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3.- Finnick

"Todo va a estar bien"

Enciendo el televisor para encontrarme la imagen de mi hermano sentado sobre la arena, pensando. Está con más personas; distingo el rostro de Johanna Mason de inmediato. Ella es buena amiga de Finnick, sé que estando a su lado nada va a pasarle

Puedo notar que están ideando un plan para acabar con los profesionales; me aterra pensar lo que sucederá cuando Ennobaria y Brutus ya no estén, Finnick tendrá que cuidarse las espaldas sólo desde ese momento.

Se levantan de acuerdo a lo que han dicho; Finnick toma su tridente y se dispone a pescar algo para que todos pudieran comer. Sonrio de lado.

Aquí en el distrito 4 se vive a base de la pesca y de la elaboración de redecillas para pescar. Finnick siempre supo como hacerlas y cuando éramos pequeños nos escapabamos hacia la laguna para juguetear con la red y un par de canastas que yo hacía; eso, hasta que él partió al capitolio

La noche empieza a hacerse presente dentro de la arena provocando que a mi lado, Annie me apriete la mano. La miro sonriente haciéndola saber que todo está bien. Ella me devuelve la mirada aunque distraída y débil, como ella era siempre

— ¿Crees que Finnick esté bien? — Pregunta y yo afirmo de inmediato. Quito mi mano de la suya y le acaricio el pelirrojo cabello

— Lo estará. No debes preocuparte

Annie niega varias veces antes de aferrarse a mis manos con fuerza

— Quiero saber sí volverá ¿Volverá? ¿Lo hará? — Cuestiona totalmente alterada. Yo la calmo tarareando una melodía que Finnick me había enseñado para estos momentos

— Lo hará. Descuida

Annie se inclina en el sofá y aprieta sus manos alrededor de su cabeza. Se que está por tener otra de sus crisis y la detengo. La abrazo por los hombros intentando apaciguarla

— Todo está bien, Annie. Lo está. Sólo... no te preocupes por eso. Vamos a mi habitación para que descanses ¿Sí?

Ella vuelve a asentir y yo me pongo de pie junto a ella. La llevo escaleras arriba y le ayudo a acostarse en mi cama. Annie me sonríe levemente antes de que yo vuelva a la estancia

Annie había estado viviendo conmigo en la casa que Finnick y yo compartimos. Annie se había sentido muy nerviosa desde que fue seleccionada para el vasallaje y Maggs tomó su lugar, por lo que decidí cuidarla yo misma. Finnick la quiere más que nada, me tocaba a mi cuidar a la chica de mi hermano

Coloco mi espalda contra el respaldo viendo la televisión aún encendida. Finnick y sus aliados estan cerca de un gran árbol con un alambre extraño colgando de él. Beetee lo sostiene mientras le entrega el rollo a la chica del distrito doce.

— No — Susurro. Sabía la habilidad de Beetee y eso no me da buena espina.

Katniss se aleja de los demás junto a Johanna no sin antes despedirse de su esposo. Finnick arruga el ceño, después se aleja

La pantalla se vuelve negra de pronto sin dejar verme nada más. Minutos pasan sin que sepa que está sucediendo. Luego, la señal vuelve

Beetee está en el suelo con un cuchillo en su abdomen. El chico Peeta no se ve por ningún lado y mucho menos Finnick; Johanna tampoco está y Katniss aparece sola frente al árbol sosteniendo su carcaj y flechas. Fija su vista en el cable que Beetee lleva en las manos y después mira el cable del árbol. Toma una de sus flechas

Finnick aparece en el momento en el que ella coloca la flecha en el arco. Se gira hacia él con intenciones de dispararle. Me pongo de pie aterrada

Finnick le muestra el brazalete que lleva puesto y Katniss cambia de plan: toma la flecha y le coloca el cable alrededor. Finnick trata de detenerla pero ya es tarde, suelta la flecha al momento preciso donde un rayo cae en el árbol y viaja a través del cable; la flecha lleva su dirección hacia el campo de fuerza del techo y se impacta provocando una explosión. La pantalla se oscurece de nuevo

— No. No. ¡Finnick! — Trato de acercarme a la pantalla pero el sonido de la puerta abriéndose de golpe me detiene

Varios agentes de la paz entrar apuntandome con sus armas. Dos de ellos se acercan a mi tomandome por los brazos

— ¡Sueltenme! ¡¿Que hacen?! ¡NO!

Ellos ignoran lo que les digo y a cambio me dan un golpe en la mejilla. Otro par de agentes suben las escaleras en busca de Annie. Ella grita cuando entran a la alcoba con un estruendo

— ¡Déjenla! ¡No le hagan daño!

Pero ya no puedo ver nada más, uno de ellos me ha dado un golpe tan fuerte que me noquea.

Lo último que pienso es que ya no tengo a mi hermano y que le he fallado

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