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Parte única.

Como todas las mañanas, Flash recorre las calles de Central City con la esperanza de que ningún súper villano cree estragos entre los habitantes y para asegurarse de que la calma reina.

Sus pies se mueven rápido, más que ningunos otros. Flash es, como el mismo dice, el hombre más rápido del mundo.
A lo lejos observa como un ladrón tiene la pésima idea de robarle el bolso a una señora. Barry chasquea la lengua cuando acelera el paso y detiene al ladrón.

—¿Te parece que esa es forma de tratar a una persona? Deberías tener más respeto. ¿Y si ella te lo hubiera hecho a ti? Aprovecharte de las personas mayores nunca está bien. —El castaño toma el bolso entre sus dedos mientras mantiene una mano en el hombro del ladrón.
—Lo siento, Flash. Por favor, deja que me vaya. —Le pide, casi suplicante.

El ojiverde aprieta los labios pero sonríe segundos después.
Coge al chico y corre con él hasta llegar a donde se encuentra la anciana.
—Toma, dale su bolso y acompañala hasta casa. —Le entrega de nuevo el bolso y el ladrón traga saliva
—Tome, Señora. —Barry le da una mirada que significa más de lo que pueda parecer.

—Lo lamento mucho. —Dice por fin. —¿Me permite acompañarla a casa? —La mujer se cruza de brazos.
—...Dile que te asegurarás de que ningún ladrón le haga daño. —La señora sonríe cuando el ladrón repite las palabras de Flash.

—Ahora vayan en paz y sean buenos porque estaré vigilando. —Les guiña un ojo antes de ver como se marchan caminando y seguir con su ronda de vigilancia.

Sigue con su camino, ahora un poco más feliz. Sonríe, otra misión cumplida.
Flash no cree en la violencia innecesaria, nunca lo ha hecho.
De modo que las segundas oportunidades son su rutina diaria.

Killer Frost se abre paso entre la multitud, caminando con calma y sosiego, reinando a cada paso que da.
La gente apenas la mira, están acostumbrados a su fría presencia.
El resonar de sus tacones se oye en toda la calle, los ladrones quedándose congelados según la ven.

Entonces, un atrevido levanta un arma contra el público en medio de un súper mercado. La muchacha sonríe de lado antes de caminar adentro del lugar.
De un disparo, le impacta con su chorro frío en el pecho al atracador y este cae al suelo de espaldas.
La chica inválida la pistola que aún se encuentra entre sus manos con otro disparo de frío.

Entonces, se pone de rodillas junto a él y toma su mano derecha. Despacio pero sin parar, comienza a congelarla.
—No empuñarás un arma de nuevo. —El atracador grita.
—Nadie se atreve a alzarse contra la gente de mi Ciudad sin sufrir las consecuencias. —La mano del hombre queda totalmente congelada y la reina ni siquiera puede asegurarse de que vaya a volver a usarla.

Pero tampoco le importa. Porque Killer Frost jamás da segundas oportunidades.

¿Qué ocurre cuando tomas una cuchara de aceite y la dejas resbalar sobre un vaso de agua?
Nada bueno puede salir bien si juntas dos mitades imperfectas.

—¡Buenos días, Cisco! —Barry saluda entrando por las puertas de Star Labs.
—Lamento interrumpir tu felicidad pero tienes un villano en la mitad de la Ciudad. —El latino se gira en su silla y le explica a Barry. Éste hace un puchero antes de abandonar el lugar y dirigirse al foco del aviso.

—Hay un problema más, Barry... —Susurra su mejor amigo.
Ella se te ha adelantado. —El ojiverde aprieta los dientes, sabiendo lo que eso significa.

Cuando llega al lugar, se encuentra una escena muy típica de Killer Frost.
El villano está en volandas, estampado contra una pared mientras la chica le congela las extremidades.
—Eso no es necesario, no tienes que matarle. —Son las primeras palabras que le dirige.
La chica suelta al hombre y se gira hacia el velocista. Le sonríe cínica.
—Yo no mato, Flash. Sólo inválido. Me aseguro de que no vuelven a dar problemas. —Le recuerda.

—"Asegurarte de que no den problemas" más bien mutilarles y condenarles a una vida de sufrimiento. —Frost suelta una risa totalmente fingida.
—Por lo menos yo me aseguro de que no repitan sus actos. Tú y tu estúpida ley de héroe. ¿Cuántas veces he tenido que arreglar tus desastres?

Barry frunce el ceño y se controla a sí mismo para no lanzarse contra ella.
—¿Mis desastres? ¡Tú eres de quien tengo que salvar a la gente! —La discusión sube de tono y Frost da los pasos suficientes para quedar a menos de medio metro de su rival.
Entonces, el contraste entre ellos se hace más evidente.
Calor y frío.
Infierno y cielo.
Blanco y negro.

—Vamos guapo, no te enfades.
Deja que arregle esta ciudad por ti. —Su sonrisa hace acto de presencia. La reina sabe cuanto enfurece eso a su oponente.
Su mano se eleva hasta posarse sobre la mejilla del ojiverde sin dejar de alzar las comisuras de sus labios.
De un golpe rápido, Barry le retira la mano.

—No me toques. —Le advierte y ahora es él quien avanza. Están tan cerca que pueden oír sus corazones latir sincronizados. Sus respiraciones agitadas chocar.
Y Barry se dice a sí mismo que el remolino de emociones en su pecho no es más que un producto de su imaginación.

Se obliga a retirarse, a dejar espacio y llevarse al villano consigo mientras se marcha.

Barry vuelve a Star Labs y presiona sus sienes con sus manos, se quita la capucha.
—¡Es ella! ¡Es insufrible! ¡Es estúpida! ¡Es una jodida idiota, una villana! ¡No merece la confianza de esta Ciudad! ¡Es una maldita! —Grita para sí mismo pero Cisco le oye y aunque querría ocultarlo, tiene una sonrisa pícara dibujada en sus labios.

—Y es preciosa... —Susurra el latino y el ojiverde le oye a pesar de cuan alterado se encuentra.
—¡Totalmente preciosa! ¡Y está preciosa cuando se enfada! ¡Y en el fondo es buena y quiere ayudar! ¡Y tiene tanto que aprender y me pone tan nervioso! ¡Me vuelve completamente loco! 

Cuando se da cuenta de sus palabras, se calla de inmediato y deja que el silencio lo inunde todo.
—En algún momento vas a tener que resolver lo que ocurre entre vosotros. —Le recuerda su amigo. El ojiverde suspira y se pone la capucha de nuevo.

—Y no pienso esperar ni un minuto más. —Susurra antes de abandonar el lugar y correr por toda la ciudad. La encuentra caminando distraída por una calle poco transitada. La toma entre sus brazos y corre con ella hasta que se encuentra en un lugar totalmente vacío, en las afueras de la Ciudad.

—¡Qué narices haces! —Exclama la ojiazul, alzando la cabeza de forma segura para confrontarlo.
—¡Tú y yo vamos a resolver esto ahora mismo! —Frost saca de su pecho el aire contenido y suelta una carcajada.
—¿Quieres que nos peleemos? —Pregunta burlona.
—¡No, digo si, digo no! ¡No me confundas!

La confusión del ojiverde provoca que la chica ría aún más y niegue.
Se acerca a él hasta quedar casi pegados.
—Eres el ser más jodidamente insoportable que he tenido la desdicha de conocer. Y también adorable. —Barry está tan enfadado que sus orejas podrían expulsar humo.

—Y tú eres una maldita loca peligrosa que debería pudrirse entre llamas. —La diferencia de altura es notable y la chica tiene que alzar la cabeza para mirarla. Alza las comisuras de sus labios.
—Y tú deberías caerte en medio de la calle y romperte todos los huesos. —El ojiverde respira hondo, calmando sus impulsos.

—Te odio, Frost. —Sisa.
—Yo te odio más, Flash.

Y en ese entonces, Barry toma el rostro de la muchacha entre sus manos justo antes de estampar sus labios.
Ella reacciona con rapidez, pone sus brazos detrás del cuello cubierto del muchacho y lo empuja más hacia ella.
Es un beso profundo, atrevido, arriesgado, caliente y frío, bruto.

Ambos saben que es el primero pero también el último.
No poco probable si no imposible.
Ni siquiera conocen la identidad del otro y nunca lo harán.

Cuando sus labios se separan, sus ojos se conectan momentáneamente.
Y saben que es el último segundo. Que no habrá ninguno más.
Porque su amor es imposible. Y no tiene sentido. Es desquiciado, loco, irracional, profundo y salvaje.
Pero imposible. Y sin sentido.

Antes de marcharse del lugar, Barry le susurra un "Adiós, Frost" y ella le responde de la misma manera.

Regresan a sus casas y la noche pasa lento, casi como si el reloj no quisiera moverse.

Al día siguiente, Barry revisa informes de su comisaría mientras Cisco lo observa en silencio.
—Vas a estar bien. Lo sabes ¿No? —A pesar de que el ojiverde no se siente así, sonríe.
—Lo sé. —Se pone de pie y toma su chaqueta antes de caminar hacia la puerta.
—Encontraré a otra mujer... Que sea preciosa, dulce y amable. —Repite en voz alta, más para sí mismo que para su amigo.

Va hasta la cafetería más cercana, adora ese lugar. Sirven el mejor café de la ciudad.
Las pocas mesas están llenas, Barry rebusca hasta encontrar una libre y sonríe por la suerte. Se sienta en ella y espera pacientemente a que tomen su pedido.

Entonces, el sonido de las campanas de la puerta resalta por encima de las conversaciones de la gente y Barry dirige su mirada hasta esta.

Una mujer la atraviesa. Su pelo castaño cobrizo está atado en una coleta y lleva flequillo. El tono de sus labios es rojo y destaca sus ojos color avellana.
Lleva unos vaqueros rasgados y negros, de tiro alto. Y una camiseta azul metida dentro estos que contiene varias transparencias.
Es indudablemente preciosa.

El castaño está tan distraído mirándola que no se da cuenta cuando la chica se pone de pie a su lado.
—Perdona ¿Estás esperando a alguien? —Su voz es madura y bonita. Pregunta dulcemente.
—No, estoy sólo. —Barry controla la oleada de nervios que le recorren de pies a cabeza y se pone erguido en su sitio.

—¿Te molestaría que me siente aquí? No hay más sitios libres. —Su amabilidad latente provoca que Barry sonría. Asiente antes de añadir un "claro".

—Me encanta esta cafetería, el ambiente y el olor. Es genial. —Comenta la castaña. El velocista asiente sonriente.
—Es mi favorita, sin duda. —Sus orbes permanecen conectadas con seriedad pocos instantes antes de que ambos rompan en una sonrisa brillante.

El joven levanta su mano por encima de la mesa.
—Soy Barry por cierto. Barry Allen. —Ella le estrecha la mano con un gesto de júbilo.

—Encantada, Barry. —Suelta tan despacio que casi susurra.

—Yo soy Caitlin. Caitlin Snow.

Llevo semanas en blanco...
Y una vez me dijeron que cuando estás en blanco y tienes una idea, tienes que escribirla. Sin importar de que se trate o cuán estúpida te parezca. Y como siempre, Snowbarry es mi mayor inspiración.

Como siempre, es un placer 😝.

Cada firma cuentahttps://www.ipetitions.com/petition/snowbarryendgametheflash

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