• CAPITULO 28 •
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THE ICE QUEEN ²
COMO HIELO Y FUEGO
XXVIII. Una posibilidad de salir con vida
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Alerta
En este capítulo aparecen situaciones con alusión de violencias explícita, lenguaje soez y abuso. Se recomienda discreción.
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—Tome asiento, señora Marklin—dijo Harry mientras se acomodaba en el respaldo de su silla giratoria.
—Lamento molestarle, señor Potter—manifestó la mujer—. No estaba muy convencida de vernir hasta acá, sin embargo el señor Weasley insistió en que usted tenía una voluntad de oro y que no tendría problemas para escucharme.
Harry intercambió una mirada con George, quien levantó los hombros en señal de disculpas, pues el mago había sido enfático en lo mencionar la actual situación por la que estaba pasando el mundo mágico. Claro que el joven Weasley no había hablado nada con la mujer, pero sabía que nadie más que Harry podría darle seguimiento a la desaparición de Spencer con seriendad, considerando las cosas que estaban sucediendo de nuevo en Inglaterra.
—Por supuesto, señora Marklin, como departamento de seguridad haremos lo posible por ayudarla. Cuénteme su situación—siseó mientras sacaba una libreta con una vuela pluma.
—Mi sobrina Spencer ha desaparecido y la verdad es que no pensé verme involucrada en esta situación jamás. Ella es una chiquilla muy dulce, muy tranquila, algo rebelde, pero jamás se iría de casa sin avisar, siento una sensación asfixiante en el pecho, tengo un mal presentimiento.
Harry asintió.
—Por favor, necesito que me cuente todo lo que pasó el día en que ella desapareció.
—Ella salió como todos los días, su ánimo era bueno, hizo bromas y demostró el mismo sentido del humor que suele tener siempre. Iba a trabajar a la tienda al Callejón Diagon, por lo general no visita otros sitios, no suele salir de noche pues tampoco tiene a muchos conocidos aquí en Londres mágico, sus amigos están en Francia.
—¿Quiere decir que no hubo ningún comportamiento inusual en ella? Al menos el día en que desapareció.
—No, ella siempre se demuestra alegre, vivaz.
—Cuénteme, ¿por qué Spencer está viviendo con usted? ¿hay algún problema familiar de fondo?
—No familiar particularmente, ella es hija de mi hermano menor, sus padre viven en Francia, trabajan bastante—hizo una pausa—, bueno como todos en general. Spencer un día me escribió preguntando si podía pasar una temporada conmigo en Londres, no era muy cercana a mí, debido a que soy bastante mayor que su padre, sin embargo siempre fue cariñosa conmigo y muy considerada— anunció—. Le respondí que la recibiría gustosa. Al llegar aquí mencionó que había tenido una mala ruptura con su novio, que no quería estar en Francia pues no deseaba caer en la tentación de volver a esa relación, me contó que fue tormentosa y que él no la había tratado bien, quería empezar de nuevo y despejar la mente un tiempo.
—¿Trabajaba en algún sitio en Francia ? ¿Estudiaba?
—Había comenzado una maestría en Astronomía, es algo que siempre le ha gustado—declaró la mujer—. Desconozco si pretendía convalidar estudios aquí en Londres, no lo mencionó hasta ahora; comenzó a trabajar en la tienda del señor Weasley, casi a una semana de haber llegado, estaba empeñada en tener su propio dinero para no ser una molestia en casa. Le costó habituarse a los horarios y a mi forma de ser algo más estricta, ella es una joven y pues suelen resentir las reglas
—¿Sabe si frecuentaba algún sitio en particular? ¿Algún bar, discoteca? ¿Si es que se involucró con alguien durante su estancia?
—No particularmente, creo que nada más con la familia Weasley, en una ocasión viajó a verla una amiga francesa. Nadie quien pudiera hacerle daño.
—Creo que tengo lo necesario para partir la investigación, lo último ¿Cuándo se percató que ella estaba desaparecida?
—Pues ese día—dijo señalando al pelirrojo que hasta el momento había guardado silencio dentro de la oficina—, George fue a buscarla a casa, yo le dije que ella no había vuelto. Esa noche no regresó y fue cuando empecé a buscar ayuda, claramente no era una salida planeada.
—Gracias por los detalles que me entregó—dijo Harry—, por el momento tengo bastante para investigar, señora Marklin. La citaré cuando tenga novedades o alguna pista que me lleve a algo concreto, pero debo advertirle, esto puede ser tardado, no quiero esperanzarla diciéndole que Spencer volverá mañana, debe ser fuerte, creo que también sería apropiado avisar a sus padres en Francia.
