[Mini Historia ] ♕6.1
"No te importó, Haymitch"
Sentada contra la laminilla de uno de los vagones desolados del tren, envuelvo mi vientre con mis brazos.
El vagón está por completo frío, gélido, hielo que me cala hasta los huesos, pero no podría importarme menos. He escapado de la enfermería, sin ganas de ser tocada por nadie ni ser valorada por el doctor que viaja con nosotros. Me escondo de todos, ignorando el gran dolor que siento en el vientre, ingle y piernas.
Mi cara arde cada vez que me refriego los ojos con el antebrazo, mis piernas punzan en debilidad y sé que estoy propensa a desmayarme de nuevo.
Lo he perdido
Perdí a mi bebé
No quiero pensar, no quiero seguir dándole vueltas al asunto y sobre todo no quiero seguir viviendo así.
Logro escuchar la voz de Haymitch llamarme y yo me encojo más en mi lugar para que no pueda encontrarme. El piso está sucio, las paredes están astilladas y hay un gran olor a etileno que me marea; sé que no debo estar aquí, pero ya no hay nada que me importe lo suficiente.
Recuerdo los ojos aguados de Haymitch al darme la terrible noticia y siento mi corazón romperse en pequeños y filosos fragmentos que me apuñalan sin piedad. Aprieto los puños a mi bata de hospital, queriendo romperla con mis dedos. Todo esto parece una pesadilla.
Él me sigue llamando e incluso puedo reconocer la voz de Peeta a lo lejos, trato de permanecer oculta y procurando que mis sollozos no me delaten. Es inútil, sin embargo, porque Haymitch me encuentra minutos después hecha un ovillo contra el piso y con la cara sucia. Él se arrodilla frente a mí, colocando sus manos calientes sobre mis mejillas
—Era nuestra última oportunidad, Haymitch—le digo, con la voz temblando por el llanto—Era nuestro último intento y lo perdí, Dios mío, lo perdí
Debo verme terrible, porque los ojos irritados de Haymitch comienzan a lagrimear provocando que sus mejillas y su nariz se sonrojen por el contacto. Él sacude la cabeza muchas veces, como si quisiera quitarse una idea de la mente
Ambos estamos tan rotos, tan dañados... Haymitch intenta mantenerse fuerte por los dos, pero noto lo mucho que le duele el ver otra oportunidad de formar una familia fallar. Sus luceros azules están opacos y aunque espero que me diga algo, él no lo hace, sino que me observa detenidamente mientras me acaricia el rostro
—Oh, Flora—Me dice por fin en un hilo—Mi linda florecita
Sus labios recaen en mi cara y comienza a besar cada parte que mis lágrimas han tocado; su mano coge la mía mientras susurra a mi oído que todo está bien, que no debo preocuparme a pesar de que ya lo he hecho.
Pero Haymitch no es tonto y sabe muy bien lo mal que estoy. Lo nota por la palidez de mi piel, mis temblores y mis labios resecos; estoy demasiado fría y sé que ha podido notar las nuevas manchitas rojas que se han formado en la parte inferior de la bata. Me mira, preocupado
—Flora, tienes que descansar, aun estás delicada
—No quiero—refuto, recordando que he estado toda la noche y parte de la mañana en cama—No quiero descansar, no quiero dormir, no quiero nada, Haymitch
—Mi amor...
Aparta el cabello que me cae por la cara y sigue tratando de convencerme de volver, pero yo me niego. El tener que caminar por los pasillos con dirección a mi alcoba significa ver una vez más a Effie y no puedo hacerlo sabiendo que podría matarla con mis propias manos.
—Vete, Haymitch—digo, ganándome una mirada de sorpresa de su parte—Déjame sola
—No, Flora. No te dejaré, ¿Vale? No importa cuántas veces me lo pidas, no lo haré
—Haymitch...
—Eres mi esposa—Suspira—Y no te abandonaré en estos momentos. Juramos estar juntos en las buenas y en las malas, ¿Recuerdas? No faltaré a esa promesa, cariño. Podemos salir juntos de esto como lo hemos hecho antes, sólo... confía en mi
Me aferró a su pecho al escuchar sus palabras y él aprieta sus brazos en mi cintura sin querer dejarme ir ni un segundo. Es fuerte y hace que ambos nos pongamos de pie aun sin soltarnos; uno de sus brazos se queda en mi cintura para ayudarme a salir del vagón y caminar con dirección a mi habitación que queda del otro lado del tren. Mis pies descalzos se sienten como lijas sobre el piso y debo sujetarme más fuerte de Haymitch para no caer
Mis sollozos aún se escuchan, a lo que Haymitch atina a besarme la sien a cada paso que damos queriendo consolar mi alma deprimida, aunque sin lograrlo del todo.
