Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

[Mini Fic] ❀12

"El descubrimiento del plan"

Lo único que puedo sentir es dolor, en las piernas, en los brazos... mi cuerpo se ha convertido en una nebulosa de tortura de la que no soy capaz de aguantar ni un solo segundo más.

Todo es tan confuso que evito pensar en ello antes de terminar mareada. Despierto porque la luz de la habitación es tan fuerte que aun a través de los parpados es capaz de irritarme. Es un lento despertar, sin embargo, porque incluso ese pequeño movimiento me hace soltar un quejido que me hace sufrir de pies a cabeza.

Mis ojos vuelven a cerrarse porque el brillo de la luz parece más brillante luego de verla directamente; estelas de luz se dibujan en el lienzo bruno e inmediatamente después me sobresalto al recordar todo lo que ha sucedido.

Finnick. Los juegos. El estallido. Mi bebé.

Quiero hablar, pedir ayuda, pero mi boca está tan seca que me duele incluso para mover la lengua. Hay una silueta a mi lado, sentada en una silla reclinable. Mis ojos enfocan mejor al intruso hasta que me doy cuenta de quién es y suelto un grito que me hace sangrar la boca.

El presidente Snow se levanta y me pide con calma que me mantenga quieta mientras camina hasta un taburete del que coge una pañoleta blanca como todo en ese lugar. Intento alejarme a pesar de que el dolor de mi cuerpo me pide que pare antes de desmayarme.

—Toma, querida

Me acerca la pañoleta a la boca, pero antes de aceptar algo de su parte prefiero escupir al piso la sangre que mancha la sábana de la cama en el proceso. Hay una sensación extraña en mi estómago, como si estuviese disolviéndose en ácido, dejando un ardor que me sube por el esófago y termina en mis labios obligándome a vomitar.

Snow se queda a mi lado y me observa detenidamente, no hace ningún movimiento ni menciona una sola palabra; le escucho llenar un vaso con agua que me ofrece ni bien termino de devolver lo poco que llevaba en el estómago. Aparto el vaso con la mano, sintiéndome repentinamente agotada a pesar de que el dolor en mi espalda me dice que he dormido varias horas.

Me veo forzada a recostarme porque las punzadas en mis caderas son tan fuertes que me hacen ver estrellas por todos lados. Cierro los ojos por un momento y suspiro lentamente, obligando a mi cuerpo a resistir un poco más antes de desmayarme. No quiero dormirme, no quiero desconectarme antes de saber que le ha pasado a Finnick, que le ha pasado a mi bebé.

—Estás muy alterada, necesitas calmarte—canturrea, sentándose a mi lado y colocando una rosa blanca junto a mi almohada. El olor me hace querer vomitar una vez más

— ¿Qué es lo que ha hecho? ¿Por qué me ha apartado de los demás?

Él parece no entender la pregunta porque frunce el ceño y se lleva una de sus manos a la barbilla, pensando profundamente por varios minutos antes de responder

—Creímos que habías muerto, es por eso que te sacamos

—Miente—Le digo, mirándole de reojo—El rastreador en mi brazo les manda señales a los vigilantes mientras siga viva y se apagan al morir, usted lo sabe

—Tu rastreador se apagó—dice sin más. Yo niego

— ¡Está mintiéndome! —le grito, aunque eso no sirve de nada porque el presidente no parece estar asustado, ni siquiera parece sorprendido por mis acusaciones—Usted sabía perfectamente que la explosión no iba a matarme, que me dejaría paralizada al menos hasta que pudiera sacarme de ese lugar, esa era su estrategia, aprovechar cualquier error para sacarme de ahí y matarme

—Yo no quiero matarte—Su voz cambia radicalmente mostrando una paz infinita. No hay nada que me asuste más que eso, su falta de interés, la poca importancia que le pone a mis palabras, porque entonces eso significa que él está apuntando más alto de lo que yo podría siquiera imaginar—Fue un error haberte sacado de la arena sin que hubieras muerto, pero, como ya he mencionado, hubo una falla con tu rastreador en el momento en que chocaron con el campo de fuerza, entonces creímos verdaderamente que habías muerto

Sacudo la cabeza sin saber los motivos por los que Snow se empeña en mentirme, en hacerme creer cosas que no pasaron queriendo jugar con mi mente. Él mejor que nadie sabe que en los juegos todo es como un borrón, no recuerdas nada más que las personas a las que mataste, y eso porque puedes ver sus caras manchadas de sangre en tus sueños, persiguiéndote cada día por el resto de tu vida. Mis recuerdos de la arena son borrosos, muy poco nítidos, aunque sí que recuerdo la explosión, el aerodeslizador y a Johanna gritando para que no me llevaran consigo.

Los vigilantes son muy inteligentes, no existe manera en que se hubiesen equivocado justamente con el funcionamiento de mi rastreador. Muevo la cabeza de un lado a otro, causándome una jaqueca terrible.

—Así que decidimos dejarte aquí, ya no había manera de devolverte a la arena

—Finnick piensa que yo...

—Me temo que si—Snow cierra los ojos fingiendo pena por la situación—Debió haber visto tu foto en el cielo esa misma noche

Dejo caer mi cabeza en la almohada, pensando en lo mucho que Finnick debió haber sufrido al ver mi foto en el cielo mientras el himno de Panem atronaba en sus oídos. Dios, él incluso pudo haberse dejado vencer por los demás al saberse sin esposa y sin su hijo.

Joder

¡Mi hijo!

Mis manos comienzan a temblar justo cuando tengo intensiones de apretarme el vientre, es entonces que descubro que la pequeña hinchazón que provocaba la presencia del bebé en mi barriga ya no está. Mi vientre está plano y adolorido. El presidente Snow me observa, sus labios hacen una pequeña sonrisa al ver que he comenzado a llorar en silencio, alternando mi vista de mi vientre a su rostro.

— ¿Qué ha hecho? ¡¿Qué es lo que ha hecho?!

—Nada, absolutamente nada—Sus labios enrojecidos hacen una mueca de pesar fingido—Lamento decirte esto, querida, pero luego de haberte sacado de la arena descubrimos que tu bebé había sufrido muchas lesiones a causa del estallido y bueno, murió

—No es verdad—Mi voz sale en un hilo pues mis labios tiemblan y mi visión de su rostro se vuelve borrosa a causa de las lágrimas— ¿Por qué se empeña en mentirme? ¡Yo lo sentí! Incluso después del estallido lo sentí moverse dentro... de mi

Mi voz falla, dejándome de nuevo el sabor a sangre que sé que debe estar emanando de mi garganta. No me importa. He perdido a Finnick y a mi bebé también, lo que me pase de ahora en adelante no me importa en lo más mínimo. Pero no puedo dejarle ganar, no cuando sé que mi bebé era fuerte, que aun después de la explosión él seguía conmigo, que estaba vivo... Ellos... ellos le han matado.

Todo sucede muy rápido y sin darme cuenta cómo, mis piernas reaccionan por si solas y hacen que me ponga de pie, me acerque a Snow y le propine una bofetada que lo aleja de mi varios pasos. Él se queda atónito, molesto por mi atrevimiento.

Me acerco de nuevo esta vez para atacar su pecho en cientos y furiosos golpes con mis puños mientras mis lágrimas empapan mi cara. Snow puede estar ya entrado en años, sin embargo, sus manos atrapan mis muñecas con una fuerza impresionante que me hace gritar. Pega su cara a la mía, halando mi cabello hacia atrás

— ¿Por qué no me dice que ha hecho todo esto por lo que pasó en mis juegos? —le pregunto, con los labios ensangrentados— Supe lo que le hizo a Haymitch, la manera en como mató a su familia, castigándolo solamente por ser más listo que usted. No le gustó que yo aprendiera de él, que usara su misma táctica para ganar los juegos, porque entonces tuvo que enfrentarse a la misma amenaza que juró debilitar hace años—Snow sonríe a pesar de que sé que he dado en uno de sus puntos débiles—Usted manipuló todo para que viniera a los juegos, dejando fuera a Maggs quedándome sin posibilidades de salir bien librada

—Fuiste tú la que se ofreció en lugar de Annie Cresta

— ¿Ahora va a decirme que le sorprende? Quería mandar a Annie a los juegos para matarla, matar a Finnick y después encontrar una manera de deshacerse de Maggs para llegar a mí de manera limpia. Eso es lo que siempre quiso—le digo, reconociendo su jugada—Usted no quería que alguien más me matara, es por eso que manipuló todo para que saliera el nombre de Annie, quería tener el placer de hacerme pagar por su propia mano como lo hizo con Haymitch

Snow no parece molesto, sino que su cara me hace pensar que está feliz de que haya descubierto su plan de ataque, tan elaborado y sigiloso como sólo una maldita serpiente lo haría. El agarre sobre mi cabello se intensifica, haciéndome soltar un gemido de dolor.

—Siempre he reconocido lo lista que eres, Gaia, ésta vez no es la excepción, me has dejado impresionado. Siendo sincero no creí que te darías cuenta de lo que intentaba llevar a cabo. Hacerlos volver al distrito y mantener a sus mentes ocupadas con el miedo... creí que eso sería suficiente para bloquear su capacidad de razonar, pero ahora me doy cuenta de que fallé

—Lo hizo

—Quizá haya querido llegar a ti desde un principio, Gaia, pero no para hacerte daño, no, de hecho, creo que podemos ser amigos considerando que acabo de salvarte de la persona que verdaderamente busca lastimarte

— ¿Quién es esa persona?

—Finnick Odair

Le miro por un momento sin lograr ocultar la sorpresa que me causan sus palabras, ¿Finnick lastimarme? Debe ser una maldita broma. Finnick es mi esposo, jamás intentaría hacerme daño; él me ama y yo lo amo, eso es algo que tengo totalmente claro. Suelto una risa sin gracia, dejándole en claro que sus palabras no me harán cambiar de parecer respecto al hombre con el que me he casado.

—Él nunca me haría daño

—Eso es lo que piensas ahora, de hecho, creo que esa imagen que tienes de Finnick cambiará muy pronto

— ¿De qué...?

No me da tiempo de continuar pues siento un pinchazo en el cuello que hace que mis rodillas se doblen y que alguien me sostenga por detrás. Alcanzo a escuchar pasos, considerando el que varias personas hayan entrado a la habitación como una estampida de elefantes. Me llevan a la camilla a rastras dejándome en la cómoda y atando mis brazos y piernas con cintillas de cuero a la base de la camilla.

Mi cuerpo se retuerce del dolor pero incluso de esa manera puedo reconocer lo que han inyectado en mi cuerpo; es un líquido frío que se esparce por mis venas dejando un ardor espantoso, ácido, que carcome mi sangre y viaja por mi sistema hasta llegar a mi cabeza. Mi cerebro duele y comienzo a ver luces amarillentas pulular en mi campo de visión. Es veneno de rastrevispula

Toman mi cabeza y la atan a la almohada con otra cintilla dejándome recostada aun cuando mis adoloridas extremidades se contraen a cada segundo. Siento un hormigueo en el cuello y luego todo se detiene, el ardor se va y en su lugar quedan imágenes atroces delante de mí. Hay un televisor encendido y las imágenes que pasan por él se distorsionan hasta dejar la imagen de bestias horrendas que me asustan.

La cara del presidente Snow está frente a mí, aterrándome por lo profundas que se ven sus arrugas y la deformidad de sus labios, ojos y cabello. Él sonríe y puedo jurar que jamás he visto una imagen tan espeluznante en mi vida

—Se le conoce como Hijacking—dice. Su voz se torna profunda, como la de un demonio—Eres muy inteligente, Gaia, pero no lo suficiente para vencerme

Entonces el televisor comienza a proyectar imágenes tras imágenes y entre el estupor, puedo reconocer una fotografía de Finnick. Suelto un grito de horror cuando la cara de Finnick se transforma en la de un muto temible.

—Él es tu enemigo, Gaia—Me susurra Snow en el oído—No lo olvides

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro