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Capítulo 7

TRANSILVANIA
Seiscientos años antes...

La pareja caminaba tomada de la mano. Jungkook trataba de darle fuerzas a su amado, pero nada podía calmarlo, Taehyung estaba triste por la desaparición de Namjoom. Ya había pasado un mes de eso, solamente volvieron de uno de sus paseos y él ya no estaba. Buscaron igual que como buscaron a sus padres, pero el miedo de nuevo se volvió a apoderar de ellos cuando no lo encontraron.

—¿Porqué todos desaparecen? ¿Nos odian? ¿Tú también desaparecerás?

La preocupación de Tae era que Jungkook desapareciera y lo dejara solo. La preocupación de Jungkook era en saber lo que estaba pasando, porque nada bueno estaba pasando, todo era demaciado raro, las desapariciones no eran obra de muerte o algo así, sabía que algo estaba pasando y que alguien estaba tras eso.

—Claro que no cariño —dijo Jungkook abrazando al menor por los hombros—, ¿Sabes algo? Estuve investigando.

—¿Sobre qué?

—En el bosque de los lamentos, al oeste. Hay un brujo poderoso que puede ayudarnos a encontrar a Namu y a nuestros padres.

—¿Brujo?, Namjoon nos dijo que no estuviéramos involucrados con ellos, dijo que suelen ser... raros —dijo el peli blanco arrugando su nariz con un semblante incómodo.

—Lo mismo dijo de los vampiros y de los lobos, y he aquí que no son como los imaginamos. Son amigables.

Tae lo pensó un poco, su alfa tenía razón. Cuando Namjoom desapareció todo se descontroló de un momento a otro y los líderes de las especies habían ayudado en su búsqueda, excepto los hechiceros, ellos no le habían tomado mucha importancia. A pesar que si habían tenido empatía con el asunto, se mantuvieron a raya con la situación y en mantener en calma a los suyos.

—Tienes razón, amor. Debemos ir.

—Esta bien, mañana temprano iremos al bosque. El líder de los vampiros y el de los lobos no tardan en venir.

Y dicho y hecho, segundos después se escuchó en la entrada de la gran puerta de madera varios toques, ya estaban fuera. Jungkook tomó la mano de su amado Omega y los transportó a la sala de reuniones en dónde había una mesa redonda bastante amplia y cómoda. Luego unos minutos después, la servidumbre del castillo hicieron pasar a ambos líderes al salón.

—Buenas tardes. —El alfa de los lobos saludó cuando estuvo ante la pareja que tenía sus manos entrelazadas.

Atrás de él, venía un pequeño lobito, su cabello era rubio, casi blanco, sus ojos color esmeralda. De su cuerpo emanaba el olor amargo a temor, Jungkook y Taehyung pudieron sentir el aroma del cachorro omega que a lo mucho tenía seis años.

—Buenas tardes —saludó igualmente líder de los vampiros, un hombre tenebroso de cabello largo azabache.

—Espero que no sea un problema, traje a mi hermano menor. Algún día el tomará puesto como luna y líder del clan de lobos, quiero que aprenda.

—No hay problema —dijo Jungkook sonriente.

Las reuniones se daban cada cien años, los temas de conversación era siempre el manejo de cada tierras, pequeñas dificultades entre las especies que se resolvían a veces amenamente y otras no tanto. Y por último, el tema del final, sobre esas horrendas criaturas que intentaban invadir sus terrenos, los humanos definitivamente eran un problema más grande que las propias criaturas que tenían poderes.

Su forma de reproducción era tan rápida que no podían hacer nada para exterminarlos. Aunque en una reunión consideraron acabar con esa especie, no pudieron; en ese momento Namjoom se había negado a deshacerse de la creación de sus padres.

Ambos líderes se retiraron, la noche llegó y horas más tarde el alba se lucía en todo su esplendor anunciando un nuevo amanecer. Y con ello las suaves caricias que se profesaban dos almas enamoradas.

—¿Estás listo? —preguntó el pelinegro, aferrando la yema de sus dedos al hueso de la cadera del menor.

—Si, pero si sigues así no iremos a ninguna parte. —Observó sobre su hombro el gesto divertido del mayor.

—Está bien, vamos —jaló del brazo a Taehyung, cerrando sus ojos con una de sus manos—. Relájate, solo será un segundo.

Los pies de Tae avanzaron por el suelo de piedra, algunos más y sintió la suavidad bajo sus pies y el crugir de las ramas, el césped y las hojas secas en cada pisada que daba. Abrió sus ojos lentamente, observando el inicio de un bosque oscuro, lleno de neblina y sonidos tenebrosos de animales que parecían venir de su interior.

—Si quieres mantenerte como tal hazlo. —Avisó Jungkook antes de transformarse a su forma híbrida, en dónde su tamaño era mucho más grande y Taehyung tenía que alzar su mano que se aferraba a la de él.

Empezaron a adentrarse, Tae jamás había pasado ese límite del bosque; por lo que, no sabía a qué atenerse. Es así que prefirió guardar sus energías por si se ameritaba utilizar su fuerza después.

Conforme avanzaron la claridad se dejó ver, los destellos y luces de colores neones que volaban mágicamente de un lado a otro. Taehyung volteó a ver hacia atrás, fijándose que era como si hubieran traspasado algún tipo de campo de fuerza.

—Es solo una fachada. Lo hacen para proteger su hogar, igual que nosotros.

Taehyung asintió ante la ronca y gruesa voz de Jungkook. Conforme caminaban los pobladores los observaban aterrorizados, el pueblo pareció sucumbir ante la presencia de los híbridos dragones. Los niños corrieron despavoridos hacia sus casas, las madres tapaban los ojos de los pequeños, y los jefes de familia tomaban en sus manos flechas, lanzas y antorchas. Jungkook observó con burla el fuego, ¿Con eso pensaban combatir a un dragón?

En menos de diez segundos, la pareja híbrida era rodeada por más de cincuenta pobladores, hombres dispuestos a –según ellos–, matarlos.

—Venimos en paz, bajen sus armas. —Dijo Taehyung, bastante tranquilo, acostumbrado a esas reacciones.

—¡Qué quieren, bestias!

—Bajo ese concepto, todos lo somos. —Rio Jungkook, eso descolocó a todos los magos, ellos pensaban que criaturas como ellos eran inhumanas y sin sentimientos.

Ver a los dos tomados de las manos era un acontecimiento contradictorio a lo que su líder les decía. Sus propias anatomías eran diferentes a lo que ellos creían, las descripciones no encajaban. El chico peli blanco parecía un humano común y corriente, y la forma híbrida del otro no era tan temible como pensaron.

—¡Largarse de aquí!

—Señores, nada más venimos a dialogar. Andamos en busca del brujo escarlata, solo queremos hablar con él.

Jungkook siempre pensó, que su Omega tenía el don de la comunicación, porque si por él fuera todo el lugar estaría reducido a cenizas. Observó desde su altura como un niño se acercaba a su cola y la picaba con un trinchante.

—¡Hey, mocoso!, ¡No hagas eso!

Todos a su alrededor tomaron posturas de ataque.

—¡Cálmense por favor! —gritó Taehyung—. No es necesario que esto termine en una batalla ridícula.

—¡Qué no viste a ese demonio! —Cuestionó Jungkook alterado.

—¡Jungkook, cálmate! No estás ayudando en nada.

Todos los presentes, y los hombres que se empezaban a unir a la rueda que rodeaba a la pareja quedaban asombrados del control que el aparente humano sobre el híbrido.
Entre nebulosa púrpura apareció un chico con un semblante serio, observando sin temor hacia enfrente.

—¿Acabas de llamarle demonio a mi hermano?

-El mocoso me picó la cola, yo no hice nada. —Se quejó Jungkook

—Soobin, vete con nuestros padres...

—Pero...

—¡Que te vayas! —gritó él mayor con autoridad al niño pequeño, pintando sus ojos verdes de color púrpuras.

Entre humo celeste el pequeño gritó, haciendo un berrinche y diciéndole barbaridades al mayor antes de desaparecer.

—Estos niños de ahora —se quejó el mago sobando el puente de su nariz—. ¿Qué quieren y porqué están aquí?

—Buscamos al brujo escarlata, solo queremos su ayuda. —Explicó Taehyung y el joven los observó con cautela.

—Señor, cuando quiera atacamos. —Exclamó un pueblerino.

—¿Señor?, ¿Tú conoces al brujo escarlata? —preguntó con ilusión el peli blanco.

—No, no sé quién es.

—Imposible, es el más poderoso de su especie.

—Es un mito. —dijo encogiéndose de hombros restándole importancia.

—No venimos hasta aquí para que otro mocoso nos diga que hacer —bramó Jungkook—. Lo están escondiendo y nosotros vamos a encontrarlo.

—¿Me dijiste mocoso, reptil? —el chico de mirada oscura se ofendió, pues él era de todo menos un mocoso—. Como sea ¿Qué tipo de ayuda quieren de él?

—¿No que era un mito? —Jungkook alzó su ceja.

—¡Regresen a sus casas! —Ordenó el joven mago.

Todos bajaron sus armas y el grupo de pobladores se dispersó en todo el lugar, con un movimiento rápido de manos y un chasquido de dedos, los tres, mago he híbridos se encontraban a las afueras del bosque.

—En primera... El termino brujo no se usa, es ofensivo. Es mago o hechicero escarlata. Ni siquiera sé a quien se le ocurrió llamarme así —dijo el chico.

—¿Eres tú? —ambos híbridos hablaron al unísono alzando ambas cejas sorprendidos, tan solo parecía un pequeño de unos veinte años.

Ellos también tenían apariencia de jóvenes, pero en comparación con los magos ellos eran inmortales. Aunque, habían rumores que el brujo escarlata también era inmortal.

—Un gusto, mi nombre es Hoseok ¿Ustedes son los hijos de los tres dragones, no?, ¿En dónde está el tercero?

Taehyung lo observó con preocupación, momentos después la apariencia de Jungkook cambió a la de un humano.

—Por eso te buscábamos, nuestro amigo desapareció, nuestros padres también —el menor detuvo su hablar para sostener las lágrimas que amenazaban con salir—... Namjoom nos crió, él solamente desapareció de la nada, pensamos que talvez podrías ayudarnos a encontrarlo.

Hoseok los observó, desviando la mirada entre ellos buscando que decir. Las travesuras que hacía de joven le habían costado la maldición que tenía encima, la inmortalidad empezaba a cansarlo, y la verdad no tenía nada bueno que hacer en ese aburrido bosque con el líder del pueblo, quien era su tatara tatara abuelo, que vigilaba de cerca sus acciones.

—¿Qué gano yo?

—No podemos ofrecerte nada de primera instancia porque no sabemos qué quieres, pero lo que tú pidas te lo damos, si es que decides ayudarnos.

—Creo que pueden darme algo que yo quiero... —dijo pensativo.

—¿Entonces? —Jungkook era el más impaciente por una respuesta. Hoseok se encogió de hombros, era costumbre el ser desinteresado.

—Como sea, no tengo nada mejor que hacer. Vamos.

A partir de ahí los tres se volvieron cercanos, en su debido momento Hoseok reveló lo que quería a cambio de la ayuda. Quería descansar, en pocas palabras, morir. Pero el tiempo que pasó al lado de ambos híbridos encontró momentos interesantes, desarrolló sus poderes y se hizo de mayor reputación entre las especies, descubrió que puede ser interesante pasar con personas que tambien eran inmortales.

En realidad, descubrió que lo que le atemorizaba era ver morir a todos a su alrededor, con Tae y Jungkook al lado, creyó tener una nueva familia.

Hoseok ayudó a sus ahora amigos, hasta el día que vieron aparecer al mismísimo dragón Keb y a su hijo Namjoom emerger de la tierra. De ahí se dieron cuenta de la verdad, que Keb nada más era un avaricioso por el poder, que sus padres no estaban muertos y que había llegado portando el única arma que podía matarlos.

Ese día, Taehyung murió, pasando a ser nada más un humano. Jungkook fue condenado de por vida a ver a su amor morir y reencarnar por la eternidad. Hasta que el día de su letargo llegó, pidió y rogó a Hoseok mantener a salvo a las reencarnaciones de Tae mientras él no estaba.

Años después, Keb volvió a aparecer; con la única intención de matar a su hijo, pues este lo había traicionado. De ahí surgieron las habladurías entre las especies, una nueva historia de traición y amor que terminó en tragedia.

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