Dentro del cuarto se encuentran Cinna, Katniss y Peeta, todos con caras de tristeza mezclada con desconcierto. Conozco lo suficiente a Katniss para saber que le ha contado a todos lo que ha sucedido para que de esta manera se abstengan de hacer preguntas que yo me negaré a contestar. Haymitch me ayuda a caminar hasta la cama y entrar a las sábanas quejándome por lo bajo. Luego, Katniss se sienta a mi lado tomando mi mano y tratando de sonreírme a pesar de que logro notar la capa cristalina en sus ojos grises
—Lo siento tanto, Katniss—le digo con pena—Sé lo mucho que te ilusionaba esto
—No tanto como te ilusionaba a ti—Susurra acariciándome el cabello y se permite llorar conmigo. Peeta nos mira, afligido, poniendo una mano sobre el hombro de su novia—No sé qué decir para hacerte sentir mejor
—No hay palabras suficientes para borrar el dolor que siento—Declaro, ganándome una mirada llena de pesar de todos. Cinna se talla los ojos haciendo que su delineador dorado se corra. Haymitch está sentado a mi lado, conteniendo las lágrimas. Peeta se mantiene callado porque está tan consternado que no sabe que decir—Debí habérselos dicho. Quizá de esa manera esto no hubiera pasado
—Eso es lo de menos—dice Haymitch. No puedo evitar que sus palabras me hieran—Fue un accidente
—Accidente que Effie provocó—Salto, venenosa. Haymitch niega
—No fue su intención
—Haymitch—le regaña Peeta quien parece sumamente molesto. Aun así, Haymitch se las arregla para seguir hablando
—Ella me lo explicó. Fue un pequeño percance
— ¿Pequeño? —pregunto con indignación. Él se levanta de la cama al ver que me he cabreado— ¿Acaba de asesinar a nuestro hijo y tú dices que fue sólo algo pequeño? ¡Estás defendiéndola!
—No la defiendo...
— ¡Lo haces! —Le interrumpo—A ti no te importa lo que pasó con nuestro hijo, sólo te preocupa Effie
—Eso no es verdad
— ¡No me toques! —le grito cuando él comienza a aproximarse y tomar mi mano— Quiero que te largues
—Flora, por favor, escúchame
— ¡Lárgate! Vete con ella, no quiero verte
Haymitch intenta acercarse de nuevo, pero Cinna le hace ver que no es una buena idea. Lo acompaña hasta la salida y yo retomo mi llanto, esta vez gritando tanto como mis cuerdas vocales me lo permiten. Katniss desea calmarme al igual que Peeta que se coloca a mi lado contrario y comienza a sobar con lentitud mi brazo. Mis lágrimas se sienten como ácido sobre mi piel y lo único que pienso ahora es que estoy viajando directo a las fauces del diablo
El distrito cuatro acapara nuestra vista a la mañana siguiente cuando el tren pasa por la costa. Puedo verla desde la pequeña ventana de mi habitación de la que no he salido desde el día anterior. Katniss se ha quedado conmigo e inclusive durmió a mi lado anoche, según ella para que Haymitch no tuviese la oportunidad de entrar por la madrugada. Katniss está muy molesta con él y con Effie, tanto, que me ha jurado clavarle una flecha directo en el ojo para desquitar toda aquella basura que me ha gritado a la cara. Yo le hago saber que aprecio sus intenciones, pero que no es necesario, principalmente porque no quiero que se sepa en todo el país que la afamada chica en llamas ha dejado tuerta a la vocera de su distrito.
Su compañía me hace bien al punto de recuperarme más pronto de lo esperado. Claro, sigo algo débil y deprimida, pero tengo un compromiso con los chicos y no puedo dejarlos tirados a la mitad de la gira. Katniss me detiene, alarmada, luego de ver el amago que hago por levantarme
—Sigo pensando que debes quedarte en el tren mientras Peeta y yo damos el discurso. Para la fiesta podemos poner una excusa y volver al tren a hacerte compañía
—Ni hablar—le digo, tomándome de su brazo para poder levantarme—Puedo hacer esto. Además, ustedes tienen que cumplir con el protocolo de la gira y yo como su mentora debo estar ahí
— ¿Segura? Sigues algo pálida, Flora
—No es nada que el maquillaje de Cinna no pueda arreglar
Katniss me observa detenidamente hasta que una sonrisa se forma en su rostro y me abraza con cuidado de no lastimarme. Su acción me toma por sorpresa, aunque no protesto.
—Eres tan fuerte, Flora.
Niego, sacudiendo la cabeza
—No lo soy, únicamente intento salir de esto lo más pronto posible para volver a casa y olvidar todo lo que ha pasado
Katniss hace una mueca porque nunca le ha gustado verme tan negativa, pero luego de lo sucedido es difícil encontrarme de otra manera
—Haymitch y tu pueden intentarlo otra vez, estoy segura de que lo lograrán
—No, Katniss. No volveremos a intentarlo
—Pero...
— ¿Por qué mejor no me ayudas a estar lista? Estamos a nada de llegar y yo aún parezco una mierda
La arrastro hasta el baño en medio de sus protestas, ella me ayuda a quitarme la ropa y meterme a la ducha para que no resbale en el intento. Me espera afuera, arreglando mi vestuario del día acompañado de un par de botas sin plataforma. Le agradezco su elección y dejo que peine mi cabello de la manera en la que su madre le ha enseñado. Ahora ella y yo llevamos el cabello en una trenza de lado, a manera de amistad.
Estando en el pasillo encuentro a Peeta y Haymitch en una acalorada discusión, por lo que me sorprende ver al panadero tan alterado cuando él es un ser de mucha paz y felicidad. Están susurrándose cosas con desespero pues miro la manera en la que ambos se jalan los cabellos intentando hacer al otro entrar en razón.
Katniss carraspea la garganta llamando su atención y cuando Haymitch me mira detrás de ella frunce el ceño y se me acerca ignorando las protestas de la chica en llamas
— ¿Qué haces levantada, Flora?
— ¿Qué crees tú? Debo estar presente en el discurso de los chicos
—No puedes salir, aun estás delicada
—Tu no vas a decirme que hacer o que no—Objeto, molesta luego de nuestra ultima pelea — Por qué mejor no te vas con Effie y dejas de molestarme
—Flora, cariño...
—No, no quiero escucharte— digo antes de que el tren se detenga y yo salga de ahí tan rápido como puedo. Cinna me sigue por detrás, diciéndome que llegando al edificio de justicia debe maquillarme las ojeras. Yo asiento, haciendo oídos sordos a los reclamos de Haymitch
Llegando al edificio principal del distrito, Cinna me maquilla rápidamente, pero sin dejar de perder la perfección que lo caracteriza. De esta manera logra cubrir las enormes bolsas de mis ojos y las imperfecciones de mi rostro. Me sonríe mientras aplica algo de carmín sobre mis labios
—Te ves preciosa, Flora
—Gracias a ti, por supuesto
— ¿Y sabes que acentuaría mas tu belleza? Una sonrisa
Lo intento, pero no puedo hacerlo y él lo sabe bien. Mi aura es tan sombría que puedo contagiar a cualquier persona que se me acerque. Cinna frota mis brazos en un acto desesperado por animarme
—Arriba los corazones, bonita— dice— Ya verás que este mal trago pasará pronto
—Eso espero, Cinna
Me guiña un ojo y escucho por los parlantes el nombre de Peeta y Katniss, siendo esa la señal de que debemos salir. Ellos se colocan a la cabeza mientras que detrás de ellos se encuentra Cinna, después Effie y para mi desgracia Haymitch y yo detrás de ella. Noto la tensión en el cuerpo de la mujer, pero no puede importarme menos lo que pueda estar sintiendo.
Lo peor de la situación es que debo dejar que Haymitch me tome la mano y mostrarnos frente a todos como una pareja normal y llena de felicidad. Puedo sentir su mirada en el perfil de mi rostro, pero yo me niego a mirarlo y él aprieta mi mano tratando de que los muros que he puesto entre nosotros se desvanezcan. Se acerca a mi oído y me susurra:
—Tenemos que hablar
—Ahora no, Haymitch
—Sí, lo haremos ahora—Susurra— No sé qué está pasando por tu mente respecto a Effie y yo, pero debes parar. Sabes que yo te amo
—La has defendido—susurro con dolor—La has defendido aun después de que ella provocó la muerte de nuestro bebé
—Fue un accidente
— ¿Y te contó como sucedió?— Yo lo miro y él frunce el ceño. Sé que Effie no le ha contado todo, lo cual no hace nada mas que aumentar mi cólera—Por supuesto que no lo hizo
—Flora...
—Acabamos de perder a nuestro bebé y a ti no te importó—digo, con los ojos llorosos—Eso dice mucho Haymitch
***
Este capítulo se divide en dos :v
Tal vez lo suba hasta mañana e.e
love you all
—o-para-Q
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro