Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[Mini Fic] ❀15

Terapia de "choque"


Los meses comienzan a pasar como un borrón delante de mis ojos sin que yo pueda hacer algo para detenerlos. La vida en el distrito trece es muy difícil pero lo es más teniendo que vivir en la superficie con los constantes ataques del capitolio hacia los distritos.

Haymitch tiene la consideración de pasarse por mi habitación en el hospital cada noche para explicarme que estamos en guerra, motivo suficiente para que yo logre entender todo el tiempo que demoraron en rescatarnos a Peeta y a mí del centro de tributos dentro de la ciudad. Él se da el tiempo de hablarme sobre el movimiento, la figura del sinsajo y lo que han logrado hasta este punto para lograr la libertad de Panem. Yo le escucho con atención todas las noches hasta que Peeta llega de sus sesiones con el psiquiatra, momento en que apagamos las luces y nos vamos a dormir juntos.

Ambos hemos sido condicionados a quedarnos en el ala medica del trece hasta que el criterio de nuestros terapeutas les diga que estamos listos para volver a salir al mundo exterior, sin embargo yo no estoy muy segura de que eso llegue a suceder. Mis recuerdos están demasiado revueltos, dándome pesadillas horrorosas por las noches, pidiéndole entre susurros a Peeta que me abrace para lograr que los malos pensamientos se vayan.

Ninguno de nosotros podemos salir del hospital, pero el psiquiatra de Peeta se lo lleva a otra habitación para sus terapias, dice él, porque no podemos estar juntos en las sesiones porque los dos tenemos suficientes problemas por separado como para mezclar nuestros pensamientos enmarañados con los del otro. Me molesto muchísimo al principio pero luego entiendo que aquello le hará bien a Peeta e incluso yo podría tener una perspectiva diferente de lo que es vivir en un distrito escondido en medio de una guerra.

Así que Tyron -mi especialista- camina hacia mi habitación cada martes y jueves por la noche un par de horas antes de dormir para ayudarme a aclarar mi mente. Aprecio mucho su ayuda porque después de varios meses en terapia he logrado sentirme más segura de donde estoy parada y de lo que ha pasado en mi vida hasta este día.

Cuando la manecilla del reloj marca las seis de la tarde Tyron ya está fuera de mi alcoba, esperando que las enfermeras salgan de su turno para entrar y comenzar la conversación de esa tarde. Él entra saludándome con una brillante sonrisa, dejando su maletín a un lado de mi cama junto con un enorme libro de piel marrón. Observa mi bolsa de suero antes de sonreír satisfecho.

—Veo que el tratamiento ha ido bien—dice, colocándose un par de gafas sobre el puente de la nariz—hace un par de días cambié tu dosis de medicamentos para que puedas sentirte un poco... ya sabes, menos aturdida.

—¿Podré salir ya del hospital?

—Depende—me responde, haciendo anotaciones en su libreta—Tu salud ha mejorado considerablemente y ya no presentas cuadros de apneas como antes, no obstante necesito seguir monitoreándote un rato más, así que cuéntame, ¿Cómo te sientes hoy?

—He estado teniendo una especie de... recuerdos—le digo. Tyron me observa por encima de sus gafas—No son importantes, ni siquiera sé si son reales. Aunque cada vez que aparecen son cada vez más brillantes y hay otros que no. Intento entender los patrones, pero siempre que lo hago termino con un dolor de cabeza espantoso

—Bueno, eso es parte del progreso. Tendrás que luchar un poco contra el dolor cabeza para lograr entender la complejidad de tus propios pensamientos

—¿Sin morfina?

—Sin morfina—me afirma, arrebatándome un quejido—Es importante que aprendas a pasar por todo este proceso sin depender de los medicamentos. No retiraremos la morfina de un día para otro, pero reduciremos las dosis cada día hasta ya no dártela más

—¿Y cómo haré para saber cuándo un recuerdo es real?

—Deberás preguntar—menciona, sonriéndome—No hay una mejor solución para apreciar la realidad que cuestionar sobre ello a las personas que mejor te conocen, lo que me lleva a esto—me dice, entregándome el libro que resulta ser un álbum de fotos. Acaricio la cubierta resultándome extrañamente familiar. Tyron me invita a abrirlo, encontrándome con una fotografía mía cerca de la playa en la primera página—Hace unas semanas el escuadrón 451 visitó distintos distritos y trajeron consigo varias cosas. Los soldados fueron a la aldea de los vencedores del cuatro y pudieron sacar algunas de tus pertenencias antes de que bombardearan el lugar. Tus recuerdos más reales se encuentran ahí, Gaia, así que me gustaría que le dieras un vistazo para poder ver las reacciones de tu mente a diferentes estímulos.

