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Capitulo 11

Estoy en el ático, la verdad espero buscar alguna respuesta o algo en concreto que me ayude a deshacerme de Proust o Damon o como se llame pero no sé que pueda ser. Encontré unas cajas las cuales estoy buscando algo, pero la verdad estar aquí adentro en este sitio obscuro me causa terror pero no más que el. Saco todo lo que hay y lo lanzó fuera de mi visión claro que es inútil, pero me detuve cuando encontré algo llamativo.


Se llama. "Unknown"Y es un libro.


Le quitó el polvo y lo empiezo a leer, después de unos minutos analizando la lectura descubrí algo interesante es sobre fantasmas y uno en específico es un fantasma desconocido por el título, ya que puede hacer miles de cosas y convertirse en ciertas personas pero su naturaleza es tan aterradora como tan desconocida. El libro me pareció interesante, así que lo giro para ver el nombre del escritor y saber cómo dedujo todo esto, lo que encuentro a continuación me deja pasmada.


"Por:Proust Hamilton"


Tragó saliva y lo guardo ágilmente. Antes de que eso llegué, observó la marca que dejó que sigue aún ardiendo, y la sangre sigue igual de viva. Lo detallo con curiosidad el por qué y para que lo hizo, necesito una respuesta, Preston. Tomo mis cosas y salgo de prisa de la habitación para ir a casa de Preston, no dejo nota o mensaje y me apresuro a ir, sigo por el camino de tierra, hasta que por unos minutos me encuentro perdida observó al rededor y no encuentro nada así que decido seguir, este es el problema al ir hacia el. Después de unos minutos escucho unos pasos así que me detengo. —No deberías ir por aquí...


Una voz masculina me hizo erizar la piel y si tiene razón, podría ser algún asesino en serie. Me giro lentamente.—¿Ah...tu?—El sonríe.


Es el hermano mayor de Preston. Se acerca unos pasos, yo retrocedo dos, quizá por qué luce como esos psicópatas de las películas. —Tranquila, no te haré daño a menos que me lo pidas. —Guiño un ojo.


—Ja. ja. —Río incomoda y evito mirarle.


Vuelve a emprender su camino. —Vamos, es por aquí...


Informa y empieza a caminar. —¿Esperas que confíe en ti?—El se detiene pero no se gira.


—O es en mi o en el sujeto que te persigue justo ahora...


—¿Cuál suje....?—Antes de que termine y me gire a ver, toma mi brazo y jala de el.


Quizá no me opondría pero algo extraño sucede, la marca que hizo Proust, empezó a arder. Tanto que parece que me sacaran el hueso. Tanto como una quemadura con fuego, cuando no pude soportarlo me solté bruscamente de el.


El se gira a verme extrañado. Pero solo cubro mi brazo para que no pueda notarlo. —Me lastimas...


El asiente. —Lo siento.


Me sobó el brazo le sigo en silencio, pero la curiosidad me pica así que miro la herida, este brilla como si la marca se hiciera más profunda y duele, duele tanto. Cuando llegamos el abre la puerta. Y grita el nombre de Preston a todo volumen, mientras que el me deja entrar y luego desaparece por la cocina, Preston baja con un montón de papeles. —Miley, que bueno que te veo...


—Si igual yo. —Respondo.


—Necesitamos hablar. —Decimos al unísono y su hermano se asoma con gesto confundido y sonriente.


Preston toma mi brazo e igual jala de el. —Ustedes suelen hacer esto siempre. —Replico al sentir el tirón y que no responda nada.


Pero ignora mi comentario. Cuando estamos adentro de su habitación el empieza a hablar. —Escucha descubrí algo,resulta que la llegada de los Hamilton a la casa vieja, no fue coincidencia ya que Proust Hamilton era un escritor y su próximo trabajo era investigar la casa pero el, ni su esposa sabían las consecuencias antes de que el desapareciera termino un libro y lo escondió para que nadie lo encontrara más bien, su esposa lo escondió por ordenes de el...


—Y cual es el libro. —Musite.


—Se llama El libro de lo desconocido. Y narra demonios desconocidos. Se dice que son tan desconocidos que causa que el fin llegué,cuando todos esos salgan a la luz, Dios enviara un ejército de angeles guerreros para destruirlos y proteger a la tierra, bueno solo hasta el día del juicio final o el fin del mundo, para mantener el orden, después de eso...todo será un caos y un terror. Esto se conocerá como The fall's, una guerra entre angeles guerreros caídos del cielo y demonios desconocidos.


Abrí la boca impactada y mis cejas se alzaron hasta el cielo. —¿Y de donde sacaste todo eso?¿que hay con el libro dark?—El tuerce la boca.


—Es es...El libro que el escribió, es una guía dónde narra a detalle cada ente de este mundo desconocido. Ya que, los que existen en el mundo que son tres no tiene información detallada en su caso este libro tiene la forma de deshacerte de los fantasmas desconocidos. Y tambien de un sitio web, debemos encontrar el libro, por qué...cuando ellos salgan, esto se volverá terrorífico, sera como una guerra...solo los que sabemos estaremos en peligro. —Advirtio preocupado.


Trague saliva angustiada debatir entre decirle o no lo sucedido. Observó la marca. —Preston. Digamos que conseguí la llave que necesitamos pero...


—En serio¡genial!¿donde esta?—dice emocionado.


—Tuvo un gran precio...—Saco la llave y con el brazo lastimado se la enseñó, el observa mi brazo y sus ojos se abren asustado.


—¿Que es eso?


—No se, lo hizo Proust.


El se lleva ambas manos a la cara y se lo frota nervioso. —No, no, no...—Formula. —Escucha Miley, este símbolo lo hizo para algo terrible.


—Para que...


No quiero escuchar nada de lo que diga. —Es...una marca para poder tocarte, como si ambos fueran humanos. Es...bastante peligrosa. Con esto tiene control sobre ti completo. —Dice asustado.


Tragó saliva una vez más. El observa mi brazo sin tocarlo y dice sin mirarme. —No dejes que nadie te toque o podrán lastimarte.


Asiento lento. —¿Por qué?


—Por que es como si fueras de su propiedad.


/ / / /


Después de haber ido con Preston, decidió que no podría dejarme vencer por una cosa así, así que conseguí la llave, estoy de pie con ella en la mano frente a la puerta decidiendo en entrar o no. Cuando me armo de valor, introduzco la llave.


Y está cruje al abrir.


Encuentro una habitación simple  horrenda, es como si recientemente hubiera sucedido un asesinato, un olor a cadáver, me hace provocar arcada, pero continuo, observó las paredes son un color blanco desgastado casi gris, con unas inmensas manchas de sangre como si alguien hubiera sido torturado, hay pequeño grilletes en la pared por lo menos cuatro, y en medio. También el suelo tiene una gran mancha roja, mientras que el resto se ve viejo,y deprimente, es tan frío igual que afuera. Dejo de respirar normal ante el terror y lo nauseabundo que se ve, al igual que la habitación de un psicopata o un asesino serial.


Avanzó unos pasos y empiezo a buscar lo que necesito, el libro. Busco en los cajones, debajo de la cama, intento buscar en la madera si hay algo oculto pero después, aparece Demon.


En su forma terrorífica. Y no es nada bonita en su caso es una silueta humana pero inestable es una sombra negra, grande que oscurece todo a su paso. Su boca no se ve solo unos dientes grandes afilados con una sonrisa macabra como el gato de Alicia en el país de las maravillas, sus ojos son rojos y alargados hacia sus orejas, y sus largas garras. Da más miedo así.


Me detengo, esperando a hablar con él pero está vez es diferente, se abalanza sobre mi como un perro rabioso, y me toma del cuello sus largos y afilados dedos me provocan escalofríos, el me eleva del suelo y luego me arroja lejos de la cama, mi espalda choca contra la pared y escucho algo crujir luego caigo al suelo, con un quejido. Todo me duele pero debido al impacto no identifico el lugar, es como si mi espina dorsal se hubiera roto por completo.


Cuando intento incorporarme lento y aturdida. El se acerca a paso veloz. —Por fa...


No me deja terminar cuando, vuelve a tomarme y está vez me arroja, en la cama. Es como si no pudiera moverme como si estuviera atada, luego empieza a hacer cortes por todos lados, el no esta...solo esta eso terrorífico, es Damon, empieza hacer cortes por cualquier lado, finos y no profundos yo empiezo a llorar del dolor, y pataleo para liberarme, hasta que...Me vuelve a tomar del cuello pero hago un esfuerzo por hablar.


—Proust. —Musito entre llantos pero eso no reacciona.


Cuando termina, puedo liberarme y intento arrastrarme lejos de el, pero toma mi tobillo y empieza a jalar de el, lento y doloroso, mi espalda antes cubierta por el suéter de invierno se enrolla hasta arriba de mi espalda y la madera vieja y desgastada me raspa la espalda, duele como nada en la vida, luego va dejando libre unas parte de mi abdomen. Me arrastra hasta el ahora estoy en el suelo eso se aproxima sobre mi impidiendo que me levanté y corra lejos de aquí, hasta que levantó mis brazos para rogarle que se detenga y entonces lo ve...el símbolo.


Esos ojos vibrantes rojos resplandece, y en cuánto notan el símbolo, se esfuma. Aturdida, con la respiración entrecortada y un llanto increíble, reacciono de golpe y me arrastró hasta la salida, una vez ahí, empiezo a llorar sin control, la puerta cuando estoy afuera, se cierra de golpe.


Observó las cortadas que hizo, y noto la sangre, cuando termino de llorar y de tranquilizarme, me dirijo al baño para tomar el botiquín y cerrar todas las heridas que dejó. En total fueron seis. Mas la de la espalda. Después sigo dándome una ducha, aún temblando, ahí dentro me deslizo y me abrazo a mi misma tratando de tranquilizarme.


Y dejo salir todo el llanto. Al terminar me pongo de pie y saco el botiquín con todo, las marcas en la espalda siguen, busco a Milo por toda la casa y al encontrarlo. Lo veo en el sofá estirado leyendo algo. —Milo. —Le llamo. El levanta la vista hasta a mi, cierra el libro de golpe y se acerca a tocarme la cara.


—¿Que te paso?


—Nada, me ayudas tengo algo en la espalda.


—¿Que es?


—Solo ayúdame.


El asiente no muy convencido. Pero lo llevo a la habitación, giro y le muestro la espalda. —¡Jesús!—Exclama asustado. —¿Que te paso?


—Entre a la habitación sellada.


—Ya veo...ven, déjame ayudarte. —Con cuidado se acerca y abre el botiquín, me quitó el suéter y el detrás de mi, sube mi camisa por la espalda y empieza a curar mis heridas como de pequeños.


Siempre que yo tenia un accidente pequeño Milo, siempre estaba ahí para mí. Recuerdo todas las veces que puso vendidas en mis rodillas y sonrío nostálgica, el presiona todo el algodón en mi espalda este arde demasiado pero de tanto dolor ya no siento mucho. —El amor fraternal...—Alguien habla.


Es Proust, no le miro por que estoy muy molesta con el. —¿Y tú?¿dejaras que te siga tocando?¿quieres que vuelva a castigarte?


—¿Que?—Ladeo la cabeza a Proust.


El esta cruzado de brazos mirándome molesto.—¿Que?—Pregunta Milo.


—Nada.


—Te castigue por entrar, así que cada vez que desobedeces te castigaré así, nena.


—¿Y no hay otras formas?¿no podrías advertir antes?


El se encoge de hombros. —Lo hago,no lo entiendes. Debo ser duro contigo.


—Vete, no te quiero ver.


—No vuelvas a provocarme Miley, por que puedo ser aún peor.


—¿Y ahora que harás me destriparas?


—No, eso no es mi estilo pero puedo hacer otras cosas. —Se acerca.


Pero Milo se interpone en la vista. —¿Con quien hablas?


Levantó la vista hasta el, luego la bajo a el fantasma y ya no esta. —Con nadie.


—¿Segura?


—Si.

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