Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

✧c.-017

N/A: No soy capaz de explicar con palabras todo lo que este capítulo me hace sentir... xD

Cap dedicado a ttokkii_com ♡♡

Hoy os recomiendo 'WHISKEY DIAL' de una de las voces más bonitas que pueden existir para mí, Villain.

[...]

"Jungkook, ¿estás dentro?" Golpes sonaron en la puerta del almacén, seguidos de la voz de Jaemin.

El azabache, que terminaba de ordenar todas las provisiones necesarias para que el bar subsistiera durante aproximadamente un mes, emitió un sonido afirmativo, tratando de ir lo más rápido posible, pues esta vez era él quien llegaba tarde.

"Sí, estoy aquí." Dijo. Un segundo después, la puerta se abrió, Jaemin apareciendo tras esta.

"Qué raro, pensaba que ya te habías ido a trabajar, ¿cómo es que aún sigues aquí? Ian debe estar echando espuma por la boca, teniendo en cuenta lo poco que le gusta abrir el estudio..." Bromeó.

Dejando escapar un bufido, Jeon asintió. Incluso si sabía que podía contar con Ian, su compañero de trabajo, socio, amigo y prácticamente familia después de tantos años juntos, no era ningún secreto lo mucho que este odiaba el turno de por las mañanas.

"En realidad, hemos vuelto a cambiar turnos por hoy. Tengo algo importante que hacer por la mañana y no le ha quedado más remedio que abril él."

Jaemin ladeó la cabeza, intrigado por sus planes "¿Algo importante?"

"Así es, muy importante."

"Ya... Y no tendrá nada que ver con cierto chico alto, guapo, rubio, hijo del alcalde... ¿cierto?"

Con una sonrisa, Jungkook ni siquiera se molestó en negarlo, asintiendo. "Pues sí, da la casualidad de que sí. TaeHyung también es voluntario en el hospital, un voluntario novato, así que yo me encargo de presentarles a los pacientes."

Los ojos de Jaemin brillaron al instante, conociendo a su amigo lo suficiente como para saber que él no hacía nada (a excepción de dicho voluntariado en el hospital) con intenciones altruistas, por lo que, cruzándose de brazos, analizó su postura.

"Me encanta que te tomes tan en serio esa vocación como para cambiar todos tus horarios por ayudar a un nuevo voluntario... Se nota que llevas la caridad en la sangre, Jungkook." Golpeándole el brazo, se puso a su lado para elevar otra caja y así ayudarle.

"Gracias."

"...No es como si estuvieras interesado en el hijo del alcalde y aprovecharas cualquier oportunidad para demostrarlo, ¿verdad que no?"

De nuevo, el azabache rio, meneando la cabeza de un lado a otro. Ya había pasado esa etapa de su vida donde prefería ocultar cosas que resultaban demasiado obvias hasta para el mismo, especialmente frente a personas que lo conocían como las palmas de sus propias manos. No era necesario. Quienes le rodeaban no eran tontos, sabían que todo lo que él hacía siempre tenía un motivo de peso detrás. Y, en este caso, cabello rubio, un tatuaje en el muslo efectuado por el propio Jungkook y los labios más hipnóticos que cualquiera hubiese podido probar. Definitivamente no iba a dejar pasar ninguna oportunidad.

"Sería tonto si no lo hiciera, Jaemin." Señaló, al mismo tiempo en que abría una de las cajas restantes y sentía su teléfono vibrar ante los mensajes que probablemente le pertenecían a TaeHyung. Miró la hora en su reloj de muñeca. Efectivamente, estaba tardándose más de la cuenta.

"Mierda..." Masculló, nada más ver qué tenia como veinte mensajes suyos sin leer.

Rubito:

Ya he llegado al hospital. [11:23 a.m]

¿Dónde estás? No te veo por ninguna parte. [11:30 a.m]

Normal que no te vea, si ni siquiera estás aquí todavía. [11:32 a.m]

Llegas tarde, Jungkook. [11:40 a.m]

Recuerdo que la vez anterior, alguien me hizo pagar la comida por haberme tardado unos cuantos minutos... ¿Debería devolverte el castigo? [11:51 a.m]

Una sonrisa inconsciente jaló de sus labios al leer aquel mensaje.

Rubito:

Espero que estés de camino, porque yo no espero más de treinta minutos por nadie y tú no vas a ser la excepción. Me da igual si has tenido un accidente mortal en el camino. [12:03 a.m]

Bueno, ahí quizás no tanto... Pero sería todo un detalle que igualmente me avisaras de que vas a llegar casi cuarenta y cinco minutos tarde. [12:03 a.m]

"¿Qué ocurre?" Su maldición alertó a Jaemin, quién le observó con preocupación.

"Llego tarde... El rubito me va a dar tal patada en los huevos que voy a estar tres meses meando por una pajita."

Jaemin rio a todo pulmón. "¿Y por qué no te vas? Yo me encargo de esto, hombre."

"¿Si?"

"Claro, sin problemas. Vete con tu chico."

Esta vez, Jungkook rodó los ojos, mientras tecleaba una respuesta para el rubio. "Que no es mi chico, pesado..."

"Ya, porque él no lo sabe."

Jungkook:

Voy de camino, rubito. Sano y salvo. De una pieza. Perdóname. [12:23 a.m]

Salió del bar despidiéndose de Mos y el hombre que siempre traía la mercancía todas las semanas con un asentimiento, atento al teléfono mientras se dirigía a su moto.

TaeHyung le envió otro mensaje.

Rubito:

¿Sano y salvo? Perfecto, me alegro mucho. Porque no vas a estar nada sano en cuanto yo te vea. Mucho menos de una pieza.

Él resopló, con una sonrisa ladeada. Tenía tanto carácter... Le encantaba.

Jungkook:

¿Si? ¿Y qué me vas a hacer?

Podía imaginarse a TaeHyung bufando y rodando los ojos al leer su mensaje, por lo que sonrió más abiertamente. Adoraba jugar con su paciencia.

Su teléfono vibró mientras agarraba el casco de la moto.

Rubito:

No quieras saberlo.

Cómo en diez minutos no estés aquí, yo mismo iré a conocer a los demás pacientes. Diez minutos. Ni uno más, ni uno menos. Date prisa.

Antes de colocarse dicho casco, tecleó una última respuesta.

Jungkook:

A tus órdenes, bebé.

No esperó una respuesta por parte de TaeHyung, incluso si todo en lo que pensaba era en el rostro que podría tener tras leer aquello. Simplemente cubrió su cabeza con el casco y arrancó la moto, rumbo al hospital.

Llegó alrededor de siete minutos después, agradeciendo el poco tráfico con el que se había encontrado mientras se estacionaba en cualquier plaza libre, bajándose de la moto con rapidez. No había alcanzado el límite interpuesto por TaeHyung, pero tampoco quería jugar con fuego y hacerle esperar más tiempo del necesario, así que se apresuró en adentrarse lo más rápido posible.

TaeHyung estaba en recepción, junto al mostrador de Hyeju que se encontraba vacío, de brazos cruzados y una expresión que, por supuesto era de pocos amigos. Poquísimos. Jungkook tomó aire, acercándose a él, cuyos ojos ya tenía puestos encima.

"Llegas tarde. Muy tarde." Fue lo primero que dijo nada más tenerle el frente. El azabache le sonrió.

"Sí, lo sé. Lo siento, rubito, he tenido un contratiempo de última hora en el bar de Mos y he tenido que tardar un poco más de lo que esperaba. Perdóname."

Tras aquella explicación, sus ojos se suavizaron y relajó la postura, llegando a verse un poco preocupado.

"Ow, ¿está todo bien?"

Jungkook asintió, pasándose la lengua por los labios. "Todo bien, no te preocupes. El camión que trae las provisiones semanales se atrasó y estuve ayudando a descargar mientras Jaemin no llegaba."

"Bueno... Me alegro de que no haya sido nada preocupante, porque eso significa que alguien hoy me debe un almuerzo a mí." Recordó, sus comisuras elevándose en una pequeña sonrisa.

Aquella propuesta resultó encantadora a oídos de un azabache que únicamente esperaba el momento perfecto para atacar.

"Cuenta con ello, rubito. Aunque si lo que querías era una segunda cita conmigo, no tenías más que pedírmela, sabes que estoy a tu disposición de manera exclusiva. No puedo rechazarte." Él dio un golpecito con su dedo índice debajo de la barbilla ajena. TaeHyung la levantó, mirándole con las cejas levantadas. "Mucho menos si me miras con esa carita..."

"Me alegra que digas eso." Esta vez, sus labios se estiraron en una sonrisa dulce, satisfecha, que contagió al azabache.

"¿Sí?"

TaeHyung asintió. "...porque pienso pedir lo más caro que tengan en la carta."

Claramente, para Jeon fue inevitable no mostrarse confundido, fuera de lugar. Poco después bufó, apartando su mano, fulminándolo en el proceso. Ya no era tan divertido. No si su cuenta bancaria estaba en juego. El rubio se puso recto, recobrando la compostura tan pronto como supo que había logrado su cometido.

"¿Y bien? ¿Vas a presentarme al resto de pacientes o pretendes que nos quedemos de pie aquí mucho más tiempo, sin hacer nada? Porque tengo clase en unas horas." Le recordó, poniendo sus cejas en alto.

"No te preocupes, ya mismo te llevo a conocer al resto de pacientes. Ven, sígueme."

Tomando su mano, jaló del rubio del mismo modo que lo hizo la vez anterior, guiándolo hacia el área de oncología y notando la tensión en su cuerpo, aquella que traspasaba los límites y lo alcanzaba a él. Mordiéndose el labio inferior, se giró a mirarle mientras caminaban.

"¿Te gusta el ajedrez?"

Aquella pregunta pareció tomar a TaeHyung de imprevisto, por lo que frunció el ceño. "Sí, ¿por qué lo preguntas?"

"Porque el señor y la señora Bang son muy fanáticos de jugarlo, creo habértelo comentado en alguna otra ocasión. Compiten entre ellos todo el tiempo y se desafían mutuamente, aunque siempre es la señora Bang quien termina ganando, a su marido no se le da del todo bien."

"Oh, sí... Recuerdo que me lo contaste la última vez que estuvimos aquí."

"En ese caso, ¿se te da bien jugarlo? Asumo que sí, porque eres un cerebrito y estoy convencido de que no fallas una, pero la señora Bang es una mujer con años de experiencia y mucho tiempo libre." Le advirtió. "No me gustaría que una señora mayor te humille en tu primer día..."

TaeHyung se pasó la lengua por los labios, casi ofendido al ver como Jungkook hacía suposiciones erróneas sobre él de una manera tan descarada y desvergonzada, sin siquiera conocerle ni un poco.

"Es mi segundo día aquí." Corrigió, antes de responder a sus dudas. "Y, para tu información, los juegos de mesa se me dan genial. Sin excepción."

Adentrándose en una de las habitaciones, que resultaba muy parecida a la biblioteca infantil donde TaeHyung conoció a Aram anteriormente, Jungkook señaló al fondo para que pudiera visualizar aquel matrimonio del que hablaba siempre. TaeHyung miró en la misma dirección, encontrando a un hombre y una mujer de mediana edad, ambos sentados en sus respectivas sillas de ruedas, rodeando una mesa circular.

"Son esos de allí. Y espero honestamente que lo que dices sea cierto y estés a la altura, rubito, porque a la señora Bang le encantará tener un nuevo oponente."

Asintiendo, dejó escapar un bufido, poniendo los ojos en blanco. Con él no funcionaba aquella sucia jugarreta, pues TaeHyung no se dejaba intimidar por nadie, mucho menos por alguien que únicamente intentaba ponerle nervioso como su método más factible de entretenimiento.

Por supuesto, atacó de vuelta, pegándose a Jungkook sólo para que él pudiera escuchar lo que decía.

"Yo siempre estoy a la altura de todo, Jungkook, ya deberías saberlo." Mencionó, encontrándose con sus ojos por unos instantes. "Aunque, ahora que lo dices pensé que tú también jugabas."

El azabache se señaló. "¿Yo?"

"Llevas mucho tiempo viniendo por aquí, seguro que en más de una ocasión has debido de unirte a una de esas partidas..." Levantando las cejas, le observó con atención e interés. Este bufó. "Dime, ¿a ti si te ha humillado o eres igual de bueno que ella?"

Tras aquella pregunta, soltó una risa, meneando la cabeza de un lado a otro. "Honestamente, los juegos de mesa no son mi fuerte, me aburren. Prefiero... Otro tipo de juegos más enérgicos." Sus ojos se encontraron con los de TaeHyung, casi mirando a través de su alma para que sintiera la indirecta en lo más profundo de su ser. "Creo que entiendes de lo que te hablo."

E incluso si TaeHyung se estremeció de pies a cabeza, lo supo ocultar, ignorando el modo en que su corazón se había acelerado tan bruscamente.

"Hm... No, en realidad no."

"¡Jungkook!"

Otra voz sonó, femenina y enérgica, siendo esta la oportunidad de oro del rubio para enfocarse en aquello por lo que estaba allí: conocer nuevos pacientes y pasar tiempo con ellos. Nada de ligar con Jungkook o caer en sus jueguecitos. Eso podía hacerlo en cualquier otro momento. No ahora.

De repente, TaeHyung se vio a sí mismo frente aquel matrimonio, pudiendo observarlos más de cerca.

"¡Te volví a ganar! Así que estas chocolatinas se vienen conmigo." Escuchó a la mujer decir, arrastrando con sus manos las barritas de chocolate que estaban en el centro, llevándolas a su parte de la mesa.

Ella parecía extranjera, de piel blanca, casi pálida, adornada por algunas arrugas evidentes y ojos rasgados de un color verde oscuro, en combinación con el pañuelo que cubría su cabeza. La edad no parecía haber tenido efecto sobre ella; pero se notaba cansada, a pesar de toda la energía que desprendía.

El hombre, que a simple vista le daba la espalda, tenía rasgos asiáticos y se veía algo más mayor, cansado, a la misma vez que risueño. Con una sonrisa amplia, la cual hacía sus pequeños ojos negros desaparecer.

"Buenos días, señor y señora Bang. Os veo igual de competitivos que siempre. ¿Cómo va la partida?" Jungkook los saludó en cuanto llegaron a su mesa.

"¡Llegas justo a tiempo! Acabo de ganar tres Kit Kat y un Snickers. Hoy estoy en racha, muchacho."

Su marido bufó, eso no era ninguna novedad.

"Vaya, enhorabuena, señora Bang." Dijo, sonriéndole tan pronto como ella le mostró sus recompensas por haber ganado. Él posó una mano por la espalda baja de TaeHyung, empujándolo más cerca. "Aunque hoy he traído conmigo un nuevo oponente que puede hacerte perder esa racha."

Inmediatamente, ella levantó la mirada de sus preciadas chocolatinas, enfocándola en ambos jóvenes, sólo así notando que Jungkook estaba acompañado por otro muchacho.

"¿Un nuevo oponente?" Repitió, con el ceño fruncido. "¿Has traído a uno de tus amigos para que juegue contra mí? Tú realmente quieres verme perder, ¿eh, sanguijuela?" Le dijo, oyendo su risa mientras se enfocaba en su marido. "¿Cuánto le has pagado?"

El señor Bang se encogió de hombros. "Yo nada, pero espero que sea lo suficientemente eficiente como para ganarte y que me des un respiro. Estoy viendo torres y caballos por todas partes..."

"No le hagan caso, señor y señora Bang, soy un nuevo voluntario." Corregía TaeHyung a su maleducado acompañante, dándole una mirada casi furibunda. "Me llamo TaeHyung, encantado de conocerlos."

"Igualmente, TaeHyung... Entonces, ¿no juegas al ajedrez?"

La pereza que demostró la señora Bang al dirigirse a él le sorprendió, mas no lo tuvo en cuenta, asintiendo. "En realidad, sí que lo hago."

"¿Juegas bien?"

"Algo así... Fui campeón en el campeonato escolar por tres años consecutivos cuando era más pequeño, no creo haber perdido facultades."

Por supuesto, ahora se mostró mucho más interesada, incluso emocionada, se podría decir, con sus ojos brillantes y la sonrisa de oreja a oreja. TaeHyung sintió alivio al no haber sonado como alguien prepotente, sino que había dicho justo lo que la señora Bang quería escuchar.

"¡Un profesional! Me encanta." Celebró, ignorando por completo sus chocolatinas. "Siéntate, TaeHyung."

Él así lo hizo. "¿Quiere que juguemos una partida?"

"¿Bromeas? Lo estoy deseando, mocoso. Si te gano sería como subir de categoría automáticamente, el mequetrefe de mi marido sería un recién nacido a mi lado. Es la oportunidad de mi vida."

Dejando escapar una risita, TaeHyung se acomodó en la silla que Jungkook puso para él, una vez el señor Bang se apartó de la mesa. Fue incapaz de no recordar a Banky en cuanto escuchó aquel insulto tan característico de él.

Mientras la señora Bang ponía el contador a cero, su marido aprovechó tal distracción para tomarle del brazo y así obtener su atención. TaeHyung le observó.

"Por favor, déjala en ridículo... Está insoportable."

Y, sonriente, él asintió. "Lo intentaré."

"No entretengas a mi oponente, mequetrefe." Volvía a sonar la voz femenina, golpeándole la mano a su marido para que soltara a TaeHyung. "Empiezas tú, muchacho. Suerte."

Jungkook tomó asiento frente al señor Bang, a la derecha del rubio, quien soltó una risita, antes de hacer el primer movimiento y pulsar el contador de aquel reloj analógico que ella misma había reiniciado.

"Mequetrefe... Me encanta esa palabra, señora Bang. Me recuerda mucho a mi mejor amigo, él suele decirla todo el tiempo."

"¿Cómo se llama?"

"Banky."

Dos nuevas piezas se movieron por el tablero y otros dos golpes fueron a parar al reloj analógico simultáneamente.

"Vaya... Un nombre súper original. ¿Es de aquí?"

"Es de Tailandia."

"Me encanta Tailandia, fuimos a Chiang Mai en nuestra luna de miel y me enamoré del país. Quisiera volver en algún momento."

Ella movió otra pieza.

"¿Usted es de aquí? No tiene acento." Quiso saber TaeHyung, viéndole negar y moviendo otra pieza a su favor.

"Nací y crecí en Italia, pero vine de viaje por ocio hace muchos años y conocí a Chungmo, mi marido." Respondía, señalando al señor Bang, a quien el rubio miró con una sonrisa. "Nunca volví a mi país, fue como si Corea me atrapase en el momento en que la pisé."

Chungmo asintió. "Así es. Elettra y yo nos conocimos en el parque Namsan hace más de cuarenta años... Ahora se podría decir que es su lugar favorito."

Poniendo una mueca de falso desagrado en dirección al hombre, ella bufó. "Lo haces ver como si sólo hubiese sido importante para mí, cuando eres tú el que siempre dice que quieres que esparzan tus cenizas en el lago."

Inmediatamente, el hombre se sonrojó, haciendo a su mujer y los más jóvenes reír. Hasta que TaeHyung movió su rey.

"Jaque mate." Pronunció este, borrándole la sonrisa a la señora Bang de cuajo.

Ella miró en dirección al tablero, incapaz de creer lo que estaba viendo incluso cuando la risa de Chungmo fue tan estruendosa que parecía poseído por algún demonio, posiblemente viviendo el mejor momento de su vida desde que ambos entraron en aquel hospital.

"P-Pero cómo... ¿Cómo es posible...?" Confundida, miró a TaeHyung esta vez. "¿En qué momento?"

TaeHyung se encogió de hombros, compartiendo una mirada fugaz con Jungkook, quien parecía sorprendido. "No lo sé, señora Bang, supongo que ha debido de ser un descuido. Jungkook dice que usted es muy buena."

"¡Pues por supuesto que soy buena!" Exclamó, avergonzada e inclusive ofendida. "Quiero la revancha ahora mismo, mocoso. Seguro que has hecho trampas..."

Así mismo, el rubio le concedió la revancha. Una revancha que volvió a ganar en tiempo récord, del mismo modo en que ganó la segunda, tercera, cuarta y hasta quinta revancha, viéndose obligado a rechazar una sexta petición, pues no quería ser abusivo, ni siquiera cuando se había planteado dejar a la furibunda mujer ganar.

"¡Maldita sea! ¡Esto no puede ser verdad!" Elettra siseó, completamente ofendida. "¡Y tú deja de reírte!" Se dirigió a su marido.

"Hoy es el mejor día de mi vida..." Suspiraba el señor Bang, acomodado en aquella silla de ruedas como si estuviera viendo su película favorita. "Cinco a cero, no he visto nada igual desde el último mundial que vi..."

TaeHyung se aclaró la garganta, mordiéndose el labio para evitar sonreír. "En su defensa, debo decir que ha sido la mejor oponente que he tenido nunca, señora Bang. Debe estar muy orgullosa."

"Lo estaré cuando te gane, renacuajo."

"Eso no lo veo tan probable... Pero me encantará verlo, sin lugar a dudas." Dijo, descaradamente, sólo para provocar a la mujer, cuyos ojos brillaron, aceptando aquel desafío y señalándolo con una sonrisa perversa.

"No más que a mí, mocoso descarado. La próxima vez que vengas, espero que traigas chocolatinas como para alimentar a toda una nación, porque vas a perder tantas veces que vamos a tener que intercambiar sillas. Y no vas a querer volver en tu vida..."

TaeHyung correspondió su sonrisa, mostrándole sus dientes y tendiéndole la mano. "Trato hecho, señora Bang."

Ella se la estrechó. "Trato hecho."

El reloj de Jungkook sonó, avisándoles de que su tiempo allí llegaba a su fin, desgraciadamente para todos.

"Tenemos que irnos, el horario de visita está por acabar."

"Cierto." Recordaba Kim, asintiendo mientras veía al azabache ponerse en pie y él hacía lo mismo, agarrando su abrigo que había colocado en el respaldar de la silla.

"¿Cuándo volvéis? Mi mujer probablemente vaya a necesitar practicar si quiere ganar al muchachito." Quiso saber el señor Bang, recibiendo un golpe por parte de la susodicha para nada indiscreto. "¡Oye! Vigila esas manos, bestia."

TaeHyung, quien terminaba de colocarse su abrigo, no supo qué respuesta darle, ya que él dependía un poco de lo que Jungkook propusiera, así que le miró, en busca de una respuesta.

"Tal vez el próximo lunes nos tengáis por aquí de nuevo. Hay tiempo de sobra para practicar, Elettra." Bromeó con la mujer, apunto de recibir un golpe por su parte. "No me golpee, señora Bang, sabe que yo estoy de su parte."

Por supuesto, el rubio le fulminó, así que él le guiñó un ojo.

"Más te vale..."

"¿Cuáles son sus chocolatinas favoritas, señora Bang?"

"Baci Perugina, son bombones de mi tierra." Respondió.

Hubo un segundo en el que TaeHyung perdió el hilo de la conversación al recordar a su madre, quien también fue una gran fanática de aquellos dulces italianos, aquellos que su padre siempre terminaba consiguiendo de alguna manera. Una pequeña sonrisa jaló de sus labios.

"Tiene usted un muy buen gusto, a mi madre le encantaban esos bombones."

Ella le devolvió la sonrisa, como si no estuvieran desafiándose mutuamente. Tal vez porque entendió el significado tras aquella mirada perdida y esa sonrisa triste.

"Nos veremos el próximo lunes."

"Por supuesto que nos veremos, mocoso."

"Un placer conocerla, igualmente a usted, señor Bang."

"El placer es mío, créeme." Le dijo Chungmo, haciéndole reír. "Adiós, Jungkook, tened cuidado."

"Adiós, nos vemos la semana que viene."

Se alejaron por donde habían venido, oyendo el leve murmullo de la señora Bang al decir: "Me encanta ese chico... Voy a acabar con él." Y, por supuesto, la risa de su marido.

Él sonrió, pues aquel encuentro había superado sus expectativas y el hueco en su corazón ahora estaba lleno, dándole una sensación de inexplicable felicidad, como si no sólo conocer a Aram, aquel niño dulce e inocente, apasionado por las fábulas, hubiese sido la mejor experiencia que había vivido en mucho tiempo, también conocer al señor y la señora Bang.

"Creo que les has gustado, ¿eh, rubito?" Señalaba Jungkook, sacándolo de su pequeña burbuja.

Este le observó. "¿Tú crees?"

"Pues claro, no he visto a la señora Bang tan emocionada desde que su marido le preparó un banquete lleno de comida típica italiana, para celebrar su primer aniversario juntos en el hospital. Le has dado una nueva meta."

La sensación de una manta aterciopelada cubriéndole el corazón le hizo reír. "Eso espero..."

"¿Vas a dejarle ganar?"

"Ni de broma." Respondió al instante. Jungkook volvió a reír, sacándole una pequeña sonrisa. "Si dejo que gane, arruinaría su meta por el simple hecho de que no la conseguiría con su propio esfuerzo. Sería injusto para ella."

"Supongo que tienes razón, es muy honesto por tu parte. Me gusta que pienses así... Además, verte ganar tantas veces resulta bastante excitante."

Kim se relamió los labios, ocultando así su sonrisa y prefiriendo no decir nada, pues oír a Jungkook admitir aquello era más que suficiente para coronar sus cinco victorias anteriores frente a la señora Bang.

Sin embargo, incluso si tuvo intenciones de decir algo al respecto, tampoco sería muy capaz, pues todo su mundo dejó de funcionar en cuanto apartó la mirada de Jungkook y se enfocó en el frente, presenciando el momento exacto en que las puertas del ascensor frente a él se abrían y Park Changmin aparecía tras estas, su silla de ruedas siendo empujada por una enfermera. Estaba lleno de vendas, heridas que aún no sanaban y tenía desde el abdomen hasta los muslos cubierto por una faja apretada.

TaeHyung dejó de respirar, caminar e incluso reaccionar. Se estremeció tan pronto como reconoció a aquel individuo, causando que un sinfín de recuerdos fueran a parar a su mente, dejándole inmóvil. No podía apartar los ojos de Changmin, quien salía del ascensor a tan sólo unos metros de distancia, sin siquiera haberlo visto.

"¿Qué haces ahí parado? Vamos fuera, tengo hambre." Oyó la voz de Jungkook, ajeno a lo que estaba sucediéndole, hasta que se dio la vuelta y vio su rostro de puro horror, descompuesto. "¿Estás bien?"

El azabache se le acercó con el ceño fruncido, sin comprender por qué no se movía, hablaba o simplemente pestañeaba. TaeHyung parecía ido, como si alguien hubiera desconectado su cerebro y sólo quedara un cuerpo sin alma. Aterrorizado, en completo estado de shock.

Jungkook empezó a preocuparse.

"Rubito, ¿qué ocurre?" Quiso saber nuevamente, mirando hacia todos lados en busca de lo que había causado aquello.

Entonces, lo vio. Vio al monstruo que tuvo la poca hombría de propasarse con TaeHyung aquella noche, al que pudo detener milagrosamente para evitar que pasara a mayores. Que destruyera de manera definitiva una vida ajena. Y la sangre le hirvió en las venas.

Actuó lo más rápido posible, girando a TaeHyung para que sólo él estuviera en su campo de visión, impidiéndole seguir presenciando como Changmin se paseaba por el hospital bajo el cargo de una enfermera y tomando su rostro cuidadosamente. Hizo que le mirara a los ojos, notando el terror plasmado en ellos. El corazón se le encogió.

"Oye, escúchame." Pidió, queriendo ver alguna reacción silenciosa por su parte. "¿Me oyes?" Kim dejó escapar un suspiro tembloroso. "Sé lo que está pasando por tu cabeza ahora mismo, pero no tienes nada que temer. Ese despojo no puede hacerte nada, nunca más podrá, ¿entiendes?"

TaeHyung cerró los ojos con fuerza, deseando hacerse pequeño en ese preciso instante y sólo así poder desaparecer de la vista de todos. Sin embargo, Jungkook no lo permitió, acariciándole los pómulos.

"Mírame, TaeHyung, necesito que me prestes atención." Volvía a pedir. El rubio así lo hizo. "Vamos a salir del hospital, te llevaré hasta la salida y quiero que mires hacia el frente en todo momento. Ni a los lados, ni abajo, ni arriba, sólo al frente. ¿Está bien?"

Él asintió, su cuerpo rígido antes de sentir como Jungkook entrelazaba sus dedos con los impropios, en un agarre fuerte y seguro, antes de proceder a jalar suavemente de él. Mantuvo la mirada en el frente, en la puerta de salida, incluso si podía reproducir la imagen de Changmin en su cabeza sin siquiera verle.

Sentía cómo le temblaban las manos, como sus extremidades apenas respondían a lo que el cerebro les ordenaba, como caminaba de manera torpe, siendo incapaz de mantener la compostura. Y, una vez cruzaron la puerta, el aire fresco impactó contra su rostro. El corazón se le aceleró, apenas cayendo en cuenta lo que acababa de pasar.

"Respira hondo." Oyó a Jungkook decirle, inmediatamente notando sus manos en los hombros, subiendo hacia su cara, la cual sostuvo. "Aquí fuera no hay nadie al que no quieras ver, sólo estamos tú y yo, ¿de acuerdo? No hay nadie que pueda hacerte daño."

TaeHyung se obligó a sí mismo a respirar hondo, forzando a sus pulmones a tomar aire, al mismo tiempo en que notaba las caricias que Jungkook le otorgaba. Cuando su respiración se reguló y ya no sentía el golpeteo acelerado del corazón en los oídos, levantó la mirada, encontrándose con los ojos ajenos, fijos en él y llenos de preocupación.

"Lo siento..." Apenas susurró. El azabache negó.

"No quiero que te disculpes por eso, no es tu culpa." Le recordaba, sin cesar las caricias. "Lo que te ocurrió es algo difícil de sobrellevar, aunque tú seas fuerte, TaeHyung. Muy fuerte. Fue injusto y un acto de cobardía, pero jamás tu culpa."

Sólo entonces, con esas palabras tan simples pero significativas, los ojos se le llenaron de lágrimas.

"¿P-Puedes llevarme a otra parte, por favor...?" Susurró, temblando. "No quiero seguir aquí..."

Jungkook asintió sin pensárselo.

Unos minutos más tarde, le guio hacia su moto, colocándole el casco y ayudándole a subirse, obligándole a abrazarle por la cintura antes de arrancar, manteniendo un agarre fuerte que le impidiera caer, incluso si estaba demasiado débil para sostenerse. Condujo hasta el establecimiento de comida más lejano que conocía, durante un tiempo, sintiéndole sollozar y temblar contra su espalda, mientras una ola de impotencia le apretaba el corazón con fuerza y él sólo era capaz de acariciar el dorso de sus manos juntas sobre su estómago.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro