[ Mini Fic ] ❀7
"Símbolos de rebelión"
Caminamos hacia la sala de entrenamiento, con la mano de Finnick prendida a la mía; mantenemos el paso hasta llegar con nuestros viejos amigos
Johanna está con Beetee y Wiress cuando nos acercamos a saludar, parece que ninguno de ellos está tomándose ésta misión como se debería. Johanna acaricia mi barriga antes de hacer una seña
— Finjamos que ésta mierda nos importa y acabemos de una vez
Ruedo los ojos antes de caminar hacia la estación de los cuchillos y las espadas dejando a Finnick en la estación de nudos y cuerdas. Tomo una espada y la observo con detenimiento. Es larga y afilada, su hoja bañada en plata resplandece y su peligroso filo me causa un ligero corte en la mano. Me gustan las espadas, son realmente útiles y ligeras.
Abandono el arma al escuchar como la puerta de la sala se abre
Ahí están ellos, Peeta y Katniss, mirando todo el lugar caminando en línea recta. Sé que se sienten incómodos por las caras desconocidas y no los culpo; sonrío de lado, recordando la promesa que le he hecho a Haymitch
Ambos se separan y para mi sorpresa veo a la chica en llamas dirigiéndose hacia mí. Parece asustada al ver la manera en la que los hermanos del uno manejan los cuchillos y los clavan en los contrincantes holográficos. Ve a Johanna y sé que se ha intimidado, cualquiera lo haría al ver como maneja esa hacha. Finalmente llega hasta mí, mirándome sin expresión alguna
— Hola
— Hola, Katniss
— Perdón por molestarte, pero no supe a quién más acercarme—explica con un suspiro—Eres la más joven entre los demás
— ¿Qué hay de Finnick?
— Peeta está con él— explica en un susurro ahogado— Creo que se siente igual que yo
Le sonrío, aprovechando la oportunidad que me ha brindado
— Descuida, chica en llamas. Estás en buenas manos
Le guiño un ojo antes de volver a coger mi espada y girar el mango entre mis dedos cortando la atmósfera y provocando que Katniss de un par de pasos hacia atrás
— Te gustan las espadas— dice
— Tanto como a ti las flechas— Me detengo, dejando la espada en su lugar para mirar a la chica detrás de mí— Podría enseñarte, sí quieres
— ¿De verdad?
— Oye, tú y ese chico del pan son los que llevan desventaja en comparación a los demás. Necesitan toda la ayuda posible— Katniss me ve con ceño y espero no haber metido la pata. Niego, despejando lo que he dicho— Ven, hagámoslo
Le pongo el mango de la espada en la mano no sin antes advertirle que tenga cuidado al tocar la hoja. Le muestro mi mano herida a lo que ella asiente
Resulta una buena manipuladora después de todo; luego de media hora de entrenamiento junto a la chica del doce puede manejar una espada pequeña en su totalidad. Aplaudo, reconociendo su logro
— Albricias, albricias, chica en llamas. Tal parece que el arco y las flechas no son tú único talento— Ella me sonríe
— Podría enseñarte a usarlos— Me dice, yo niego
— No creo que sea buena idea, ya sabes— digo apuntando a mi barriga— Pero me gustaría verte en acción
Katniss levanta una ceja y asiente. Caminamos juntas hasta la sala de simulaciones
— Pude ver la cinta de tus juegos— Me dice mientras caminamos— Tú... ganaste de la misma manera en la que lo hizo Haymitch ¿Porque?
— No lo sé. Cuando estás en los juegos no piensas muy bien en tus estrategias, ¿Sabes? Por el hecho de saber que estás siendo cazado— Suspiro, queriendo ganarme su confianza con esto— Cuándo salí seleccionada en la cosecha, Finnick ya era mentor. Él nos mostró a mí y a mi compañero vídeos de otros juegos. Entonces llegamos al de Haymitch
>> Habíamos logrado establecer patrones, sabíamos lo que debíamos hacer en ese lugar. Al estar en los pedestales todo se complicó. Derek, mi compañero, bloqueó su mente, no supo que hacer en el momento y cuando el conteo llegó a cero... fue al primero a quien mataron. Intenté protegerlo mientras aún le quedada una pizca de vida, pero fue en vano. Murió dejándome su sangre impregnada en las manos y aún más en mi consciencia
Katniss no se atreve a decir algo, sino que me escucha con atención
— Fue difícil al principio porque una de nuestras estrategias era mantenernos juntos y apoyarnos hasta que quedáramos entre los últimos, pero eso no pasó. Tuve que protegerme sola y pasar los días peleando cuerpo a cuerpo con los otros tributos
>> Cada día Finnick se las arreglaba para mandarme comida y medicinas a través de los patrocinadores. El conseguir recursos no fue difícil pues había sido la única chica proveniente de un distrito pesquero que sobrevivía hasta el final. Luego lo mismo pasó con Annie Cresta
— ¿La chica inestable de tú distrito?
— Esa— Llegamos a la sala, Katniss se cuelga un arco en el hombro y un carcaj— Llegué al día final y para ese entonces los recursos de los patrocinadores se habían vuelto ridículamente caros, por lo que no recibí nada más de su parte.
>>Pude hacerme de una espada un tanto oxidada, la cuidé como nunca había cuidado a algo y al final fue eso lo que me ayudó a ganar. El chico al que asesiné era de tu distrito, de hecho
— Lo sé. Lo conocí
— Lo siento
Katniss suspira mientras se acomoda ambas cosas en la espalda
— Descuida, después de todo ya sabíamos que el distrito doce no podía ganar algo tan grande después de que Haymitch lo hubiese logrado
— Hasta que llegaron ustedes, tú y Peeta, ¿Cierto?
— Supongo— Se encoge de hombros restándole importancia— Aunque no creo que eso haga mucha diferencia
Asiento. Es de dominio público la pobreza que abraza tanto al distrito diez como al once y el doce; son distritos donde la mano de Dios no llega
— Estaba rodeada, no podía correr hacia otra dirección sin que el chico me rebanara la garganta. Llegué a un barranco y recordé la escena de Haymitch— Continúo— Lancé la espada y me agaché, esperando a que el plan resultara exitoso. De un segundo a otro la espada regresó y la hoja se incrustó de lleno en su cara. Me había topado con un campo de fuerza
Katniss arruga el ceño
— Muy curioso, ¿No crees? — le sonrío ante su pregunta
— Para nada, Katniss— Sonrío, dándole un pequeño golpecillo en el hombro— Si hay algo que he aprendido en todos estos años de juegos y de compartir el mismo lugar que Snow, es que— Me acerco a su oído, susurrando muy despacio: — En toda arena existe un campo de fuerza
Su ceño se frunce, pero de inmediato lo reemplaza con una sonrisa que me da a entender que ha recibido mi indirecta exitosamente. Levanta una ceja y me hace una seña para que la mire mientras ella entra en la cápsula de entrenamiento
Cruzo los brazos, pegándome contra el vidrio que nos separa. Los hologramas comienzan a salir uno tras otro y así mismo es como Katniss se deshace de ellos. Sonrío de lado; Haymitch se ha conseguido una mina de oro.
Hace un par de piruetas y termina con los últimos contrincantes. Baja el arco y de inmediato unos aplausos se escuchan detrás de mí. Es Wiress y está a reventar de emoción. Me carcajeo por su acción y sigo la tanda de aplausos dejando a la chica en llamas con las mejillas sonrojadas ya que los demás tributos también la observan
Para las horas de la tarde todos nos sentamos juntos para comer, hasta los del distrito uno y dos, a pesar de que están un tanto alejados. La mayoría reímos por las anécdotas que hemos vivido en el capitolio siendo mentores o simplemente nos jactamos de los chistes que uno que otro de nosotros cuenta. Finnick está a mi lado abrazándome por la cintura; mi espalda está contra su pecho mientras reímos por las ocurrencias de Chaff. En la orilla de la mesa, los del doce se suman y saludo a Peeta con un ademán. El chico del pan se suma a la pequeña reunión, aunque su chica no parece querer hacerlo
Katniss me mira, le hago una seña para que se acerquen aún más, pero ella niega; sé que le cuesta adaptarse a nosotros y lo entiendo por completo.
Finnick me besa la nuca llamando mi atención; lo miro a lo que él sonríe y me guiña el ojo. Una brisa de remordimiento me nubla la mente. Sé que debo decirle acerca del trato con Haymitch y pronto
Los días pasan más rápido de lo que el agua se te escapa de las manos. Estamos a un par de días de ser lanzados a la arena y mis nervios han comenzado a jugarme malas pasadas. Aún no he hablado con Finnick sobre lo hablado con Haymitch, pero es que hemos estado entrenando tanto que no me ha quedado tiempo para nada
Es de noche y estamos en nuestro pequeño apartamento de tributos; Lydia, Ravena y Dorian están con nosotros disfrutando de una cena que para mí resulta insípida. No hago más que jugar con los trozos de carne en mi plato y hacer que los guisantes jueguen entre ellos al futbol. Finnick me lanza una mirada inquisitiva mientras se lleva un trozo de pan a la boca
Está por decirme algo cuando un par de golpes resuenan en la puerta
— Yo abro— digo antes de que a alguien se le ocurra replicar algo. Abro la puerta y me sorprendo al ver quien está del otro lado— ¿Haymitch? ¿Qué haces aquí?
— Necesito hablar contigo. Con ambos— Intenta entrar, pero yo no se lo permito
— ¿Estás loco? ¡Finnick aún no sabe nada!
— Es mejor que se entere de una vez, cielito. Tengo un plan
— No, Abernathy— digo— Estoy hasta la mierda de tus planes. Déjame hacer esto por mí misma. Si Finnick se entera por ti estará furioso. Sabes que no le gusta trabajar en compañía
— ¿Quién es, Gaia? — pregunta Finnick desde el comedor. Empujo a Haymitch con la puerta sin responderle a Finnick
— Debes irte, ahora
— No, Gaia— refuta— Escucha, sé que me has ayudado incontables veces, pero esto será lo último, lo prometo
No le creo, sin embargo dejo que diga lo que tiene por decir. Noto como de entre sus bolsillos extrae un par de cajitas aterciopeladas negras
— ¿Qué es lo que tienes ahí?
— Déjame pasar y lo sabrás
Ruedo los ojos maldiciendo a Haymitch en silencio. Le permito el paso a lo que Finnick se pone de pie de inmediato y lo saluda con un apretón de manos. Vuelvo al comedor sintiendo como la angustia me revuelve el estómago
— ¿Qué te trae por aquí, Haymitch? — pregunta Finnick
— Necesito hablar con ustedes sobre algo realmente importante, chicos. Gaia— se gira hacia mi con el entrecejo fruncido— Funcionó
— ¿Qué?
— Katniss y Peeta te han elegido como aliada
Mis ojos se abren demasiado por su respuesta. Finnick nos mira extrañado
— ¿De verdad?
— De verdad. Supongo que les caíste de maravilla. Katniss no dudó ni un segundo en mencionar tu nombre cuando se lo pregunté
— Oh, vaya
— ¿De qué están hablando? — pregunta Finnick y por su cara sé que ha comenzado a molestarse. Haymitch le hace una seña para que camine hacia la sala
Finnick se sienta en el sofá mirándonos a ambos con los brazos cruzados. Me vuelvo hacia Haymitch haciéndole una seña para que él hable.
Le explica todo tan rápido que me parece una ridiculez haberle ocultado algo como eso. El ceño de Finnick se endurece aún más al momento en el que escucha del plan de Haymitch para proteger a los chicos del doce
— ¿Tú estabas de acuerdo con eso, Gaia? — pregunta. Yo asiento
— Si
— Sabes que no me gusta trabajar con otras personas
— Lo sé, se lo dije a Haymitch, pero oye, él tenía razón en decir que sus chicos necesitan ayuda. Nosotros podemos ser esa ayuda, Finnick, por favor no te molestes
Él me mira mal para luego bufar. Haymitch carraspea y nos tiende las cajitas negras
— Tomen
— ¿Qué es esto?
— Un símbolo
— ¿De qué? — pregunto abriendo la cajita
— De nuestra alianza
Me encuentro con un anillo bañado en oro. Lo tomo mirando cada parte de él. Observo lo que le ha dado a Finnick notando que hacen juego el uno con el otro aunque el suyo es un brazalete
— ¿Me permites? — Haymitch toma el anillo y coge mi mano derecha para colocar el anillo en mi dedo anular para luego besarlo. Se dirige hacia Finnick posando su mano en el hombro de él— Piénsalo, muchacho. Esto es por el levantamiento, ¿Recuerdas? Vencer a Snow. Si lo logramos... lo demás será pan comido
— ¿Qué haremos después de eso? — pregunta— ¿Qué pasará si salimos de esa arena a tiempo? ¿A dónde iremos?
— Al distrito trece
Sostengo el puente de mi nariz sin saber qué hacer en ese momento. Finnick me mira asumiendo que Haymitch se ha vuelto loco
— El distrito trece fue destruido. Desapareció
— Eso es lo que todos creen. Gaia. Los del trece se han resguardado bajo tierra durante años, es ahí a donde iremos
Le devuelvo la mirada a Finnick, pero esta vez no hace lo mismo. Ahora no sé qué hacer ni que pensar, ¿En verdad quiero que mi hijo crezca entre el ambiente subterráneo del distrito trece?
Haymitch chasquea la lengua ante la negativa de mi esposo
— Piénsalo, chico, y úsalo cuando estés seguro de hacerlo
Se va cerrando lentamente la puerta, como si con eso pudiese evitar que la furia de Finnick me estalle en la cara. Intento acercarme a él, pero se aleja
— Finnick...
— ¿En que estabas pensando, Gaia? — pregunta pasándose la mano por el rostro
— No lo sé en realidad, pero ¡vamos! Haymitch tiene razón, esto es por la revolución, matar a Snow y ser libres, Finnick. Debemos usar cualquier medio para lograrlo
— Pero no esto, Gaia ¡Acabamos de meternos en otro problema! Una cosa es proteger a los del doce, pero, ¿Aliados? No lo creo
— Por favor, cielo— digo, abrazándome a su cuello— Esto es lo último, estaremos bien. ¿Has visto a Annie? Ha estado de maravilla los últimos días, está intentado todo por mantenerse cuerda durante los juegos y ayudarnos, yo confío en ella, también en Haymitch, podemos hacerlo. No desistas, por favor
Finnick suspira, pero se aferra a mis caderas, abrazándome
— Esto es una locura, lo sabes, ¿verdad?
— Si.
Vuelve a suspirar, besando mi frente
— De acuerdo, hagámoslo
Lo beso muchas veces en la mejilla en lo que yo misma le coloco el brazalete en la muñeca
Ya está hecho
Ya no hay vuelta atrás
Nos hemos convertido en compañeros de los más grandes enemigos del presidente de la nación
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro