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[Mini Fic] ✏ 2


"Juegos de suerte"

Contra todo lo que uno habría imaginado, nadie quiso anotarse para los juegos en el distrito doce. Thorunn creyó que el miedo fue más fuerte que sus necesidades, por lo que los jóvenes de la veta y remotamente los de la zona de comerciantes preferían seguir consiguiendo cualquier trabajo en los alrededores del distrito en lugar de viajar a una muerte segura.

Así era mejor, pensó ella mientras caminaba del brazo de Peeta Mellark hacia el tren que ya esperaba por ellos. Thorunn imaginó que si otras chicas se anotaban para ser voluntarias tendrían que competir entre ellas, luchando por sus vidas hasta que la ultima quedara en pie -eso había dicho Effie Trinkett noches antes, cuando ella y Haymitch Abernathy colocaron la circular fuera del edificio de justicia-. Inclusive, si Thorunn tuviese que pelear con alguien más para ir a la arena, estaba segura de que resultaría ganadora, sin alardear, porque mientras su hermano y ella trabajaban en el taller aprendieron a usar herramientas peligrosas y otras no tanto, pero que podrían sin duda representar una ventaja en los juegos. Thorunn no quería matar nadie en la arena, como quiera que sea, pero ella haría cualquier cosa por su familia y en ese momento, donde el mismo Peeta le había mostrado la gloria del capitolio con los vencedores, ya no podía echarse para atrás.

—Puedo ver que Hamill por fin se ha calmado—mencionó Peeta en voz baja para que Hamill, quien iba quince pasos delante de ellos ayudándola a su padre a caminar con su bastón, no les escuchara. Thorunn suspiró—Para ser sincero creí que su pequeño ataque de ira sería peor de lo que resultó, pero supongo que lo ha llevado bien

—No puedo culparle—respondió ella, notando la manera en que Peeta aun se sentía incómodo de caminar con la pierna especial que le habían mandado a pedir directamente del capitolio. Dieron un par de pasos más, acercándose al tren donde Haymitch y Katniss ya les esperaban—Desde que supo que puse mi nombre en la lista de tributos se volvió loco. Se culpó a si mismo dos noches seguidas e incluso intentó persuadir al alcalde para que le dejara acompañarme a los juegos. Como bien sabes, eso no pudo ser y Hamill tuvo que aceptar quedarse con papá en casa en lo que todo esto termina

—Fue lo mejor

—Lo sé, quiero que alguien cuide de mi padre cuando yo no regrese

—¿Quién dijo que no lo harías?

—Peeta, por favor—Thorunn le hizo detenerse, mirándole con una sonrisa ladeada que poca felicidad mostró. El panadero miró hacia abajo, asegurándole que todo estaría bien—Ambos sabemos que no hay manera de que salga viva de ese lugar. Aun si otras chicas se hubiesen anotado para ser tributos y ganase la competencia de selección jamás podría salir ilesa de algo como los juegos

—Tal vez sí, a mí me resultó

—¿Revelando tu supuesto amor por Katniss en cadena nacional? Seguramente si, Peeta

—Sabes mejor que nadie que ella me ha gustado desde hace mucho tiempo—Thorunn asintió, dándole la razón

—Ya, desde que estábamos en preescolar

—Con esas trenzas largas y las pecas mas brillantes que he visto...—susurró Peeta, soñador—Era una niña preciosa, Thorunn, me resultó imposible no sentir algo por ella

—Ya, es por eso que los juegos fueron tu oportunidad de oro, ¿verdad?

—Pues si—Aceptó, pomposo—El destino es muy incierto, ¿sabes? Te sorprende de maneras que jamás creerías, así que, no sé, tal vez el destino te sorprenda a ti ahora

—No lo creo

—Ya lo verás—le aseguró Peeta con una sonrisa altanera—Aun si sientes que no podrás lograrlo estando en la arena, yo estaré ahí junto a Katniss y Haymitch para ayudarles en todo. Es una ventaja que ahora seamos tres mentores porque Haymitch se pone insoportable cuando bebe

—Gracias. En verdad no sé como voy a pagar todo lo que has hecho por mi familia

—Es mi familia también—añadió, dándole un ligero golpe con su puño en el hombro—Pude haber pagado las medicinas del tío Bradley si me lo hubieses pedido, Thorunn, de verdad

—Lo sé, es por eso que no lo hice—comentó, alentándole a Peeta a seguir con su camino—Ya has dado mucho por nosotros, el haber pagado la hipoteca del taller... es más de lo que algún día podré pagarte, no podía tener otra deuda contigo

—Por favor, prima....

—Hablo en serio, además—hizo una pausa, notando como una familia que ella conocía perfectamente se acercaba al andén. Thorunn no despejó su vista de ellos ni siquiera cuando Peeta cogió sus manos en medio de la conversación—Sabes que la enfermedad de papá va más allá de pagar los medicamentos. Necesitábamos conseguir a un doctor del capitolio y la única manera de traerlo era que me anotara para los juegos

Peeta suspiró

—¿Ha revisado ya a tu padre?

—Lo hizo, si

—¿Y qué pasó?

Thorunn guardó silencio haciéndole entender a Peeta que nada bueno había salido de los labios del doctor, pero que, inclusive de esa manera, era necesario que ella entregara su vida en la arena.

Peeta estuvo a punto de hablar cuando la figura de Katniss salió disparada del tren para fundirse en los brazos de Gale Hawthorne del que Thorunn había escuchado hablar tantas veces en el colegio de los labios de las chicas que gustaban de él. Katniss se apartó de su agarre y Thorunn pudo apreciar un destello en los ojos del cazador cuando la mayor de las Everdeen le besó la mejilla prometiéndole que haría todo lo que estuviera en sus manos para sacarlo sano y salvo de la arena. Luego, los ojos claros de Gale miraron a Thorunn por una milésima de segundo, frunciendo el ceño.

—Creo que no le agradamos—Thorunn echó un ultimo vistazo a la familia Hawthorne mientras se despedían de él y le deseaban suerte en su viaje. Su madre, Hazelle, se acercó al padre de los Wadlow, apretando su mano temblorosa y resollando por los malos momentos que ambos estaban pasando. Bradley no pudo hacer nada más que agitar lentamente la cabeza—Y le agradará menos saber que tendremos que ser un equipo

—Está bien, él sólo tiene muchas emociones

—Puedo notarlo

El silbato del tren se escuchó y uno de los agentes de la paz les indicó que debían subir al tren antes de que este partiera sin ellos, así que, con el dolor de su corazón, Thorunn se despidió de su familia, jurándoles cuidarse lo más que pudiera mientras intentaba esconder el nudo que le apretaba la garganta. Hamill le abrazó, colocándole un relicario de plata alrededor del cuello.

—Ya es momento de que lleves tú el relicario de nuestra madre

—Pero Hamill... ¿estás seguro?

—Completamente. A ella le hubiese encantado vértelo puesto. Te dará suerte en la arena

—Gracias

Su hermano mayor le dio un ultimo abrazo acercando sus labios al oído de Thorunn provocando que su piel se erizara.

—Ten cuidado, no confíes en él

Fue tarde para que Thorunn preguntara a que se refería cuando Peeta la jaló del brazo para que alcanzara a trepar al tren antes de que éste comenzara a moverse. Se despidió con la mano de su padre y las puertas se cerraron en un desconocido silencio que le dieron ganas de llorar. El vagón se quedó en un completo mutismo, haciéndoles saber que aquel momento era real, que el capitolio había jugado con sus necesidades más terribles y las había usado para enviarles a los juegos por su propia voluntad. El collar de Thorunn se escondió entre sus ropas, sintiendo una extraña calidez en el centro del pecho.

—Si, bueno, creo que es hora de trabajar—mencionó Haymitch dejándose caer en uno de los sofás haciéndole un par de señas al Avox para que le preparara una bebida—Este año será más fácil que los anteriores, supongo—El ceño de Gale, como si no estuviera lo suficientemente contraído, se frunció aún más—Está claro que no podremos utilizar la misma estrategia, pero creo que si modificamos un poco las historias de ambos...

—No lo haré

La ceja de Haymitch se alzó

—¿Cómo dices?

—No voy a prestarme para ser un bufón—anunció, resoplando. Thorunn carraspeó—Puedo hacer esto a mi manera. Solo

—Creo que no lo has entendido, muchacho, pero somos un equipo. Las reglas de los juegos cambiaron, ahora puede haber dos vencedores de un mismo distrito

—Y lo habrá, a mi modo. No necesito de armar un teatro para ganar esto por mi cuenta

—Tenemos una suerte compartida, Hawthorne—dijo Thorunn atrayendo la mirada de todos. Gale alzó el rostro—No nos es permitido jugar con ella

Gale la observó durante varios minutos sin decir nada, pero Thorunn logró ver como sus manos se convertían poco a poco en un par de puños tan tensos que creyó que sus nudillos rasgarían su piel. Los ojos del cazador se perdieron en ella suavizando su semblante durante un momento tan efímero como lo fue el sueño de poder ganar algo tan grande como los juegos del hambre. Peeta la tomó por el brazo, alejándola un par de pasos de Gale.

—Thorunn tiene razón, Gale. Somos un equipo, y no dejaré que pongas en riesgo la vida de mi prima, no te lo permitiré

—No quiero poner en riesgo su suerte—Sentenció—Porque parece que es de lo único de lo que depende el que siga viva

Thorunn resopló, tan molesta como ninguna otra vez lo pudo haber estado

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