De haberlo sabido, probablemente ni siquiera hubiesen venido a verte." Siyeon murmuró. "¿Para qué lo harían? ¿Para estar en el foco de atención y salir perjudicados? Sería estúpido."

Aún confundido, alterado y muy molesto, Jungkook tragó saliva, lo que sus amigos decían entrándole a duras penas en la cabeza. No podía pensar con claridad, mucho menos razonar. Tenía un cúmulo de emociones que le arañaban el estómago y golpeaban su pecho sin cesar. Estaba conmocionado, más incluso de lo que admitiría alguna vez.

En otra parte de la ciudad, una hora más tarde, pero compartiendo el mismo sentimiento autodestructivo, TaeHyung volvía a su apartamento con Gemini en el asiento del copiloto tras haber dejado a Bank en su casa, prometiendo llamar cuando ambos estuvieran en la propia.

"No puedo creerme que hiciera esto..." Oía al menor mencionar, meneando la cabeza de un lado a otro.

TaeHyung ni siquiera era capaz de comprender cómo estaba sintiéndose. Estaba decepcionado. Con su padre, con Jungkook por pensar así, con él mismo por no haber sabido defenderse, con todo el mundo. Dolido, enfadado, lleno de rabia y tristeza.

Jamás creyó capaz a su padre de hacer algo tan inhumano como esto. Su padre, aquel que prometió que la política jamás le haría convertirse en alguien despreciable.

"¿De verdad va a dejar a tanta gente sin hogar?" Volvía a cuestionar su hermano, esta vez dirigiéndose a él.

Y, por primera vez en mucho tiempo, TaeHyung no supo que contestarle.

"No... No tengo ni idea, Gem..." Admitió, relamiéndose los labios. "Como ya dijo ese chico, las condiciones de esos cimientos no eran las más adecuadas para tener gente viviendo allí. Se terminarían derrumbando tarde o temprano, quizás incluso llegando a causar verdaderas desgracias."

Gemini le observó con los ojos entrecerrados. "Eso sigue sin ser una excusa para dejar a decenas de familias en la calle como si nada."

"Lo sé, lo sé... Simplemente estoy intentando buscarle un propósito a todo esto." Asentía, tratando de no ser consumido por la angustia, de una manera poco exitosa.

"No hay ningún propósito; ese hombre es un puto egoísta."

Tan pronto como el pelinegro dijo aquello, TaeHyung giró la cabeza para mirarle. "Gemini, no hables así de él, es nuestro padre."

"Pues nuestro padre es un puto egoísta." Escupió.

"Gemini."

El susodicho le observó. "¿Qué? ¿Acaso vas a negarlo y justificarlo como siempre haces?"

"Gemini, por favor..."

"¿Por favor qué?" Le observó, entre confundido, decepcionado y molesto. "No puedes defender a papá, no de esto. Sabes que es injusto."

TaeHyung podía sentir como su corazón se aceleraba cada vez más, encontrando imposible el salir de esa situación ileso y temiendo por los restos que quedaban de aquella familia que poco a poco iban desmoronándose a su paso. No podía hacer nada por defender a su padre, tampoco para mantener calmado a Gemini. No podía ser imparcial por el simple hecho de que su corazón dolía.

"Es injusto, sí." Concordó, apenas susurrando, mientras estacionaba el coche fuera de su apartamento. Ni siquiera sabía cómo actuar, pues nadie le había dado instrucciones.

Luego, la voz de Gemini sonó.

"A mamá no le hubiera gustado que esto pasara..."

Y su corazón terminó de romperse, siéndole imposible ocultar las lágrimas que amenazaban con salir.

"Lo sé... Créeme que lo sé."

Compartiendo aquellas lágrimas, su hermano le observó. "¿Qué haremos? No podemos volver al distrito Jung... quien nos conozca va a querer nuestra cabeza en conjunto. ¿Cómo veré a Fourth a partir de ahora?"

"Gemini, no pienses en eso." Con una presión en el pecho, le observó, acariciando su rostro.

"Fourth es mi único amigo, TaeHyung, no quiero que nada de lo que papá pueda hacer me separe de él. Jamás se lo perdonaría."

Lentamente, el rubio apretó los labios, eliminando una lágrima solitaria que se le escapó. "Nada de esto tiene por qué afectaros directamente, ¿de acuerdo? Ya encontraremos una forma en la que poder solucionarlo."

"Vale..."

Y, como siempre, como cada vez que TaeHyung conseguía calmar a su hermano pequeño, este asintió, confiando en aquellas palabras y creyéndolas firmemente, pues era lo único que tenía. Mientras tanto, TaeHyung luchaba consigo mismo por saber mantener sus palabras, tratando así de proteger lo único que le quedaba, entregándole su mejor sonrisa.