Asiento, ensimismada por las distintas imágenes de mi en diferentes escenarios que no sabía que existían. Mis labios se curvan en una amplia sonrisa porque a pesar de que mis recuerdos estén más revueltos que una masa para pastel, soy capaz de volver a los momentos en que esas fotografías fueron tomadas. Tyron me observa con una sonrisa sin dejar de escribir mis progresos en su libreta, señalándome una imagen en especial; en ella aparezco de niña cerca de la playa, sosteniendo un pescado por la cola mientras sonrío enseñando los dientes que me faltaban

—Desde muy pequeña comencé a ayudar a los pescadores en su trabajo—le digo, soltando una carcajada—Ellos me daban la mitad de lo que pescaban y yo aprendía sobre como atrapar buenos peces con redes tejidas por mí misma. Hubo una vez en que comenzaron a tener mucha demanda de ostras desde el capitolio, así que aumentaron los cargamentos. Hasta ese momento yo jamás había probado una ostra, por lo que los pescadores trataron de enseñarme tanto cuanto sabían. Uno de ellos me dio para que pudiera probarlas, pero en cambio yo cogí una pequeña esfera que estaba en el centro de la ostra; pensé que se trataba de algo comestible por lo que la tomé, me la llevé a la boca y la mordí. Perdí dos dientes y mi dignidad, pero fue una anécdota que los pescadores contaron incluso muchos años después. Tomaron la fotografía ese día mientras mis encías sangraban

Tyron se carcajea conmigo llamando la atención de un par de enfermeras que caminan por el pasillo. Tyron da vuelta a la página mostrándome una nueva imagen donde aparezco junto a Annie Cresta sentadas sobre la arena y con los ojos cerrados hacia el cielo. Los rayos del sol nos bañan y aun viéndolo a través del papel logro sentir el calor que nos golpea junto con la salinidad del mar y la espesura de la arena debajo de nosotras. Un suspiro se escapa de mis labios cuando intento preguntarle a Tyron por Annie

—Ella está bien. El permanecer metros bajo tierra encerrada le causa cierto pánico por lo que he tenido que hablar con ella un par de veces. No se le permite estar en esta ala, es por eso que no la has visto

—¿Y Maggs? ¿Qué pasó con ella?

—Cada uno de los vencedores que lograron rescatar de los distritos fueron asignados a un escuadrón diferente. Ayudan a los soldados en sus técnicas de ataque y defensa. Quizá no lo parezca, pero Maggs hace un buen trabajo con su escuadrón

—Me gustaría verla—le digo, porque sé que su presencia me ayudaría a sentirme un poco más relajada. Tyron asiente—¿Puedo?

—No por ahora. La presidenta Coin no te ha autorizado tener visitas porque cree que sigues siendo peligrosa. Únicamente puedes estar con Peeta, conmigo y con Haymitch, aunque espero que eso cambie pronto—Añade, mirándome con una ceja alzada—Esta noche después de nuestra sesión le daré mi informe haciéndole saber que has mejorado y que, dentro de lo que cabe, ya no presentas cuadros violentos. Aunque—se detiene, cogiendo el álbum y pasando varias paginas hasta que se detiene en las últimas, me da un ligero vistazo y me entrega de nuevo el libro—Quiero que veas primero esto

Mis ojos tardan en enfocar la imagen pero cuando lo hacen mi cuerpo se tensa por completo. Tyron me coge por los brazos evitando así que mis extremidades comiencen a temblar como locas. Él intenta calmarme, sin embargo mi cuerpo responde solo de la misma forma en que mi mente me bombardea con recuerdos tan dolorosos que debo cerrar los ojos para evitar marearme.

El rostro de Finnick aparece en mis memorias de una forma casi invasiva, no obstante, esta vez aparecen menos atroces y más familiares. Muchos recuerdos pasan por mis ojos, pero muchos de ellos son demasiado brillantes para que yo alcance a sujetarlos. Tyron aferra mis manos con fuerza a la camilla aunque poco después afloja su agarre, esperando a que mi respiración se calme para dejarme ir.

—Bien, es evidente que la imagen de Finnick aún te causa querer estrangularlo

—No quiero verle—susurro, alejando el álbum de fotos. Tyron se queja, acercándolo de nuevo con una mano antes de devolverla a mi brazo

—Gaia, la técnica del Hijacking que usaron en ti y en Peeta es un tipo de alteración de la memoria y método de condicionamiento basado en el miedo. Si no luchas contra él entonces los medicamentos no habrán servido para nada

—No quiero—me quejo, echando mi cabeza hacia atrás con los ojos cerrados fuertemente. El sólo hecho de pensar que debo ver la cara de aquel hombre me horroriza. Mis manos sudan y Tyron se las arregla para sostenerme aún más fuerte sacándome un gemido de dolor—Por favor, no me hagas hacerlo

—La técnica utilizó veneno de para asociar el miedo con ciertos recuerdos, y para alterar esos recuerdos con alucinaciones. Debido a la magnitud de la carga mental producto de la distorsión de la memoria, la completa recuperación de los sujetos sometidos al método del hijacking se muestra como un proceso realmente complejo más no imposible, pero para eso necesito que hagas caso a lo que te digo y comiences a esforzarte un poco más—Puntualiza, apretando los dientes cuando inicio un forcejeo— Un recuerdo es llevado hacia la parte delantera de la mente por algún tipo de estímulo. Palabras e imágenes asociadas con el recuerdo deseado pueden ser usados; en tu caso usaron fotografías de Finnick tanto como les fue posible. Luego, una vez que lograste recordar el evento, justo como ahora, el veneno de las rastrevíspulas te fue inyectado al torrente sanguíneo. La cantidad de veneno es pequeña, lo suficiente para incitar unas pocas alucinaciones, pero limitando el efecto de una reacción física—Tyron sigue luchando contra mi fuerza, echando de la habitación a las enfermeras que se acercan para ayudar— A raíz de esto, la memoria es ligeramente alterada por los efectos alucinatorios y se vincula inconscientemente con el miedo y el dolor. Los efectos desorientadores ayudan a camuflar la falsedad de los recuerdos. Entonces, tu cerebro almacena el recuerdo en su nueva forma, junto con las asociaciones negativas. Prim aconsejó usar el mismo método pero a la inversa, mostrándote imágenes de Finnick junto a pequeñas dosis de morfina. El método parece funcionar en Peeta ¡Se supone que esto debe funcionar también contigo, Gaia!

—Pues no lo hace—digo, lo bastante alterada para que Tyron decida colocarme de nuevo las esposas que hacía mucho no sentía. Me ata a los bordes de la camilla, retrocediendo hasta su lugar con gotas de sudor bañándole la frente—No funciona y tampoco quiero que lo haga, ¡Finnick mató a mi bebé!

—Él no lo hizo y lo sabes muy en el fondo. Es por eso que necesito que te decidas a recordar. Los verdaderos culpables necesitan pagar por lo que te hicieron

—¡Él es el verdadero culpable!

—Dijiste que los recuerdos de los que no estabas segura fueran reales se volvían brillosos, ¿no es así? —asiento, mientras me trago las ganas de llorar—Bueno, eso nos da un parteaguas muy grande, ¿sabes? Quiero que mires de nuevo esta foto de Finnick

—No—me resisto, sin embargo Tyron aprovecha mi inmovilidad para acercarme la imagen al rostro provocando que mis ojos se claven en ella. Mi corazón se acelera por lo terrible que me resulta verlo y el dolor que nace en el centro de mi cabeza.

Pero luego todo cambia porque el destello que he visto en recuerdos anteriores no aparece en mi memoria después de que mi cerebro registrara la fotografía donde yo misma aparezco en los brazos de Finnick, ambos en trajes de baño cerca de la orilla. Llevamos una sonrisa en el rostro y en la mano izquierda de él un brillante anillo dorado resplandece en su dedo anular. Me acuerdo de ese momento, de la felicidad que emanaba de nuestros ojos, de nuestro cuerpo vibrante al habernos convertido en esposos. Mi mente duele, quema, las lágrimas me traicionan pero soy consciente de que el destello del veneno no aparece en la oscuridad de mis alucinaciones. Tyron retira la fotografía, acariciando mi rostro.

—¿El destello estuvo ahí?

—No—respondo en un hilo de voz

Tyron asiente

—Eso es porque es real, Gaia—menciona, sonriéndome—Cada uno de los recuerdos que están plasmados en este libro son totalmente reales. Puedes confiar en ellos

—¿Cómo? Si no puedo confiar siquiera en mí misma

—Nuestra mente tiene un poder muy grande—dice, intentando recuperar el aire—Si logras controlarla entonces podrás hacer lo que quieras. Es ahí donde reside tu miedo y el hecho de que no puedas entender la realidad que te rodea. Es por eso que he optado por algo mucho más practico

—¿A qué te refieres?

—La terapeuta de Peeta, Brianna, es una amiga mía y ella cree que mis métodos son algo escandalosos e incluso fuera de lo convencional, pero sinceramente no me importa. Para ser honesto eres mi primer paciente con un Hijacking, así que creí que lo mejor sería pasar a las terapias de choque o como a mi me gusta llamarlas, las viejas confiables—Tyron camina por el lugar peinando y despeinando su cabello incontables veces sin siquiera mirar que he comenzado a tirar de las esposas. Él se gira hacia mí, apuntándome con uno de sus alargados dedos—Bien, nuestras charlas te han ayudado a desechar gran parte del secuestro de recuerdos, eso junto a la morfina y el procedimiento recomendado por Prim ha arrojado resultados considerables aunque no tan placenteros. Lo hablé con Haymitch, el parece estar de acuerdo así que —se detiene, volviendo a su lugar junto a mi cama

—¿Qué?

—Quiero que sepas que esta misma noche le pediré a Coin que te de el alta del ala médica

—¿De verdad? Eso es...

—No, no, espera—me detiene, poniendo una mano delante de su rostro—Lo que quiero decir es que, por lo que a mí respecta, la única manera de que recuperes tus recuerdos reales es, como dije antes, preguntándoselos a las personas que son cercanas. He logrado que Brianna acepte hacer esto mismo con Peeta y bueno—Toma aire, inseguro de lo que sus palabras provocarán en mí—Mi teoría es que, si conviven con tales personas pueden recuperarse de una forma más rápida. Así que redactaré mi permiso y uh... a partir de mañana comenzarás a compartir habitación con Finnick

—¡¿Qué?!

—Y conservarás las esposas, sólo por precaución

—¡¿QUÉ?!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro