Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

12.- Cato

" Lo prometiste"

Estiro el brazo, pero el otro lado de la cama está frío. Espero tocar a Cato a mi lado, pero él no está; pienso que quizá pueda estar con el bebé, pero desisto de la idea, Cato nunca se levanta antes de que yo lo haga.

Me visto lo más rápido que puedo y salgo al pasillo. Cato está del otro lado de la sala con una espada entre sus manos; su pecho está desnudo y pelea contra un contrincante invisible. Mi ceño se frunce, pero al toque sé por qué lo hace

Hoy es la cosecha, y también es su último año para ser elegido. Ha entrenado día y noche durante todo el año y ahora lo está haciendo por última vez antes de que el evento empiece

Aquí en el distrito dos se vive una locura en la víspera de los juegos; la mayoría de los chicos en edad elegible buscan ir al capitolio con ansias de matar a quien sea que se interponga en su camino. Las chicas nos entrenamos en una academia junto a los chicos para aprender a manejar cualquier tipo de arma. Es ahí donde Cato y yo nos conocimos

Todos los chicos se vuelven locos por ir y llevar honor a su familia, tanto, que se presentan voluntarios para ir a la capital, lo que me hace sentir asqueada respecto a mi distrito. Cato y yo hemos hablado de esto y aunque él me ha prometido que no hará nada para estar en los juegos, no le creo en lo absoluto; y menos ahora, que parece decidido a ir en su año definitivo.

Él me mira y sonríe, intentando dejar la espada de lado para hacerme creer que solo ha estado jugando, pero ya he visto todo. Se acerca, bañado en sudor y con el cabello revuelto; así, en la manera que más me pone verlo. Desea besarme pero me alejo, siendo mi orgullo más grande que mi adicción a él

— ¿Qué se supone que estás haciendo? — pregunto, con mi voz convirtiéndose en un grito— Son las seis de la mañana, deberías estar durmiendo

— Tu también deberías

— ¿Y cómo se supone que lo haga si tú no estás conmigo?

Cato baja la mirada mientras suspira, pone sus brazos alrededor de mi cintura y acaricia mi nariz

— Lo lamento, de verdad que sí. No quise despertarte. Vuelve a la cama, en un rato te alcanzo

— ¿Y porque no ahora? Ven conmigo

— No puedo. Debo entrenar

Su respuesta me golpea como un guante de hierro en la cara. Me separo, viendo claramente sus intenciones

— Me prometiste que no irías

— Lo sé

— ¡Lo prometiste!

— Déjame hablar— Pide y guardo silencio. Él se muerde el labio inferior— Sé lo que te prometí, pero no hago esto porque quiera. Lo hago únicamente por si salgo elegido

— No te creo— Lo acuso— Hace años que ya no sacan nombres de las urnas. Los chicos se ofrecen así sin más. No sé porque este año deba ser diferente

— Nunca se sabe

El hecho de verlo tan despreocupado me irrita de una manera que ni siquiera puedo explicar. Me cubro los ojos con una mano si saber que más hacer

— No te creo nada, Cato. No eres de esas personas que esperan a que las cosas pasen, haces que pasen

Él no me responde pues sabe que he dado en el blanco. Niego repetidas veces hasta que me harto

— ¿Qué va a pasar con Agnes? ¿Te has puesto a pensar en ello?

— Nada tiene porque pasarle

— ¡No quiero que nuestra hija crezca sin un padre!

— Victoria...

— ¡No, Cato! ¡Prometiste que no irías!

Doy la vuelta, dejándolo con la palabra en la boca y me dirijo al cuarto de nuestra pequeña Agnes. Ha nacido hace algunos meses y es un ángel. Casi no llora en las noches y come más de lo que yo podría comer. Sonrío a medias en lo que la tomo en brazos.

Una de mis lágrimas le cae en la frente y la limpio con cautela antes de que pueda despertarse; no quiero que ella viva una vida como esta, donde tiene que estar preocupada por lo que va a pasar día a día o de si debe matar a alguien. La arrullo con mis brazos mientras le canto esa canción de cuna que Cato le ha compuesto; Agnes hace ruiditos confortables y sonrío

— No importa lo que pase— Susurro— Siempre tendrás a mamá para cuidarte

— También me tendrá a mi

Su voz suena desde la puerta y no hago más que seguir arrullando a mi bebé, como si nada pasara. Cato me abraza por detrás y mira a nuestra hija dormir

— No le mientas. No a ella

— No lo hago

— Cato...

— De acuerdo, de acuerdo. Estaba pensando en ofrecerme como tributo, ¿Está bien?

No digo nada, era de esperarse. Dejo a Agnes en su cuna y me dispongo a dejar la habitación con él siguiéndome de cerca

— ¿Podrías escucharme por un maldito segundo?

— No

Él me detiene por el brazo, enojado

— Victoria, ya basta

— ¡¿Y qué quieres que haga?! ¿Qué te felicite? ¡Pues felicidades! —Aplaudo sarcásticamente— Anda, ve a ver si en el capitolio puedes estar mejor que aquí

— Sabes lo importante que es convertirte en tributo. Traería honor al distrito y a nuestra familia. Solo quiero darles una vida mejor a ti y a la pequeña Agnes, Victoria, ¿Qué tan difícil es eso de comprender?

Me quedo en silencio, notando como los rayos cobres del sol se cuelan por las ventanas. Me doy la vuelta colocando una de mis manos en mi pecho

— Lo único que quiero es que estés aquí, con nosotras. El honor me importa una mierda

Cato me gira y pega su frente con la mía. Sus ojos azules se clavan en los míos haciendo temblar mis piernas. Suspira rendido

— Está bien, no iré. No lo haré

Lo abrazo, sintiendo su pecho desnudo apretarme hasta dejarme sin aire; me separo para tomarlo por las mejillas

— ¿Lo prometes?

— Lo prometo

— No, en verdad. Prométemelo por lo que más quieras en el mundo

— Te lo prometo. Por nuestra hija... y por ti

Guarda su promesa con un beso. Sus manos se posan sobre mis caderas y pega mi cuerpo aún más contra el suyo. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro