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THE ICE QUEEN ²
COMO FUEGO Y HIELO
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«Unos dicen que el mundo sucumbirá en el fuego. Otros que en el hielo. Por lo que yo he probado del deseo, estoy a favor de los que apuestan por el fuego. Pero si por dos veces el mundo pereciera, creo saber suficiente sobre el odio, como para saber que para la destrucción, el hielo también es grande y sería suficiente»

Robert Fross.

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Sofía, la capital de Bulgaria era un lugar bello ante cualquier ojo humano. Sin embargo el Sofía mágico era imponente y majestuoso, rodeado de castillos y construcciones medievales. Las viviendas estaban emplazadas en riscos o acantilados alejados de los ojos de cualquier curioso que merodeara por allí.

Sin embargo la mujer castaña que entró en aquella casona de granito oscuro tenía muy claro a quien buscaba. La elfina doméstica salió a su encuentro y pudo reconocerla en cuanto la vió, la observó con recelo y algo de notorio desagrado.

—Vengo a verla, necesito saber si los rumores son ciertos— declaró enseñando la credencial con su identificación y la placa de metal plateado que acreditaban era una funcionaria del ministerio.

Los ojos de la criatura se entornaron y suspiró analizando la situación. Había oído de sobra hablar sobre la joven tiempo atrás como para no reconocerla de inmediato. Además, su amo ya le había puesto sobre aviso.

—Pase por favor.

La casona era amplia y antigua, tenía candelabros y lámparas con miles de cristales en el techo. Estaba alejada de todos los chalets del lugar, por lo que daba la impresión que era una especie de refugio.

La mujer entró en la estancia y se fue percatado de los detalles de la casa, aguardó mientras la elfina fue dentro a dar aviso de su llegada. Sintió el carraspeo de la criatura cuando volvió, con la finalidad de hacerla mirar hacia un largo pasillo.

—Pase, los amos aguardan por usted.

—Pensé que ella estaba sola.

—El señor y la señora Krum la recibirán ahora— siseó de manera altiva. Tiempo atrás la hubiesen abofeteado o quemado en las manos por tratar de aquella manera a una bruja.

La bruja caminó a lo largo de un pasillo que estaba decorado con una alfombra negra, muros de granito gris, a su vez decorados por piezas de arte.

Al entrar en la sala principal vió la figura de un hombre vestido de negro, su rostro era muy familiar para ella, estaba de pie junto a una mujer de porte elegante, cabello pelirrojo y de aspecto letal.

Fue inevitable no dar un respingo y contener el aliento al ver nuevamente su presencia en esa habitación.

—Así que es verdad, haz venido de entre los muertos.