Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 24

Después de lo que hizo con esas personas en el bosque, mi hermano produce en mí un miedo inquebrantable que no me hace quererlo muerto, pero sí huir de él. Por lo tanto, aprovecho el momento después de decirme esas palabras con la voz que tanto he escuchado en mi vida, para darle con el codo en el estómago. Emite un quejido deformado, demoníaco que en ningún momento podría haber sido producido por un humano, pero trato de ignorarlo para correr lejos de allí.

—No vas a escapar, impostora —vuelve a decir con esa voz deformada que quema mis oídos.

Acorde al significado de su frase, algo me agarra por los tobillos antes de poder aferrarme al barandal de las escaleras. Caigo al suelo con un golpe sordo y un grito ahogado por mi propia saliva y nervios. De pronto estoy boca arriba mirando hacia las sombras, como su silueta se mueve extraordinariamente sin parecer que toca el suelo mientras unos dedos largos con una contextura infernal parecida a ramas secas de los árboles, sujetan mis piernas y se van extendiendo hacia arriba cada vez más, a la misma vez que me succionan hacia la oscuridad.

—¡No! ¡Suéltame! ¡Ayuda por favor! —aferro mis uñas a la madera del suelo para intentar parar, pero lo único que consigo es deteriorarme los dedos—. ¡Suéltame!

Sus dedos horribles como espinas que ahora rodean mis muslos, atraviesan la tela de mi pantalón y perforan la piel bajo ella. De mi boca sale un aullido de dolor al no poder evitar que vayan cada vez más ondo en mi carne. Los pasillos vuelven a alargarse de una forma sobrenatural y el olor a muerte y desolación se hace más fuerte, de un momento a otro vuelvo a estar en sus brazos, ahogándome en lágrimas mientras presiona su agarre por medio de mi cabello. Rodea mi cuello con mi brazo, comenzándome a asfixiar de una forma parecida a como lo hizo Deven allí adentro.

—Shh, Heath, no hagas ruido o las sombras nos consumirán —vuelve a soltar su aliento frío en mi oído—. ¿Crees que te va a proteger? Te equivocas, nadie te puede proteger de mí, lo único que vas a hacer es dañar a los que están a tu alrededor para sufrir más, sin poder acabar con tu dolor.

—No... —no logro decir más por la falta de aire.

—¿No qué, impostora? ¿O debería de decirte hermanita? Ehm... Creo que no, pasará igual que con mamá, solo que ese no era su destino, pero el tuyo sin duda sí. ¿Qué te diré? Los hilos del destino son una perra, pero ten cuidado de que no los corten, el caos se desataría hasta en el submundo.

Susurra lo último y me deja caer en el suelo de rodillas y tosiendo para que el aire vuelva a circular podría mis pulmones. Una vez ya consciente de que debo salir de aquí, me levanto y corro escaleras abajo. Las lágrimas nublan mi visión sin permitirme ver que voy a chocar al llegar al segundo piso. Con el dorso de la mano me limpio los ojos y lo observo a la cara, su expresión es de preocupación y preguntas reflejadas en sus ojos.

—Heather rayos, ¿qué pasó?

—Caiden... Él.... Estaba ahí —me lanzo a sus brazos y dejo que me rodee con ellos para poder llorar.

—¿Qué? ¿De quién me hablas?

—Robyn, mi hermano...

♦♦♦

Las notas han cesado desde ese encuentro que no me atrevo a recordar, pero el temor aumenta cada vez que veo a través de las ventanas o incluso en las profundidades del bosque. Siento como si me estuviera acechando, como si esperara el momento oportuno para salir de la oscuridad y matarme. ¿Cuándo Robyn cambió conmigo? Es decir, él siempre tuvo problemas con todos a su alrededor, pero yo era su apoyo, su confidente, su cómplice, y de repente quiere asfixiarme y usa palabras enigmáticas para confundirme. Desde la primera nota consciente, supe que no era él, no... desde ese momento en el bosque, es diferente.

Por otro lado, evito estar demasiado tiempo cerca de Rose o cualquier otro residente del hotel que se haya visto implicado en esa atrocidad. Mi alejamiento incluye dejar los encargos fuera de sus respectivas habitaciones sin siquiera tocar la puerta y poner cualquier excusa para evitar sentarme a la mesa con ellos, sospechosamente comiendo en mi dormitorio. Agradezco que pocas veces mi tía se encuentre presente para que así no me bombardee con preguntas por mi extraño comportamiento. Caiden me ha recomendado que actúe como si nada para no levantar sospechas, pero en cuanto veo a alguno de esos... malditos, siento la necesidad de huir de allí para no desgarrarlos.

Con mi objetivo de estar a kilómetros de esta gente, ni me he acercado nuevamente al ático endemoniado para darle tiempo. No le tengo miedo, no sé por qué no me importa que me pueda hacer daño, solo quiero que deje de sentir estas emociones negativas hacia mí. Es que, ¿qué rayos le pasa? ¿Por Caiden? ¿Lo que oí que estaba discutiendo con su madre?

—Heather, ¿qué tal? Hace rato que no te veo en las cenas, ¿va todo bien? —pregunta Gemma sorprendiéndome desde atrás, mi vista solo viaja a sus brazos vacíos de forma inusual.

—Hola, Gemma. Todo está bien, no tienes de qué preocuparte. ¿Dónde está tu bebé? —disimulo mi sonrisa lo mejor que puedo como para que parezca una pregunta casual.

—Se ha dormido recién, no tienes ni idea de lo que me costó hacerlo dormir —sonríe en un suspiro.

—¿No durmió anoche que hoy lo hace tan temprano?

—Yo tampoco lo pude hacer, ¿sabes? Ayer... Habían sonidos raros por todo el techo, golpeando una y otra vez. Hasta creí ver algo deslizarse por la ventana, pero solo lo dejé como alguna alucinación por el sueño, ya sabes...

—Dios —tapo mi boca con la mano, recibiendo una mirada desconcertada por su parte—. Gemma por favor escucha lo que te digo, coge a tu bebé y lárgate de aquí, ahora.

—Heather... ¿Por qué lo dices? Recuerdo que la primera vez que nos vimos, mencionaste eso, pero no entiendo. Además, no tengo otro sitio al que ir.

—Cualquier sitio será mejor que este, créeme. Aquí suceden cosas... que no puedo describir en este instante y que mucho menos puedo confesar. Solo te diré que no tienen preferencia, no les importa que sean niños, adultos o siquiera perros. Elige si creerme o no, pero piensa en la seguridad de tu hijo —observo en sus ojos como repasa cada una de mis palabras.

—¿A dónde voy a ir con mi hijo? ¿Y si él nos encuentra? Hay muchos riesgos de...

—Vaya con el sheriff, él actualmente asume el puesto de alcalde y estoy segura de que no se negará a ayudarte. Por favor.

—Eh... De acuerdo, Heather, lo haré. ¿Está bien si me marcho mañana? Hablaré con Rose y pagaré por el tiempo que me he quedado en el hotel —se muerde el labio inferior con un poco de nervios.

—Genial, le avisaré al sheriff Walsh, no tienes de qué preocuparte —exhalo con un rastro de paz.

Un peso menos de encima me había sido quitado al saber que se irían de aquí pronto. Los eventos que Gemma relata que ocurren en su habitación, solo pueden ser indicios de que algo malo va a pasar. Me da muy mala espina, agregándole el hecho de que en menos de dos semanas será primero de septiembre y también día de mi cumpleaños, cosa que resalta en mayúsculas la palabra “peligro” para esta mujer y su bebé. Mientras más pronto estén lejos de aquí, menos riego corren y más tranquila me siento.

Subo a mi habitación para tener privacidad e informarle al sheriff Walsh, pero no está sola del todo: mi tía se acomoda su abrigo para salir.

—Oh tía, pensé que no llegabas hasta más tarde.

—Sí, ese era el plan, pero digamos que... salí más temprano. De todas formas, ya voy de salida, parece que el jefe no está conforme con mi trabajo de hoy —suelta una risa nerviosa y se encamina hacia la puerta.

—Tía —la detengo por el antebrazo—, sé acerca de tu trabajo y quiero que sepas que si me lo hubieras dicho antes, no me enfadaría, me gustaría que confiaras en mí.

—Oh Heather, ¿cómo te enteraste? —me toma de las manos con una expresión avergonzada.

—Eso... no importa, como sea, yo me lo estaba sospechando desde antes. Tus turnos hasta altas horas de la noche...

—Te prometo que será la última noche. Hablé con Finn Marty y es posible que para la próxima semana tenga un trabajo decente en una de sus cafeterías o en la lavandería del pueblo —da una sonrisa confortable que me da esperanzas de un futuro mejor.

—Eso suena genial, tía —sonrío abiertamente—. Pero no quiero que me vuelvas a mentir, ¿vale? Aunque parezca una niña, puedo asimilar las cosas mejor de lo que tu crees y además eres la única familia que me queda, debemos de permanecer juntas.

—Heather, has crecido mucho desde que llegamos aquí. Cada vez te pareces más a tu padre —toca mi rostro maternalmente—. Esos ojos azules como los suyos, tan puros como jamás los ví en tu hermano —su mención me eriza la piel—. Tienes que aprovechar esa pureza que hay en ti, Heather, no seas como él.

—Jamás podría, tía. ¿Por qué dices eso?

—Eso dicen todos, pero llega el punto en que no puedes diferenciar el bien del mal —sonríe levemente—. Como sea, olvida las tonterías de tu tía loca, me iré de una vez —pasa la mano por mi cabello como despedida.

—De acuerdo. Ten cuidado en ese trabajo, nunca sabes con los tipos que te puedes encontrar.

—Lo tomaré en cuenta, cariño —abre la puerta y se detiene antes de cerrarla para decirme algo que posiblemente se le olvidó—. Y ese chico Caiden, en sus ojos cuando te mira, veo más que la chispa adolescente —me guiña un ojo y sale.

Me tomo un tiempo para acordar todo con el sheriff, al cual no le importa que Gemma se quede en su casa bajo su cuidado hasta que consiga algún lugar seguro. Luego me pongo a ordenar nuestra ropa que traje ayer de la lavandería, es un buen pasatiempo cuando se quiere pensar poco. Abro y cierro gavetas buscando la clasificación de ropa según como mi tía las coloca, es el turno de colocar algunas prendas en la mesita de noche a la izquierda por falta de espacio en la cómoda. Mi teléfono sonando desde la cama, me detiene de guardar la última prenda. Un trueno resuena en el exterior llegando a sobresaltarme con la inminente lluvia.

—Dime, tía, acabas de irte... —contesto al teléfono extrañada, mientras observo caer la lluvia tras el cristal de la ventana.

—Heather, escucha —escucho su voz temblorosa detrás del teléfono.

—¿Qué pasa? ¿Estás bien?

—No importa eso ahora Heather, por favor escúchame. Debí de decirte esto desde hace mucho tiempo, incluso pensé en decírtelo recién cuando hablamos de confianza, eres lo suficientemente madura para sobrellevarlo. Siento habértelo ocultado, pero ya es demasiado tarde, espero que me perdones...

—¿Qué dices, tía?

—Robyn es peligroso, no es el mismo, ni siquiera está enfermo, pero se aprovecha de las características de su enfermedad mental para actuar acorde a ellas. Todo lo que dice tiene un significado, la clave de sus palabras se refieren a toda la verdad que él sabe, la que lo ha vuelto un monstruo —su respiración se oye cada vez más agitada, ¿está corriendo?—, él no nació así Heather, lo crearon. La presión de ser alguien que el destino puso en su camino, lo hicieron actuar de esta forma para complacerlo, verse bien ante sus ojos, ¡actuar como él! —emite un pequeño quejido como si hubiera tropezado con alguien o caído.

—¿Él? ¿Quién es él, tía? —silencio—. ¿Dónde estás? ¡Por Dios, responde!

—Solo no lo culpes, nada es su culpa, Heather. Lo único que quiso fue vengarse de quienes lo engañaron, de los impostores y recibir el reconocimiento... —un golpe o algo parecido—. de quien nunca le mintió... —otro sonido extraño y luego solo el silencio de la lluvia y el viento.

—¿Tía? ¡Tía! ¡Díos mío! ¡Háblame! —comienzo a caminar de un lado a otro por la habitación—. ¡Maldición! —se escucha otro ruido brusco seguido de un grito, cuelgo inmediatamente.

Hará una media hora que salió del hotel, no debe de haber ido muy lejos del bosque, por decir que posiblemente ni siquiera haya llegado cerca del pueblo. Cuando se despidió sentí algo extraño, como si ella ya supiera que algo iba a pasar, ¿por qué no me lo dijo antes? Aunque no pudo decir algo que ya yo no sospechara de mi hermano, recuerdo cuando Robyn mencionó a ese “él” que le estaba haciendo daño, pero mi tía lo dijo como si fuera su ídolo o algo por el estilo. Como sea, estoy demasiado nerviosa en estos momentos como para ponerme a atar cabos, cuando lo que por impulso debo de hacer es ir a recorrer el sendero del bosque en busca de mi tía.

Con las manos temblorosas me coloco el abrigo sin mucho cuidado para bajar las escaleras prácticamente corriendo. A esta hora estarían en mitad de la cena, pero poco me importa que les alarmara, pues toda esta mierda ha sido por su culpa y sus malditos secretos. Choco con la lluvia imperiosa a penas bajar el porche para ir corriendo a la oscuridad del bosque. Escucho algunos murmullos detrás de mí y la voz de Caiden llamando mi nombre, no miro hacia su dirección para suponer que ya viene tras de mí.

—¡Heather! —lo ignoro.

Marco al teléfono de mi tía para escuchar su tono a través del bosque y encontrarla más fácil. Pasan segundos, minutos y nada, siento que estoy caminando en círculos, pienso que el móvil se ha averiado con el agua, es lo único que me queda por pensar. Hasta que un ligero timbre se escucha más adelante a la par que Caiden llega a mi lado.

—¡Heather, maldita sea! ¿Qué rayos haces aquí? ¡Estás empapada! —lo mismo digo de él con su cabello oscurecido por el agua.

—¡Mi tía, Caiden! Algo... Algo le ha pasado. ¿Escuchas? Es su teléfono, Dios —corro en esa dirección—. No...

Veo su cuerpo tirado entre el lodo que se ha formado, me lanzo de rodillas a orilla suya para hacer su cabello oscuro a un lado, descubriendo su rostro rasgado con tres heridas superficiales, como si hubieran sido hechas por las garras que me atraparon en el ático... Mis lágrimas se mezclan con las gotas de lluvia y caen en el torso también herido con las mismas marcas, pero esta vez más profundas. Noto que una de estas heridas comienza en su hombro siguiendo el patrón de su rostro y se entierra en el área del corazón, donde más borbotones de sangre rodean el panorama.

—No me dejes aquí... —suplico aunque ya sé que es demasiado tarde—. Eres la única familia que me queda... —al menos cuerda—. Por favor, no...

Levanto la mirada unos segundos y otra vez veo ese movimiento sagaz por entre las ramas, fue él. El monstruo que según mi tía, fue creado.

—Vamos Heather, levántate. Llamemos al sheriff Walsh.

♦♦♦

Después de contarle lo necesario al sheriff, quedó decidido que le echarían la culpa a algún animal salvaje, por supuesto estuve en contra, pero repitió que no me inmiscuyera en los asuntos policiales por la estupidez del peligro, y más peligro que se corre haciendo como que todo está bien. Caiden no se ha separado ni un momento de mi lado, llenándome de calor por la helada lluvia a la que nos expusimos. En el vestíbulo hay todo un alboroto por la interrumpida cena, el odio se refleja en mi mirada a todos ellos, en especial por Rose, quien entabla de su hipócrita forma, una conversación con Gemma.

—Gemma, por todos los cielos, ¿cómo vas a exponer a tu criatura y a ti a los peligros exteriores de Reshville? —el mayor peligro reside aquí—. ¿Ves lo que le acaba de pasar a esa pobre mujer? Cualquier cosa les podría pasar, yo les aconsejo que se queden por aquí hasta que todo se resuelva —esboza su extendida y macabra sonrisa.

—Creo que tienes razón, Rose. Mi pequeño y yo nos quedaremos aquí un poco más —Gemma dirige su mirada de disculpas en mi dirección, mientras disimuladamente, la otra mujer, posa sus perversos ojos sobre mí, insinuando victoria.

Mi teléfono que se ha salvado de la lluvia por poco, suena en mis manos haciéndome abrir los ojos de golpe al ver el número de la recepción del Sanatorio Mental de Shadeview.

—¿Señorita Steinwedel? —escucho detrás de la línea.

—Sí, soy yo —respondo con voz temblorosa.

—Llamamos para informarle que su hermano ha vuelto.

_________________
Nota de autora: Annyeong! Qué tal pasan los días antes de que se termine este año? Espero que todo ok y prometo traer otra actualización antes de que se acabe el año para que no corra sangre.
Si les gustó este capitulito no olviden dejar su preciada estrellita y comentar.
Se les quiere un continente entero <3

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro