14.- Haymitch
"Ideas de rebelión"
—Espera, Jane. Podemos explicártelo todo — Anuncia Finnick.
Yo niego, fijando mi vista directamente en los ojos de Haymitch quien niega mientras bufa
— Déjanos solos, muchacho
— Bien, de acuerdo — Él sale con Plutarch sosteniéndolo por el brazo. Sus heridas luego de salir de la arena lo tienen devastado por lo que necesita ayuda para hacer hasta las tareas más simples. El vigilante en jefe me sonríe de lado antes de salir
Retrocedo un par de pasos cuando Haymitch intenta acercarse
— Jane...
— No estamos listos para una revolución, Haymitch — digo mientras intento mantener la compostura a pesar de que quiero hacer todo lo contrario — Dijiste que no te meterías en esto. Que no nos meterías en esto
— No podía dejar a Katniss sola, ¿De acuerdo? Ella es el símbolo de la rebelión, ¿En tiendes eso? Y está más asustada que un gato en el agua. Tengo que ayudarla
— ¡Es una locura! — La habitación tiembla cuando el aerodeslizador da una sacudida — Cuando Snow se entere...
— Ya se enteró — Interrumpe — Y no se lo tomó a la ligera
Apoyo las manos en el panel que tengo en frente y suspiro. Ya no hay vuelta atrás, tenemos que luchar contra el hombre mas poderoso del país quien posé armas y poder. En cambio nosotros, ¿Qué tenemos? Nuestras posibilidades son escasas si no es que nulas. El aerodeslizador viaja en línea recta in saber a donde nos dirigimos
— ¿A dónde se supone que vamos?
— Al único lugar en el que estaremos a salvo — Me da un vistazo antes de voltear el rostro — Al distrito trece
— ¿Perdón?
Si bien nunca he confiado enteramente en la prudencia de Haymitch, esto llega a sorprenderme tanto, que intento notar un deje de broma en sus palabras, pero no logro encontrarlas. Suspiro, cansada
— Tienes que estar bromeando. El distrito trece ha desaparecido desde hace años
— Está bajo tierra, lo sabes muy bien, Jane
— Sólo eran suposiciones nuestras, ¿Recuerdas? No estábamos enteramente seguros de eso
— Plutarch y yo descubrimos su posición. El distrito sigue ahí, pero desde el subterráneo. Logramos hablar con la cabecilla del distrito y la convencimos de que nos diera asilo mientras terminábamos con esto
— Esto es una locura, Haymitch, ¿Volar hasta el trece? ¿Y después qué? ¡Seguramente nos mantendremos escondidos bajo tierra hasta que Snow se rinda!
Levanto las manos con frustración. No entiendo la manía de Haymitch por tomar riesgos de altas magnitudes. Él chasquea la lengua
— Pelearemos
— Y seguramente saldremos victoriosos, ¿Verdad? Snow tiene armas, Haymitch. Nosotros no tenemos nada
— Maldita sea, Jane — Se despeina el cabello y me toma fuerte por los brazos — Hay armas letales en el trece. Aquel distrito no sólo se caracterizaba por la extracción de grafito, ¿Captas? Tenían armas nucleares antes de su desaparición. Aun las tienen, podemos usarlas en contra de Snow
— ¿Y que si no todo sale como lo planeas? ¿Qué si el Trece es sólo una ilusión que alimenta tus ideas rebeldes?
Haymitch me suelta haciendo que su cabello le cubra la cara
— No lo entiendes
— Eres tu quien no lo entiende. ¿Ha visto a Katniss? ¡No puede siquiera mantener una conversación sin tener una de sus lagunas mentales! Está dañada, Haymitch. Después de este vasallaje ella no será la misma, ella ya no querrá pelear
— Tienen a Peeta — declara. Mis ojos comienzan a empañarse
— ¿Qué?
— Snow lo sacó de ahí junto con Johanna antes de que nosotros pudiéramos hacerlo. Con la rebelión podremos sacarlos de ahí, Jane. Tenemos que hacerlo antes de que los maten. Sé que Katniss no está en las mejores condiciones, pero peleará al saber que Snow ha tomado a Peeta como su rehén
— ¿Cómo estás tan seguro de eso?
— Porque ella lo ama — dice — Lo ama en verdad y no permitirá que alguien lo lastime
Intento aceptar sus razones sin embargo la idea alocada de la revolución me apretuja las entrañas. Los brazos de Haymitch me rodean con fuerza
— Tenemos que hacer esto, Jane. Ya no hay vuelta atrás. Snow lo sabe, ¿Sabes lo que le hizo al doce?
Asiento sin atreverme a hablar del asunto. Recuerdo al distrito destruido hasta los cimientos y la casa de mis padres totalmente destruida. Mis ojos se empañan, pero Haymitch no deja que las lágrimas salgan
— Tenemos que hacer esto, Jane, por nosotros, por nuestra familia — Su frente se junta con la mía mientras acaricia mis mejillas — Sé que podemos hacerlo
— Tengo miedo, Haymitch
— Confía en mí y todo estará bien, ¿Si? No permitiré que te lastimen, Jane. Lo prometo
Le abrazo, confiando en sus palabras.
Haymitch me ama y cuidará de mi en esta guerra sin fin
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