—Gracias a usted, señor Potter. Realmente no sé qué habría sido de nosotros sin usted.
—Pues de partida, Voldemort no hubiera destrozado el mundo mágico. Creo que tus padres no debieron tenerte, amigo—murmuró George, incapaz de controlar su humor negro en los momentos inadecuados.
—Ignore a este idiota, señora Marklin, se acercó a George y murmuró en su oído—, deja de decir imbecilidades o te pondré en mi lista como sospechoso principal.
Harry despachó a la mujer y luego de eso volvió a la oficina para encontrarse con el pelirrojo a quien acababa de regañar.
—¿Enserio no puedes comportarte ni cuándo hablamos sobre una desaparición?
—Perdona, actúo así cuando me coloco nervioso—señaló el joven Weasley—, no quise ser un maldito idiota.
Harry suspiró y bebió un tragó de agua, se tocó la sien, sobándose la cabeza. Tenía un gran problema gestándose entre manos y no sabía cómo afrontarlo.
—George, agradezco la confianza que tienes en mí, no obstante no sé si es que realmente puedo ayudar a esta mujer. No tengo ningún dato certero sobre Spencer o a donde pudo ir, sé que viniste a mi debido a la información que le dimos a tu familia—comentó con pesar—. Quizás ella se haya marchado, pero lo más probable es que haya sido secuestrada, si está relacionada con el caso, será muy duro para su familia y para ti...
George estaba en una especie de trance, todavía no asumía que Spencer estaba desaparecida, tampoco quería pensar que había sido víctima de algún suceso que le hiciera daño, tan sólo pensarlo provocaba un escalofrío y desataba el trauma de la pérdida, pensaba en Fred y lo terrible que había sido darse cuenta de que tendría que seguir en la vida sin él, pensaba en los amigos que había perdido en la batalla de Hogwarts y también en Perséfone, si bien jamás había podido decirle lo mucho que le importaba por el orgullo y las diferentes circunstancias, saber que ella había muerto también era una herida que seguía abierta.
—Harry, perdona si sientes que te he implicado. Pero sinceramente, tú y Hermione son los únicos que pueden ayudarnos a investigar sobre esta situación, si el ministerio tiene esto en secreto será muy difícil saber a ciencia cierta qué es lo que está pasando. Quiero creer y pensar que Spencer está bien, pero tampoco soy un estúpido, ninguna persona se va de esa manera, sin dejar rastro, a menos que no quiera ser encontrada y tengo entendido que no era su caso.
—Sabes que haré lo que sea necesario para ayudarte, también a la señora Marklin, nada más que puede ser un proceso lento y con mucha incertidumbre. Ahora voy a comenzar a contactar a las personas que su tía me indicó.
—Gracias Harry, eres un buen amigo, un gran auror.
—Sabes que ustedes son como mi familia, siempre que pueda voy a intentar ayudarles.
—Lo sé —susurró George.
—Debo hablar el asunto con Hermione, te veré luego, amigo.
Ambos magos se despidieron y George volvió a la tienda al menos con la esperanza de que alguien estaba dedicando un granito de arena para encontrar a Spencer.
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La luz incomodó los doloridos ojos de Spencer, quien sintió la pequeña rendija como una daga que la traspasaba, tantos días acostumbrada a la oscuridad habían mermado la capacidad de que sus orbes verdes se adaptaran al sol. Despertó de golpe y sintió su dolorido cuerpo temblar, nuevamente los músculos se tensaron y los pensamientos la abrumaron, logrando que las lágrimas salieran de inmediato.
El ruido que ella provocó hizo que la puerta se abriera rápidamente, un hombre se asomó y una risa irónica se posó en su rostro. Observó la forma de bulto en que la pelirroja estaba recostada en la alfombra, sin poder moverse, pero su rostro denotaba sufrimiento y eso le causó gracia.
—Rodolphus, creo que tu perra despertó con ganas de más—vociferó el hombre desde la puerta—¿Hasta cuándo vas a jugar con ella? ¿No crees que ya fue suficiente? La necesitamos, lo sabes.
El aludido apareció en cosa de segundos, con la misma clase de sonrisa socarrona.
—Sabes, me he divertido mucho con ella. No puedo deshacerme de una chica bonita con tanta facilidad, las pelirrojas son mi debilidad— señaló con burla—Sólo la tendré uno o dos días más, lo prometo.
—Como si no tuvieses otra mujer con la que poder acostarte ¿Por qué te conformas con una presa?
—¿Acaso nunca te gustó sentirte un depredador, Ethan?—le cuestionó el mago— Fuiste un depredador incluso con tu hija— dijo con un tono que dejaba entre ver tensión—Perséfone era muy hermosa, pelirroja, ya sabes...
—Guarda silencio.
Rlphus esbozó una sonrisa sínica. Después de todo, a su aliado la palabra depredador no le hacía justicia como a él, ambos lo eran, pero en modos muy diferentes.
—¿Quién diría que te ofenderías tanto? Finalmente si ella no está aquí es por tu causa.
—No sigas, o le lanzaré una sola maldición a la ramera de allí y quizás después una a ti.
—¿Crees que me atormentas, Rosier? Iré en un segundo, pero ya no quiero ver tu cara.
Tras esto, Rodolphus se acercó con cautela hacia Spencer, quien yacía allí observando con miedo la conversación que ambos magos tenebrosos tenían. El hombre posó sus ojos y le dedicó una caricia hosca, haciendo un chasquido con la lengua, como si estuviese tratando de amansar un caballo; ella trató de alejarse, sólo que fue imposible.
—No trates de alejarte, tomé mis precauciones y te hice un hechizo inmobilizador ¿recuerdas? Me arañaste con mucha fuerza la primera vez y lo siento cariño, no me gustas las mujeres que toman la iniciativa de esa manera, me gusta ser el dominante en este tipo de cosas—alardeó tomando entre sus dedos un mechón de su cabello—Si tuvieras más disposición, podría tener consideración de tratarte con mayor dedicación, pero siempre quieres luchar ¿No es así?
Spencer quería huir, quería gritar, quería patearle y causarle dolor.
Pero se encontraba en el terrible escenario de ser una presa.
La presa de un depredador horrible, pues nunca tuvo en consideración que ese tipo de horrores siguieran sucediendo en Londres.
El mago tomó su varita y ella recobró la movilidad, no era mucho lo que podía conseguir debido a que también estaba atada.
—Por favor—suplicó, puesto que ser ruda no había tenido el mínimo efecto, en su mente creyó que si se mostraba sumisa él podría tener algo de benevolencia con ella—, no me hagas daño, yo no voy a decir nada, sólo déjame volver a mi casa, deben estar preocupados por mí, te juro que no hablaré nada, es más, puedes borrarme la memoria y no tendré la menor idea de lo que sucedió.
—¿Daño? Pero si yo sólo pensé que estábamos disfrutando cariño—siseó él, sobándole la mandíbula de una manera algo brusca —¿O acaso no lo disfrutaste? Ninguna chica se ha quejado jamás de mi desempeño—bufó—. Creo que voy a tener que volver a mostrarte, para que puedas refrescar la memoria.
—No, no, no—chilló sin poder contener las lágrimas.
—Creo que esta es una buena forma de disfrutar antes de dejar esta vida—murmuró mientras la tomaba con fuerza y la aprisionaba contra su cuerpo.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada.
—Yo lo sé preciosa, pero a veces hay cosas que son más grandes que uno. En otras circunstancias te aseguro que me habría preocupado de cortejarte de una forma más galante, pero ahora mi colega está apurado y necesita que mueras pronto.
Él no dejó que ella replicara algo y los gritos inundaron la habitación nuevamente, Spencer se quedó mirando el techo aturdida por las palabras, en shock, todavía no era capaz de discernir si el hombre estaba o no jugando con ella, si realmente esos magos tenían un siniestro plan en mente o si se aprovechaban de su pánico para abusar de ella de manera masoquista.
Cuando Rodolphus se retiró de encima, ella se quedó muy quieta en el piso, para que no volviera a hechizarla.
—Nos vemos luego, preciosa—dijo de forma burlesca, dejándola nuevamente en completa oscuridad —, no quiero que estés preocupada por la posibilidad de haber podido engendrar a un bastardo, no vivirás lo suficiente como para saberlo.
Dicho esto salió de la habitación.
Spencer intentó controlar los movimientos de su cuerpo, trató de concentrarse para dejar de temblar y moviéndose despacio sacó de debajo de su cuerpo lo único que podría salvarle la vida.
En medio de aquella traumatica situación vio su única posibilidad de salir con vida. Rodolphus había descuidado su varita y ella se la robó guardandola como pudo.
Sólo tenía una opción.
La cogió debilmente con sus manos atadas y temblorosas.
—S-s- pec-to pa-pa tronum— siseó sin fuerzas —Spec-to Patro-num —intentó otra vez, pero finalmente lo consiguió —Specto Patronum —susurró antes de desvanecerse.
Salió de allí un conejo.
Y ese conejo sabía a donde dirigirse.
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