"Lo arreglaremos, ¿vale? Todo va a ir bien."

Gemini asintió. "Vale, sí." Limpiándose sus propias lágrimas, le dijo. "Pero, ¿qué va a pasar con toda esa gente?"

De nuevo, e inevitablemente, TaeHyung no supo qué responder.

"No tengo ni idea, Gem... Ojalá la tuviera."

Una vez el ambiente entre ellos se volvió menos tenso, ambos salieron del coche con rapidez, habiéndose prometido mutuamente pedir algo de cenar (por supuesto, a petición del menor) y ver una película (que también elegiría Gemini) para no acabar el día con un sabor tan amargo de boca. Era una tradición que no podían perder.

El teléfono de Gemini sonó mientras este esperaba a que su hermano abrirse la puerta.

"Es Fourth." Dijo en voz alta, captando así la atención ajena. TaeHyung le observó. "Dice que siente mucho el comportamiento de Jungkook hace un rato."

TaeHyung le sonrió con dulzura. "No tiene que disculparse por nada, no es su culpa."

"También dice que él confía en nosotros y sabe que no tenemos nada que ver en todo esto. Todos lo saben. Bueno... menos Jungkook, claro."

Inmediatamente una presión desconocida se adueñó de su pecho mientras empujaba la puerta para adentrarse en el apartamento, incapaz de controlarla cuando incrementó ante el pensamiento de que ahora Jungkook lo odiaba. Todo se había torcido en el último momento, sin que él pudiera hacer nada para evitarlo.

"Está bien, lo que él piense no es relevante ahora." Respondió, buscando autoengañarse en el proceso. "Dale las gracias de mi parte."

Gemini asintió, adentrándose tras él.

"Lo haré."

A la mañana siguiente, TaeHyung abandonó su propio apartamento más temprano de lo que debería, habiéndole dejado a Gemini una nota avisando de que estaría fuera por algunas horas mientras él descansaba, pues esa misma noche había sido muy claro al mencionar que no quería dirigirse a su padre. Y eso era justo lo que TaeHyung haría.

Tardó menos de media hora en llegar a la finca de los Kim, aquella en la que prácticamente había crecido, aparcando en su plaza y saliendo tan pronto como se despojó del cinturón. Estaba alterado, intentando mantener la calma en cada paso que daba, algo que le resultaba casi imposible.

"Oh, buenos días, señorito TaeHyung." Saludaba el amo de llaves, Kyungsoo, a quien le sonrió tan pronto como se adentró en la casa principal, encontrándoselo de bruces. "¿No viene el señorito Gemini con usted?"

"Se ha quedado descansando, ha sido una noche muy larga."

Asintiendo, el hombre le sonrió. "¿Necesita que avise a su padre de que ha llegado?"

"No, no te preocupes, Kyungsoo, muchas gracias, yo mismo lo buscaré."

"De acuerdo. En ese caso, le veo luego, señor." Dijo, para acto seguido hacerle una reverencia y continuar con su camino en dirección a la cocina.

Nuevamente a solas, TaeHyung vació sus pulmones, aferrándose a los extremos de su chaqueta conforme avanzaba hacia el despacho de su padre, que quedaba en la primera planta. El silencio lo abrumó, intentando mantener la mente ocupada. Y es que la casa solía estar vacía todo el tiempo, a excepción de las personas que conformaban el servicio.

Por lo general el señor Kim no solía estar por allí, o al menos, no desde que entró de lleno en la política, pasando todo su tiempo en viajes, meetings o reuniones con personas demasiado importantes como para que TaeHyung pudiera recordar sus puestos. Vivir allí para él se había vuelto un dilema tras la muerte de su madre, es por eso que decidió comprar su propio apartamento y la misma razón por la que Gemini casi que parecía vivir con él allí también.

Llegó al despacho de su padre, llenándose los pulmones de aire tras escuchar su voz tras la puerta, preparándose mentalmente para abrirla.

"TaeHyung, TaeHyung." Antes siquiera de poder enroscar los dedos en el picaporte, otra voz sonó en aquel pasillo, teniendo de inmediato al secretario de su padre junto a él, frenándole. "No puede entrar, el señor Kim está en una llamada muy importante ahora mismo."

Él suspiró. "Lo siento, Meen, pero lo que debo decirle es incluso más importante."

"Pero ahora mismo es posible, señor TaeHyung, el señor Kim está ocupado."

Dispuesto a entrar, ignorando lo que Meen le decía, él volvió a ser detenido por la mano del susodicho sosteniendo su muñeca bruscamente, por lo que le observó, encontrándose con ojos oscuros que parecían fulminarlo. Aquello le descolocó un poco.

"No puede, su padre está ocupado, como le digo. Tiene que esperar."

"¿Qué crees que haces? Suéltame, Meen." Indicó, ojos confundidos mirando el lugar que sus dedos apretaban con fuerza. "Me haces daño."

El secretario le soltó, un poco avergonzado, como si no hubiese sido capaz de controlarse a sí mismo. "Lo... Lo siento, señorito Kim." Se disculpó, tragando saliva. "No era mi intención hacerle daño, me disculpo."

"Está bien, no pasa nada." Asintió, sin borrar la confusión de su rostro. "Tengo que hablar urgentemente con mi padre, no me importa que esté ocupado ahora mismo, ¿de acuerdo? Puedes marcharte."

Abrió la puerta sin siquiera escuchar una respuesta, encontrándose con su padre sentado en su sillón como usualmente lo estaba, manteniendo el teléfono contra la oreja y una taza de café en la otra, junto a una expresión de desconcierto en cuanto reconoció a TaeHyung, incorporándose en la silla.

"...Eso deberías hablarlo con los de la constructora, ellos sabrán mejor que decirte..."

El rubio cerró a sus espaldas, cruzándose de brazos y esperando a que su padre le tuviera como prioridad en ese preciso instante.

"Eh... Te llamo dentro de un rato, Saop, me ha surgido un percance." Fue todo lo que le dijo a aquel con quien hablaba, inmediatamente colgando antes de mirar al rubio con el ceño fruncido. "TaeHyung, ¿qué haces aquí?"

"Vengo a hablar contigo, papá."

"¿Y no podías esperarte un momento?"

TaeHyung negó. "No, claro que no, es algo importante."

"Bien... ¿Dónde está tu hermano? ¿Gemini no ha venido contigo?"

"Gemini no quiere verte, así que se ha quedado en mi apartamento y lo hará durante un tiempo." Respondía, aquellas palabras confundiendo al señor Kim, quien pareció extrañado.

Sus cejas se alzaron. "¿No quiere verme?"

"No, está muy decepcionado y enfadado contigo, papá. Exactamente igual que yo."

Poniéndose en pie mientras ladeaba la cabeza, creyendo haber escuchado mal, el hombre se apoyó sobre su escritorio, mostrándole al mayor de su hijos lo fuera de lugar que se sentía, no comprendiendo nada.

"¿Puedo saber por qué? ¿Qué ha pasado?"

Y, como era de esperar, TaeHyung bufó, incrédulo. No podía creer que realmente estuviera preguntándole eso.

"¿Que qué ha pasado? Tú eres lo que ha pasado, papá, vas a demoler más de cinco edificios donde viven decenas de familias, personas con muy bajos recursos y estás aquí sentado, en tu despacho, como si nada. Tan tranquilo..."

Su padre negó. "TaeHyung, no tienes ni idea, hijo. Esos edificios están en condiciones nefastas, ni siquiera se puede vivir ahí dentro. Es necesario echarlos abajo para volver a construir."

"Construir, ¿no?" Repitió, con los ojos entrecerrados. "¿Construir el qué? ¿Oficinas?"

"Ese es el plan, sí." Asentía, llegando a verse un poco inseguro.

"¿Y qué hay de la gente que vive ahí? De todas esas familias que por tu puñetero proyecto van a quedarse en la calle. ¿Acaso van a dormir encima de un escritorio? ¿Harás que coman en el ascensor? ¿O qué pasa con ellos?"

El señor Kim agachó la cabeza, relamiéndose los labios mientras buscaba la forma de explicarle la situación a su hijo mayor, respirando hondo.

"Como ya te he dicho, hijo, esos edificios no están en condiciones para vivir desde hace muchísimo tiempo. No deberían estar ocupados, así que, lamentándolo profundamente, no puedo hacer nada."

Sin embargo, su voz sonó, logrando descolocarle nuevamente.

"¿No puedes hacer nada? ¿En serio? Esto no es justo y lo sabes. Lo sabes mejor que nadie."

Respirando hondo, se frotó el rostro con ambas manos, desesperado ante aquella lucha con su hijo; una lucha que jamás creyó llegar a tener, puesto que contaba con su apoyo todo el tiempo.

"Oye... Entiendo que te parezca injusto, ¿vale? Pero hace tiempo acordamos que ni Gemini ni tú os meteríais en mis asuntos cuando se tratara de política y eso es justo lo que estás haciendo." Le recordó, topándose con sus ojos que comenzaron a humedecerse.

"No, papá. Tú acordaste que protegerías a esta ciudad, que cuidarías a todos por igual y te estás olvidando de la gente que más te necesita."

La barbilla del mencionado tembló, negando antes de que una lágrima se le escapara. Señaló a su padre, con el corazón en un puño. Estaba herido, decepcionado ante la decisión ya tomada. Era incapaz de reconocer a su padre y eso era algo que él tampoco imaginó que pasaría. No cuando el día anterior prometieron verse como si nada.

El señor Kim suspiró. "TaeHyung, comprendo como te sientes. Tienes un corazón muy grande y no te gusta la idea de lo que sucederá, pero todo irá bien, ¿de acuerdo? No debes preocuparte."

De nuevo, TaeHyung negó. Él ni siquiera parecía querer esforzarse por entenderlo.

"Nada irá bien, papá, lo sabes. No tienes ni idea de la cantidad de gente que va a perder sus casas y quedarán en la calle porque no tienen otro sitio a donde ir. Familias con niños, personas a las que les cuesta la misma vida llegar a fin de mes." Musitó, rebuscando algo en sus bolsillos sin mirar.

"Hijo..."

"Gente a la que la vida no les ha tratado bien y ahora, por tu culpa, están tratándoles peor."

Con los ojos llenos de lágrimas, lágrimas que desbordaban y terminaban empapando sus mejillas, el rubio enfrentó a su padre, quien negaba, buscando el momento exacto en el que tomar la palabra.

"No es así, TaeHyung."

"Gente como mamá." Añadió, dando un paso al frente sólo para dejarle algo en el escritorio.

El señor Kim observó aquel pedazo de papel, encontrando que se trataba de una foto. Su mujer, Nakyung, a la edad de dieciséis años, muy sonriente mientras posaba junto al edificio donde creció. Al instante, sintió como se le aceleraba el corazón.

TaeHyung volvió a hablar.

"Creo que se te ha olvidado de dónde venía ella, ¿verdad?" Señaló aquella foto, sorbiendo sus lágrimas. "Que de no ser porque tuvo un poco más de suerte, ahora sería una de esas personas a las que estarías echando a la calle."

La barbilla le tembló. "No digas esas cosas, TaeHyung, yo no he echado a nadie."

"Tienes razón..." Asentía, tambaleándose de atrás hacia delante. "Tú solo has dado la orden. El trabajo sucio ya lo harán otros, como siempre."

"Oye, ya basta, ¿de acuerdo?" Le observó, sonando demandante.

El rubio ni siquiera se inmutó, encogiéndose de hombros. Estaba tan molesto, decepcionado y herido en lo más profundo de su corazón, que apenas sentía algo más que dolor.

"Me pregunto cómo se sentiría mamá al ver lo que estás haciendo, después de todo lo que le costó aceptar tu decisión de meterte en la política porque temía que eso te corrompiese." En cuanto su padre levantó la mirada, apretó los labios. "Le prometiste que nunca pasaría."

"TaeHyung..."

"...Y tu primera propuesta ha sido demostrarle que tenía razón."

Un golpe seco sonó en la mesa, sobresaltándole.

"¡Basta ya, TaeHyung!" Exclamó.

Entonces, miró a su padre. Parecía cansado, harto, molesto, pero también dolido. Tal vez porque sabía que su hijo tenía razón y admitirlo supondría un antes y un después en su carrera, en su vida. Como padre, como persona y como representante de una ciudad.

"Comprendo que esto te moleste y no estés de acuerdo, pero deja de meterte en mis asuntos e involucrarte. No quiero que lo hagas, ¿de acuerdo? Mucho menos en nombre de tu madre."

Lentamente, asintió; el hueco en su pecho agrandándose. Se limpió una lágrima disimuladamente, respirando hondo. Sabía que seguir intentándolo era inútil. Su padre ya había tomado una decisión. Eso era todo.

"Tienes razón, lo siento." Murmuró, sorbiendo por la nariz. "No debí haber mencionado a mamá ni hablar por ella. Ella estaría decepcionada contigo, pero al fin y al cabo te perdonaría... Yo no creo poder hacer lo mismo."

Sin decir nada más, se dio la vuelta y salió por donde había entrado.

"TaeHyung, vuelve aquí, estamos hablando." Oyó al señor Kim llamarle, mientras avanzaba hacia la salida. "¡Detente, TaeHyung!"

No tenía pensado darse la vuelta, no diría nada ni tampoco escucharía.

Poco después, abandonó aquel lugar que una vez llamó hogar, sin molestarse en mirar atrás, simplemente encerrándose en su coche y permitiendo liberar aquellas lágrimas que tanto le costó ocultar, deshaciéndose en sollozos.

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