Capítulo 16
Un mareo hizo que se tambaleara de repente, estaba solo en casa. Le había dado el día libre a Félix y él solamente regresó a la catedral para supervisar como iba todo y de paso traer un par de cosas de Yoongi al castillo. Todavía no había logrado ver a su hijo, o bueno, sí lo hizo efímeramente en los pasillos del castillo, lo llamó pero el híbrido había ignorado a su padre.
Al menos sabía que estaba bien. Por motivos de ser el líder del clan vampírico no podía quedarse mucho tiempo en el castillo, ya que tenía que acudir a reuniones con el consejo que no lo dejaban en paz, puesto que La Catedral quedaba en la frontera del bosque de los magos, y a pesar de tener un tratado de paz, muchos se enfrentaban en riñas innecesarias.
Tal era el caso de ese día en particular, que por boca de los demás vampiros se enteró de una disputa en la frontera de sus tierras, inmediatamente acudió al lugar. La horda de vampiros se apartó, dividiendo un camino libre por el que iba pasando él. La algarabía cesó conforme las miradas se posaban su cuerpo, pues se sabía a la perfección que al rey le molestaba la bulla y el escándalo. Sus pasos retumbaban y su cabello blanco parecía ni inmutarse con el viento que soplaba en el lugar baldío.
Todos tenían cierto temor hacia el líder, pero ese temor también derivan el respeto a su ser. Los vampiros daban crédito a que Kim Seokjin era el mejor líder; era justo, bondadoso, amable pero duro y estricto cuando tenía que serlo. Esa era la fama del líder y rey Kim Seokjin, quienes todos creían que no tenía ni un solo familiar.
Al llegar al núcleo del enfrentamiento entre uno de los suyos y un mago, se sorprendió al ver que el problema era con Félix y un joven que al parecer era un poco mayor de cabello verde claro. Claramente era un brujo.
—¿Qué sucede aquí?
El sub líder de los magos apareció entre humo violetas, caminando tranquilamente y cruzándose de brazos al ver la escena.
—Lo mismo quiero saber —Pronunció el joven mago.
Ambos líderes chocaron sus miradas, y en señal de respeto hacia el mayor, el mago se inclinó hacia Seokjin, captando la miradas sorprendidas de todos.
—Un gusto verlo, SeokJin.
—Igualmente, Soobin.
Ambos se sonrieron fugazmente, Jin tenía mucho tiempo que no veía al pequeño hermanito de Hoseok, ese revoltoso niño que le gastaba bromas a todo el pueblo se había convertido en la mano derecha de Jung. Hacía un buen trabajo manteniendo el orden de su gente, pero a veces hasta a los mejores líderes se le salía de las manos algunos asuntos.
—Muy bien, ahora queremos saber qué pasó.
—¡Quería cruzar la frontera! Se excusó con que andaba cazando un puma y no me quedó de otra que sacarlo a la fuerza —dijo el guardia de la frontera.
Félix a penas se mantenía en pie, tomando con su mano su estómago. No levantaba la vista y Seokjin empezó a preocuparse por eso.
—Félix ¿Tienes algo qué decir? —el vampiro de cabellos rubios negó— ¿No vas a defenderte?
—Y-yo…
Félix sintió desvanecerse, de por sí su cuerpo estaba débil y no podía mantenerse más en pie. Antes que tocara el suelo, unos brazos fuertes lo tomaron y lo atrajeron hacia sí.
—Está sangrando —dijo quien lo cargaba.
—¡Félix!. Félix ¿Qué pasó, cariño?, dime qué pasó.
Su líder acariciaba su cabeza de forma cariñosa, él siempre había sido muy bueno con él y Yoongi, su hijo, también. Lo habían acogido como parte de su familia a pesar que empezó como niñero de Yoongi, dejando eso de lado, ellos jamás lo tomaron como un sirviente, siempre se sintió parte de esa pequeña familia de tres. Tenía miedo, mucho, sentía el frío recorrer su cuerpo y su respiración le costaba cada vez más.
—Él… él usó al… animal para atacarme. —Dijo antes de cerrar sus ojos.
—Felix… ¡Félix, no cierres los ojos! —Gritó Seokjin desesperado.
—Voy a tener que llevármelo…
—Estás demente, Soobin.
—Jin, sabes que puedo curarlo. Hobie me enseñó a hacerlo —confiaba en el menor, pero no en el resto de su pueblo, pues los magos eran una especie muy arisca con los demás; sin embargo, sabía que si no lo dejaba ir con Soobin podría morir. Y estaba demasiado lejos del castillo para acudir a Hoseok, así que solo asintió—. Por favor, cuídalo con tu vida, él es como un hermano para mí.
—Tenlo por seguro.
Sin más. El mago desapareció con el vampiro en brazos. Todos los vampiros a su alrededor empezaron a desaparecer y él quedó completamente sólo, observando hacia el bosque aparentemente oscuro. Quería seguir a los jóvenes, pero sabía que no sería conveniente, por lo que no se movió por un largo rato.
Hasta que sintió una presencia demasiado fuerte detrás de él, volteó a modo de defensa pero su torso quedó junto al de la persona frente a él. Era alto, mucho más que él, y eso que él era considerado una criatura alta y corpulenta, pues ese ser le doblaba el tamaño. Su aura era oscura, su rostro no se veía gracias a la capa que lo cubría y dejaba nulas posibilidades de verlo.
SeokJin aterrado, quiso moverse. Pero el ser frente a él parecía poseer una magia fuerte para paralizar su cuerpo. Cerró sus ojos con fuerza, temblaba de miedo y su respiración se hallaba entrecortada.
—¿Qui…quién eres?
No era capaz de abrir sus ojos ni aunque sintió la respiración de aquél ser muy cerca de su rostro. Estaba apunto de gritar, pero los labios de ese extraño impidieron completamente cualquier articulación de su boca, excepto por el gesto de inconscientemente devolver aquél apasionado y húmedo beso que compartía con un completo desconocido.
—Jinnie —escuchó que susurró sobre sus labios, pero por más que quiso reconocer aquella voz, no pudo.
El mareo en su cabeza volvió como esa mañana en la que se encontraba solo, y en medio del nuevo beso que el desconocido le estaba dando cayó rendido entre sus brazos.
Se levantó de manera abrupta, todo había sido un extraño sueño que entre sudores matutinos lo exaltaron. Se sentía extraño, una sensación en el pecho que no lo dejaba quieto. Estaba en el castillo, pero aún así tenía la necesidad de salir y correr a buscar algo que no sabía qué era. Cómo si algo le faltara.
†††††††
Había estado en el techo del castillo por un largo rato, Hoseok y Jimin aún se encontraban dentro de la habitación, durmiendo. Pensaba en cómo decirle a su padre lo que estaba viviendo, sabía que pagaría el grito en el cielo al enterarse, pero era algo que si o si tenía que aceptar; ya que no estaba dispuesto a dejar a ninguno. Los quería y los necesitaba a ambos.
Observando hacia una parte del bosque vacío, percibió una sombra bastante peculiar, pues se hallaba viendo fijamente hacia el castillo, aunque no divisaba bien si también lo veía a él. Se extrañó mucho, normalmente nadie iba a ese lugar y se quedaba viendo más de la cuenta.
La silueta de esa persona se volteó con lentitud y se introdujo en el bosque, no se iba a quedar así como así. En un movimiento rápido apareció en la orilla del bosque y se adentró en él, siguiendo a ese extraño.
—Ey, ¡Ey, detente! ¿Quién eres?
—Vete por dónde has venido, chico —la voz grave del hombre lo atemorizó un poco. Y aún más cuando se cubría perfectamente para no ser visto.
Pero eso no le duró mucho tiempo, pues tan solo extendió su mano y la capa del hombre salió volando, abandonando su imponente figura. El hombre volteó de reojo viéndolo aún de espaldas con una sonrisa.
—¿Un brujo, eh? Sal de aquí, chico. No quiero lastimarte.
El hombre pretendía seguir caminando, Yoongi jadeó ofendido. Así que lanzó el primer ataque, pues algo en ese hombre no le gusta para nada y sentía que podía llegar a lastimar a su familia, pero el rayo chocó contra una barrera invisible a espaldas del extraño.
—¡Quién eres!
—Te lo advertí, niño.
El sujeto contraatacó perfectamente, y de no ser por apartarse a tiempo no hubiese esquivado el ataque, es así como empezaron a una lucha de poder, el sujeto se hallaba exasperado, pues el chiquillo tenía un increíble dominio de sus poderes. Yoongi estaba dispuesto a seguir atacando a ese extraño. Se encontraba muy cerca de un árbol, y de este empezaron a brotar raíces hasta atraparlo y dejarlo inmovilizado.
La sonrisa del sujeto se ensanchó, pudiendo al fin ver su apariencia con detenimiento. Era demasiado alto, aunque eso ya lo había notado mucho antes; su piel era un poco morena en comparación a la suya, sus ojos eran dorados como dos esferas de oro líquido, y su cabello castaño iba suelto y resbalando por sus hombros.
Tubo un poco de temor, intimidación más bien ante el imponente hombre. Es así como le quedaba una única alternativa. Cerró sus ojos y dejó que todo fluyera. Las raíces se desvanecieron como cadenas quebrándose, y quiso invertir el ataque hacia el contrario, pero este se apartó sorprendido. Yoongi cambió su aspecto en el proceso, dando paso a la libertad de su parte híbrida, la cual le daba total acceso a sus poderes.
Empezó a atacar al sujeto extraño, pero este nada más lo esquivaba sin defenderse ni devolver ni un solo ataque. Kim Yoongi estaba completamente furioso, lanzando todos los ataques posibles hacia el contrario, pero este no respondía, solo lo veía atónito.
—¡Ataca, maldito! ¡Vamos, defiéndete!
Ya harto, lanzó un rayo paralizante que fue detenido con mucha destreza. El sujeto alzó su mano hacia él devolviéndole su propio poder y obteniendo que su cuerpo quedará estancado sin poder moverse, estuvo a punto de caer pero el tipo lo detuvo y lo alzó en el aire sin necesidad de ponerle una mano encima.
—Yo soy el único que puede hacer eso —murmuró sin ser escuchado— ¿Quién te enseñó todo eso?
—¡Nadie!
—No mientas.
—¡Yo sólo! Nadie me enseñó. Nací con ese poder ¡Ya suéltame!
Yoongi veía el labio del hombre temblar, sus ojos rasgados empezaron a tornarse afligidos y casi ansiosos.
—¿Quién es tu padre o madre alfa?
—¡Qué carajos te importa!
—¡Contesta!—inmediatamente como escuchó la voz de mando se encogió y por alguna razón se sintió mareado y sumiso a ese hombre.
Normalmente entre alfas era imposible usar voz de mando, pues no funcionaba en ellos, solo funcionaba en los Omegas, y él claramente no era uno. Por lo que la experiencia era totalmente aterradora.
—N-no… tengo un padre… alfa. —Tartamudeó
—Entonces dime el nombre de tu progenitor o progenitora Omega.
—Mi padre no es un Omega.
—¿Cómo?
—Mi padre es Kim Seokjin, líder del clan de los vampiros.
No sabía si estaba bajo un embrujo, pero él no planeaba decirle nada de eso. Tenía prohibido revelar su origen con extraños, es más, tenía prohibido decirlo a cualquiera.
El sujeto pareció verse afectado por la respuesta, ya que retrocedió tambaleante y la parálisis en Yoongi desapareció, cayendo los pocos centímetros que lo separaban del suelo.
—No puede ser —susurró el extraño—. Él no sería capaz…
—¿Qué demonios estás diciendo?
A lo lejos empezaron a escucharse llamados altos, gritos completamente preocupados de las dos personas a las que amaba. Tenía que buscar la manera de alejarlos para que ese sujeto no los lastimara, si no se arrepentiría el resto de su vida si les llegase a pasar algo por su culpa.
Quiso gritar pero su boca fue sellada y su cuerpo paralizado nuevamente. Tan solo pudo ver las siluetas de Hoseok y Jimin antes de perder de vista el bosque, ahora estaba en otro lugar muy diferente. Era como un prado inmenso y baldío. El sujeto lo llevaba en su hombro como un costal de papas.
De pronto carpas y carpas logró ver por donde pasaban, desde su posición pudo divisar a hombres que vestían como soldados, portando armas y era extraño, porque algunos vestían de diferente color como si estuvieran divididos. De repente el sujeto se internó a lo que parecía ser una tienda de campaña mucho más grandes que las demás.
El tipo lo dejó sobre un asiento alargado con almohadones, quitándole así la inmovilización y permitiéndole hablar.
—¿En dónde estamos? —preguntó.
—¿Cómo te llamas?
—Yoon…gi.
—¿Yoongi? —el híbrido asintió y una sonrisa con hoyuelos se dejó ver en el contrario. Una sonrisa que venía acompañada de lágrimas de felicidad, y a la vez de miedo.
Varios recuerdos vinieron a su mente, muchos de ellos que intentó olvidar para que no lo lastimaran, recordando un momento en especial…
FLASHBACK...
Besaba la curva de su cintura con delicadeza, ascendiendo por el ya voluptuoso vientre que se empezaba a ver en él.
—¿Cómo se llamará?
—Dime tú cómo quieres llamarle.
—¿Puedo escoger su nombre? —los ojitos miel de su chico brillaron como dos estrellas de la mañana.
—Puedes escoger su sexo y casta también.
—¡Enserio!
—Será lo que tú quieras mi amor, tú solo pídeme y yo te hago realidad todo lo que desees.
El castaño le dedicó una sonrisa de esas que derretía su corazón, y que si estaba de pie podía fácilmente lograr que se arrodillara ante él. Lo amaba, lo amaba más que a nada en el mundo, y sabía que amaría a su bebé mucho más. Porque ese pequeño ser sería fruto de su amor con él, y le enseñaría tantas cosas.
—¿Si no te doy una respuesta, será humano?
—No será humano, solamente tomará el rumbo de la naturaleza. Será lo que la diosa luna quiera.
—Entonces que así sea. Sea niño o niña, Alfa u Omega, voy a amarla o amarlo profundamente.
—Entonces que así sea, mi amor —Besó sus labios con admiración y deseo, con ganas de amarlo en ese mismo instante.
Tomó una de sus piernas alzando la hacia su cadera con claras intenciones, pero su pequeño se apartó del beso riendo risueño.
—Ya qué yo elegí que la naturaleza siguiera su curso… tú escoge su nombre, amor.
El híbrido sonrió, con esa sonrisa que dejaba a la vista dos hoyuelos coquetos que le encantaba al humano. Era hermoso, y no sabía si eso se debía a que era de una especie superior a él, pero era la criatura más hermosa que podría haber visto nunca.
—Si es niña, se llamará Mingi, y si es niño… se llamará Yoongi.
FIN FLASHBACK...
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