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Capítulo 15

Pecado…

¿Era pecado amar a dos personas? 

Quizás sí y por eso estaba sufriendo de esa manera, teniendo merecida tal agonía. Caminando por los pasillos del castillo, sentía sus pasos pesar una tonelada, sentía un peso en su corazón y pecho, y de repente unas ganas de llorar lo consumieron. No los había visto en varios días, había pasado en su habitación encerrado sin querer saber nada del exterior, maldiciendo una y mil veces su inmortalidad. 

†††††††

Sentado en una silla frente a él, lo veía dormir apaciblemente, era lindo, hermoso a decir verdad. No podía negar que le gustaba, le encantaba. Pero sus sentimientos por Hoseok no se iban, había llorado cada segundo, cada hora porque no lo había visto. Necesitaba hablar con él, necesitaba besarlo y sentir sus brazos abrazándolo, consolando su roto corazón. 

Estaba perdido en sus pensamientos, en la agonía que sufría en vida, que a penas y se dió cuenta que el Omega había despertado luego de dormir unas cuantas horas, porque Jimin despertó poco después de ser ayudado por Hoseok. Habían tenido pláticas efímeras, pero ni siquiera se habían presentado formalmente. . 

—Hola —saludó el Omega.

Kim Seokjin le había explicado todo, no quería aceptarlo, buscó por todo el castillo a Hoseok, pero no pudo encontrarlo en ninguna parte. Quería explicarle, que supiera que no era algo que él quería, porque en el poco tiempo juntos se enamoró de él. 

—Hola —respondió Yoongi, resignado—… ¿Te sientes mejor? 

—Eso creo… 

—Mi… mi nombre es Yoongi. 

El Omega sonrió con tristeza y diversión, sabiendo que tendría que amoldarse a su alfa.

—Lo sé, alfa. 

Yoongi arrugó su nariz, no podía, no quería ser llamado de esa forma, quería a Hoseok, lo amaba a él muy a pesar que empezó a gustar del omega más allá del lazo que los unía. 

—Lo… siento. No puedo… yo no puedo hacer esto —frotó sus piernas con impaciencia, con nervios y desesperación. 

—Ey, ¿Qué pasa? 

Jimin se levantó y caminó hacia él, pero Yoongi lo esquivó impidiendo su cercanía. 

—No… no te acerques. 

Los ojos del omega se aguaron, y muy en su interior su lobo lloró ante el rechazo de su alfa. 

—Lo siento… —Entonces el híbrido entró en razón, el pequeño omega no tenía la culpa. 

Con gran arrepentimiento se acercó a él, Jimin había empezado a llorar silenciosamente y Yoongi lo estrechó entre sus brazos, no supo cómo ni porqué, pero su cuerpo empezó a sentirse diferente, y el aire empezó a llenarse de un aroma nuevo para él, un olor que desconocía y que hizo que el omega dejara de temblar en llanto.

—Perdóname, no quise herirte, bonito… solo… no es algo que me esperaba. 

—Hueles bien. —Dijo el pequeño peliblanco restregándose en su pecho. 

—Ey, ¿Qué haces?... Espera…

—Tu aroma es de eucalipto con canela, es muy rico. Me gusta tu olor, alfa  —y se aferró a su torso, abrazando su cuerpo y dejando los minutos pasar de esa manera—. Yo tampoco me lo esperaba —soltó su agarre con tristeza, siendo incapaz de sostener una mentira—. Yo… estaba intentando una relación con alguien más, él es una criatura maravillosa, y por eso me es difícil asimilar que ya no podré volver a verlo. 

Yoongi quedó en blanco ante la información, sintiendo aquello una bendición. 

—¿Lo amas?

—No lo sé… pero las últimos días habíamos estado juntos —Jimin se sonrojó—... En todos los sentidos. 

—Yo… yo también tengo una relación con alguien más, y yo lo amo. No… no puedo hacerle esto… pero tampoco soy capaz de dejarte —Yoongi sonrió con pesar y sarcasmo—. Es egoísta. 

Jimin negó comprendiendo su punto. 

—No lo es, yo también pienso lo mismo. Lo quiero a él, y te quiero a tí, y tal vez es solo el lazo que creamos… quizás si lo rompemos… 

—Podremos estar con nuestras parejas… —Concluyó el híbrido, considerando magnífica aquella idea. 

Ambos asintieron, estando de acuerdo con aquello. Sin embargo, la puerta de la habitación se abrió, dejando ver a quien sus ojos iluminaban. Con un semblante triste, con la mirada perdida y llorosa. Con su cabello revuelto, grandes ojeras bajo sus ojos y el miedo en su mirada.

—Ninguno va a hacer eso. 

—Hobi —el corazón de Yoongi se aceleró al verlo. 

—Hoseok —Llamó el Omega en un volumen bajito. 

—Son destinados, no pueden romper ese lazo que los une —se acercó a paso decidido, dispuesto a romper aquella situación en la que estaban saliendo heridos, tomó el rostro de Yoongi y se embriagó por última vez en sus labios, saboreando la dulzura de sus labios en su paladar, sabiendo amarga la lejanía cuando tuvo que dejarlo—. Si tan solo hubieras sido un humano hubiera hecho de todo por hacerte inmortal, para que estuvieras a mi lado —Y sin darle tiempo a contestar, o siquiera a asimilar aquello que por un milisegundo destruyó a Jimin, quien presenciaba todo con un dolor punzante en su pecho. Lo besó, igual o con más deseo que al híbrido, sus lenguas se encontraron y encajaron a la perfección, y ambos suspiraron con pesar con la separación—. Si tan solo tu destinado hubiera sido uno de tu especie, hubiera hecho lo imposible por romper ese lazo —se separó de ambos, recibiendo miradas confundidas, perdidas—. Odienme, terminen de matar este sentimiento que arde. Necesito saber que estarán juntos y que yo solo formaré parte de sus amargos recuerdos —pronunció dejando caer una lágrima—… No pueden romper su lazo, es poderoso, y si lo hacen podrían morir. Odienme porque me enamore de ambos, porque cometí el pecado de hacerlos míos por un efímero momento de egoísmo —aquello lo recitaba con un nudo en la garganta—... Odienme por qué es el acto egoísta más bello que he cometido, y porque no me arrepiento de él. 

Ambos intentaron acercarse, pero el mago retrocedió negando. Ambos destinados quedaron anclados a su dolor, mientras veían salir al mago de la habitación. 

Hoseok se dirigió de nuevo a su cuarto, encerrándose. Dejándose caer en la cama lloró mares en silencio, dolía más de lo que pensaba, luego de varios días se sentía listo para hacer eso, pero ahora sentía que ya nada podía lastimarlo más de lo que ya estaba. 

No supo cuanto tiempo se quedó en esa misma posición, con su mirada al techo hasta que sus lágrimas se secaron y ya no había rastro aparente de sufrimiento. En su mente, nada más rememoraba los momentos con ambos, maldiciendo haber sido tan estúpido y egoísta. Seguramente Yoongi y Jimin habían quedado destrozados, pero al menos se tenían el uno al otro para reconstruirse de nuevo. Sin él. . 

Iba a cerrar sus ojos, dispuesto a que la oscuridad de su sueño borrara su sufrimiento por un momento, pero la puerta fue tocada con determinación. No quería atender, ni pensaba hacerlo, pero la insistencia del llamado lo hizo levantarse, y caminar con la poca luz que ofrecía la chimenea de su cuarto. Abrió, esperando encontrarse con Jungkook y Tae, o a Seokjin, pero en cambio frente a él estaban ambas razones de su vivir. 

—¿Qué hacen aquí? 

No dijeron nada, ambos entraron al mismo espacio de Hoseok, haciéndolo retroceder con nerviosismo. 

—Hoseok… —ambos hablaron al mismo tiempo, como si tuvieran planeado aquél acto, desestabilizando su mente. 

—No hagan esto —sollozó con fuerza—. No me hagan esto, no soy lo que merecen. 

Sabía en sus miradas sus intenciones. 

—Te amo, Hobi. No puedes dejarme así… 

—Yoonie…

—No puedo decir lo mismo aún —dijo Jimin—… pero sé que mi alfa no estará feliz sin tí, y yo tampoco estoy dispuesto a dejarte, porque si bien el sentimiento no es fuerte, permaneces aquí. —pronunció Jimin, tocando su pecho. 

—No —dijo dijo con voz temblorosa—. Ustedes no… 

—Déjanos estar contigo —dijo Yoongi, ambos destinados avanzaban lentamente hacia el mayor 

—No los merezco… no a ambos… 

—Déjanos decidir qué es lo que merecemos y qué no. —Coincidió Jimin con los planes de su alfa, sería nuevo para cada uno de ellos algo así, pero estaban dispuestos. 

El retroceso de Hoseok acabó cuando sus piernas toparon con el diván pegado a la cama, cuando calló sentado en él y no pudo hacer más que ver como esas dos hermosas criaturas se acercaban a él con ojos chispeantes. 

Yoongi se acomodó a su lado y sin previo aviso juntó sus labios, introduciendo su lengua en la boca del mago, sintiéndose satisfecho de poder sentir calma en su corazón. Las manos ágiles del pálido iniciaron a quitar botón por botón su camisa. Hoseok no quería hacer nada para apartarlo, se sentía bien, muy bien. Las manos de Jimin recorrieron sus piernas, deteniéndose justamente en el borde de su pantalón, el cuál quiso bajar.

—Jimin… —quiso impedir la acción del Omega, pero Yoongi fue quien tomó su mano y volvió a besarlo. 

—Shhhh, déjalo que haga lo que quiera. 

Hoseok estaba a punto de entrar en pánico, Jimin había quitado sus pantalones de un jalón, dejándolo desnudo con la obvia erección frente al chico. Este la tomó con su mano llevando ráfagas de placer por todo su cuerpo. Las lengua de Yoongi se introdujo en su boca explorando cada centímetro de ella, gimiendo en la boca del híbrido cuando el omega apresó con sus labios todo su pene, subiendo y bajando mientras era espectador del lujurioso beso que compartía su alfa. . 

Hoseok se apartó de los labios de yoongi para prestar atención en sus ojos, los cuales habían cambiado a un verde con finos, muy finos destellos en amarillo. Acarició su mejilla y sonrió viendo la sumisión en sus ojos. 

—Ven aquí, hermoso. Quiero chupartela. 

Kim obedeció, desnudándose y quedando de rodillas al lado de él, siendo que su miembro se vió envuelto en su cálida boca. Jadeó hacia el techo, con sus piernas temblando y sintiendo cada cierto tiempo espasmos en su vientre. Hoseok se apartó ayudando a Jimin a levantarse y que este se desnudara por completo. Dejando ver la marca que recorría toda su pierna, pasando por su cintura y muriendo entre medio del pecho de Jimin, propia del lazo y marca que habían creado él y Yoongi como los destinados que eran. Y por ese momento agradeció que así haya sido. 

—¿Están seguros que esto es lo que quieren? —temiendo la respuesta, el mago aguardó antes que ambos contestarán afirmativamente. 

Hobi atrajo al Omega hacia su regazo, quedando este encima de él, con su labio preso de sus propios dientes recibía por completo a Hoseok. Por otro lado, el alfa veía con deseo como el hombre al que amaba poseía a su Omega, y eso lejos de molestarle le estaba gustando mucho. Con una idea morbosa en mente, Yoongi se posicionó detrás del Jimin, dónde se podía ver a la perfección como el miembro de Hoseok se perdía entre sus glúteos. 

Los hizo detenerse a ambos, con una sonrisa observó al mago, quien comprendió las intenciones del alfa. Yoongi introdujo el primer dedo, recibiendo un chillido de parte del Omega. 

—Alfa… ¿Qué… qué hace? 

El segundo y luego un tercer dedo se colaron a la entrada de Jimin, aún sin permitir que Hoseok saliera de él, pues el objetivo era dilatarlo lo más que se pudiera para que los recibiera a ambos. 

—Relájate, cariño 

Yoongi se dedicó a besar su cuello, espalda y hombros, mientras que Hoseok acariciaba sus piernas, y alzándose hacia él, tomó en su boca uno de sus pezones, chupando y mordiendo ligeramente ambos. 

Las sensaciones para Jimin eran maravillosas, indescriptibles, pero necesitaba más de esos hombres que lo estaban poseyendo con dolor, deseo y urgencia. 

—Alfa… va a doler 

—Solo al principio, mi amor. ¿Confías en nosotros? —Jimin sin dudarlo un segundo asintió jadeando—. Perfecto, porque seríamos incapaces de lastimarte. 

Yoongi acercó su miembro y se alineó, Hoseok al sentirlo atrajo al Omega hacia él para besar sus labios, este gemía en su boca, sin tener conciencia de sus propios sonidos que resultaban un afrodisíaco para ambos hombres que estarían dentro de él al mismo tiempo. Los gemidos y jadeos se convirtieron en un grito de dolor. Aquello dolía, dolía mucho y eso que nada más había ingresado la mitad. 

Yoongi tubo que parar hasta ahí por un momento, la estrechez y sentir su miembro rozarse con el de Hobi era una deliciosa tortura, y el castaño estaba igual o peor que los otros dos, maldiciendo en sus adentros por lo bien que se sentía. El híbrido siguió empujando, hasta que al fin entró por completo. Jimin pidió parar un momento, con sus piernas casi fallando. Su alfa lo sostenía desde atrás, comprendiendo que eso era demasiado para él. Mientras tanto, se habían sumergido en besos y caricias para distraer al pequeño rubio, pero este pronto giró sus caderas, buscando y logrando que ambos gimieran y obtuvieran como señal que podían iniciar. 

Las embestidas empezaron suaves, pero a medida que se iba adaptando a tenerlos dentro pedía más y más entre susurros, hasta que ambos tocaron a la vez ese punto que lo hizo enloquecer y perder la poca cordura y vergüenza quedaba en su ser. 

—¡Más! O por la diosa luna… ¡Así!

—Vas a matarnos, bebé —gruñó Hoseok, apretando con sus manos sus caderas. 

—Maldición. No se atrevan a detenerse… no paren, no paren. 

—Jimin… Oh cariño, no hagas eso. 

Pero era incontrolable, el Omega estaba a punto de terminar, y sus paredes anales se contraían apretando más a ambos, llevándolos a un éxtasis inigualable. Mientras Jimin maldecía a través de su orgasmo entre gemidos altos, mago e híbrido terminaban al mismo tiempo en el interior de él, en completo trance. Siendo que los fluidos lo hicieron sentirse aún más lleno e incapaz de sostener tanto dentro suyo, el semen de ambos empezó a escurrir hacia afuera. 

Hoseok fue el primero en salir, pero para ninguno había sido suficiente ese encuentro. Por lo que, en negación a terminar con eso. Yoongi cargó al Omega y se adentró a la gran cama de suaves sábanas. Acostándolo de frente a él volvió a penetrarlo, empezando con embestidas fuertes pausadas que hacían gritar al Omega. Hoseok se levantó, observando la escena, volviendo a ponerse duro con tan solo eso. 

Hoseok avanzó hasta quedar detrás de Yoongi y apartarlo de encima del Omega. 

—No te detengas. —ordenó el mago con voz dura, Yoongi siguió embistiendo a Jimin, está vez con su espalda pegada al pecho de Hobi—. Por cómo haces gemir a tu Omega, creo que follas muy bien, cariño. 

—Él es nuestro. 

—Exactamente, ahora ambos me pertenecen. Y yo a partir de hoy seré su fiel esclavo. 

—Hobi —murmuró en forma de súplica, sintiendo el pene de él rozar sus piernas. 

—¿Debería? —preguntó con una sonrisa ladina, provocando al alfa. 

—Por favor. 

Jimin estaba expectante a lo que pasaba, se sentía sobre estimulado al estar siendo poseído por su lfa, y a la vez viendo como este se portaba sumiso por Hoseok, con la misma mirada que él tenía hacia ambos. Era como si cualquier instinto de poder cayera al recibir una mínima orden de parte del mago. Y no era para menos, porque era lo mismo que Hoseok provocaba en él.

Hoseok sostuvo la mandíbula de Yoongi, para que  no pudiera apartar su rostro de la dirección en donde estaba el Omega expectante, y en ese mismo instante Hoseok se abrió paso en su interior, sintiendo cálido el recibimiento de su estrechez natural. Muchas veces el mago se preguntó porqué era que su interior era tan estrecho, y es que la respuesta era obvia, su cuerpo no estaba para recibir, y eso era lo que hacía todo eso más excitante y en cierta forma prohibido, porque entre los tres estaban rompiendo las leyes de la biología de sus especies. Era un maravilloso pecado. 

—Mira, mi amado Jimin. Mira como tu alfa súplica tenerme dentro. 

Jimin gimió con fuerza, pues Yoongi estaba sufriendo la más dulce tortura del mundo. Estar dentro de su Omega y recibir al amor de su vida, lo cuál había provocado en él una reacción que hizo delirar a Jimin, puesto que su miembro se había ensanchado en su interior. 

—Hobi…

El mago tomó las caderas de Yoongi y embistió por primera vez, siendo que la fuerza provocó que embistiera también al Omega. Así empezaron nuevamente a perderse entre las llamas del deseo. 

Durante todo el día y noche, nadie volvió a ver ni al mago, ni al líder luna de los lobos, y mucho menos al hijo del líder del clan de los vampiros. Por mucho que los buscaran no podían encontrarlos, ni ellos ni los sirvientes. 

Habían tocado a la puerta de las habitaciones del omega y el alfa, pero parecían estar completamente vacías, ya que dentro no se escuchaba nada y al abrir estaban a oscuras, pero… en la habitación del mago había un escudo puesto para que nadie los molestara. Incluso había tenido que desaparecer la puerta y moverla de sitio para que no los interrumpieran. 

Jungkook luego de un rato logró darse cuenta, y entre risas volvió al comedor en dónde estaba cenando su Omega, y un padre preocupado por su hijo. 

—¿De qué te ríes? ¿Lograste encontrarlo? 

—No, pero créeme que está perfectamente bien . 

—¿Cómo sabes? —el alfa se encogió de hombros, no sería él quien le informara al vampiro de la nueva y muy peculiar relación entre los tres tortolos. 

—Ya te darás cuenta después. 

—Pero…

—Te prometo que no está en peligro Jinnie, déjalo ser. 

—¿Estás seguro de eso? —esta vez fue Taehyung quién dudó, ya que estaba preocupado también por los otros dos. 

—Muy seguro, mi amor. 

—Creo que debemos confiar en él. 

Jin asintió, Taehyung llevó a sus labios el borde de la copa para saborear el vino y entonces cayó en cuenta de la situación, tarde había entendido, claro ¿Qué otra explicación habría para que los tres desaparecieran a la vez?. Una risita escapó de sus labios y Jungkook se dió cuenta de su descubrimiento por él sonrojó avergonzado en su mejilla, y por el lazo entre ellos. 

—¡Ustedes dos me ocultan algo! 

Alfa y Omega rieron, la situación les parecía descabellada pero a la vez muy hermosa. SeokJin bufó, cortando con molestia la carne en su plato y jurando que descubriría cuál era el secreto que le ocultaban.

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